Tomado de The Wall Street Journal
Los siete pecados
capitales de los inversionistas
Por KIRSTEN GRIND
Han pasado casi cinco años desde lo
peor de la crisis financiera de Estados Unidos, y los inversionistas han aprendido
mucho desde entonces, o por lo menos eso es lo que se cree.
Según psicólogos y asesores
financieros, poco ha cambiado en cuanto a la conducta de los inversionistas,
quienes siguen cometiendo el tipo de errores que los han metido en problemas
durante décadas. Se dejan deslumbrar por la última tendencia, quieren seguir a
las masas y simplemente parecen pasar por alto los detalles importantes, como
las altas cuotas anuales que cobran muchos fondos mutuos.
Hay formas de evadir estos tropiezos.
Los inversionistas necesitan un plan concreto y de rápida acción para sus
objetivos de inversión, necesitan encontrar a un asesor financiero o familiar
de confianza que los ayuden a sopesar sus decisiones y deben dejar de prestarle
tanta atención a los eventos de corto plazo que son noticia.
A continuación, los siete pecados
capitales de la inversión y cómo evitarlos.
La lujuria: seguir el desempeño
reciente
La creencia del inversionista de que el
desempeño reciente determinará el desempeño futuro es una de las mayores trampas
en las que cae, dicen los expertos.
"La gente tiende a invertir en
algo a lo que le ha ido bien recientemente", señala Terrance Odean,
profesor de finanzas en la Escuela de Negocios Haas de la Universidad de
California en Berkeley.
Antes de la crisis financiera, los
inversionistas se metieron de lleno en el mercado inmobiliario, convencidos de
que los precios de las viviendas nunca se debilitarían.
El ejemplo más reciente es el oro. El
metal tuvo una racha alcista incluso antes de la crisis, y los inversionistas
se abalanzaron hacia él. Un factor importante fue la gran atención que el oro
de pronto recibió en todos los medios.
Para combatir esta conducta, los
asesores indican que es importante estudiar los precios y el desempeño
histórico de las inversiones populares. En vez de estudiar solo los precios de
los últimos meses o años, observe periodos que daten de al menos 10 años atrás,
y a veces más. Por ejemplo, los precios del oro han estado subiendo desde 2001,
pero en el largo plazo se han rezagado frente a las acciones y apenas han
mantenido el ritmo de la inflación.
Lehman Brothers solicitó protección bajo la ley de bancarrota de
EE.UU. el 15 de septiembre de 2008. ¿Qué han aprendido los inversionistas desde
entonces?
La soberbia: demasiado confiados
Los inversionistas, especialmente los
novatos, suelen pensar que saben mucho más de lo que realmente conocen sobre
una inversión particular, afirman los psicólogos y asesores.
"Nuestra opinión sobre nosotros
mismos es demasiado alta", dice Odean, el profesor de finanzas.
"Todos necesitamos una dosis saludable de desconfianza en uno mismo y
humildad".
La mejor forma para que los
inversionistas controlen su exceso de confianza es asegurarse de tener a una
persona imparcial con la que puedan hablar sobre sus ideas de inversión. Esta
persona podría ser un asesor financiero o un amigo cercano o familiar que no se
vea afectado directamente por ninguna decisión.
Pereza: pasar por alto los costos
Los inversionistas a menudo simplemente
no prestan atención a los detalles. Considere su disposición de invertir en
fondos mutuos caros que no tienen buen desempeño, dice James Choi, un profesor
asociado de finanzas en la Escuela de Administración de Yale.
Los inversionistas, atraídos por el
nombre del gestor de un fondo o el desempeño reciente, no se fijan en las
cuotas. En lugar de invertir en un fondo que sigue un índice amplio, como el
S&P 500, y que cobra una tarifa bajísima, muchos inversionistas a menudo
ponen sus apuestas en un fondo gestionado por un seleccionador profesional de
acciones que cobra una cuota mucho más alta, afirma Choi.
Pero los fondos más caros tienden a
tener resultados inferiores que los más económicos, dice Choi, citando varios
estudios.
Envidia: querer formar parte del club
Antes del debut bursátil de Facebook en mayo de 2012, los asesores
financieros fueron inundados con llamadas de clientes que querían tener esta
acción antes de que saliera al mercado El hecho de que solo había una cantidad
limitada de títulos para inversionistas minoristas solo aumentó el furor,
indican los analistas.
El deseo de ser parte de una emisión
exclusiva a menudo impulsa a las personas a hacer apuestas que no encajan con
los objetivos generales de un portafolio. Los inversionistas que colocaron su
dinero en Facebook justo después de su salida a bolsa vieron la acción de la
empresa descender por debajo de US$20 varios meses más tarde, mucho menos de su
precio de salida de US$38. (La acción ahora cotiza en cerca de US$41).
Susan Strasbaugh, dueña de Strasbaugh
Financial Advisory en Colorado, que tiene US$100 millones bajo gestión,
recomienda abrir una cuenta separada para inversiones como la de Facebook, que
no encajan en el portafolio de un cliente, e invertir en ellas no más de 5%.
Ira: no admitir el fracaso
La gente detesta perder dinero. La
aversión a la pérdida, como lo llaman los psicólogos, es común. Se vio cuando
los inversionistas se rehusaron a vender las acciones de empresas tecnológicas
a medida que estallaba la burbuja del sector a principios del 2000, al igual
que lo hicieron con las acciones financieras durante la crisis, y como lo
siguen haciendo hoy.
"No queremos ser honestos con
nosotros mismos y admitir la pérdida", anota Brad Klontz, un psicólogo
clínico y profesor agregado de planificación financiera en la Universidad
Estatal de Kansas.
Esta forma de pensar puede ser
peligrosa. Si se arrepiente de una decisión, podría vender demasiado pronto,
pero si no puede aceptar la derrota y los costos de una inversión, podría
quedarse con un activo por demasiado tiempo, apuntan los psicólogos.
En vez de solamente investigar las
finanzas de una empresa, los inversionistas deben analizar todo el clima
económico, dicen los expertos. Si una empresa depende de la recuperación del
mercado laboral o inmobiliario para tener buen desempeño, los inversionistas
tienen que entender bien el panorama de esos sectores y planear sus inversiones
en base a eso.
Gula: vivir el momento
A menudo los trabajadores no ahorran
con tiempo de anticipación porque perciben su jubilación como un evento muy
lejano. La clave, dice Klontz, es hacerse una serie de preguntas sobre qué
estilo de vida quiere llevar cuando se jubile: ¿Cuántos años tendrá? ¿Dónde
vivirá? ¿Qué estará haciendo?
Cuando el inversionista observa que
solo le quedan 20 o 30 años para retirarse, se siente alentado a aportar más a
su plan de jubilación.
Avaricia: seguir a las masas
Cuando la bolsa se vino abajo en 2008,
muchos inversionistas huyeron de las acciones. El mismo fenómeno ocurre ahora
con el mercado de bonos a medida que los inversionistas se alejan de la deuda,
preocupados por el alza de las tasas de interés.
Para combatir el inevitable temor por
un declive bursátil u otros eventos adversos, los asesores dicen que es crucial
que los inversionistas tengan un plan detallado al cual serle leal
independientemente de los eventos a corto plazo. El plan debería delinear su
objetivo en cuanto a bonos, acciones y otras inversiones, y estar basado en sus
metas de jubilación.
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