O
bien con un carro que uno compra. Si el carro no sale bueno, tiene sentido ver
de cambiarlo por otro; pero si se termina arruinando porque lo maltratamos,
hacemos uso inadecuado de él y no le damos mantenimiento, no es culpa del
carro, obviamente. Y si cambiamos de carro, pero no entendimos por qué se
arruinó el primero, probablemente volverá a pasar lo mismo con el segundo, y
con el tercero... Podemos pasar la vida entera cambiando de carro, porque
“todos salen malos”, y dudo mucho que ello nos haga sentirnos satisfechos. Pero,
a diferencia de un carro, las personas no tienen un certificado de garantía,
por lo que para formar una familia es recomendable elegir la pareja cuidadosamente,
y con criterios maduros; y no solo en base a las “prestaciones” que pueda dar
(bueno, las prestaciones son en los carros; en las personas... interprétenlo como quieran).
Aún así, uno se puede equivocar, o incluso el amor se puede
acabar, y claro que es entendible la separación; la separación de la pareja que
se eligió, se entiende. Pero si hay hijos, éstos no pueden dejar de serlo, y
nuestra responsabilidad como padres no desaparece con la separación. Los hijos
no pueden sacrificarse. Si entendemos bien esto, es perfectamente factible que
ambos ejerzan bien como padres, aun cuando estén separados. De hecho, hay ex
parejas que ejercen mejor como padres y madres estando separados que cuando
estaban juntos. Estando separadas son capaces de mirar en la misma dirección,
la que marcan los hijos, no habiendo sido capaces de hacerlo estando juntos, y
es entonces cuando comprenden cuál fue el error. Lamentablemente, no sucede con
la mayoría.
Por otra parte, es bastante común entender el amor y la relación
de pareja de una forma egoísta, beneficiándose de lo que la otra parte da, y
entendiendo al mismo tiempo que hacer felices a otros (aun cuando sea la propia
familia) es un sacrificio, y es incompatible con nuestra propia felicidad. Me
parece una forma muy equivocada de interpretar la vida, pero hay personas que
insisten en que es así. Bueno, yo siempre digo que doy mi opinión o mi consejo
para que cada quien saque el provecho que mejor le parezca. Quien cree que la
felicidad es individual es que no la ha probado compartida. Si se trata de
hacer felices a otros, esa felicidad suele reflejarse en uno mismo. Quizás no
siempre se es adecuadamente recompensado por la pareja, pero ya no es culpa de
uno. Con los hijos funciona casi siempre.
Acerca
de la Dra. Mendoza Burgos
Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica,
Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad
Complutense de Madrid, España.
Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador,
se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la
profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los
diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también
internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud
mental, y de apartarla de su tradicional estigma.
Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta
familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente he colaborado también con otras
instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de
Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también
acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su
personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento
especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la
labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida,
Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras
actividades.
La tecnología actual me ha permitido establecer métodos
como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes
en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para
mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite
a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son
demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta
privacidad.
Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la
prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y
dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de
experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el
desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy
fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió
en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se
independizó, e incluso después.
Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que
juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.
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