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jueves, 21 de agosto de 2014

Interrogantes planteadas por crisis social en Ferguson, Missouri ¿Cuándo está autorizado un policía para disparar a matar?

Tomado de BBC Mundo 

Ferguson: ¿cuándo es legítimo que un policía dispare a matar?


Los disparos mortales de la policía han copado los titulares de Estados Unidos en las últimas semanas. ¿Qué pasa realmente antes de que un agente dispare su arma?

Las circunstancias que condujeron a la muerte del adolescente Michael Brown en Ferguson, Misuri, el pasado 9 de agosto, todavía no están claras.

Si bien no hay dudas de que Brown fue baleado seis veces por el agente Darren Wilson, hay versiones contradictorias sobre las circunstancias que impulsaron a Wilson a apretar el gatillo.

¿Disparó de forma exagerada contra un Brown suplicante, que estaba desarmado? ¿O se defendió de un ataque violento por parte del joven de 18 años y 1,93m de altura?


Reglas claras


Cuando se trata de agentes de policía en EE.UU. y el uso de sus armas de fuego, las reglas –sobre el papel- están muy claras.

“En definitiva se recurre a disparar el arma de fuego como última opción”, dice Jim Pasco, director ejecutivo de la organización National Fraternal Order of Police.

“Sólo utilizarás el arma en una situación en que sientas que tu vida o la vida de civiles en la zona están en peligro”.

En 1982, el Tribunal Supremo de EE.UU. falló que es ilegal disparar a criminales en huida. Así, los agentes sólo pueden justificar el disparo de sus armas contra civiles si temen por su vida o integridad física.


La llegada de los chalecos Kevlar –chalecos antibalas- y otras herramientas modernas de protección le permiten a los agentes trabajar con menos miedo por sus vidas que en el pasado.

Como resultado, el número de muertes a manos de la policía bajó un 70% en 36 años, dice Candace McCoy, profesora de justicia penal en el John Jay College de Nueva York.

Sólo un pequeño porcentaje de los 500.000 agentes de policía del país se involucran en tiroteos. La mayoría se retira sin haber disparado nunca su arma estando de servicio.

Aun así, añade McCoy, los agentes tienen 600 veces más probabilidades de matar a un ciudadano que un civil, y cerca de 400 personas mueren al año a manos de la policía.

Los agentes cuentan con otras armas menos letales para amedrentar a los sospechosos

Decisiones en cuestión de segundos


Si bien no hay un estándar nacional, las reglas y regulaciones estatales sobre el uso de la fuerza letal por parte de los policías responden a una pauta similar a lo ancho de todo el país.

Los agentes son entrenados en una combinación de ejercicios de fuerza y simulacros, y deben reciclarse regularmente sobre la seguridad de las armas de fuego.

Hay ejercicios, normas y clases. Pero en los segundos antes de apretar el gatillo, nada ocurre de forma ordenada.

"El agente no está revisando mentalmente una lista de las cosas que tiene que hacer", dice Pasco. "Llegados a ese punto tiene que tomar una decisión en un instante".

El momento en sí puede llegar horas después de una situación que se ha ido agravando o puede llegar sin previo aviso.

“Hay que reaccionar a las acciones de un sospechoso. Esta es la parte complicada”, señala Robert Todd Christensen, un instructor especializado en el uso de la fuerza en la academia de policía del Kalamazoo Valley Community College, en Michigan.

“Los policías siempre optan más por la defensa que por el ataque cuando se trata de la fuerza”.

En ese punto, el agente tiene que confiar en su formación y sus instintos al tiempo que intenta controlar sus emociones.

"Hay un subidón de adrenalina y existe el síndrome del instante”, dice McCoy. "El nivel de razonamiento no es el mismo que el de quienes estamos sentados ante un escritorio pensando de forma racional”.

El entrenamiento ayuda -agrega- pero no es perfecto.

La cadena del uso de la fuerza


Los agentes son entrenados para intensificar la fuerza en respuesta a una situación en el terreno. Aquí hay ejemplos de esa cadena, extraídos de las normas del Instituto Nacional de Justicia.

Presencia policial. La mera presencia de un agente de las fuerzas del orden puede disuadir el crimen o dispersar una situación. Las actitudes de los agentes son profesionales y no amenazantes.

Verbalización. Los agentes profieren órdenes calmadas, no amenazantes, como “veamos su identificación”. Los agentes pueden aumentar el volumen y acortar las órdenes en un intento de lograr que sean obedecidas.

Control con las manos vacías. Los agentes usan fuerza corporal para hacerse con el control de una situación, ya sea agarrando y sujetando a un sospechoso o mediante golpes y patadas.

Métodos menos letales. Los agentes de policía hacen uso de tecnología menos letal para hacerse con el control de una situación, por ejemplo herramientas de impacto como bastones o porras, o elementos químicos como gases lacrimógenos.

Fuerza letal. Los agentes usan armas letales para controlar una situación. Sólo se recurre a esto si un sospechoso supone una amenaza seria para el agente u otro individuo.

Disparar a matar


Cuando los agentes de la fuerza del orden abren fuego, disparan a matar, una medida diseñada en parte para reducir el cruce de tiros.

"Se oye a personas bien intencionadas que hablan de ‘disparar para herir’ porque quieren evitar la muerte de sospechosos", prosigue McCoy. "Es una muy mala idea".

Los agentes reciben formación para hacer frente a situaciones en las que puede escalar la violencia.


Si se hiciera así, precisa, el hecho de disparar un arma sería un acto menos específico.

“Al decir que un agente de policía debe portar el arma sólo para proteger la vida, reduces los tiroteos de la policía”.
Disparar a herir es también poco práctico porque en los segundos antes de disparar el arma, el blanco puede ser cualquier cosa menos real.

“El ritmo cardiaco sube a más de 200, tienes la visión restringida, no puedes ver tu mira”, dice Christensen, en referencia a las guías en el arma que ayudan a localizar un objetivo.

“¿Dar en la rótula? No puedes ni siquiera ver una rótula”.

En lugar de eso, a los agentes se les dice que apunten a la “masa central” – el centro del torso de un sospechoso. Esto ofrece un objetivo amplio que lo más probable es que elimine la amenaza que supone un sospechoso. Y también es más probable que el golpe sea mortal.

Después de que un ciudadano es baleado por un agente, a ese policía se le abre una pesquisa interna y puede ser investigado por el gobierno federal u otras agencias externas.

En la gran mayoría de los casos, no se presentan cargos contra el agente.
Las manos en alto se han convertido en una imagen repetida estos días en Ferguson, Misuri.

Esto es en parte porque ante un caso de realidad contra percepción, al policía siempre se le da el beneficio de la duda.

“A lo mejor no estaba en peligro, pero si él razonablemente creía que lo estaba, se justifica que disparara”, sostiene McCoy.

El hecho de que ese mismo beneficio de la duda no se le dé a hombres inocentes disparados por la policía es la fuente de mucha tensión en Ferguson, incluso aunque los detalles reales del tiroteo no estén claros.

Pero incluso si nunca se presentan cargos, el oficial no se siente del todo aliviado.

“Vaya y entreviste a un agente de policía que haya disparado a alguien, se encontrará con una persona triste y dañada”, concluye la profesora. 

sábado, 24 de mayo de 2014

Golpe de estado en Tailandia, señal inequívoca de una sociedad estancada

Tomado de Estudios de Política Exterior

Tailandia, un país atrapado por su pasado


La crispación política en Tailandia ha alcanzado un punto de no retorno. En la madrugada del 20 de mayo, el ejército tailandés declaró el estado de emergencia y tomó el control de Bangkok. Niwattumrong Boonsongpaisan, primer ministro interino, aceptó la situación como un hecho consumado. Su ministro de Justicia arguyó que la seguridad es competencia de las fuerzas armadas, pero el primer ministro continuará ejerciendo el poder. El ejército, mientras tanto, ha bloqueado canales de televisión ligados tanto a la oposición como al gobierno en un intento de detener el enfrentamiento entre ambos.

El golpe de Estado, originalmente encubierto pero declarado dos días después, es la última escalada de tensión en un proceso que lleva labrándose desde noviembre. Ese mes, el gobierno de Yingluck Shinawatra trató de aprobar una Ley de Amnistía destinada a permitir el regreso de su hermanoThakin Shinawatra, magnate de la telefonía y primer ministro entre 2001 y 2006. Condenado en 2008 por un caso de corrupción, se encuentra exiliado en Dubai, pero no ha renunciado a sus ambiciones políticas. El intento de indultarle movilizó a los camisas amarillas, que se lanzaron a las calles para protestar contra el partido gobernante, Pheu Thai.

Los enfrentamientos entre la oposición y los camisas rojas, leales al gobierno, generaron tal crispación que Shinawatra disolvió el parlamento en diciembre. El 7 de mayo, el Tribunal Constitucional forzó la dimisión de la primera ministra y nueve de sus ministros por un escándalo de corrupción. El gobierno pasó temporalmente a manos de Boonsongpaisan, ministro de Hacienda. Su negativa a dimitir, como exigía la oposición desde la calle, motivó la intervención del ejército. Pero la posibilidad de un golpe militar, como observa Jake Scobey-Thal, era motivo de especulación desde hace semanas.

No se trata del conflicto entre un gobierno corrupto y la ciudadanía, aunque a simple vista lo parezca. Los camisas amarillas, cercanos a la monarquía, representan a las clases medias y altas de la capital. Su líder, Suthep Thaugsuban, está implicado en escándalos de corrupción similares a los que han demolido la imagen de los Shinawatra. El ejército, afín a la oposición, se entromete constantemente en política: las fuerza armadas han orquestado 18 golpes de Estado desde 1932, 11 de ellos exitosos. Cuentan con la simpatía de la justicia y el monarca, Bhumibol Adulyadej. Los camisas rojas, por su parte, representan el norte del país, rural y empobrecido. A pesar de que su influencia en Bangkok no es comparable a la de la oposición, los votantes de Pheu Thai son mayoría. El partido ha ganado todos los comicios dese 2006.

Giles Ji Ungpakorn, experto en Tailandia, observa que el enfrentamiento entre rojos y amarillos es en realidad una lucha de clases, en el que los segundos representan a la dominante. La última batalla en esta guerra, a juzgar por la facilidad con que el golpe de Estado ha sido ejecutado (Jatuporn Prompan, líder de los camisas rojas, ha aceptado tácitamente la intervención del ejército), supone una victoria para la oposición. Pero el principal perdedor, además del gobierno y sus votantes, es el propio país. Tailandia, una de las economías más dinámicas del sureste asiático, ha visto su crecimiento económico renquear durante el último año. El malestar económico no hará más que aumentar con el enfrentamiento político, que ya ha llevado al país al borde de la recesión. Acabar con la insurgencia malaya en el sur también reclama soluciones de consenso en un entorno estable, lo que ahora mismo supone una fantasía.

Aunque el comportamiento de los hermanos Shinawatra en el pasado no haya sido ejemplar, el principal obstáculo a la estabilidad en Tailandia es el aferramiento al poder de sus élites tradicionales. Mientras la monarquía, el ejército y los camisas amarillas se atrincheren en su postura, la inestabilidad persistirá.

sábado, 12 de abril de 2014

Dictadura venezolana es obligada a sentarse a mesa de diálogo con opositores

Tomado de El País 

El primer diálogo entre el Gobierno y la oposición deja más dudas que esperanzas

La reunión convocada por la Unasur no respondió a las expectativas que se habían generado para solucionar el conflicto político del país

 

Por Ewald Scharfenberg

 

Para decirse “unas cuantas verdades”. Portavoces importantes de los dos bandos en liza –incluido el propio presidente Nicolás Maduro- habían anunciado que acudirían al diálogo propiciado por Unasur (Unión de Naciones Suramericanas) con solo ese cometido. Después de la primera sesión de conversaciones, que se alargó durante seis horas, desde la noche del jueves a la madrugada del viernes, se puede asegurar que entre el Gobierno y la oposición venezolanas hubo poco más que eso, un intercambio de visiones en una reunión que no pareció responder a las expectativas de resolución del conflicto que se habían generado por la convocatoria.
Este viernes el presidente Maduro señaló que el debate fue "muy bueno, excelente", y que con él se ha dado "un paso crucial para la paz". En un evento público celebrado horas después de la reunión con la oposición el mandatario pidió "a toda Venezuela el máximo apoyo a los diálogos". 
Unasur y el Vaticano –representado por el Nuncio Aldo Giordano-, llamados a participar en el rol de testigos, deberán empeñar sus capacidades diplomáticas para rescatar un proceso que amenaza con diluirse en un insustancial trueque de anécdotas.
La primera jornada de las conversaciones sufrió los efectos de un factor de distorsión: como se transmitió por la radio y la televisión en cadena nacional, la mayoría de los oradores pareció hablar para el público antes que a sus contertulios. Fue el precio a pagar por una transparencia necesaria para, como aseguró en su exposición inicial Ramón Guillermo Aveledo, secretario ejecutivo de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), “vencer la desconfianza”.
Jorge Arreaza, vicepresidente de la República y yerno del fallecido Hugo Chávez, hizo a veces de maestro de ceremonias. De anfitrión hizo Maduro, reunidos como estaban los contendientes en el salón Ayacucho del presidencial palacio de Miraflores, en el centro de Caracas. El mandatario venezolano concibe estas citas como un debate y nada más, “ni negociación, ni pacto”, ha advertido. Sin embargo, el arco argumental entre sus dos intervenciones de la noche, una inicial introductoria al conversatorio y otra de cierre, expresa la degradación de la voluntad de las partes para el compromiso.
En la primera, de unos 45 minutos de duración, se mostró en un tono sosegado y condescendiente. “Estoy dispuesto a debatir todos los temas”, llegó a decir cerca de las nueve de la noche. Pero a las dos de la madrugada aparecía enfrascado en la repetición de los puntos de anclaje de la narrativa chavista para explicar la crisis actual: la guerra económica desatada por la burguesía contra la revolución, la criminalización en los medios de los llamados colectivos, la confabulación entre fuerzas externas e internas –que ya se habrían organizado en una “insurgencia armada”- para derrocarlo, y la necesidad de castigar a quienes han llamado a las protestas o a la insurrección.
“Hay tiempo para la justicia y tiempo para el perdón. Este es el tiempo de la justicia”, dijo. Su afirmación va en contra de una de las exigencias centrales de la oposición, que desea la liberación de los llamados presos políticos, incluyendo a los recientemente encarcelados tras la ola de protestas que comenzó en febrero.
El único acuerdo que cristalizó fue el de volver a verse las caras el próximo Martes Santo. Maduro comisionó a tres de sus copartidarios –el canciller Elías Jaua, el alcalde de Libertador (centro de Caracas), Jorge Rodríguez, y Arreaza- para servir como enlaces con sus contrapartes durante los preparativos del próximo encuentro.
Mientras tanto y aún con la aparente intrascendencia del primer encuentro, el sucesor de Hugo Chávez puede jactarse de haber ganado puntos claves a lo largo de la noche. Quizás el más valioso de ellos sea el descrédito en el debate del más importante rival de Maduro dentro de la jerarquía chavista, Diosdado Cabello. El presidente de la Asamblea Nacional y ex oficial del ejército –solitario representante militar en la mesa, un déficit llamativo para la delegación de un Gobierno con marcado signo castrense- divagó entre sarcasmos y provocaciones en su única intervención. Lució incómodo, como alguien que participa a regañadientes en un compromiso.
Intervinieron los diez negociadores de la MUD, y siete de los nueve registrados a nombre del Gobierno. La primera dama, Cilia Flores, y el diputado por el Partido Comunista, Yul Jabour, cedieron sus turnos en aras de una concisión que, de todas maneras, faltó. La única regla metodológica prescrita para la reunión, la de limitar cada discurso a diez minutos, resultó frecuentemente irrespetada.
En general, los hechos complacieron los deseos expresos de Maduro, quien había dicho preferir una agenda abierta para conversar. Los delegados opositores dieron la impresión de un mayor concierto en sus enfoques y temas. En particular, sus dos primeros voceros, Aveledo y el diputado por la Causa R, Andrés Velásquez, concentraron las propuestas específicas de la MUD acerca de sus cuatro exigencias: libertad para los presos políticos, desarme de los colectivos armados, conformación de una instancia bipartita para investigar los hechos violentos de los dos últimos meses, y una remodelación “equilibrada” de los poderes judicial y electoral. También propusieron que el presidente recibiera a los estudiantes, líderes de la revuelta callejera, para lo que Maduro se declaró preparado.
El próximo diálogo no será televisado; al menos, no en su totalidad. Tal vez esa nueva dinámica permita plantear fórmulas y generar espacios que no estuvieron presentes en el primero, un todos contra todos que sembró dudas acerca de su capacidad para atajar la violencia política que ya se enseñorea en las calles de Venezuela. 

sábado, 22 de marzo de 2014

FUTURO INMEDIATO PARA EL SALVADOR: CONCERTACIÓN O CONFRONTACIÓN

Tomado de esglobal
Una ciudadana a favor del líder del partido conservador ARENA protesta por las alegaciones de fraude electoral.

EL SALVADOR: ¿SIGUIENTE PARADA?

La polarización y crispación política podría llevar al país a un escenario similar al de Venezuela.
Por Ruth Ferrero Turrión

Cuando en los meses de febrero y marzo la población de El Salvador se acercó a las urnas para elegir nuevo presidente, lo hacía en un país sumido en una profunda crisis económica: un crecimiento del 1,6% anual (cuando el de la región alcanza el 4%), un déficit fiscal de más del 4,2% y una deuda del 55,3% del PIB en 2013, así como una deuda externa que se ha incrementado entre 2009 y 2013 en 3.714 millones de dólares (unos 2.700 millones de euros). Y no sólo eso, también en uno de los Estados más violentos del mundo junto con Honduras, que en estos momentos debate sobre el apoyo a la tregua de las maras iniciada en 2012. La crisis económica y las maras son los dos problemas a los que tendrá que enfrentarse el nuevo Gobierno que tomará posesión el próximo mes de junio.
Y el país votó. El resultado electoral ofreció la imagen de un país dividido. La mitad de El Salvador quería la continuidad del gobierno del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN), la otra mitad quería la vuelta a los gobiernos de Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) que dirigieron el Estado de manera continua desde 1992. Efectivamente, apenas 6.634 votos concedieron la victoria al candidato del Frente, Salvador Sánchez Cerén, el actual vicepresidente y Ministro de Educación y ex guerrillero. Sin embargo, a priori nadie parecía augurar un resultado tan ajustado. La cómoda ventaja por 10 puntos del Frente en la primera vuelta, junto con las previsiones de las encuestas electorales que elevaban a 14 esta distancia, no hacía presagiar que se tardarían todavía cuatro días más desde el cierre de las urnas en conocer al vencedor. La polémica estaba servida. ARENA, en un primer momento, comenzó a realizar acusaciones de fraude y a movilizar a sus partidarios en las calles. Sin embargo, parece que la situación se ha calmado en el transcurso de los días. Pero ¿cuáles son las razones que explican este ajustado resultado electoral?
Una de las claves fue la  movilización de ARENA a pesar de su importante crisis interna. A comienzos del proceso electoral este partido se encontraba sumido en una importante fractura interna, en pleno proceso de renovación de sus elites y, por tanto, acudía muy debilitado a la contienda electoral. Esto, junto con el convencimiento de que el FMLN ganaría en la primera vuelta por mayoría, desmovilizó a parte de su electorado. En la segunda vuelta todo cambió. Tanto el partido, como sus partidarios y sus fuentes de financiación de la clase empresarial, salieron a ganar en esta segunda ronda. Así, consiguieron remontar 439.918 votos frente a los 178.376 que sumó el FMLN. Las razones, probablemente, fueron la suma de los votos del centrista Saca.
Por otro lado, la presencia permanente del Presidente Mauricio Funes a lo largo de toda la campaña ha sido vital también para la movilización del electorado de izquierdas. Debemos considerar que la popularidad del presidente se ha mantenido en niveles del 72% y la aprobación de su gestión en el 65% hasta días antes de la elección. Esto, junto con el importante papel que ha jugado a lo largo de todo el mandato la Primera Dama Vanda Pignato en acciones sociales, ha hecho que el FMLN alcanzara su techo electoral tanto en la primera como en la segunda vuelta. Es de justicia, sin embargo, mencionar que las intervenciones más radicales de Funes en su programa de radio durante el mes de febrero podrían haber llegado a perjudicar al candidato Sánchez Cerén, dada la moderación de su discurso en un intento por captar el voto de centro.
Sin duda la vigencia de la tregua entre la Mara18 y la Mara Salvatrucha (M13), activa desde marzo de 2012, ha estado presente a lo largo de toda la campaña. Si bien se ha notado un considerable descenso en el número de homicidios, pasando de 15 a 6 diarios, no ha sucedido lo mismo en lo que respecta a las extorsiones y secuestros, que es lo que tiene más atemorizada a la población (las muertes en su mayoría se daban entre bandas rivales). Sólo el FMLN ha apoyado este proceso alegando que tras la puesta en marcha de los programas de Mano Dura y Supermanodura no se consiguió reducir la criminalidad provocada por estas pandillas. El resto de fuerzas políticas se han posicionado en contra, alegando que el acompañamiento a una negociación de bandas criminales otorgaba legitimidad al proceso, que sólo beneficiaba a las propias maras, puesto que la sociedad continuaba presa de sus extorsiones.
También es importante destacar el contexto regional en el que se ha desarrollado esta segunda vuelta electoral. A partir del 12 de febrero comenzó una escalada de violencia en Venezuela que todavía persiste. Esta situación ha sido utilizada por el partido de la derecha ARENA para animar el voto del miedo con la distribución de vídeos de las juventudes areneras en los que se pedía el voto para evitar que El Salvador se convirtiera en una nueva Venezuela. La derecha salvadoreña copiaba de manera impecable las estrategias de la oposición venezolana. Este panorama también era alentado desde diversos medios de comunicación, tanto en el país como en Estados Unidos (Miami Herald, entre otros) apelando al voto del miedo y amenazando con el surgimiento de un nuevo “narcoestado” en América Latina. Y este discurso ha calado en un país que todavía tiene las heridas abiertas de la guerra civil.
 Los retos del nuevo gobierno
Y son estas las circunstancias de extrema situación económica, máxima tensión política  y preocupación por la seguridad ciudadana a las que el nuevo Ejecutivo tendrá que hacer frente a lo largo de los próximos cinco años. Una tarea nada fácil.
El primer desafío es cómo hacer frente a una deuda pública que se prevé que este año alcance los 14.715 millones de dólares, sin incluir la generada por la banca pública ni por las instituciones. Con una economíadolarizada donde la única alternativa que queda, si se quiere apoyar el gasto social, es continuar con el endeudamiento, algo que parece que el Estado no puede mantener. La sostenibilidad del país, en estos momentos y si no hay cambios, reside en el apoyo en forma de préstamos preferenciales a bajo interés y largo plazo que el grupo Alba Petróleo y Alba Alimentos, de capital venezolano, ofrece al gobierno del Frente. Esta situación hace de El Salvador una economía extremadamente vulnerable y dependiente de lo que sucede en Venezuela.
El otro flanco del que depende la economía salvadoreña es el de las remesas. En 2013 se recibieron 3.969 millones en remesas, el 15,9% del PIB. Esas remesas proceden en su mayoría de los inmigrantes residente en Estados Unidos, dos millones y medio de personas, de un total de 3 millones residentes en el exterior. Esta situación hace imprescindible para el nuevo Gobierno el mantenimiento de relaciones cordiales con las autoridades estadounidenses tal y como hasta ahora venía haciendo el presidente Funes.
La tensión política generada por el resultado electoral también está teniendo consecuencias a nivel económico. Hace unos días Standar & Poor publicó un informe  sobre las perspectivas económicas del país, al que le concede BB- con perspectiva negativa, debido a que “los ajustados resultados de las elecciones en El Salvador resaltan las divisiones que pesan sobre la prima de riesgo”. Esto hace imprescindible para el nuevo Presidente intentar rebajar la tensión y la polarización política del país, ya que de no hacerlo, la situación se tornaría mucho más complicada. La cuestión es si la oposición está dispuesta a consensuar posiciones con el gobierno o si por el contrario, prefiere abocar al caos el país con tal de hacer caer al Ejecutivo.
Además, de la crisis económica y la tensión política, todavía queda por resolver la cuestión de la inseguridad ciudadana. La situación de parálisis que vive el país en relación con la tregua de las maras es insostenible por más tiempo. De nuevo, el acuerdo entre las fuerzas políticas en este tema es vital para llegar a una solución. No sería descartable recurrir a la mediación de alguna organización internacional o regional en este sentido. Sin duda este problema tendrá un puesto destacado en la agenda política de la nueva administración.
Así, las elecciones dejan el rastro de un país profundamente dividido y polarizado entre las dos fuerzas políticas más importantes, el FMLN y ARENA. Con una grave crisis económica e institucional. Se observa una situación en la que cabrían dos escenarios de futuro. El primero, la consecución de un amplio consenso de cara a la gobernabilidad del país por parte de estos dos grandes partidos. Este proceso de negociación podría terminar con las inseguridades jurídicas y ciudadanas a las que se enfrentan los salvadoreños y permitiría afrontar la crisis económica con más fuerza.
El segundo escenario sería la estrategia del enfrentamiento constante entre ambos que elevaría los niveles de crispación en el país. Quizás esta sea la opción más probable, puesto que tanto el FMLN como ARENA se encuentran ya inmersos en la siguiente campaña electoral, la de las elecciones municipales y legislativas del próximo mes de febrero. La polarización de las posiciones, junto con la precariedad económica en la que se encuentra el país podría llevar a El Salvador y los salvadoreños a una situación de movilización en las calles, promovida por el partido opositor de la derecha, algo que nos podría llegar a recordar a la situación venezolana. 

domingo, 23 de febrero de 2014

Parlamento destituye a presidente de Ucrania

Tomado de RFI


Tras su liberción, la opositora Yulia Timoshenko se dirigió a miles de manifestantes reunidos en la Plaza de la Independencia de Kiev y los exhortó a seguir el combate.

 Yulia Timochenko saluda a los "héroes de Ucrania" en Kiev

El destino de Ucrania dio un vuelco este sábado. En una jornada maratónica el parlamento decidió la destitución de facto del presidente Viktor Yanukovich y la liberación de la líder opositora Yulia Timochenko quien en la noche apareció en Maidán, la plaza de la Independencia de Kiev y centro neurálgico de las protestas, donde miles de manifestantes la ovacionaron.

"¡Ustedes son héroes, son los mejores de Ucrania!", declaró con lágrimas en los ojos la líder opositora, peinada con su emblemática trenza en forma de corona y sentada en una silla de ruedas, ante unas 50.000 opositores antigubernamentales congregados en la emblemática plaza de la Independencia de la capital ucraniana.

La ex primera ministra, figura de la Revolución Naranja en 2004, en prisión desde 2011 acusada de abuso de poder, pidió a la multitud seguir el combate. "Si alguien les dice que todo ha terminado y que pueden irse a sus casas, no les crean ni una sola palabra, ustedes deben terminar el trabajo", exhortó.

Durante una jornada desaforada, el Parlamento decidió el sábado la "liberación inmediata" de la opositora. Poco después, los diputados votaron lo que presentaron como un vacío del poder que justifica de facto la destitución del jefe de Estado y la celebración de elecciones presidenciales anticipadas el 25 de mayo. El presidente Yanukovich "ya no ejerce sus funciones", indica la resolución adoptada por los diputados.

Sin embargo, Yanukovich, elegido en 2010 y cuyo mandato se extiende hasta marzo de 2015, aseguró que no tiene la intención de dimitir. "Hay un golpe de Estado en el país. No tengo la intención de presentar mi renuncia. Soy un presidente electo legítimamente", declaró desde Jarkov (este de Ucrania), en una alocución televisiva grabada en una fecha desconocida.

Si bien el acuerdo firmado el viernes por el mandatario prevé la adopción de las medidas aprobadas en el parlamento en vista de la formación de un gobierno de unidad nacional, Yanukovich dijo que "no firmará nada con los bandidos que aterrorizan al país".

El sábado por la noche se desconocía su paradero. Según el presidente del Parlamento, Olexandre Turchinov, Yanukovich se encuentra actualmente escondido en alguna parte en la región de Donetsk, una región pro-rusa en el este de Ucrania, en donde nació. "Intentó tomar un avión hacia Rusia, pero guardias fronterizos se lo impidieron", aseguró el presidente del parlamento.

Al menos 80 personas murieron en Kiev esta semana, en choques entre manifestantes y fuerzas del orden. Un nivel de violencia inédito para este joven país que se independizó de la Unión Soviética hace 22 años. 

domingo, 15 de diciembre de 2013

El Mundo Arabe tres años después de la revolución de la primavera

Tomado de BBC Mundo

 10 consecuencias inesperadas de la Primavera Árabe

Hace tres años, en una ciudad tunecina poco conocida, nació lo que se llegó a conocer como la Primavera Árabe, cuando un vendedor de frutas de 26 años se echó gasolina encima, acercó una flama y se inmoló.
Por Kevin Connolly

Mohammed Bouazizi murió 18 días más tarde. Dos semanas después, mientras protestas sin precedentes rugían en todo el país, el presidente Zine al-Abidine Ben Ali huía a Arabia Saudita.

Las llamas encendidas con el suicidio de Bouazizi se extendieron por África del Norte, tumbando al presidente egipcio Hosni Mubarak y al Coronel Muammar Gadafi en Libia, tras 42 años en el poder. El presidente de Yemen se tuvo que retirar, mientras que en Bahréin y en Marroco las autoridades se vieron obligadas a aceptar las reformas que los manifestantes exigían.

En Siria también se alzaron las voces... y las armas.

Medio Oriente sigue envuelto en su proceso de evolución y, en el camino, ha habido consecuencias inesperadas.
1. Las monarquías capean el temporal
Las familias reales de Medio Oriente hasta el momento, han tenido una buena Primavera Árabe, mejor de lo que algunas habrían anticipado. Eso es tan cierto en Jordania y Marruecos como en el Golfo Pérsico.

Los gobiernos que han colapsado o tambaleado tenían un modelo parecido a los Estados de estilo soviético, con un partido único mantenido por poderosas estructuras de seguridad.

No hay una razón obvia para que sea así. Bahréin ha mostrado que está listo a usar tácticas de seguridad agresivas mientras que otros se han valido de medidas más sutiles, como Qatar, que aumentó el salario de los funcionarios públicos ante la primera señal de agitación.

Y, por supuesto, en los reinos del Golfo el descontento es exportable, pues la mayoría de los empleados con los salarios más bajos son migrantes y si empiezan a quejarse por las condiciones de trabajo o a exigir derechos políticos, los pueden mandar a casa.
Además, es posible que la gente sienta algún grado de apego hacia sus gobernantes reales, un sentimiento que los autócratas no inspiran, no importa cuán extravagante sea su estilo de vida.
2. Estados Unidos ya no lleva la voz cantante
Estados Unidos no ha tenido una buena Primavera Árabe. Tenía una visión clara de un Medio Oriente algo estancado en el que contaba con unas alianzas confiables con países como Egipto, Israel y Arabia Saudita.

No pudo llevarle el ritmo a los eventos en Egipto, que eligió a un islamista, Mohammed Morsi, quien luego fue depuesto por el ejército.

Es difícil para la administración de Barak Obama resolver el acertijo: el problema es que le gustan las elecciones pero no el resultado: una victoria clara para la Hermandad Musulmana. Tampoco le gustan los golpes militares (al menos en el siglo XXI) pero probablemente está lo suficientemente cómoda con un régimen respaldado por los militares que quiere mantener la paz con Israel.

Estados Unidos sigue siendo el superpoder, por supuesto, pero ya no es el que dicta qué pasa en Medio Oriente. Y no está sólo en esa situación: Turquía no supo escoger al ganador en Egipto tampoco y está en aprietos por sus relaciones problemáticas con los rebeldes en Siria.

3. Sunitas versus Siria
La velocidad con que las manifestaciones desarmadas contra un gobierno autoritario metamorfosearon en una guerra civil sanguinaria con matices sectarios en Siria impactó a todo el mundo.

Hay tensiones crecientes entre los musulmanes sunitas y chiitas en muchas partes de la región. Irán chiita y Arabia Saudita sunita están ahora efectivamente librando una guerra indirecta en suelo sirio.

La profundización del cisma entre dos ramas de Islam ha llevado a niveles alarmantes de violencia sectaria en Irak también y podría terminar siendo uno de los legados más importantes de estos años de cambio en el mundo árabe.

4. Victoria para Irán
Nadie habría predicho al principio de la Primavera Árabe que Irán saldría beneficiado.

Al principio del proceso, estaba marginalizado y paralizado por las sanciones impuestas debido a sus ambiciones nucleares. Ahora, es imposible imaginarse una solución para Siria sin el acuerdo iraní y, con su presidencia bajo nueva administración, está incluso hablando con las potencias mundiales sobre su programa nuclear.

Arabia Saudita e Israel están alarmados por la disposición de Washington a hablar con Teherán y cualquier cosa que ponga a esos dos países en el mismo lado de un argumento es, de por sí, histórico.

5. Los ganadores son perdedores
Es difícil establecer quiénes han sido los ganadores hasta ahora en este proceso. Un ejemplo es el destino de la Hermandad Musulmana en Egipto. Cuando se llevaron a cabo las elecciones tras la deposición de Mubarak, llegó al poder y, tras 80 años en la sombra, el movimiento finalmente parecía destinado a reconstruir el país más grande del Medio Oriente a su imagen y semejanza.

Pero después de que el ejército le forzara a dejar el poder y retornar a la clandestinidad, sus principales líderes enfrentan largas condenas de prisión. Hace un año, la Hermandad parecía ser una de las ganadoras. Ya no.

La suerte de la Hermandad no le convino al políticamente ambicioso Qatar, que la había respaldado durante la lucha por el poder en Egipto. En las primeras etapas de la Primavera Árabe, con Qatar apoyando a los rebeldes libios también, parecía que el pequeño reino tenía la estrategia correcta para expandir su influencia regional. Ya no.

6. Los kurdos se benefician
En contraste, la población del Kurdistán iraquí está empezando a perfilarse como ganadora. Quizás hasta esté acercándose a ver realizado su sueño de tener un Estado.

Han vivido en la región norteña del país, en la que hay petróleo, y está desarrollando lazos económicos independientes con su poderoso vecino, Turquía. Tiene una bandera, un himno y un ejército.

Los kurdos de Irak pueden ser los beneficiarios de la lenta desintegración de un país que ya no funciona como un Estado unitario.

El futuro no estará libre de problemas (hay poblaciones kurdas en los vecinos Irán, Siria y Turquía también) pero en ciudades kurdas como Irbil la gente piensa que el futuro es más prometedor y más libre. Ese proceso empezó antes de la Primavera Árabe, por supuesto, pero los kurdos han aprovechado los vientos de cambio que soplan en la región para consolidar logros que ya estaban en camino.

7. Las mujeres son víctimas
Hay una consecuencia de la Primavera Árabe hasta el momento que es sencillamente deprimente.
Entre la multitud en la Plaza Tahrir al principio del levantamiento en Egipto había muchas mujeres valientes y apasionadas reclamando derechos personales junto con los políticos, que eran el foco de las manifestaciones.
La desilusión fue amarga. Las historias sobre asaltos sexuales en público son aterradoramente comunes y una encuesta de la Fundación Thomson-Reuters señala a Egipto como el peor lugar del mundo árabe para ser mujer. Tuvo malas calificaciones en violencia de género, derechos reproductivos, trato de mujeres en las familias y la inclusión en política y economía.
8. ¿Sobrevaloración de las redes sociales?
Cuando empezaron las protestas, hubo mucho entusiasmo en los medios occidentales por el papel de innovaciones como Twitter y Facebook, en parte porque a los periodistas occidentales les gustaban.

Esas redes sociales juegan un rol importante en países como Arabia Saudita, donde le permiten a la gente sortear los rígidos medios oficiales y tener algún debate nacional.

Y tuvieron un papel al principio de los levantamientos también, pero su uso se limitó sobre todo a la élite liberal educada y afluente, y es posible que sus opiniones resonaran más de lo indicado por un rato. Esos liberales laicos al final fueron aplastados en las urnas en Egipto, por ejemplo.

La televisión satelital sigue siendo más importante en países en los que mucha gente es analfabeta y no tiene acceso a internet.
9. La finca raíz en Dubái se recupera
Las ramificaciones de los eventos en Medio Oriente se siguen sintiendo mucho más lejos de las fronteras de los países en los que sucedieron.

Existe la teoría de que el mercado hipotecario en Dubái se disparó pues los ricos de los países desestabilizados, como Egipto, Libia, Siria y Túnez, buscaron un refugio seguro para su dinero, y a veces hasta su familia.

Los efectos se sintieron incluso más lejos, en los mercados de propiedad de Londres y París.
10. Volver a trazar
El mapa del Medio Oriente que trazaron Reino Unido y Francia en secreto a mediados de la Primera Guerra Mundial parece que se está desdibujando.

Fue entonces cuando se crearon Estados como Siria e Irak y ahora nadie sabe si existirán en la misma forma en unos cinco años.

Y nadie puede hacer mucho al respecto tampoco: Libia demostró cuáles son los límites de la intervención occidental, con el poderío aéreo británico y francés capaz de apresurar el fin de un viejo gobierno odiado pero incapaz de asegurar que eso fuera seguido por la democracia. O siquiera la estabilidad.

Una antigua lección -que el mundo está volviendo a aprender- es que las revoluciones son impredecibles y que puede tomar años antes de que sus consecuencias sean claras.