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sábado, 24 de mayo de 2014

Golpe de estado en Tailandia, señal inequívoca de una sociedad estancada

Tomado de Estudios de Política Exterior

Tailandia, un país atrapado por su pasado


La crispación política en Tailandia ha alcanzado un punto de no retorno. En la madrugada del 20 de mayo, el ejército tailandés declaró el estado de emergencia y tomó el control de Bangkok. Niwattumrong Boonsongpaisan, primer ministro interino, aceptó la situación como un hecho consumado. Su ministro de Justicia arguyó que la seguridad es competencia de las fuerzas armadas, pero el primer ministro continuará ejerciendo el poder. El ejército, mientras tanto, ha bloqueado canales de televisión ligados tanto a la oposición como al gobierno en un intento de detener el enfrentamiento entre ambos.

El golpe de Estado, originalmente encubierto pero declarado dos días después, es la última escalada de tensión en un proceso que lleva labrándose desde noviembre. Ese mes, el gobierno de Yingluck Shinawatra trató de aprobar una Ley de Amnistía destinada a permitir el regreso de su hermanoThakin Shinawatra, magnate de la telefonía y primer ministro entre 2001 y 2006. Condenado en 2008 por un caso de corrupción, se encuentra exiliado en Dubai, pero no ha renunciado a sus ambiciones políticas. El intento de indultarle movilizó a los camisas amarillas, que se lanzaron a las calles para protestar contra el partido gobernante, Pheu Thai.

Los enfrentamientos entre la oposición y los camisas rojas, leales al gobierno, generaron tal crispación que Shinawatra disolvió el parlamento en diciembre. El 7 de mayo, el Tribunal Constitucional forzó la dimisión de la primera ministra y nueve de sus ministros por un escándalo de corrupción. El gobierno pasó temporalmente a manos de Boonsongpaisan, ministro de Hacienda. Su negativa a dimitir, como exigía la oposición desde la calle, motivó la intervención del ejército. Pero la posibilidad de un golpe militar, como observa Jake Scobey-Thal, era motivo de especulación desde hace semanas.

No se trata del conflicto entre un gobierno corrupto y la ciudadanía, aunque a simple vista lo parezca. Los camisas amarillas, cercanos a la monarquía, representan a las clases medias y altas de la capital. Su líder, Suthep Thaugsuban, está implicado en escándalos de corrupción similares a los que han demolido la imagen de los Shinawatra. El ejército, afín a la oposición, se entromete constantemente en política: las fuerza armadas han orquestado 18 golpes de Estado desde 1932, 11 de ellos exitosos. Cuentan con la simpatía de la justicia y el monarca, Bhumibol Adulyadej. Los camisas rojas, por su parte, representan el norte del país, rural y empobrecido. A pesar de que su influencia en Bangkok no es comparable a la de la oposición, los votantes de Pheu Thai son mayoría. El partido ha ganado todos los comicios dese 2006.

Giles Ji Ungpakorn, experto en Tailandia, observa que el enfrentamiento entre rojos y amarillos es en realidad una lucha de clases, en el que los segundos representan a la dominante. La última batalla en esta guerra, a juzgar por la facilidad con que el golpe de Estado ha sido ejecutado (Jatuporn Prompan, líder de los camisas rojas, ha aceptado tácitamente la intervención del ejército), supone una victoria para la oposición. Pero el principal perdedor, además del gobierno y sus votantes, es el propio país. Tailandia, una de las economías más dinámicas del sureste asiático, ha visto su crecimiento económico renquear durante el último año. El malestar económico no hará más que aumentar con el enfrentamiento político, que ya ha llevado al país al borde de la recesión. Acabar con la insurgencia malaya en el sur también reclama soluciones de consenso en un entorno estable, lo que ahora mismo supone una fantasía.

Aunque el comportamiento de los hermanos Shinawatra en el pasado no haya sido ejemplar, el principal obstáculo a la estabilidad en Tailandia es el aferramiento al poder de sus élites tradicionales. Mientras la monarquía, el ejército y los camisas amarillas se atrincheren en su postura, la inestabilidad persistirá.

lunes, 14 de octubre de 2013

Honduras y El Salvador: Lecciones del golpe de estado. Suspicaces conexiones entre "patrioteros" y cabilderos (lobbyistas)


¿Estarán todos los actores políticos listos para aceptar los resultados de las elecciones presidenciales del 2014 o será que buscan contratar a cabilderos en Estados Unidos en caso que tomen medidas similares a sus contrapartes hondureños? ¿Estarán conectadas las contrataciones de estos cabilderos con las denuncias de un supuesto fraude electoral vociferadas por los patrioteros o los voceros de estos?

Por Luis Montes Amaya

El presidente salvadoreño Mauricio Funes recientemente denunció un complot en contra de los intereses del estado salvadoreño por hordas de lobbyistas contratados por grupos salvadoreños de aquellos patrioteros que cierran el puño para entonar el himno nacional. De acuerdo a las declaraciones del presidente, el dinero utilizado para la contratación provendría de operaciones de lavado de dinero y patrocinadas por compañías que han sido favorecidas con contratos lesivos al estado salvadoreño.

¿De dónde se puede originar la información divulgada por el presidente? En países como Estados Unidos si bien no son democracias perfectas por lo general han logrado implementar un sistema bastante transparente y rendidor de cuentas en el cual cualquier ciudadano bien informado y que sepa utilizar las herramientas tecnológicas puede conseguir fácilmente cualquier información pública. Muchos de los empresarios latinoamericanos que vienen a buscar influir a los oficiales electos estadounidenses no están acostumbrados al nivel de transparencia con el que se práctica la política en estos rumbos y se llevan sorpresas al saber que sus operaciones son de conocimiento público.
Los ejemplos son bastantes comunes y son periódicamente puestos al descubiertos por los medios. ¿Cómo olvidar senda publicación por el New York Times en octubre del 2009 sobre los lobbyistas que contrataron los empresarios hondureños en ese año para tratar de contener la presión estadounidense de condena del golpe de estado? Personajes como Otto Reich, Roger Noriega y Dan Fisk fueron contratados por casi medio millón de dólares, de acuerdo al New York Times, para cabildear al departamento de estado liderado en aquel entonces por Hillary Clinton y al Congreso. De inmediato figuras neoconservadoras y ligadas al Tea Party como el ex senador Jim DeMint comenzaron a poner obstáculos a los nombramientos del presidente Obama con el fin de negociar una salida favorable a los intereses de los lobbyistas.

Varios puntos de aprendizaje se desprenden de ese episodio tan cercano a la realidad salvadoreña. Los empresarios hondureños aprendieron como trabaja la política en Estados Unidos a diferencia del depuesto presidente Mel Zelaya. A pesar del cambio de las relaciones internacionales en el hemisferio occidental y la visión internacionalista del presidente Obama hay ciertos patrones de comportamiento que aún no cambian y la hegemonía que tiene Estados Unidos en la región es real y ni las alianzas con países ALBA pudieron salvar a Zelaya.

Los nubarrones ahora se mueven a El Salvador. Recientemente leíamos una entrevista publicada en un matutino salvadoreño de uno de los mismos cabilderos mencionados en el artículo del New York Times del 2009. Esta vez el ex diplomático visitaba "casualmente" El Salvador a pocos meses de la elección. Un dato curioso es que ese cabildero, de acuerdo a los récords del sitio web OpenSecrets de la organización Center for Responsive Politics, representa los intereses de Pacific Rim, una de las compañías que han entablado acciones legales contra el estado salvadoreño.

Por lo que valdría la pena preguntarse: ¿Será casual o será oportuna la visita de ese cabildero y ex diplomático neoconservador a El Salvador? ¿Oportuna para quién y por qué? ¿Habrá conexión entre la visita de ese cabildero y ex funcionario estadounidense a El Salvador y la campaña de desprestigio en contra del estado salvadoreño tal como lo manifestara el presidente Funes? ¿Habrán salvadoreños involucrados o interesados en desestabilizar al gobierno del presidente Funes antes de las elecciones? Y sí es así, ¿quiénes son? ¿Estarán todos los actores políticos listos para aceptar los resultados de las elecciones presidenciales del 2014 o será que buscan contratar a cabilderos en Estados Unidos en caso que tomen medidas similares a sus contrapartes hondureños? ¿Estarán conectadas las contrataciones de estos cabilderos con las denuncias de un supuesto fraude electoral vociferadas por los patrioteros o los voceros de estos?

Ciertamente, las interrogantes son muchas dadas la similitud de las realidades entre el pasado reciente de Honduras y lo que pareciera estarse gestando en El Salvador. 

jueves, 4 de julio de 2013

Presidente del Tribunal Constitucional es el presidente designado en Egipto

Tomado de RFI
Adli Mansur, en el centro, se convirtió el 4 de julio de 2013 en el presidente interino de Egipto.

Un juez juramenta como presidente interino tras la destitución de Morsi

Adli Mansur, presidente del Tribunal Constitucional, fue designado este jueves por los militares para reemplazar al islamista Mohamed Morsi, que sigue bajo custodia militar un día después de su derrocamiento. El secretario general de la ONU pidió un rápido restablecimiento de un régimen civil.Occidente pide prontas elecciones; Rusia pide "moderación" a todas las partes. Israel mantiene silencio, mientras el régimen sirio celebra el golpe de Estado como “un gran logro”.

Adli Mansur, un juez poco conocido, es desde este jueves el presidente interino de Egipto, luego de ser designado por el Ejército que, secundado por un masivo apoyo popular, derrocó el miércoles al islamista Mohamed Morsi, primer presidente democráticamente elegido de la historia de este país.

Hasta ahora presidente del Tribunal Constitucional, Mansur prometió en un breve discurso "proteger el sistema republicano" y ser el "garante de los intereses del pueblo".

Entretanto, los militares cercaban a los Hermanos Musulmanes, la cofradía islamista que llevó al poder a Mohamed Morsi, detenido este jueves en el ministerio de Defensa. Además se emitieron 300 órdenes de arresto contra los miembros del movimiento. Dos de sus dirigentes fueron capturados, Saad al Katatni y Rashed Bayumi. Según una fuente judicial, se emitió además una orden de arresto contra el jefe de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Badie. Los dirigentes del movimiento tienen prohibido abandonar el país.

Antes de ser detenido, Mursi grabó un mensaje en video en el que afirma que sigue siendo "el presidente electo de Egipto" y denunció un "golpe de Estado completo, rechazado por los hombres libres del país".

En cuanto al futuro, la "hoja de ruta" de la transición política fue anunciada por el general Sisi tras conversaciones con el representante de la oposición, Mohamed ElBaradei, y con los principales dignatarios religiosos musulmanes y cristianos del país.
"Además de la suspensión provisional de la Constitución" la hoja de ruta prevé que "el presidente interino Adli Mansur se ocupe de los asuntos del país durante el periodo de transición hasta la elección de un nuevo presidente", anunció Sisi, subrayando que el ejército "permanecerá alejado de la política".

En las calles de El Cairo, la prensa comentaba los sucesos de las últimas horas, precipitados luego de que Morsi rechazara el ultimátum fijado por los militares para que abandonara el poder.
"Victoria para la legitimidad popular", "El presidente derrocado por la legitimidad popular", "Egipto está de regreso", titulaban los diarios del nuevo oficialismo y los independientes. En cambio, el diario Horreya Al Adala de los Hermanos Musulmanes ignoró el derrocamiento y tituló sobre las manifestaciones a favor de Mursi.

Reacciones internacionales

El derrocamiento de Mohamed Morsi genera inquietud en el extranjero. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, pidió que se restablezca rápidamente un régimen civil.

Estados Unidos dijo analizar las implicaciones legales en la importante ayuda militar que otorga a Egipto, mientras que Rusia pide "moderación" a todas las partes.

La Unión Europea exhortó las facciones a "regresar rápidamente al proceso democrático", en especial con nuevos comicios presidenciales, como prometieron los militares al suspender la Constitución.

En la región, el rey Abdalá de Arabia Saudita fue el primer dirigente extranjero en felicitar al nuevo presidente interino, al que calificó como el "presidente de la hermana República árabe de Egipto", incluso antes de que éste prestara juramento.

Siria, con quien el presidente Mursi había roto las relaciones diplomáticas, estimó que su derrocamiento era un "gran logro".

En cuanto a Israel, el gobierno permaneció silencioso sobre la crisis en Egipto, primer país árabe con el que firmó un acuerdo de paz, en 1979. 

sábado, 30 de junio de 2012

Destitución de presidente Lugo sigue generando polémica


 Tomado de BBC Mundo

Por Mariano Aguirre  


La destitución del presidente de Paraguay Fernando Lugo ha generado una fuerte controversia en América Latina. Unos consideran que es un paso democrático, pues se utilizaron mecanismos constitucionales para despojarlo de su cargo. Otros creen que es un retroceso político en el continente, ya que se habrían usado los instrumentos legales con el fin de dar un golpe de Estado encubierto.

Detrás de la controversia se esconde una polarización política, básicamente entre las élites, que buscan preservar sus privilegios, y los sectores en mayor o menor medidas marginados, que pretenden conseguir más poder y tener acceso a más bienes y recursos.

Después de la fase de las dictaduras militares, entre las décadas de los años '60 hasta los '80 del siglo pasado, América Latina entró en una fase de democratización.

Las fuerzas armadas pasaron a un segundo plano, una vez que mostraron tanta eficacia para acabar con grupos insurgentes y sus aliados, como poca eficacia para gestionar la política y la economía de sus países.

Diversos factores contribuyeron para que el papel de las fuerzas armadas perdiera peso. Entre otros, la liberalización de la economía internacional, la integración del continente en la globalización, el fin de la Guerra Fría y el decreciente interés de Estados Unidos de controlar a sus vecinos del Sur.

En la mayor parte de los países de la región se fortalecieron los mecanismos democráticos y de representación.

Neoliberalismo y desigualdad

Paralelamente a este proceso de desmilitarización de la política y democratización de las sociedades, el modelo económico neoliberal dominante ha agudizado los desequilibrios sociales. América Latina tiene el mayor grado de desigualdad del mundo aunque ha hecho grandes avances en al reducción de la pobreza.

Paradójicamente, el continente ha mantenido un crecimiento sostenido y ha podido enfrentar la crisis financiera internacional con éxito.
Pese a los avances para reducir los niveles de pobreza, América Latina es la región del mundo con mayor grado de desigualdad.

Según un informe de la CEPAL y la OCDE, esta buena situación le permitiría poner en marcha políticas públicas para proveer servicios sociales y reducir la pobreza. Esto supondría, entre otras medidas, contar con reformas y políticas fiscales más eficaces con una orientación distributiva, reducir la desigualdad, aumentar el gasto y eficacia en la educación pública.

El modelo neoliberal produjo un empobrecimiento de ciertos sectores medios, y el agravamiento de la desigualdad, dos hechos que han favorecido el auge de líderes y gobernantes populistas, con un discursos críticos de Estados Unidos (aunque Washington ha reducido notablemente su influencia en la región) y de las élites locales.

La radicalidad de sus discursos no se ve necesariamente acompañada por una eficacia en la gestión y distribución de riqueza, pero provocan un efecto de rechazo en las clases altas, empresarios y terratenientes.

El gobierno de Lugo, con una identidad reivindicativa y antielitista, puso en marcha reformas fiscales y educativas, que encontraron fuertes resistencias en los sectores empresariales y la Iglesia católica.

Asimismo, intentó una reforma agraria moderada pero fuertemente resistida. El violento y poco claro enfrentamiento por tierras de una tradicional familia de terratenientes, que provocó el 15 de junio la muerte de seis oficiales y 15 campesinos, se enmarca en esta tensión.

Tres décadas atrás, un Presidente moderadamente reformista como Lugo hubiese sido destituido por las fuerzas armadas en alianzas con la embajada de Estados Unidos. Hoy las cosas han cambiado mucho.

Desde Washington hay una mayor aceptación de los procesos y gobernantes reformistas. Por otro lado, las fuerzas armadas no son vistas, ni ellas mismas creen, que pueden ofrecer solución a problemas complejos.

"Golpe constitucional"

El instrumento que se ha utilizado en el caso paraguayo es desenterrar una serie de medidas constitucionales, hacer un juicio constitucional sumario, y defenestrar al presidente en pocos días.

Para Juan Gabriel Tokatlián, profesor en la Universidad Torcuato di Tella (Buenos Aires), el caso paraguayo sigue la línea de los "golpes constitucionales" que se habría iniciado en Ecuador en el año 2000 con la destitución de Jamil Mahuad, y que continuó hasta el intento de golpe contra el presidente ecuatoriano Rafael Correa en 2010.


Para Tokatlián, casos como el de Lugo o el de Correa muestran una tendencia a deshacerse de presidentes molestos usando la Constitución.

Cada caso, exitoso o fallido, incluyendo Venezuela, Haití y Honduras, tiene fuertes diferencias, pero para Tokatlian indican una tendencia a utilizar la Constitución para deshacerse de presidentes molestos.

El caso de Lugo es particularmente expresivo del enfrentamiento entre élites y sectores populares en un país donde perduran estructuras de poder arcaicas.

El procedimiento más lógico sería haber iniciado una investigación independiente sobre los enfrentamientos y matanza del 15 de junio.

En cambio, un rápido golpe de mano ha dejado a Paraguay sin un presidente que, con limitaciones e imperfecciones, estaba impulsando una serie de necesarias reformas.

Sea una tendencia o un caso único, se trata de un retroceso para la democracia en la región.

Mariano Aguirre es director del Norwegian Peacebuilding Recourse Centre (NOREF). www.peacebuilding.no