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domingo, 15 de diciembre de 2013

El Mundo Arabe tres años después de la revolución de la primavera

Tomado de BBC Mundo

 10 consecuencias inesperadas de la Primavera Árabe

Hace tres años, en una ciudad tunecina poco conocida, nació lo que se llegó a conocer como la Primavera Árabe, cuando un vendedor de frutas de 26 años se echó gasolina encima, acercó una flama y se inmoló.
Por Kevin Connolly

Mohammed Bouazizi murió 18 días más tarde. Dos semanas después, mientras protestas sin precedentes rugían en todo el país, el presidente Zine al-Abidine Ben Ali huía a Arabia Saudita.

Las llamas encendidas con el suicidio de Bouazizi se extendieron por África del Norte, tumbando al presidente egipcio Hosni Mubarak y al Coronel Muammar Gadafi en Libia, tras 42 años en el poder. El presidente de Yemen se tuvo que retirar, mientras que en Bahréin y en Marroco las autoridades se vieron obligadas a aceptar las reformas que los manifestantes exigían.

En Siria también se alzaron las voces... y las armas.

Medio Oriente sigue envuelto en su proceso de evolución y, en el camino, ha habido consecuencias inesperadas.
1. Las monarquías capean el temporal
Las familias reales de Medio Oriente hasta el momento, han tenido una buena Primavera Árabe, mejor de lo que algunas habrían anticipado. Eso es tan cierto en Jordania y Marruecos como en el Golfo Pérsico.

Los gobiernos que han colapsado o tambaleado tenían un modelo parecido a los Estados de estilo soviético, con un partido único mantenido por poderosas estructuras de seguridad.

No hay una razón obvia para que sea así. Bahréin ha mostrado que está listo a usar tácticas de seguridad agresivas mientras que otros se han valido de medidas más sutiles, como Qatar, que aumentó el salario de los funcionarios públicos ante la primera señal de agitación.

Y, por supuesto, en los reinos del Golfo el descontento es exportable, pues la mayoría de los empleados con los salarios más bajos son migrantes y si empiezan a quejarse por las condiciones de trabajo o a exigir derechos políticos, los pueden mandar a casa.
Además, es posible que la gente sienta algún grado de apego hacia sus gobernantes reales, un sentimiento que los autócratas no inspiran, no importa cuán extravagante sea su estilo de vida.
2. Estados Unidos ya no lleva la voz cantante
Estados Unidos no ha tenido una buena Primavera Árabe. Tenía una visión clara de un Medio Oriente algo estancado en el que contaba con unas alianzas confiables con países como Egipto, Israel y Arabia Saudita.

No pudo llevarle el ritmo a los eventos en Egipto, que eligió a un islamista, Mohammed Morsi, quien luego fue depuesto por el ejército.

Es difícil para la administración de Barak Obama resolver el acertijo: el problema es que le gustan las elecciones pero no el resultado: una victoria clara para la Hermandad Musulmana. Tampoco le gustan los golpes militares (al menos en el siglo XXI) pero probablemente está lo suficientemente cómoda con un régimen respaldado por los militares que quiere mantener la paz con Israel.

Estados Unidos sigue siendo el superpoder, por supuesto, pero ya no es el que dicta qué pasa en Medio Oriente. Y no está sólo en esa situación: Turquía no supo escoger al ganador en Egipto tampoco y está en aprietos por sus relaciones problemáticas con los rebeldes en Siria.

3. Sunitas versus Siria
La velocidad con que las manifestaciones desarmadas contra un gobierno autoritario metamorfosearon en una guerra civil sanguinaria con matices sectarios en Siria impactó a todo el mundo.

Hay tensiones crecientes entre los musulmanes sunitas y chiitas en muchas partes de la región. Irán chiita y Arabia Saudita sunita están ahora efectivamente librando una guerra indirecta en suelo sirio.

La profundización del cisma entre dos ramas de Islam ha llevado a niveles alarmantes de violencia sectaria en Irak también y podría terminar siendo uno de los legados más importantes de estos años de cambio en el mundo árabe.

4. Victoria para Irán
Nadie habría predicho al principio de la Primavera Árabe que Irán saldría beneficiado.

Al principio del proceso, estaba marginalizado y paralizado por las sanciones impuestas debido a sus ambiciones nucleares. Ahora, es imposible imaginarse una solución para Siria sin el acuerdo iraní y, con su presidencia bajo nueva administración, está incluso hablando con las potencias mundiales sobre su programa nuclear.

Arabia Saudita e Israel están alarmados por la disposición de Washington a hablar con Teherán y cualquier cosa que ponga a esos dos países en el mismo lado de un argumento es, de por sí, histórico.

5. Los ganadores son perdedores
Es difícil establecer quiénes han sido los ganadores hasta ahora en este proceso. Un ejemplo es el destino de la Hermandad Musulmana en Egipto. Cuando se llevaron a cabo las elecciones tras la deposición de Mubarak, llegó al poder y, tras 80 años en la sombra, el movimiento finalmente parecía destinado a reconstruir el país más grande del Medio Oriente a su imagen y semejanza.

Pero después de que el ejército le forzara a dejar el poder y retornar a la clandestinidad, sus principales líderes enfrentan largas condenas de prisión. Hace un año, la Hermandad parecía ser una de las ganadoras. Ya no.

La suerte de la Hermandad no le convino al políticamente ambicioso Qatar, que la había respaldado durante la lucha por el poder en Egipto. En las primeras etapas de la Primavera Árabe, con Qatar apoyando a los rebeldes libios también, parecía que el pequeño reino tenía la estrategia correcta para expandir su influencia regional. Ya no.

6. Los kurdos se benefician
En contraste, la población del Kurdistán iraquí está empezando a perfilarse como ganadora. Quizás hasta esté acercándose a ver realizado su sueño de tener un Estado.

Han vivido en la región norteña del país, en la que hay petróleo, y está desarrollando lazos económicos independientes con su poderoso vecino, Turquía. Tiene una bandera, un himno y un ejército.

Los kurdos de Irak pueden ser los beneficiarios de la lenta desintegración de un país que ya no funciona como un Estado unitario.

El futuro no estará libre de problemas (hay poblaciones kurdas en los vecinos Irán, Siria y Turquía también) pero en ciudades kurdas como Irbil la gente piensa que el futuro es más prometedor y más libre. Ese proceso empezó antes de la Primavera Árabe, por supuesto, pero los kurdos han aprovechado los vientos de cambio que soplan en la región para consolidar logros que ya estaban en camino.

7. Las mujeres son víctimas
Hay una consecuencia de la Primavera Árabe hasta el momento que es sencillamente deprimente.
Entre la multitud en la Plaza Tahrir al principio del levantamiento en Egipto había muchas mujeres valientes y apasionadas reclamando derechos personales junto con los políticos, que eran el foco de las manifestaciones.
La desilusión fue amarga. Las historias sobre asaltos sexuales en público son aterradoramente comunes y una encuesta de la Fundación Thomson-Reuters señala a Egipto como el peor lugar del mundo árabe para ser mujer. Tuvo malas calificaciones en violencia de género, derechos reproductivos, trato de mujeres en las familias y la inclusión en política y economía.
8. ¿Sobrevaloración de las redes sociales?
Cuando empezaron las protestas, hubo mucho entusiasmo en los medios occidentales por el papel de innovaciones como Twitter y Facebook, en parte porque a los periodistas occidentales les gustaban.

Esas redes sociales juegan un rol importante en países como Arabia Saudita, donde le permiten a la gente sortear los rígidos medios oficiales y tener algún debate nacional.

Y tuvieron un papel al principio de los levantamientos también, pero su uso se limitó sobre todo a la élite liberal educada y afluente, y es posible que sus opiniones resonaran más de lo indicado por un rato. Esos liberales laicos al final fueron aplastados en las urnas en Egipto, por ejemplo.

La televisión satelital sigue siendo más importante en países en los que mucha gente es analfabeta y no tiene acceso a internet.
9. La finca raíz en Dubái se recupera
Las ramificaciones de los eventos en Medio Oriente se siguen sintiendo mucho más lejos de las fronteras de los países en los que sucedieron.

Existe la teoría de que el mercado hipotecario en Dubái se disparó pues los ricos de los países desestabilizados, como Egipto, Libia, Siria y Túnez, buscaron un refugio seguro para su dinero, y a veces hasta su familia.

Los efectos se sintieron incluso más lejos, en los mercados de propiedad de Londres y París.
10. Volver a trazar
El mapa del Medio Oriente que trazaron Reino Unido y Francia en secreto a mediados de la Primera Guerra Mundial parece que se está desdibujando.

Fue entonces cuando se crearon Estados como Siria e Irak y ahora nadie sabe si existirán en la misma forma en unos cinco años.

Y nadie puede hacer mucho al respecto tampoco: Libia demostró cuáles son los límites de la intervención occidental, con el poderío aéreo británico y francés capaz de apresurar el fin de un viejo gobierno odiado pero incapaz de asegurar que eso fuera seguido por la democracia. O siquiera la estabilidad.

Una antigua lección -que el mundo está volviendo a aprender- es que las revoluciones son impredecibles y que puede tomar años antes de que sus consecuencias sean claras.

sábado, 14 de septiembre de 2013

Nuevas cabezas de iglesia católica aceptan que celibato de los curas es un tema discutible

Tomado de RFI 

Monseñor Pietro Parolin recordó que el celibato no es un dogma de la Iglesia” (foto de 2009).

¿Caerá el celibato de los sacerdotes gracias a Francisco?

La prensa francesa se pregunta este 13 de septiembre si el matrimonio de los sacerdotes será finalmente autorizado por la Iglesia católica tras las declaraciones del número dos del Vaticano, monseñor Pietro Parolin, quien recordó que el ‘celibato no es un dogma de la Iglesia’.

El celibato de los sacerdotes no es un dogma de la Iglesia católica sino un precepto y, como tal, es algo que se puede “discutir”, dijo el miércoles monseñor Pietro Parolin, el recién designado secretario de Estado del Vaticano y saliente nuncio de Venezuela al diario “El Universal” de Caracas.

Monseñor Parolin no dice en el fondo nada revolucionario y ya otros habían hecho esa precisión. Pero estas declaraciones parecen abrir la posibilidad a la discusión del tema durante el papado de Francisco. La eventual apertura de este delicado punto se haría en medio de la actual escasez de sacerdotes, la cual afecta inclusive a los países más católicos como España e Italia, pero también los escándalos sobre el presunto “lobby gay en el Vaticano” y los sacerdotes pederastas.

El celibato es una regla de disciplina que se remonta al segundo concilio de Letran en 1139 y su origen fue práctico: evitar que los sacerdotes tuvieran herederos y preservar de esta manera el patrimonio de la Iglesia. “El esfuerzo que hizo la Iglesia para estatuir el celibato eclesiástico debe ser considerado. No se puede decir, sencillamente, que pertenece al pasado. Es un gran desafío para el Papa (...) y todas esas decisiones deben asumirse como una forma de unir a la Iglesia, no de dividirla”, agregó Parolín.

Desde la elección en marzo Francisco, una amplia reorganización de la Curia – gobierno del Vaticano – está en marcha. El papa nombró varias comisiones encargadas de abordar la reforma de esta institución y del banco del Vaticano. Las grandes líneas de la reforma de la Curia se darán a conocer a principios de octubre.

Algunos conocedores de los entresijos del Vaticano manifestaron a la prensa francesa que no había que descartar que el papa desee poder instaurar la capacidad para casarse, que podría limitarse a una opción personal, lo que haría todavía más ejemplar la opción del celibato y de una vida de castidad. 

sábado, 23 de marzo de 2013

Seis movimientos subversivos a mantener en el radar


Tomado de esglobal
(anteriormente Foreign Policy Español)


LA LISTA: GRUPOS INSURGENTES A LOS QUE PRESTAR ATENCIÓN

Por Pablo Diez

Las insurgencias que aquí se detallan son seis exponentes de grupos armados con fuerte capacidad de desestabilización territorial y política, a veces sobre el conjunto del territorio en el que se asientan, y en otros casos sobre zonas concretas en grandes Estados. Dentro de esta pequeña selección hay grupos que se valen de la guerra de guerrillas, del terrorismo o de una confrontación militar directa con las fuerzas oficiales, pero en todo caso coinciden en su determinación de subvertir el orden establecido e imponer en el ámbito político su particular visión territorial, ideológica o religiosa. No figuran múltiples insurgencias menores, ni grandes redes terroristas con agendas políticas no definidas, ni tampoco algunos de los grupos más importantes y conocidos, como la milicia libanesa de Hezbolá o las FARC colombianas, por ejemplo.

Los seis grupos se han seleccionado por su capacidad de desestabilización, por su vigencia, porque se esperan noticias importantes relacionadas con ellos y por tener una entidad considerable, pero también porque, a pesar de ello, tienen más posibilidades de quedarse fuera del radar mediático que otros grupos mejor conocidos. 
Al Shabab (Somalia)
Al Shabab, más que un grupo insurgente, es un fiel reflejo de Somalia. El paradigma del Estado fallido sigue hoy controlado en buena medida por una inmensa constelación de milicianos radicales. Esa constelación es Al Shabab, los talibanes del Cuerno de África, permeados por Al Qaeda, dados también al pillaje marítimo, al crimen organizado y dotados de una fuerza creciente de más de 14.000 insurrectos.
La todopoderosa milicia, hasta hace poco intocable, comienza a dar señales de debilidad. Kenia, el vecino comparativamente rico, ve con cada vez más recelo el descontrol que hay en su patio trasero. Nairobi también teme que Al Shabab erosione la crucial industria turística del país, lo que le llevó en octubre del año pasado a aumentar con miles de efectivos su contribución a la operación militar de la Unión Africana en Somalia. A pesar de haber sufrido muchas bajas y de haber perdido la sensación de impunidad y dominio libre de toda oposición efectiva que ha ejercido durante años, Al Shabab mantiene importantes campos de entrenamiento y sigue en posesión de la mayor parte del territorio.
M23 (República Democrática del Congo)
La rebelión que azota el este de la República Democrática del Congo (RDC) ha adoptado varias denominaciones. El Movimiento 23 de marzo (M23, que hace referencia a la fecha del año 2009 en que sus predecesores firmaron un frustrado acuerdo de paz con el Gobierno) es la última de estas marcas. Conocidos abusadores de la población civil, los miembros de M23 tomaron la ciudad de Goma el pasado noviembre, ante la impotencia de las fuerzas congoleñas y de la MONUSCO, la mayor operación mundial de Naciones Unidas. Tras amenazar con avanzar hasta la capital del país, Kinshasa, sólo la presión internacional pudo hacerles dar un paso atrás.
Distintos gobiernos africanos, actuando bajo los auspicios de la ONU, han conseguido firmar un acuerdo de paz con el M23, pero la insurgencia tiende a regenerarse bajo siglas distintas y actores similares, ya que los problemas continúan estando ahí. La RDC sigue siendo el escenario de una guerra regional, atrapada entre los estertores de las matanzas entre hutus y tutsis que salpicaron de sangre a sus vecinos en los 90, y el ansia por las materias primas. Los cerca de 9.000 millones de dólares (unos 6.900 millones de euros) invertidos en la MONUSCO no han servido para evitar la violencia; los líderes de la misión se plantean ahora derrotar por medio de drones a los renegados del M23, pero todas las iniciativas chocan con la reticencia de Ruanda, el supuesto patrocinador de los insurgentes.
Al Houthi (Yemen)
La guerra que golpea el norte de Yemen desde que, en 2004, el líder de una secta chií  lanzara la rebelión Al Houthi para crear un Estado independiente en la región de Sa'dah, no es sólo un factor de desestabilización, sino también un escenario alternativo del enfrentamiento entre Arabia Saudí e Irán. Los rebeldes Houthi llevan años lanzando ofensivas y conquistando y perdiendo territorios. Algunas zonas han llegado a quedar de facto bajo su poder, ante la impotencia del Ejército yemení, exprimido por los esfuerzos de sofocar otro movimiento secesionista en el sur y, más recientemente, el establecimiento en su territorio de Al Qaeda en la Península Arábiga.
Los yemeníes cuentan con el apoyo de Arabia Saudí para combatir a Al Houthi, derivado del empeño de Riad en consolidar el dominio del sunismo. Irán, bastión del chíismo, es el principal sostén de los insurgentes. La caída del presidente yemení Ali Abdulá Saleh en 2011 envalentonó a los rebeldes, que desde entonces han conquistado centros gubernamentales e infraestructuras. El conflicto es difícilmente resoluble, sobre todo porque Yemen es el teatro de operaciones de grandes fuerzas regionales, porque su ínfimo nivel de desarrollo asegura un flujo de jóvenes dispuestos a la lucha, y porque los recursos militares del país están exhaustos en ese triple ariete que conforman Al Houthi, al Qaeda y los independentistas del sur.
Ejército para la Independencia de Kachin (Myanmar)
Myanmar (antigua Birmania) vive un despertar cuasi democrático. Sin embargo, sus fronteras se desangran en múltiples guerras étnicas. La más importante de todas ellas es la que enfrenta al Estado con el Ejército para la Independencia de Kachin (KIA). Creado en 1961 como reacción contra un golpe de Estado centralizador, KIA cuenta con alrededor de 8.000 soldados que aspiran a la secesión de un territorio septentrional colindante con China. Su lucha ha sido intermitente y estuvo paralizada durante 17 años, hasta que se reactivó en junio de 2011. A principios de este año se acordó otro alto el fuego, pero las fuerzas armadas oficiales, conscientes de su superioridad militar, lo incumplen repetidamente.
El desenlace de la guerra con el KIA no amenaza sólo la estabilidad del país, sino también la nueva dirección que ha tomado la administración. El hecho de que los soldados oficiales ignoren el alto el fuego plantea la duda de hasta qué punto controla el nuevo Gobierno a sus fuerzas armadas, y recuerda a los donantes que Myanmar sigue siendo parcialmente una dictadura militar. Los abusivos hábitos de unas tropas que desobedecen las instrucciones gubernamentales ponen en riesgo no sólo el proceso de paz con el KIA y con otros ejércitos étnicos, sino también la nueva idea que el mundo se ha hecho de Birmania.
Naxalitas (India)
La insurgentes maoístas en los Estados del este de India, conocidos de forma genérica como naxalitas, son considerados por el Gobierno como la mayor amenaza interna para el país. Sus alrededor de 20.000 miembros armados han dejado más de 6.000 muertos en algo más de veinte años de actividad, y su objetivo es ambicioso: controlar India. Aunque sus pretensiones parezcan  inasumibles y su efecto a escala nacional pueda ser moderado, a nivel local es enorme (actúan fundamentalmente en tres Estados, cuya población combinada es de 160 millones de personas). Además, su discurso es peligroso porque tiene un justificado armazón social; las denuncias de los naxalitas ante la injusticia del sistema les ha ofrecido cierta legitimidad que obstruye los esfuerzos para derrotarlos. Cada vez más sofisticados en sus métodos, han pasado de la guerra de guerrillas a un uso creciente de dispositivos explosivos improvisados.
Su lucha por los desheredados se traduce paradójicamente en un freno al desarrollo de los territorios en los que actúan. La amenaza de que los naxalitas atacarán cualquier iniciativa gubernamental sirve a las autoridades para eximirse de la responsabilidad de invertir en esos Estados. Los insurgentes ponen al Gobierno indio en una incómoda posición, entre quienes denuncian los abusos de sus tropas para sofocar la rebelión y quienes exigen más mano dura.
Boko Haram (Nigeria)
Boko Haram puede traducirse como "la educación occidental es pecado", pero tal denominación resulta insuficiente para retratar las ambiciones de este grupo. Su pretensión es derrocar al Gobierno y crear un Estado islámico en el norte de Nigeria, de mayoría musulmana. Los objetivos de sus ataques son dispersos, y oscilan entre lo local (repetidos atentados contra los cristianos de la región) y una incierta ambición global (su mayor atrevimiento, hasta la fecha, fue el atentado contra las instalaciones de Naciones Unidas en Abuja).
Boko Haram, cuya lucha se ha cobrado ya miles de muertos, se nutre de la desafección de los nigerianos del norte, más pobres que los del sur y, por lo tanto, más propensos a sentirse alienados por una administración central culturalmente lejana y plagada de corrupción. A medida que gana adeptos y polariza la sociedad nigeriana según criterios religiosos, los insurgentes suponen una amenaza creciente a la estabilidad del Estado. La abusiva política de mano dura de las fuerzas del orden y las ejecuciones sumarias no ayudan a sofocar esta insurgencia, sino que le confieren legitimidad. 

domingo, 7 de octubre de 2012

El Ché Guevara y su afición al lente de las cámaras fotográficas


Tomado de El Clarín

Una expresión inusual. La Habana, 1964. La lente del fotógrafo Osvaldo Salas captura al Che con una sonrisa franca.
La vida del más grande revolucionario, delante y detrás de la cámara
POR ABEL ALEXANDER.
INVESTIGADOR FOTOGRÁFICO

Desde las fotos familiares cuando era niño hasta su irrupción como ícono mundial, Ernesto Guevara mantuvo una relación intensa y permanente con la fotografía. Y no sólo fue como modelo: también trabajó como fotógrafo, un oficio que amó y cultivó.
Ernesto Guevara de la Serna, el Che, es uno de los personajes más célebres y fascinantes del siglo XX. Médico, deportista, viajero, revolucionario, militar, funcionario, político y diplomático, durante buena parte de sus vertiginosos 39 años de vida también atesoró una faceta poco conocida: su profundo interés por la fotografía.
Antes de empuñar su propio equipo, el Che estuvo expuesto desde su nacimiento a múltiples cámaras. Observando estas primeras imágenes del futuro revolucionario, nos llama la atención que entre ellas prácticamente no estén los clásicos retratos familiares posados en la galería de un estudio profesional –tan típicos de la época en los hogares de clase media alta, como el suyo– sino que son tomas de exteriores realizadas a veces por los típicos fotógrafos de plaza o “minuteros”. En ellas se ve a Ernestito de bebé y de niño; solo, con sus hermanos y amigos; en Alta Gracia –donde su familia se mudó cuando él tenía dos años para aliviar sus ataques de asma–, en la estancia familiar cercana a Baradero, en Mar del Plata o en las casas de sus parientes en Recoleta. De su paso por la facultad de Medicina de la UBA se conserva en la colección del doctor César Gotta la fotografía de una clase de anatomía de 1948, en la que el futuro Che Guevara sonríe frente a la cámara ante el cadáver ya preparado para el estudio de los futuros médicos. Hasta ese momento, ningún talento fotográfico ha enfocado sobre su figura.
Fue en 1953, durante su segundo viaje por Sudamérica, cuando el Che Guevara se asomó por primera vez al fascinante mundo de la fotografía. En La Paz, donde residía en forma temporal, conoció al fotógrafo alemán Gustav Thorlichen, un sensible artista que lo impresionó tanto como para volcar aquella impresión en su Diario de viaje. Con 47 años, Thorlichen se encontraba en Bolivia realizando diversos proyectos por cuenta del gobierno revolucionario de Víctor Paz Estenssoro, y por esos días exhibía sus mejores fotos. “Gustavo Thorlichen es un gran artista como fotógrafo”, escribió Ernesto. “Tuve oportunidad de ver su manera de trabajar. Domina una técnica sencilla subordinada íntegramente a una composición metódica que da como resultado fotos de notable valor”. La relación entre ambos debió ser fructífera, pues Guevara lo acompañó a fotografiar varios lugares en las afueras de La Paz. En enero de 2001, el periodista Rogelio García Lupo afirmó en Clarín que “el impacto que las imágenes del alemán le produjeron en cuanto las vio no sólo quedó asentado en el Diario sino que influyó en su propio proyecto de vida, a tal punto que antes de dos años, cuando llegó a México fugitivo de la represión anticomunista en Guatemala, lo primero que hizo fue comprar una cámara fotográfica de la cual vivió algún tiempo”.

El 21 de septiembre –día en que en la Argentina se celebra el día del fotógrafo– de 1954, Ernesto arriba a la ciudad de México, junto a Julio Roberto Cáceres Valle, “El Pantojo”. Tienen que ganarse la vida, y es entonces que nuestro personaje se decide a trabajar en el campo fotográfico. Lo contó el mismo Che: “El Pantojo no tenía ningún dinero y yo algunos pesos, compré una máquina fotográfica y juntos nos dedicamos a la tarea clandestina de sacar fotos en los parques, en sociedad con un mexicano que tenía un laboratorio donde revelábamos. Conocimos toda la ciudad de México, caminándola de una punta a la otra para entregar las malas fotos que sacábamos”. En noviembre le escribe a su madre en la Argentina: “la fotografía sigue dando para vivir y no hay esperanzas demasiado sólidas que deje eso en poco tiempo.” En una entrevista realizada por Jorge Timossi al español Rafael del Castillo en su pequeño negocio de fotografía, este refugiado político recuerda el paso del Che por su Foto-Taller: “Según me dijo, él venía de Guatemala con unos periodistas y quería trabajar en algo porque necesitaba ganarse el sustento; le di una cámara sin ningún compromiso. El día que tuviera dinero me la iría pagando como pudiera. Empezó a tomar fotos y venía a diario a que le revelaran los rollos que había tirado en fiestas o por la calle. Cada semana me daba cierta cantidad de dinero para irme pagando el equipo. Hicimos amistad, seveía inteligente y sobre todo muy bien educado. Un día me dijo que era doctor. La primera cámara que le di fue una Retina de 35 mm”.

Se sabe que Guevara tomó fotografías de las ruinas de Uxmal, Chichén Itzá y en lugares como Mérida, Yucatán y Veracruz, y  en algún momento barajó la posibilidad de abrir su propio negocio fotográfico en la capital azteca. Entre el 12 y el 26 de marzo de 1955 se llevaron a cabo en la ciudad de México los II Juegos Deportivos Panamericanos, de los que Argentina participó con 186 atletas. Por esos días y en forma casual –viajaban en el mismo tranvía– Guevara conoció al doctor Alfonso Pérez Vizcaíno de la Agencia Latina de Noticias, quien simpatizó con el joven aventurero y, al tanto de su actividad, lo contrató para cubrir los Juegos. El Che trabajó intensamente como cronista, guía de la delegación por la ciudad y fotógrafo, cubriendo con su amigo “El Pantojo” las diversas justas deportivas, revelando y copiando todo el material diario. Si bien recibió algún adelanto, finalmente la agencia cerró y el Che nunca terminó de cobrar sus fotos.
Poco después Guevara conoció a Fidel Castro Ruz, su hermano Raúl y un grupo de exiliados políticos cubanos que integraban una célula insurgente, junto a quienes cayó detenido el 24 de junio de 1956. El fotógrafo mexicano Cándido Mayo tomó una serie de fotos del Che y Fidel. Son las primeras en que se los ve juntos. Habría muchas más: el 2 de diciembre de 1956, el yate Granma llegó a la costa de Cuba cargado con 82 revolucionarios. Dirigían la expedición Fidel y Raúl Castro, Camilo Cienfuegos y Ernesto “Che” Guevara, en su doble condición de médico y combatiente. Luego de un complicado desembarco entre manglares y pantanos, la aviación gubernamental atacó y sólo una veintena sobrevivieron para internarse en la Sierra Maestra e iniciar la lucha guerrillera. Comenzaba así otra etapa fotográfica en la vida del Che.
Entre selvas y montañas el argentino carga su cámara de 35 mm. con resistente funda y correaje de cuero, convirtiéndose en un especial reportero de guerra. Y se produce, ahí y entonces, la impresionante metamorfosis fotográfica de su vida: ya no es el esforzado estudiante universitario o el ignoto viajero. Su posición en la cúpula de la guerrilla más buscada por la prensa internacional lo convierte de repente en una figura pública que todos los medios se disputan. El impacto mundial que causan la estampa y el discurso del Che es gigantesco, y trasciende la esfera política: desde que su retrato con uniforme de combate comienza a publicarse en los principales medios del mundo, se inicia un fenómeno muy especial alrededor de aquel barbudo joven sudamericano: miles de jovencitas se sienten fuertemente atraídas por este hombre idealista de aspecto sumamente atrayente y sexy.
Los fotógrafos de todo el mundo peregrinan hasta la selva para retratar a los guerrilleros. Entre ellos, Tirso Martínez fue protagonista de una anécdota que refleja la pasión del Che por la fotografía: “a fines de la guerra contra Batista subí al Escambray. Me instalé en el campamento del Che. Me dio una cámara que había traído de la Sierra Maestra en muy mal estado, sucia, para que se la arreglara ‘¿No te quedarás con ella?’, me preguntó: ‘Si está buena, a lo mejor’, le respondí”. “La traje para La Habana. Triunfó la Revolución y un día fui a fotografiarlo al Ministerio de Industrias. Un grupo esperábamos afuera, en el pasillo; salió de la oficina y delante de todo el mundo me dijo: ‘Chorro, me robaste mi cámara’.” El 3 de enero de 1959, dos días después de que el dictador Fulgencio Batista y su familia huyeran de Cuba, arriba triunfante a la La Habana el ya mítico Che Guevara. Las agencias de noticias envían a sus mejores fotógrafos para obtener la ansiada foto de aquel enérgico barbudo que encendía la imaginación de la juventud mundial. A partir de entonces y desde sus diversas funciones públicas, el Che construirá una cómplice relación de fotógrafo a fotógrafo con sus colegas cubanos: entiende perfectamente el trabajo de estos hombres de prensa y los secretos de una profesión que exige talento, velocidad de acción, sentido de la oportunidad, coraje para superar escollos y un estado de alerta permanente. Como ejemplo de esta camaradería, frente al reportero Guillermo Fernando López Junque dijo que “no hay muchos fotógrafos chinos, cubanos, ni López, así que te llamaré Chinolope”, seudónimo que López adoptó complacido.
Liborio Noval, una leyenda de la fotografía cubana que falleció el mes pasado, recuerda algunas anécdotas con relación al Che: “Fue el 26 de febrero de 1961 en el Reparto Martí. Yo trabajaba para el periódico Revolución. Ese domingo me mandaron para fotografiar al Che en un trabajo voluntario. Cuando llegué, el argentino me preguntó qué hacía allí. Tomar fotos, le contesté. Entonces me pidió que colgara la cámara y lo ayudara a llenar las carretillas. Así estuvimos todo el día. Sólo me dio diez minutos para hacer mi trabajo”. Fue Noval quien el 2 de enero de 1964 registró al Che en la Plaza de la Revolución junto a su cámara con teleobjetivo, imagen que ilustra esta página.
Otro cronista gráfico del Che fue Rogelio Andrés Torres, quien registró su afición al pilotaje o una concentrada partida de ajedrez en 1962, durante un descanso en la dura jornada del trabajo voluntario. Raúl Corral Varela (Corrales) provenía de una familia obrera campesina, y desde que se inició en la fotografía puso su cámara al servicio de los desprotegidos. Al triunfar Castro se convirtió en un cronista de la revolución, que realizó excelentes retratos del Che con logrados primeros planos. Ernesto Fernández, un destacado fotorreportero político, se valió de una artimaña para poder realizar algunas tomas del Che trabajando en la zafra de la caña de azúcar: “Entré al cañaveral hasta que lo encontré, con su uniforme verde oliva y un sombrero de guano. Le dije que tenía una cámara Leica con la que nunca había trabajado, que se me había trabado y no sabía cómo arreglarla, que si podía ayudarme. Tomó la cámara y, por supuesto, funcionó perfectamente. Me comentó sobre la calidad del equipo y siguió cortando caña. Le dije si podía tomarle algunas fotos para probar la cámara y estuvo de acuerdo”. Una de estas fotografías ilustró el billete de 3 pesos que circuló en Cuba hasta 1989.
 septiembre de 1959, el Che había sido invitado a una entrevista en la televisión de La Habana. El evento fue cubierto por la cámara del cubano Raúl Carreras, quien al siguiente día le entregó una cantidad considerable de copias de 8 x 10 centímetros. Guevara lo mandó llamar de inmediato, y tirando las fotos sobre el escritorio, le dijo: “Las fotos están bien, quien está mal sos vos. ¿Para qué tantas fotos? Aprendé a no despilfarrar los medios del Estado. No seas ‘guataca’ (derrochón)”, le dijo. Osvaldo Salas Merino fue otro de sus iconografistas recurrentes, y no debemos olvidarnos de uno de los registros más famosos, realizado por el gran fotógrafo suizo René Burri, quien en 1963 lo retrató en su despacho de ministro de Industria fumando su inseparable puro, emblemática fotografía publicada en abril de ese año por la revista Look.
  1960, frente a las crecientes tensiones con Estados Unidos y los exiliados cubanos en Miami, el gobierno de Fidel Castro compró un cargamento de armas a Bélgica. El embarque arribó a La Habana a bordo del navío francés “La Coubre”. El 4 de marzo, mientras se descargaba el armamento, una tremenda explosión fruto de un sabotaje sacudió los muelles habaneros y mató a 136 personas. Al día siguiente, el gobierno cubano realizó un gran acto de repudio. Las autoridades revolucionarias se encontraban en el palco, desde el cual Fidel pronunció su famosa consigna “Patria o Muerte”. A poca distancia, cubriendo el acto para el diario República, se encontraba uno de los más talentosos fotógrafos cubanos, Alberto Díaz Gutiérrez, más conocido por su seudónimo artístico de Korda. El Che se encontraba en la misma tarima, cuando Korda con su cámara Leica observó que daba un par de pasos al frente para mirar a la multitud: “Cuando lo enfoco a él y tengo la visión del lente de 90 milímetros, observo esa expresión que tanto me conmueve. Lo tengo en el objetivo. Aprieto el obturador, tiro una primera fotografía, doy vuelta la película –la cámara era manual– y descubro que aquella expresión era muy buena, que ahí tengo un retrato. Pongo la cámara en posición vertical y tiro un segundo negativo. Estoy virando nuevamente el rollo, cuando levanto la vista y el Che ya no está. Todo ocurrió en medio minuto”, recordaría.

Esa noche, en el laboratorio, eligió este último negativo y encuadró el rostro del Che, para lo cual eliminó el hombre de perfil que se encuentra a la izquierda y una palmera a la derecha. La cabeza del comandante se encuentra algo difuminada, rodeada por la luz pareja y suave de una tarde fría y nublada. Presentó esa toma a sus editores, pero no los convenció: la archivaron. Pasaron los años, y en el verano de 1967 el editor italiano Giangiacomo Feltrinelli visitó el estudio de Korda para buscar fotos del Che: el artista le obsequió dos copias 30 x 40 en papel brillante del aquel retrato. Pocos meses después, en octubre, matan a Guevara en Bolivia y Feltrinelli imprime la emblemática fotografía en un millón de afiches de 1 metro por 70 centímetros. 
El resto de la historia es conocido: aquel dramático retrato de 1960 se convierte en la representación misma  mito guerrillero. La imagen da la vuelta al mundo y se multiplica por millones en pancartas, afiches, publicaciones, pintadas callejeras, estandartes de lucha. Según los críticos, “Guerrillero heroico” se  entre los diez mejores retratos de la historia de la fotografía, y se considera la foto más reproducida del mundo. Korda nunca cobró un centavo por ella, en línea con sus convicciones revolucionarias de que dicha imagen multiplicaba el mensaje de aquel que había ofrendado su vida  pos de sus ideales. Sólo accionó judicialmente contra una conocida marca de vodka que usó la imagen en sus botellas: ganó el juicio por 50.000 dólares y los donó a Cuba.En sus años como funcionario, el Che fue un verdadero “blanco móvil” para los fotógrafos que lo inmortalizaron en las más diversas situaciones, poses y compañías. El los dejaba hacer: como buen apasionado por la fotografía –adonde iba llevaba colgada al cuello su cámara de 35 mm.– conocía perfectamente el inmenso valor político que tenían las imágenes. Mientras, él también sacaba sus propias fotos, tanto en Cuba como durante sus giras diplomáticas. Y por supuesto, tampoco descuidaba las imágenes familiares: cuando Vicent Monzó, curador de una excelente muestra sobre Guevara, se entrevistó en La Habana con su viuda Aleida, ella le mostró varias cajas de zapatos llenas de fotografías tomadas por el Che.
Sus últimas fotos las tomó durante la campaña revolucionaria en la selva de Bolivia –el mismo país donde Thorlichen lo había deslumbrado– y se hicieron conocidas luego de que los oficiales bolivianos que lo capturaron vendieran los negativos. Para entonces, el Che ya había llegado al final de su iconografía fotográfica: la cámara de Freddy Alborta había registrado para la Historia su cuerpo baleado y tendido con los ojos bien abiertos sobre una camilla de la lavandería del hospital de Vallegrande, donde los militares del Ejército boliviano lo trasladaron luego de su ejecución en La Higuera el 9 de octubre de 1967. Eran las últimas imágenes del revolucionario, las primeras del mito.

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