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jueves, 31 de octubre de 2013

El empresario más rico de Brasil se declara en bancarrota

Tomado de BBC Mundo  
Hasta no hace mucho, Batista era la imagen del éxito.
La caída libre del hombre que fue el empresario más rico de Brasil
Por Gerardo Lissardy

Eike Batista, el empresario brasileño que soñaba con ser el hombre más rico del mundo, sumó un nuevo capítulo al asombroso derrumbe de su imperio con un pedido de protección de bancarrota para la petrolera OGX, buque insignia de su grupo.

La solicitud de la empresa a la justicia brasileña fue realizada este miércoles, un día después que anunciara el fracaso de las negociaciones con tenedores de bonos para reestructurar una deuda de US$3.600 millones.

Especialistas sostienen que esta podría ser una de las mayores quiebras corporativas en la historia de América Latina, si no la mayor.

Y algunos advierten que tal vez sea un golpe demasiado duro para el grupo empresarial de energía y minería con el que Batista se convirtió en el hombre más rico de Brasil y octavo del mundo, antes de perder más de US$30.000 millones de su fortuna personal en año y medio.

"El problema de Eike Batista, que alguna vez era visto como una solución, era que sus empresas tienen una interconexión muy grande", dijo Luciano Losekann, jefe del Departamento de Economía de la Universidad Federal Fluminense (UFF).

"Un fracaso de OGX puede contaminar todas esas inversiones y tener una multiplicación devastadora en el grupo", agregó el experto, en diálogo con BBC Mundo.

Cambio de vientos


OGX fue creada en 2007 y llegó a ser vista como una especie de versión privada de la estatal Petrobras y más pequeña, favoreciéndose del entusiasmo que causaron los hallazgos de enormes yacimientos de petróleo en la costa atlántica de Brasil.

Su valor de mercado superaba los US$40.000 millones a fines de 2010. Y Batista, amante de las lanchas deportivas que estuvo casado con una mujer que modeló para Playboy, pasó a ser sinónimo de éxito.
 Las acciones de OGX perdieron un 26% en la bolsa de Sao Paulo.

Pero en una señal de cómo cambió aquel panorama, OGX falló en pagar en fecha el 1º de octubre US$45 millones en intereses de deuda y comenzaron a correr 30 días para que lograra un acuerdo con sus acreedores. El plazo vence este jueves.

Si es admitido el pedido de protección judicial que presentó ante la justicia de Río de Janeiro, donde OGX tiene su sede, la empresa tendrá 60 días para presentar un plan de reestructuración que los acreedores luego pueden aceptar o rechazar.

Si fuera rechazado, la empresa entraría en quiebra.

Un acuerdo entre empresa y acreedores se ha logrado en menos de un cuarto de los casos de protección presentados ante la justicia brasileña desde 2005, informó el diario O Estado de Sao Paulo.

En su pedido de protección judicial, la empresa declaró que su deuda consolidada asciende a 11.200 millones de reales (cerca de US$5.100 millones) que incluyen los bonos en el mercado internacional.

Las acciones de OGX se desmoronaron este miércoles un 26% en la bolsa de Sao Paulo, que cerró en rojo por segundo día consecutivo.

"Bendecido"


Los problemas de OGX y del imperio Batista asomaron el año pasado con el anuncio de que su producción sería bastante menor a lo esperado.

Los inversores comenzaron a sospechar que podría haber problemas para que la empresa cumpliera con sus compromisos financieros y OGX perdió rápidamente valor de mercado.

La situación se agravó este año cuando la firma admitió que podía interrumpir en 2014 la producción de petróleo en el campo de Tubarão Azul, ante dificultades que habían surgido.

La caída de cerca de 90% del valor de las acciones de OGX afectó la confianza en otras empresas del grupo de Batista, que abarca rubros diversos como puertos, minería y energía.
Sergio Lazzarini, profesor de estrategia en la escuela de negocios Insper de Sao Paulo, sostuvo que Batista fue "exagerado en todos los sentidos" y se sobreestimaron los resultados sin bases sólidas.

"El mayor atributo de los emprendedores es ser optimista por definición, pero aquí hubo demasiado", indicó Lazzarini recientemente a BBC Mundo.

Sin embargo, Batista dijo que creyó en su proyecto, durante una entrevista publicada en septiembre en el diario The Wall Street Journal.

"Viviendo en un país que tiene aquellos descubrimientos de petróleo gigantescos, ¿por qué yo no podía haber sido bendecido con uno de ellos?", interrogó el empresario, que en noviembre cumplirá 57 años.

Ahora muchos se preguntan hasta qué punto sus problemas afectarán a más firmas en la mayor economía latinoamericana. "El fracaso de OGX crea una duda sobre la viabilidad de otras empresas nacionales en el área de petróleo", sostuvo Losekann.

martes, 3 de septiembre de 2013

7 pecados capitales de los inversionistas que los llevan al fracaso

Tomado de The Wall Street Journal  

Los siete pecados capitales de los inversionistas


Por KIRSTEN GRIND
Han pasado casi cinco años desde lo peor de la crisis financiera de Estados Unidos, y los inversionistas han aprendido mucho desde entonces, o por lo menos eso es lo que se cree.
Según psicólogos y asesores financieros, poco ha cambiado en cuanto a la conducta de los inversionistas, quienes siguen cometiendo el tipo de errores que los han metido en problemas durante décadas. Se dejan deslumbrar por la última tendencia, quieren seguir a las masas y simplemente parecen pasar por alto los detalles importantes, como las altas cuotas anuales que cobran muchos fondos mutuos.
Hay formas de evadir estos tropiezos. Los inversionistas necesitan un plan concreto y de rápida acción para sus objetivos de inversión, necesitan encontrar a un asesor financiero o familiar de confianza que los ayuden a sopesar sus decisiones y deben dejar de prestarle tanta atención a los eventos de corto plazo que son noticia.
A continuación, los siete pecados capitales de la inversión y cómo evitarlos.
La lujuria: seguir el desempeño reciente
La creencia del inversionista de que el desempeño reciente determinará el desempeño futuro es una de las mayores trampas en las que cae, dicen los expertos.
"La gente tiende a invertir en algo a lo que le ha ido bien recientemente", señala Terrance Odean, profesor de finanzas en la Escuela de Negocios Haas de la Universidad de California en Berkeley.
Antes de la crisis financiera, los inversionistas se metieron de lleno en el mercado inmobiliario, convencidos de que los precios de las viviendas nunca se debilitarían.
El ejemplo más reciente es el oro. El metal tuvo una racha alcista incluso antes de la crisis, y los inversionistas se abalanzaron hacia él. Un factor importante fue la gran atención que el oro de pronto recibió en todos los medios.
Para combatir esta conducta, los asesores indican que es importante estudiar los precios y el desempeño histórico de las inversiones populares. En vez de estudiar solo los precios de los últimos meses o años, observe periodos que daten de al menos 10 años atrás, y a veces más. Por ejemplo, los precios del oro han estado subiendo desde 2001, pero en el largo plazo se han rezagado frente a las acciones y apenas han mantenido el ritmo de la inflación.


Lehman Brothers solicitó protección bajo la ley de bancarrota de EE.UU. el 15 de septiembre de 2008. ¿Qué han aprendido los inversionistas desde entonces?

La soberbia: demasiado confiados
Los inversionistas, especialmente los novatos, suelen pensar que saben mucho más de lo que realmente conocen sobre una inversión particular, afirman los psicólogos y asesores.
"Nuestra opinión sobre nosotros mismos es demasiado alta", dice Odean, el profesor de finanzas. "Todos necesitamos una dosis saludable de desconfianza en uno mismo y humildad".
La mejor forma para que los inversionistas controlen su exceso de confianza es asegurarse de tener a una persona imparcial con la que puedan hablar sobre sus ideas de inversión. Esta persona podría ser un asesor financiero o un amigo cercano o familiar que no se vea afectado directamente por ninguna decisión.
Pereza: pasar por alto los costos
Los inversionistas a menudo simplemente no prestan atención a los detalles. Considere su disposición de invertir en fondos mutuos caros que no tienen buen desempeño, dice James Choi, un profesor asociado de finanzas en la Escuela de Administración de Yale.
Los inversionistas, atraídos por el nombre del gestor de un fondo o el desempeño reciente, no se fijan en las cuotas. En lugar de invertir en un fondo que sigue un índice amplio, como el S&P 500, y que cobra una tarifa bajísima, muchos inversionistas a menudo ponen sus apuestas en un fondo gestionado por un seleccionador profesional de acciones que cobra una cuota mucho más alta, afirma Choi.
Pero los fondos más caros tienden a tener resultados inferiores que los más económicos, dice Choi, citando varios estudios.
Envidia: querer formar parte del club
Antes del debut bursátil de Facebook en mayo de 2012, los asesores financieros fueron inundados con llamadas de clientes que querían tener esta acción antes de que saliera al mercado El hecho de que solo había una cantidad limitada de títulos para inversionistas minoristas solo aumentó el furor, indican los analistas.
El deseo de ser parte de una emisión exclusiva a menudo impulsa a las personas a hacer apuestas que no encajan con los objetivos generales de un portafolio. Los inversionistas que colocaron su dinero en Facebook justo después de su salida a bolsa vieron la acción de la empresa descender por debajo de US$20 varios meses más tarde, mucho menos de su precio de salida de US$38. (La acción ahora cotiza en cerca de US$41).
Susan Strasbaugh, dueña de Strasbaugh Financial Advisory en Colorado, que tiene US$100 millones bajo gestión, recomienda abrir una cuenta separada para inversiones como la de Facebook, que no encajan en el portafolio de un cliente, e invertir en ellas no más de 5%.
Ira: no admitir el fracaso
La gente detesta perder dinero. La aversión a la pérdida, como lo llaman los psicólogos, es común. Se vio cuando los inversionistas se rehusaron a vender las acciones de empresas tecnológicas a medida que estallaba la burbuja del sector a principios del 2000, al igual que lo hicieron con las acciones financieras durante la crisis, y como lo siguen haciendo hoy.
"No queremos ser honestos con nosotros mismos y admitir la pérdida", anota Brad Klontz, un psicólogo clínico y profesor agregado de planificación financiera en la Universidad Estatal de Kansas.
Esta forma de pensar puede ser peligrosa. Si se arrepiente de una decisión, podría vender demasiado pronto, pero si no puede aceptar la derrota y los costos de una inversión, podría quedarse con un activo por demasiado tiempo, apuntan los psicólogos.
En vez de solamente investigar las finanzas de una empresa, los inversionistas deben analizar todo el clima económico, dicen los expertos. Si una empresa depende de la recuperación del mercado laboral o inmobiliario para tener buen desempeño, los inversionistas tienen que entender bien el panorama de esos sectores y planear sus inversiones en base a eso.
Gula: vivir el momento
A menudo los trabajadores no ahorran con tiempo de anticipación porque perciben su jubilación como un evento muy lejano. La clave, dice Klontz, es hacerse una serie de preguntas sobre qué estilo de vida quiere llevar cuando se jubile: ¿Cuántos años tendrá? ¿Dónde vivirá? ¿Qué estará haciendo?
Cuando el inversionista observa que solo le quedan 20 o 30 años para retirarse, se siente alentado a aportar más a su plan de jubilación.
Avaricia: seguir a las masas
Cuando la bolsa se vino abajo en 2008, muchos inversionistas huyeron de las acciones. El mismo fenómeno ocurre ahora con el mercado de bonos a medida que los inversionistas se alejan de la deuda, preocupados por el alza de las tasas de interés.
Para combatir el inevitable temor por un declive bursátil u otros eventos adversos, los asesores dicen que es crucial que los inversionistas tengan un plan detallado al cual serle leal independientemente de los eventos a corto plazo. El plan debería delinear su objetivo en cuanto a bonos, acciones y otras inversiones, y estar basado en sus metas de jubilación.


sábado, 29 de junio de 2013

Debilitamiento de economía peruana obliga a Humala a mostrar actitud pro inversionistas

Tomado de The Wall Street Journal  

Humala busca restituir la confianza de los inversionistas

 Por ROBERT KOZAK

LIMA, Perú—Enfrentado a un debilitamiento de la economía, el presidente peruano, Ollanta Humala, está tratando de reconstituir la confianza en su gestión y atraer inversiones.
La caída del valor de las exportaciones, la agitación de los mercados financieros y las dudas sobre los ingresos de capital extranjero han ensombrecido el crecimiento económico de Perú.

El gobierno de Humala ahuyentó a los inversionistas a comienzos de este año al evaluar la compra de activos de la española Repsol SA, REP.MC -1.16% lo que algunos observadores interpretaron como un giro a la izquierda en la política económica.
El gobierno se arrepintió de la operación y Humala, de 51 años, desde entonces ha hecho campaña para demostrar que Perú sigue abierto a las necesidades de los inversionistas del sector privado.
Humala declaró a fines de mayo que la promoción de las inversiones era de "interés nacional" y delineó una serie de medidas para impulsarlas.
El mandatario viajó a Estados Unidos para reunirse con el presidente Barack Obamay con otros líderes políticos y empresariales.
Humala sostuvo además reuniones de alto perfil en Lima para calmar las aguas luego que líderes empresariales peruanos criticaran al gobierno por ser poco favorable a las inversiones.
Las críticas, incluida una del titular de la mayor agrupación empresarial del país que sostuvo que Perú iba a tomar el mismo camino que Cuba, parecieron incomodar a Humala.
Humala —quien alguna vez fuera un izquierdista inquebrantable respaldado por el ex presidente socialista de Venezuela, el fallecido Hugo Chávez— dio un fuerte giro a la derecha antes de la elección de 2011 y desde entonces ha trabajado para convencer a los inversionistas de que continuará en un camino favorable al mercado.
El presidente dijo el jueves en una conferencia titulada "Invertir en Perú" que el modelo económico peruano requiere inversiones nacionales e internacionales y que existe un consenso nacional sobre cómo lograr el crecimiento.
En esa conferencia el presidente estuvo junto al ministro de Economía y Finanzas, Luis Miguel Castilla, quien indicó que el Estado necesita emprender una reforma que lo modernice y lo haga más productivo.
Castilla indicó que un mundo en donde hay menos liquidez, los sólidos indicadores fundamentales de Perú actuarán como un imán para las inversiones de largo plazo.
Los intentos del gobierno de dar garantías a los inversionistas surgen en momentos en que algunos inversionistas de cartera se están deshaciendo de bonos soberanos de Perú y están vendiendo acciones en el mercado bursátil.
Además, los analistas han comenzado a reducir recientemente sus proyecciones de crecimiento y el Banco Central de Reserva del Perú ahora estima una expansión de 6,1% en 2013, mientras que Bank of America BAC -1.15% Merrill Lynch proyecta un crecimiento de 4,4%. El producto interno bruto se expandió 6,3% en 2012.
El jueves, BofA Merrill Lynch Global Research calificó el crecimiento de Perú de "extralimitado".
"Estamos escépticos de que Perú pueda mantener las tasas de crecimiento a las que sus autoridades están apuntando en un contexto de precios más débiles de los bienes básicos. Esto posiblemente genere un desajuste entre las políticas macro y los indicadores fundamentales subyacentes, llevando a la exacerbación de algunos desequilibrios macro tales como su gran déficit de cuenta corriente y la inflación básica", indicó el banco. 

domingo, 9 de junio de 2013

En EEUU un fracaso previo puede ser considerado a favor para obtener nuevos negocios

Tomado de BBC Mundo  
Rocky Balboa es un héroe, no tanto por ganar, sino por no darse por vencido.
El fracaso no es una barrera para el éxito en EE.UU.
No se trata de cuán duro pegues. Se trata de cuán duro te pueden pegar y que tú sigas adelante; cuánto puedes aguantar y seguir. Así es como se gana” Rocky Balboa

Por Jane O'Brien
  
Desde que los colonos europeos llegaron en busca de nuevas oportunidades, el norte de América ha encarnado una cultura de independencia y voluntad de asumir riesgos.

Para los empresarios en Estados Unidos, eso significa aceptar el fracaso como un rito de iniciación en el sendero hacia el éxito. Muchos inversores en ese país incluso prefieren compañías o individuos que han caído y se han levantado de nuevo.

"Nuestra historia de fracasos nunca ha sido una traba. Nos ha ayudado a establecer bases con experiencia", asegura Randal Pinkett, fundador y director ejecutivo de la firma consultora BCT Partners, que se espera reportará ganancias de US$10 millones este año.

"La cuestión no es si uno ha fallado y caído sino si es capaz de volverse a levantar", señala.

Resultados rápidos


BCT, que asesora sobre programas de construcción comunitarios, es el quinto negocio de Pinkett y nada parecido a su primera empresa: vender CDs desde su habitación cuando todavía era estudiante. Cuando eso se no funcionó, lanzó una compañía de entrenamiento corporativo, que también se hundió, como sucedió con su tercera y cuarta iniciativa.

Pinkett cayó y se levantó y hasta ganó El Aprendiz: la encarnación del sueño americano.

Desde entonces, ha ganado varios premios internacionales por sus logros empresariales y ha escrito libros al respecto.

En 2005 fue además el ganador del reality El Aprendiz, en el que el magnate Donald Trump juzga a los participantes por su habilidad al manejar proyectos.

Según Pinkett, la velocidad del cambio en EE.UU. lleva inevitablemente a fracasos en los negocios. Pero también puede acelerar los resultados.

"Entre más rápido falle, más rápido alcanzará el éxito", afirma a la BBC. "La cultura de EE.UU. casi que se basa en la innovación y la experimentación como una manera de fallar y llegar al éxito".

"Prueba de fuego"


Es una actitud estadounidense por excelencia, opina Casey Willson, un asesor de negocios del Centro para el desarrollo empresarial y tecnológico de la Universidad de Maryland.

"Cuando un inversor está en busca de una oportunidad, si (el empresario) ha pasado la prueba de fuego, se puede considerar un mejor riesgo pues la gente que falla y sigue intentando, invariablemente ha aprendido de su fracaso".

Agrega que incluso Hollywood celebra ese sentimiento, con películas como "Breaking Away" o "El relevo", sobre un joven que persevera hasta convertirse en un campeón de ciclismo, y las películas del boxeador Rocky.

Sylvester Stallone, interpretando al héroe Rocky Balboa en la última cinta de la serie, declara: "No se trata de cuán duro pegues. Se trata de cuán duro te pueden pegar y que tú sigas adelante; cuánto puedes aguantar y seguir. Así es como se gana".

Willson se basa en su propia experiencia cuando aconseja a otros. Su primer emprendimiento, una franquicia de tiendas de zapatos, tuvo problemas cuando el fabricante quebró.

"Nos quedamos sin productos que vender, siete arrendamientos que pagar y muchas deudas. Pero me llevó a otras pequeñas empresas y se convirtió en una forma de vida".

"Uno se acostumbra a ser creativo, a controlar su propio negocio, a hacer sus propias decisiones y a responder a las necesidades de los clientes y los mercados", explica.

"Hecho trizas"


A veces los negocios fracasan por circunstancias externas que no se pueden controlar.

Shelley Pumphrey es dueña de Financial Concierge Services en Maryland, una exitosa compañía que ayuda a la gente a organizar sus finanzas. Ha desarrollado su pericia tras dos décadas trabajando para corporaciones y dirigiendo sus propios negocios.

Su primera idea fue ayudar a pequeñas empresas a unirse para obtener los descuentos que los grupos reciben en las tarifas de seguros.

"Funcionó muy bien hasta que las leyes cambiaron en Maryland -cuenta-. De repente el modelo de mi negocio quedó hecho trizas".

En 2008, cuando el mercado inmobiliario colapsó en EE.UU., empezó a comprar casas embargadas. Las remodelaba y las vendía más caras. Eso estaba funcionando bien hasta que tuvo que abandonar ese negocio por razones personales.

"En las dos instancias, yo sabía cómo hacer los planes y cuál era mi objetivo; en ambos casos, lo que liquidó las compañías fueron eventos que no podía anticipar".

La lección que aprendió fue cuán importante es elaborar un presupuesto para las épocas malas y la experiencia le dejó una mejor comprensión de la naturaleza cíclica de los negocios. Pero su recurso más preciado es su carácter.

"Efectivamente, uno se despierta algunos días pensando 'no me está yendo tan bien como pensé'. La determinación es lo que marca la diferencia entre alguien que se cruza de brazos y se va a trabajar para otro, o alguien que sigue intentándolo y tiene éxito".

Para Jean Card, de la Federación Nacional de Empresas Independientes, empezar un negocio es uno de las más grandes pruebas para un individuo.

"La promesa de una recompensa potencial hace que la gente lo siga haciendo. Se les considera valientes por intentarlo pues crear un negocio es algo que la gente de este país admira. Es un fenómeno cultural", dice.