sábado, 1 de marzo de 2014

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: DIFERENCIA DE EDAD EN LA PAREJA




       Actualmente, es cada vez más común en las parejas que ella sea mayor que él, y ello no deja de ser visto con cierta extrañeza, especialmente por generaciones ya “mayorcitas”. Sin embargo, no hay nada de raro; una cosa es que la mujer sea mayor que el hombre, y otra que lo sea por una gran diferencia de edad.  Respecto a lo primero, no hay absolutamente ningún inconveniente; es tan normal como que el hombre sea mayor; de hecho, uno de los dos tiene que ser mayor que el otro.

Lo que sucede es que tradicionalmente era el hombre el que solía ser mayor, a menudo con gran diferencia. Eso no era más que una consecuencia de una serie de patrones culturales que parecían juntarse para inducir tal circunstancia: En primer lugar, la cultura exigía a la mujer ser virgen, y al hombre experimentado, y hasta aburrido de experimentar y con deseos de sentar cabeza.

En segundo lugar, la cultura asignaba al hombre la responsabilidad de buscar una posición para sostener la familia, mientras que limitaba a la mujer a un papel secundario y pasivo, alejado del mundo laboral, y en espera únicamente de que alguien se fijase en ella.

En tercer lugar, existe un factor psicobiológico, y es que desde la adolescencia y primera juventud la mujer madura antes que el hombre. Con todas estas circunstancias, era lógico que si el hombre tenía menos de 30 años se considerase una “víctima atrapada”, y a la mujer con más de 20 y sin pareja, una “quedada”.

    
   Hoy día, con la incorporación de la mujer al mundo laboral y profesional es lógico que las cosas estén cambiando, y la igualdad en las edades no es más que una lógica consecuencia de la igualdad que se va alcanzando entre hombre y mujer a todo nivel.

       Otra cosa diferente es que la mujer tenga una edad muy superior a la del hombre (más de 10 años, por ejemplo). No es que tenga ventajas ni inconvenientes necesariamente. Lo que sucede normalmente es que la persona va evolucionando a lo largo de su vida, atravesando por diferentes etapas, en las cuales va cambiando su forma de pensar, de sentir, sus expectativas, sus ilusiones, su madurez, su energía, su cansancio, sus gustos, incluso su atractivo físico, etc. Ello da más posibilidades de adaptación mutua a dos personas de parecida edad, mientras que si su diferencia de edad es grande, probablemente habrá menos cosas que compartir.

       Pero eso es lo mismo tanto si la mujer es mayor, como si lo es el hombre. En la cultura tradicional, el que lo fuera el hombre no era inconveniente, y estaba bien visto, porque, por lo expuesto anteriormente, era consecuencia de esa misma cultura, y porque la posible incompatibilidad no era problema: cada quien tenía bien establecido cual era su rol en el matrimonio, y la compatibilidad no era algo importante; era la mujer la que debía adaptarse y resignarse. Actualmente las circunstancias van cambiando, y por eso sucede cada vez más que la mujer sea mayor, sin embargo, la cultura mantiene cierta inercia y por ello aún no termina de verse bien. Pero eso irá cambiando poco a poco. La cultura siempre va por detrás, y tiende a conservarse por inercia; y sólo cambia  lentamente, y obligada por las circunstancias de la vida real.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.  

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