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sábado, 30 de marzo de 2019

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: RUPTURAS SENTIMENTALES


Por Dra. Margarita Mendoza Burgos

Aceptar, asimilar y recuperarse de una ruptura amorosa siempre ha sido difícil, pero mucho más en tiempos de las redes sociales, donde Facebook se empecina en recordarnos viejos e idílicos momentos e Instagram nos actualiza al instante del “status sentimental” de aquella persona a la que se supone que tenemos que olvidar.

En fin, no hay una receta mágica para eso. No la hubo antes, menos ahora… Siempre duele y lo peor es que nos sentimos, en la mayoría de los casos, frustrados porque no funcionó: es inevitable sentirse enojados, dolidos y amargados.

La mejor forma sería aceptar con mucho estoicismo la ruptura y sentirnos tranquilos y seguros, planeando cómo seguir nuestras vidas solos. Sin embargo, eso no suele suceder: lo más común es que lloremos, hagamos escenas y entremos en un estado de depresión profunda.

Uno de los errores más comunes es intentar salir de ese bache encontrando otra persona lo más rápido posible. Es muy peligroso iniciar una relación pensando que un clavo saca otro clavo. No es justo para la persona que sirve para aminorar el dolor y aparentar que ya tenemos repuesto: generalmente una relación que empieza así, termina mal. Y los problemas se multiplicarán.

El primer paso del proceso es tratar de olvidar a esa otra persona. Es cierto que a veces es difícil separarnos totalmente del ambiente -mucho más si comparten el mismo lugar de trabajo-, pero es fundamental tratar de iniciar costumbres y amistades nuevas: empezar un curso de idiomas, ir al gimnasio, practicar un nuevo deporte… En ese sentido, guardar las cosas del otro y conservarlas para verlas, recrearlas y darles veneración no ayudará en absoluto. Lo mismo que hablar y hablar del otro, de lo bueno que era o de las cosas que le gustaban...

“Si bien es diferente para cada uno de nosotros, el sentimiento intenso de tristeza, pena y la sensación abrumadora de que nunca vamos a poder superar el dolor es común en todos los casos", explica la psicóloga Jo Hemmings. Y agrega: "En términos emocionales, una mala ruptura te hará pasar por cinco etapas de duelo: negación, ira, negociación, depresión y aceptación, e incluye recaídas".

Difícilmente “el mal de amores” puede ser curado por un profesional. Es cierto que un psicólogo puede ayudar, pero si no estamos dispuestos, de poco servirá. A más jóvenes duele más, pues idealizamos al ser amado, pero también se olvida más rápido. Es importante tratar de cambiar lo que había en conjunto y buscar nuevas amistades, no hablar mal del ex ni tampoco tratar de espiarlo en sus actividades en redes sociales.

Otro aspecto a tener en cuenta queda reflejado en un estudio publicado en el Journal of Experimental Psychology, donde se investigó la efectividad de tres estrategias de superación: 1) pensar en cosas malas de tu ex; 2) aceptar y hacerse cargo de los sentimientos de amor por tu expareja; 3) distraerte con buenos pensamientos que no tengan nada que ver con tu ex. Se examinó a 24 adultos de 20 a 37 años que habían comenzado a experimentar ataques de angustia tras terminar con sus parejas. De acuerdo con los resultados, las tres estrategias disminuyeron significativamente la respuesta emocional.

Si bien no hay fórmulas infalibles, y los plazos dependerán también de la personalidad de cada quien, está comprobado que “hay vida más allá del fin de una relación amorosa”

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
Consultas on line

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.

sábado, 2 de agosto de 2014

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: EL SACRIFICIO DE LA FELICIDAD


  

Siempre he abogado por luchar por conservar la pareja, especialmente cuando hay hijos. A veces recibo comentarios en el sentido de que no tiene sentido seguir con una relación que está muerta, y yo no voy a discutir esto, pero quisiera hacer entender que muchas veces la relación, y la familia completa, no se muere por sí sola, sino porque nosotros mismos la matamos, y con ello, indirectamente, nos matamos a nosotros mismos. Suelo hacer la comparación con una empresa a la que hay que dedicar un poquito de atención para que funcione y proporcione beneficios.

O bien con un carro que uno compra. Si el carro no sale bueno, tiene sentido ver de cambiarlo por otro; pero si se termina arruinando porque lo maltratamos, hacemos uso inadecuado de él y no le damos mantenimiento, no es culpa del carro, obviamente. Y si cambiamos de carro, pero no entendimos por qué se arruinó el primero, probablemente volverá a pasar lo mismo con el segundo, y con el tercero... Podemos pasar la vida entera cambiando de carro, porque “todos salen malos”, y dudo mucho que ello nos haga sentirnos satisfechos. Pero, a diferencia de un carro, las personas no tienen un certificado de garantía, por lo que para formar una familia es recomendable elegir la pareja cuidadosamente, y con criterios maduros; y no solo en base a las “prestaciones” que pueda dar (bueno, las prestaciones son en los carros; en las personas...  interprétenlo como quieran).

       Aún así, uno se puede equivocar, o incluso el amor se puede acabar, y claro que es entendible la separación; la separación de la pareja que se eligió, se entiende. Pero si hay hijos, éstos no pueden dejar de serlo, y nuestra responsabilidad como padres no desaparece con la separación. Los hijos no pueden sacrificarse. Si entendemos bien esto, es perfectamente factible que ambos ejerzan bien como padres, aun cuando estén separados. De hecho, hay ex parejas que ejercen mejor como padres y madres estando separados que cuando estaban juntos. Estando separadas son capaces de mirar en la misma dirección, la que marcan los hijos, no habiendo sido capaces de hacerlo estando juntos, y es entonces cuando comprenden cuál fue el error. Lamentablemente, no sucede con la mayoría.

      
Por otra parte, es bastante común entender el amor y la relación de pareja de una forma egoísta, beneficiándose de lo que la otra parte da, y entendiendo al mismo tiempo que hacer felices a otros (aun cuando sea la propia familia) es un sacrificio, y es incompatible con nuestra propia felicidad. Me parece una forma muy equivocada de interpretar la vida, pero hay personas que insisten en que es así. Bueno, yo siempre digo que doy mi opinión o mi consejo para que cada quien saque el provecho que mejor le parezca. Quien cree que la felicidad es individual es que no la ha probado compartida. Si se trata de hacer felices a otros, esa felicidad suele reflejarse en uno mismo. Quizás no siempre se es adecuadamente recompensado por la pareja, pero ya no es culpa de uno. Con los hijos funciona casi siempre.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.  

sábado, 12 de julio de 2014

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: CRISIS CONYUGALES


       El matrimonio no es una institución estable e inalterable. Legalmente es un estado civil; psicológicamente no es un estado, sino todo lo contrario, un proceso dinámico que evoluciona y atraviesa múltiples fases; algunas provocadas por circunstancias coyunturales de la propia dinámica, y otras naturales, típicas e inherentes a la propia dinámica conyugal. Cabe señalar, en primer lugar, la clara diferencia entre los conflictos y las crisis conyugales. Los conflictos, en diferente forma y medida se dan de una forma más o menos frecuente. Son algo normal en cualquier tipo de relación humana, y con mucha mayor razón lo son en una relación tan estrecha como la conyugal.

       Los conflictos existen siempre; son inevitables. No existe matrimonio en el que no haya conflictos; lo que sí sucede a veces es que los conflictos se reprimen, pretendiendo con ello responder a un utópico modelo de matrimonio perfecto con el que muchas personas han sido educadas. La existencia de conflictos no significa que haya crisis, siempre y cuando los conflictos se resuelvan adecuadamente. Entre los conflictos graves que más comúnmente dan lugar a crisis, están la intromisión de los familiares en la vida conyugal, la disparidad de intereses o de valores, la discrepancia de criterios respecto a los hijos, y, por supuesto, las infidelidades, y el maltrato físico o verbal.

La no resolución de los conflictos, aun cuando no sean graves, puede dar lugar a crisis. Algunos de los conflictos graves son de difícil resolución, e inevitablemente conducirán a una crisis seria. La represión interna de conflictos también puede dar lugar a crisis, cuyos síntomas también tienden a reprimirse. Las crisis tienden a separar el matrimonio en primera instancia, y será en función de cómo se maneje esa crisis que lo separará definitivamente, o por el contrario lo fortalecerá, o bien supondrá simplemente un “stand-by” hasta que llegue la siguiente crisis, como también sucede comúnmente.

Resolver un conflicto no necesariamente significa “hacer las paces” y olvidarse del asunto sin más. Es más que probable que las razones que provocaron ese conflicto se repitan y provocarán un nuevo conflicto, y otro y otro. Se puede hacer las paces numerosas veces, pero la repetición del conflicto significa que no ha habido una resolución real, y tenderá a provocar una crisis, tal vez una crisis seria.

Es común también que una de las partes sea más “hábil” que la otra para hilvanar argumentos y exponerlos y manejarlos con poco rigor, incluso frente a terceras personas, pretendiendo tener siempre la razón. Ello indica una escasa o nula reflexión sobre las posibles razones de la otra parte. Si ello se repite con frecuencia, estará generando una distancia, una grieta, tal vez más real que aparente, que puede tener consecuencias imprevisibles, pero nada buenas.

Los conflictos son únicos; esto es, cuando hay un conflicto sobre la mesa, solo ese conflicto debe estar ahí, o bien otros que tengan una relación muy directa e inmediata con él. Poner sobre la mesa otros conflictos pasados ya resueltos no debe hacerse; no tiene otra interpretación más que la falta de razón en el conflicto actual.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro. 



sábado, 3 de mayo de 2014

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: LOS NIÑOS FRENTE A LOS PLEITOS CONYUGALES



       Marta y Mauricio eran una pareja con una imagen conyugal modélica. En las reuniones sociales todos admiraban y envidiaban su relación. Nunca se les veía discutir; parecían estar siempre de acuerdo, y si podía existir razón para un conflicto, inmediatamente parecía abortarse por sí sola. En casa la situación era diferente. Muy frecuentemente sus tres hijos eran testigos de fuertes pleitos que no se quedaban sólo en discusiones acaloradas por diferentes cuestiones, sino que solían incluir insultos, descalificaciones y hasta humillaciones.

Claro, no lo hacían en público; únicamente frente a los hijos. Estos tal vez hacían algún tímido gesto de desaprobación, como diciendo “¡otra vez!”, y luego permanecían callados, tristes. A veces se iban a su cuarto; a veces lloraban; a veces ya no podían dormir. Esa tristeza en los hijos ya empezaba a hacerse crónica, y contrastaba con la aparente armonía conyugal en sociedad. Un día, en una reunión social en la que precisamente se estaba elogiando la armonía de la pareja, fue el pequeño de los tres quien aclaró las cosas, y con la inconsciencia propia de su edad gritó: “¿Y los pleitos que tienen en la casa a cada rato, que ni nos dejan dormir?”. Todos quedaros callados; no hubo comentarios; no eran necesarios.

       El conflicto es algo inherente a la relación entre seres humanos, especialmente cuando los intereses comunes son tan grandes como lo son en el matrimonio. Es irreal la imagen del “matrimonio perfecto” en el que no hay conflicto; lo que sí sucede a veces es que se reprime por una o las dos partes, para que no haya pleito, pero el conflicto, de todos modos, no desaparece por ello; ahí queda latente, oculto, minando desde dentro la relación conyugal y familiar; es como echar la basura debajo de la alfombra. Tampoco es positivo para los hijos, porque aprenden una falsa realidad de la relación humana.

       Pero que los conflictos degeneren en pleitos conyugales, que es lo más común, pone igualmente de manifiesto la incapacidad para resolverlos racionalmente, y, sobre todo si incluyen insultos, descalificaciones o humillaciones, deterioran gravemente la relación familiar. Pero el efecto más grave, probablemente, es sobre los hijos; esas personitas que suelen estar ahí como espectadores y testigos de lo que pasa, y que en el momento del pleito no son para nosotros más que simples muebles, de los que ni nos preocupamos por el impacto que el pleito pueda tener en ellos.

      
 Pensamos tal vez que nuestros pleitos son para ellos como los suyos para nosotros, es decir, simplemente molestos. Pero la realidad es otra. Ellos sufren los pleitos conyugales con enorme dolor, como un golpe que pone en peligro la estabilidad de su vida, que es su familia. Las consecuencias más comunes son la tristeza, la depresión, la baja autoestima, la disminución del rendimiento escolar, el desinterés por las cosas, etc, que en la adolescencia pueden traducirse en deseos de escapar, y en ideas de suicidio. Los conflictos no deben esconderse, y no hay problema en que los hijos sean testigos de ellos, siempre que se manejen adecuadamente; les será útil en su vida. Pero si el conflicto tiene que degenerar en pleito irracional, no debe ser en presencia de ellos.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro. 
  

sábado, 12 de abril de 2014

Iglesia católica admite “Mamitis” como causal de divorcio

Agencias Noticiosas
 Mamitis podrá ser usada como causa de divorcio
Conducta de suegras metiches está en contra del sacramento del matrimonio afirma Iglesia Católica
 La Iglesia católica, en un diario italiano, señaló que las personas que tiene una dependencia obsesiva hacia la madre no son capaces de cumplir con los deberes conyugales.
 La obsesiva dependencia de la madre por parte de uno de los dos cónyuges puede considerarse una causa válida para que la Iglesia católica anule un matrimonio.
La noticia ocupa hoy gran espacio en la prensa italiana, después de que así lo explicase el vicario judicial de la diócesis de Liguria (noroeste), Paolo Rigon, durante la apertura ayer del año judicial eclesiástico de esta región.
Los afectados por esta dependencia no "son capaces de cumplir con los deberes conyugales. Hay casos en los que se está tan apegado a la madre que no se puede hacer vida común con la pareja", confirmó en declaraciones al diario "La Stampa" el cardenal jurista Velasio de Parolis, miembros del Tribunal Supremo de la Signatura apostólica.
En su alocución, el vicario judicial Rigon explicó que puede ser considerada causa de nulidad ya que "para cada decisión, para cada movimiento que se quiera hacer en el seno de la pareja, se busca siempre la aprobación del padre o de la madre, que de hecho se convierte psicológicamente en el verdadero cónyuge y la persona casada pasa a ser sólo un sustituto".
"Es como haberse casado con la suegra", resumen así la prensa italiana la explicación de la Iglesia católica.
Rigon cita que en su experiencia se ha encontrado con "situaciones concretas" en las que "jóvenes y adultos, debido a una inmadurez psicológica, falta de preparación a la vida, se casan si saber lo que les espera" y "continúan su vida como la hacían cuando eran niños o adolescentes".
Los diccionarios italianos recogen la palabra "mammismo" que significa excesivo sentimiento protector de la madre y la consecuente subordinación afectiva del hijo, por ello Rigon la diferencia de la clásica figura en Italia del "mammone", es decir de las personas que "necesitan a sus madres o no se quieren despegar de ellas".
Esta dependencia es como una especie de "droga" que "incide gravemente en la vida conyugal", añade Rigon.
El "Corriere della Sera" publica también la opinión del decano del colegio cardenalicio, Angelo Sodano, arzobispo de Génova, que asegura que "el matrimonio debe ser un acto realizado en total libertad", por ello el "mammismo" puede ser causa de nulidad ya que "uno no es libre cuando busca constante a una tercera persona". 

sábado, 1 de marzo de 2014

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: DIFERENCIA DE EDAD EN LA PAREJA




       Actualmente, es cada vez más común en las parejas que ella sea mayor que él, y ello no deja de ser visto con cierta extrañeza, especialmente por generaciones ya “mayorcitas”. Sin embargo, no hay nada de raro; una cosa es que la mujer sea mayor que el hombre, y otra que lo sea por una gran diferencia de edad.  Respecto a lo primero, no hay absolutamente ningún inconveniente; es tan normal como que el hombre sea mayor; de hecho, uno de los dos tiene que ser mayor que el otro.

Lo que sucede es que tradicionalmente era el hombre el que solía ser mayor, a menudo con gran diferencia. Eso no era más que una consecuencia de una serie de patrones culturales que parecían juntarse para inducir tal circunstancia: En primer lugar, la cultura exigía a la mujer ser virgen, y al hombre experimentado, y hasta aburrido de experimentar y con deseos de sentar cabeza.

En segundo lugar, la cultura asignaba al hombre la responsabilidad de buscar una posición para sostener la familia, mientras que limitaba a la mujer a un papel secundario y pasivo, alejado del mundo laboral, y en espera únicamente de que alguien se fijase en ella.

En tercer lugar, existe un factor psicobiológico, y es que desde la adolescencia y primera juventud la mujer madura antes que el hombre. Con todas estas circunstancias, era lógico que si el hombre tenía menos de 30 años se considerase una “víctima atrapada”, y a la mujer con más de 20 y sin pareja, una “quedada”.

    
   Hoy día, con la incorporación de la mujer al mundo laboral y profesional es lógico que las cosas estén cambiando, y la igualdad en las edades no es más que una lógica consecuencia de la igualdad que se va alcanzando entre hombre y mujer a todo nivel.

       Otra cosa diferente es que la mujer tenga una edad muy superior a la del hombre (más de 10 años, por ejemplo). No es que tenga ventajas ni inconvenientes necesariamente. Lo que sucede normalmente es que la persona va evolucionando a lo largo de su vida, atravesando por diferentes etapas, en las cuales va cambiando su forma de pensar, de sentir, sus expectativas, sus ilusiones, su madurez, su energía, su cansancio, sus gustos, incluso su atractivo físico, etc. Ello da más posibilidades de adaptación mutua a dos personas de parecida edad, mientras que si su diferencia de edad es grande, probablemente habrá menos cosas que compartir.

       Pero eso es lo mismo tanto si la mujer es mayor, como si lo es el hombre. En la cultura tradicional, el que lo fuera el hombre no era inconveniente, y estaba bien visto, porque, por lo expuesto anteriormente, era consecuencia de esa misma cultura, y porque la posible incompatibilidad no era problema: cada quien tenía bien establecido cual era su rol en el matrimonio, y la compatibilidad no era algo importante; era la mujer la que debía adaptarse y resignarse. Actualmente las circunstancias van cambiando, y por eso sucede cada vez más que la mujer sea mayor, sin embargo, la cultura mantiene cierta inercia y por ello aún no termina de verse bien. Pero eso irá cambiando poco a poco. La cultura siempre va por detrás, y tiende a conservarse por inercia; y sólo cambia  lentamente, y obligada por las circunstancias de la vida real.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.