sábado, 12 de julio de 2014

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: CRISIS CONYUGALES


       El matrimonio no es una institución estable e inalterable. Legalmente es un estado civil; psicológicamente no es un estado, sino todo lo contrario, un proceso dinámico que evoluciona y atraviesa múltiples fases; algunas provocadas por circunstancias coyunturales de la propia dinámica, y otras naturales, típicas e inherentes a la propia dinámica conyugal. Cabe señalar, en primer lugar, la clara diferencia entre los conflictos y las crisis conyugales. Los conflictos, en diferente forma y medida se dan de una forma más o menos frecuente. Son algo normal en cualquier tipo de relación humana, y con mucha mayor razón lo son en una relación tan estrecha como la conyugal.

       Los conflictos existen siempre; son inevitables. No existe matrimonio en el que no haya conflictos; lo que sí sucede a veces es que los conflictos se reprimen, pretendiendo con ello responder a un utópico modelo de matrimonio perfecto con el que muchas personas han sido educadas. La existencia de conflictos no significa que haya crisis, siempre y cuando los conflictos se resuelvan adecuadamente. Entre los conflictos graves que más comúnmente dan lugar a crisis, están la intromisión de los familiares en la vida conyugal, la disparidad de intereses o de valores, la discrepancia de criterios respecto a los hijos, y, por supuesto, las infidelidades, y el maltrato físico o verbal.

La no resolución de los conflictos, aun cuando no sean graves, puede dar lugar a crisis. Algunos de los conflictos graves son de difícil resolución, e inevitablemente conducirán a una crisis seria. La represión interna de conflictos también puede dar lugar a crisis, cuyos síntomas también tienden a reprimirse. Las crisis tienden a separar el matrimonio en primera instancia, y será en función de cómo se maneje esa crisis que lo separará definitivamente, o por el contrario lo fortalecerá, o bien supondrá simplemente un “stand-by” hasta que llegue la siguiente crisis, como también sucede comúnmente.

Resolver un conflicto no necesariamente significa “hacer las paces” y olvidarse del asunto sin más. Es más que probable que las razones que provocaron ese conflicto se repitan y provocarán un nuevo conflicto, y otro y otro. Se puede hacer las paces numerosas veces, pero la repetición del conflicto significa que no ha habido una resolución real, y tenderá a provocar una crisis, tal vez una crisis seria.

Es común también que una de las partes sea más “hábil” que la otra para hilvanar argumentos y exponerlos y manejarlos con poco rigor, incluso frente a terceras personas, pretendiendo tener siempre la razón. Ello indica una escasa o nula reflexión sobre las posibles razones de la otra parte. Si ello se repite con frecuencia, estará generando una distancia, una grieta, tal vez más real que aparente, que puede tener consecuencias imprevisibles, pero nada buenas.

Los conflictos son únicos; esto es, cuando hay un conflicto sobre la mesa, solo ese conflicto debe estar ahí, o bien otros que tengan una relación muy directa e inmediata con él. Poner sobre la mesa otros conflictos pasados ya resueltos no debe hacerse; no tiene otra interpretación más que la falta de razón en el conflicto actual.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario