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domingo, 28 de agosto de 2016

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: LA LIBERTAD Y EL BURKINI



       No Es un conflicto que se esté dando en El Salvador, ni veo probable que vaya a darse; pero es que a veces siento la necesidad de hablar de algo que no tenga que ver con El Salvador, porque hablar de El Salvador me agota tanto como hablarle a la pared, cuando veo que, de todos modos, ni para atrás ni para adelante. Bueno, eso es lo que solía ver, porque ahora veo que para atrás sí. Y no solo me agota, sino que me produce tristeza; así que voy a trasladarme lejos.

       El conflicto del burkini se da fundamentalmente en Europa, donde la población inmigrante de origen musulmán es más abundante. Para los no familiarizados con el concepto, explico que el burkini es como comúnmente se está llamando a esta prenda de baño diseñada particularmente para mujeres musulmanas, y, como es fácil suponer, el término viene de la fusión de “burka” y “bikini”. Como la cultura musulmana manda que la mujer debe tener todo su cuerpo tapado en público, era muy difícil para estas mujeres disfrutar de las playas o piscinas como cualquier mujer occidental, teniendo que usar su aparatosa vestimenta tradicional. Además, el uso de la misma es vista como símbolo de opresión machista y religiosa (aunque es más de lo primero que de lo segundo), lo que en Europa es inaceptable, y en Francia, incluso prohibido.

       Siendo esto así, a alguien se le ocurrió diseñar una prenda de baño que ofreciese suficiente comodidad, y, al mismo tiempo, tapase todo el cuerpo. El invento parece haber tenido aceptación entre la población femenina musulmana porque permite acercarse al disfrute del baño en público, sin faltar al precepto cultural del cuerpo tapado, y, supuestamente, sin incumplir la prohibición del burka. Aparentemente es un pasito adelante en la integración de la mujer musulmana en la cultura occidental.

O al menos, esa debió ser la intención, porque en los liberales países europeos, y en particular en la super liberal Francia, donde la población musulmana es muy numerosa, y donde ya era controvertida la prohibición desde hace unos años del burka en los espacios públicos, no lo ven de la misma forma, sino que ha sido interpretado como una reafirmación de los restrictivos valores de la cultura musulmana en medio del país ícono de la libertad, del “vive y deja vivir”, y una estrategia para violar la mencionada prohibición. Y este conflicto cultural ha alcanzado otro punto culminante cuando miembros de las fuerzas de seguridad han despojado, o hecho despojarse a unas mujeres de su burkini en una playa; no todo, sino parte de él, claro.

Resulta más que contradictorio que en el país de la libertad esa libertad exista solo para los valores de la mayoría, y no para los de la minoría no tan minoritaria. Las autoridades francesas defienden que lo que prohíben no es una vestimenta en sí, sino la opresión y falta de libertad que esa prenda simboliza, según su apreciación. Puede que tengan razón en la misma, y derecho a luchar contra la falta de libertad en su país, pero usar la falta de libertad para ello me suena muy contradictorio. Es como pegarle a un hijo para “enseñarle” que no debe pegar a sus compañeros. Las estrategias que usan en el país de la libertad son similares a las que usan en países islámicos de sobra conocidos por restrictivos. Los extremos se tocan.

La libertad es un concepto un tanto subjetivo; demasiado subjetivo diría yo. La libertad no se impone; la libertad se siente; se vive. Y no se siente o se vive por el simple hecho de que te la den, ni mucho menos por el hecho de que te la impongan. Las autoridades del país pionero de la libertad deberían saberlo muy bien, pero no lo saben. La libertad se educa desde que se nace, o desde que se es pequeño; y solo en esas condiciones se es capaz de usar, de sentir y de vivir con plenitud y de hacer adecuado uso de ella.

En la medida en que una persona haya sido educada por más tiempo en la falta de libertad más difícilmente sabrá integrarse después a la misma. Muchas mujeres musulmanas envidian la libertad que disfrutan las occidentales, pero pocas se atreven a probarla aunque la tengan en la mano; incluso no muchas transmitirán a sus hijas eso que está ahí pero que no conocen. Miedo a lo desconocido. Que te impongan algo, aunque sea la libertad, no deja de ser una imposición más a las que la mujer musulmana ya está acostumbrada… solo que a la libertad ni siquiera está acostumbrada.
Puede que Francia tenga su derecho a tratar de combatir preceptos culturales trasnochados, pero esa no es la forma. Partiendo de que la libertad se educa desde pequeños, hay que educar en las escuelas y tener paciencia y esperar al menos una generación. Y tomando en cuenta que en muchos casos la educación en la escuela entrará en fuerte conflicto con la educación en el hogar, que tratará de perpetuar dichos valores, no hay garantía de que la siguiente generación sea capaz de vivir y sentir la libertad; algunas mujeres sentirán una gran inseguridad. La integración será completa en la segunda generación. O eso, o el conflicto social.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.


Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro. 

domingo, 14 de agosto de 2016

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: LAS RAZONES DE LOS TERRORISTAS




       En los últimos meses el mundo entero ha vivido sobrecogido debido a múltiples acciones terroristas en distintas ciudades del mundo, que han ocasionado gran cantidad de víctimas, y que parecen definir una situación de guerra que al mundo le costará cierto tiempo reconocer, porque es un tipo de guerra nada convencional, diferente a las guerras que hemos conocido antes o que la Historia nos ha enseñado. Diferentes formas, diferentes armas, pero, a fin de cuentas, la misma intención, y los mismos resultados.

Aparentemente el Estado Islámico está detrás de todas estas acciones, pero en realidad, ese vínculo entre el Estado islámico y la autoría de algunas o bastantes de estas acciones es un tanto confuso. El Estado Islámico tiene un ejército para hacer la guerra a nivel local, pero no lo necesita para hacer la guerra a nivel internacional; le bastan pequeños comandos, pequeñas células establecidas en todas partes; le bastan incluso personas radicales aisladas, o ni siquiera eso. Y la pregunta que surge es ¿Cómo es posible que con tan escaso recurso se pueda hacer tanto daño y tener atemorizada a la población mundial?

En primer lugar ha habido cierta pasividad por parte de las autoridades de distintos países afectados, cosa entendible, dado el factor sorpresa, No es la forma tradicional de entender la guerra, y pasará un tiempo hasta que nos demos cuenta de que se trata de una guerra, solo que “de otra manera”. En segundo lugar, la cobertura mediática que se da a estas acciones no pretende fomentarlas, por supuesto, pero indirectamente lo está haciendo. No pensemos que todos nos horrorizamos ante tales acciones; para algunas personas, cada vez más y más, dichas acciones son vistas como heroicos actos victoriosos que tenderán a ser emulados. ¿Cómo es posible que haya gente que lo pueda ver así? Esa es una pregunta lógica para una mente sana y normal, pero… aquí vamos al tercer punto, el principal.

Personas dispuestas a acabar con su vida ha habido siempre, por múltiples razones, normalmente razones personales. Actualmente, además de razones personales, hay cada vez más razones sociales. Personas que cada vez se sienten más segregadas, desplazadas y marginadas por cuestiones raciales, culturales, o de personalidad; personas crecidas en ambientes desestructurados, con o sin medios económicos, pero sin valores sólidos, y sin un sentido de vida o un ideal que perseguir; personas, además, desengañadas de gobernantes y políticos corruptos y sin respuestas ni propuestas; personas jóvenes casi siempre buscando ideales que no encuentran (los más adultos manejan estas cosas de otra manera); personas que permanente ven, a través de los medios de comunicación y de las redes sociales, lo “felices” que son todos los demás, y ellas no se sienten identificadas. Personas, en definitiva, sin control de la frustración, en las que germina un odio hacia esa sociedad en la que no encajan, o que, simplemente no es como ellos quieren.

Tradicionalmente, las personas dispuestas a acabar con su vida se disparaban un tiro en la cabeza, se tiraban desde un puente, o ingerían doscientas pastillas. Ahora parecen haber descubierto que no es difícil morir matando, y cada vez más eligen ser abatidos por las fuerzas de seguridad después de haber hecho mucho daño a la sociedad a la que odian. ¿Y qué tiene que ver todo esto con una guerra, o con el Estado islámico? Pues que el Estado Islámico es quien representa hoy por hoy esa guerra contra Occidente, esa intención de dañar o destruir la sociedad occidental. Por eso hay bastantes jóvenes occidentales que inexplicablemente van a unirse a sus filas, a veces directamente; a veces actuando en solitario y sin un vínculo directo, pero respondiendo al llamado del IS de hacer todo el daño posible a la sociedad occidental.

La supuesta radicalización de estos jóvenes no es real, sino solo aparente. Normalmente ni practican ni siquiera casi conocen el Islam, aun cuando en bastantes casos son de origen musulmán. La radicalización de estos jóvenes no es hacia el Islam, sino en contra de la sociedad occidental que les hace daño. A veces incluso actúan de forma totalmente independiente y sin responder al llamado del Estado Islámico (les llaman lobos solitarios), y el estado Islámico simplemente saca provecho de sus acciones para hacer pública su fortaleza; por eso digo que el vínculo del IS con muchas de estas acciones terroristas es confuso.
Pero aún hay más. Estas personas sin valores sólidos, con baja autoestima y nulo control de la frustración son tremendamente susceptibles al protagonismo y a la fama que ofrecen los medios de comunicación. A sus ojos importa solo la fama y el protagonismo, aunque sea solo un momento de “gloria” (confunden fama con gloria); no importan las razones o los méritos para conseguirlo. Por ello tanta gente se desnuda o hace tantas estupideces por ese “momento de gloria”. Cuando alguien está dispuesto a acabar con su vida, hacerlo a la manera tradicional resulta absolutamente intrascendente; haciéndolo mediante terrorismo consigue al mismo tiempo devolver a la sociedad ese daño que siente que ha recibido de ella, y crear su “momento de gloria”, su granito de arena en la historia. Esto es algo que tenderá a generar más y más víctimas en el futuro próximo, y a tener en vilo a las sociedades occidentales y a sus fuerzas de seguridad, como si de una guerra se tratara.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro. 


domingo, 24 de julio de 2016

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: PROYECTO FALLIDO

Imágenes por Compartiendo mi Opinión

Mis inicios en el Hospital Bloom fueron difíciles, aunque, a la vez, mi estancia en él fue muy provechosa, tanto para mí como para los pacientes que tuve el gusto de atender. Como estaba incorporándome, me pusieron con una doctora que cubría el área de psiquiatría infantil, aunque era psiquiatra general. Yo me presenté ante ella tímidamente, y fue evidente que no le agradó tenerme a su lado. En una primera instancia creo que pensó que yo llegaba a sustituirla o a fiscalizarla. Cuando le dije que me estaba incorporando, me respondió a todo pulmón y delante de los pacientes: "¡Ah! entonces usted es gata; una gata".
Así les dicen a los que aún no son médicos (yo lo era, pero aun no reconocida en El Salvador). Me contaron luego las secretarias que eso se escuchó hasta afuera de la oficinita, y no es extraño, considerando que no tenía puerta. Ella llegaba solamente un par de horas al día; en cambio yo pasaba de 8 de la mañana a 2 ó 3 de la tarde allí, por lo que me dio tiempo para conocer a muchas personas, maravillosas algunas, no tanto otras.
La vida laboral en un hospital, es apasionante. Para mí, como psiquiatra infantil en un hospital de niños, más todavía. Observar y analizar el sufrimiento, tanto de niños y padres de familia, como de médicos y enfermeras, unos más indiferentes que otros, fue muy aleccionador. Sospechaba que mis colegas médicos se sentían un poco amenazados por "la doctora que examinaba sin estetoscopio" (así me decían); o sea, la “analiza-pensamientos”, querían decir. Y es que aun para los médicos, la psiquiatría es una especialidad orientada a buscar los locos entre los cuerdos.
Nada más alejado de la realidad; sobre todo cuando se ha hecho una subespecialidad en niños y adolescentes y otra en terapia familiar. Yo sabía algo de en qué consisten las demás especialidades de la medicina. Ellos, en realidad, no sabían nada de en qué consistía la mía. Para los propios colegas médicos la psiquiatría estaba impregnada del mismo estigma que para el resto de la sociedad, y eso era un gran obstáculo para que mi recurso pudiera ser apreciado.
Fue un esfuerzo largo y solitario conseguir que algunos colegas médicos empezaran a comprender, aunque fuera un poquito, que no hay que estar "loco" para recurrir a la psiquiatría. Esta nos proporciona una mirada neutral ante problemas cotidianos de nuestra vida en relación con nosotros mismos, la pareja, amistades, en el ámbito laboral y el ambiente social en general.
Pasado un tiempo se me ocurrió pedir plaza en el Ministerio de Salud Publica, y aquí sí hubo suerte. Como la doctora ya mencionada llegaba a dar consulta a última hora de la mañana, a mi me asignaron la hora más tempranita, lo cual me agradó bastante. Ya con cierta autoridad, lo primero que hice fue negarme a dar consulta, a menos, que le pusieran puerta al cubículo, pues, como ya dije, se oía todo lo que los pacientes estaban hablando, que muchos de los casos se trataba de abusos o violaciones, y en todos los casos, de temas personales y privados. El ser humano tiene derecho a su privacidad siempre, y, en particular en temas de salud; más aun en el caso de la psiquiatría.
Pobres enfermeras; les fue complicado, pero lograron que mandaran ponerme una puerta. Para lo que ya no alcanzó su buena voluntad, fue para ponerme un ventilador, como tenían todos los demás cubículos. Pues tozuda yo, como siempre, pedí autorización para llevar mi propio ventilador y dejarlo allí hasta que decidieran ponerme uno de parte del hospital. Así mismo, empecé a tratar de que nos diesen al menos unas cuatro camas en la sección de hospitalización para los niños víctimas de abuso, ya que hasta entonces la práctica era llamar al médico para "hacer hablar al paciente" (como si de un acusado se tratase), curar alguna lesión, si la había, y "para afuera". A mí eso no me parecía nada adecuado, y yo defendía que cada quien tiene derecho a hablar al ritmo que su alma le permita; y, por supuesto, no arrancaba confesiones del trauma para luego firmar el alta y “afuera”. En alguna ocasión llegué a cuestionar a algún jefe de servicio sobre qué sentiría si yo tratase así a su hija o pariente.
Las pruebas psicométricas que se utilizaban en este centro, eran, casi casi, “de las que trajo Colón en las carabelas". En ellas la mayoría de los niños arrojaban coeficientes intelectuales deficientes; por lo inadecuado de las pruebas, y, además porque la mayoría de pacientes son niños inquietos y, frecuentemente, con problemas de atención. Toda esta situación me invitó a crear una unidad de Salud Mental de calidad y como merecen los niños salvadoreños. Para ello, al salir del hospital, me iba a recorrer embajadas, agencias de cooperación internacional, universidades, etc. para lograr apoyos económicos y técnicos para realizar mi sueño. 
En este tiempo ya había aparecido en el firmamento otro doctor psiquiatra pediatra, que, por alguna razón, no fue aceptado como miembro de la Asociación de Pediatría. Curiosamente, a él sí fue posible habilitarle un cubículo con ventilador. Pasado un tiempo, logré tener un bonito proyecto de Unidad de Salud Mental, y empecé a pedir para la misma un gran cubículo que estaba vacío en el anexo del hospital. El director daba visos de aceptar, pero solo si había consenso de los tres médicos que atendían el área de psiquiatría.
Acá empezó otro calvario. Me ocurrió lo de "la gallinita que se encontró un grano de maíz y quería hacer un pastel con él". Nadie me ayudó a hacer mi proyecto, y menos a buscar recursos; pero lo peor fue que la doctora original, la que me había llamado “gata”, se alió con el nuevo doctor en contra mía, decidiendo dar a éste la dirección de mi propio proyecto, de mi sueño. Me pareció una jugada muy fea, y apele a las autoridades del hospital, pero, como Poncio Pilatos, se lavaron las manos.
Pasé días amargos. Finalmente, y ya sin nada que hacer, llegó el día de firmar el acuerdo para iniciar los trámites de la Unidad. Habiendo ya firmado la colega mujer; nos reunimos el colega varón y yo. Para no firmar, fingí haber tenido un accidente en mi mano derecha, y a solas con el doctor, y con mi mano enyesada, le pregunté: "¿Verdad que a usted ni le interesa esto, y lo hace por quitarme mi sueño?" "Sí" fue su confidencial respuesta. Me quedé con las ganas de golpearlo con la mano enyesada, pero simplemente me fui, y a los pocos días presenté mi renuncia. 
Allí les quedó todo listo para llevar a cabo mi sueño, pero creo que aun ahora, veinte años después este solo existe en un papel mojado y en mi alma. Y es que, por bueno que sea un proyecto, es la voluntad de las personas lo que mueve las cosas. Creo yo, a quien terminaron marginando, era la única que tenía la voluntad y disposición. Es un ejemplo más de por qué las cosas funcionan como funcionan en nuestro país.
Tras ello, me dediqué exclusivamente a mi consulta privada, en la que me fue de maravilla, ya que Dios me dio tan abundante clientela que quejarme no puedo. Allí utilicé pruebas adecuadas, y tenía psicólogas y terapeutas educativas. Qué lástima que solo se beneficiaran aquellos con recursos para pagar un servicio privado, y no la población más necesitada.
¿Y qué pasó con mi sueño? Aún lo tengo en el alma. No considero justo que nuestra niñez Salvadoreña no pueda tener la atención adecuada que merece y necesita. La causa de muchos “ninis”, son dificultades de aprendizaje que no se detectan ni se atienden en forma adecuada. En fin, podría mencionar mil razones de por qué es necesario atender la salud mental de nuestra niñez y sus familias, de una forma integral. En mi corazón  ha quedado  una gran tristeza. Saqué adelante a mis hijos, a mis consultantes… pero no pude ayudar a la niñez salvadoreña porque no me dejaron.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.  

sábado, 16 de julio de 2016

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: A VUELTAS CON EL ABORTO


Cada vez que algún diputado quiere escalar y hacer méritos en su carrera política tiende a elegir un determinado tema, que toma como estandarte, para convertirse en su adalid. El tema del aborto es, probablemente, el más recurrido. No es la primera ni la segunda vez que pasa; ni será la última. Sería sorprendente que este tema tuviera tanto eco en la asamblea si no fuera por la hipocresía característica de nuestra sociedad, y, sobre todo, por la manifiesta desconexión que existe entre nuestra realidad social y el mundo paralelo en el que viven nuestros diputados y sus “asesores”, tan bien reflejado en un irónico comercial de televisión.

Solo se oyen voces de apoyo y de oposición al aborto, pero nunca he llegado a observar la más mínima iniciativa, a nivel legislativo, encaminada a resolver el problema de los embarazos indeseados, que es el verdadero origen del problema. Nuestros diputados jamás han hecho nada encaminado a enfrentar esta tremenda realidad, más allá de la más que severa penalización. El Salvador es ya de por sí uno de los países de América donde el aborto está más severamente penalizado. ¿Y de qué ha servido? Absolutamente de nada.

El problema continúa exactamente igual o peor, porque sus causas continúan exactamente igual o peor, porque a nivel legislativo nunca se han planteado las causas del problema, como si cada mujer que aborta lo hiciera por frivolidad. Y siendo esto así, a alguien no se le ocurre otra cosa más que luchar por endurecer más aún las penas, como quien trata de hablar todavía más fuerte porque piensa que aún no se le oye. ¿Es ese el tipo de diputados que necesitamos? ¿Hasta ahí llega toda la creatividad de alguien con aspiraciones presidencialistas, y la de sus “asesores”? A veces me pregunto si estamos en el siglo 21 ó en el 15.

Entonces, ¿qué puede lograr un aumento en la severidad de las penas? Déjenme adivinar: no va a provocar que las mujeres ya no aborten, o que aborten significativamente menos, porque los condicionantes que la mujer considera para tomar esta decisión no suelen ser los penales. La mujer sabe que hay formas de hacerlo a escondidas, por sí misma, y esa es la opción que va a tomar. ¿Con riesgo para su salud, e incluso para su propia vida? Por supuesto que sí. Entonces, la consecuencia es que seguirán muriendo fetos, y, además, morirán también algunas madres; más aún considerando que las que queden con su salud dañada no buscarán asistencia médica para que no se descubra su “horrible crimen”.

Y aún la mujer que por la durísima penalización decida no hacerlo, tendrá un hijo que deseó no haber tenido; un hijo que probablemente vivirá todo tipo de condiciones adversas, empezando por las afectivas; un hijo en muy alto riesgo de terminar 15 ó 20 años después en conductas criminales y haciendo daño a la sociedad, y será entonces cuando, después de haberle obligado a nacer, la sociedad desee que mejor no hubiera nacido, o que muera. La madre se habrá salvado de la cárcel, pero no de la condena social, ni de los efectos psicológicos cuando, como es bastante habitual, el embarazo es producto de una violación, ni de la condena de soportar una situación indeseada impuesta por otros.

Un legislador está obligado a conocer bien el fondo de un problema para proponer una medida, porque ese es su trabajo, y para eso tiene “asesores”; y está obligado a estudiar muy bien las consecuencias que dicha medida puede tener. Cuando un legislador insiste en una medida que se ha demostrado fracasada, y aún le pone una marcha más, poniendo en riesgo más vidas de las que dice pretender salvar, es, cuando menos, muy negligente e irresponsable; más aún cuando lo único que pretende es hacer ruido para hacerse notar, y así escalar.

Ninguna mujer aborta por su gusto; eso es ridículo. El aborto no es una buena solución para nada ni para nadie. No es ni siquiera una mala solución, sino una pésima solución, la peor, la que prácticamente nadie tomaría si hubiera otras mejores. Lamentablemente, muchas veces es la única al alcance de algunas personas. El tema del aborto no es de “aborto sí” o “aborto no”. El aborto no es más que la herida sangrante de un problema social muy profundo, que tiene infinidad de variantes y de ramificaciones, complicadas de analizar, pero que casi todas ellas derivan de dos o tres troncos comunes: machismo, y carencia de educación de la sexualidad.
Las deficientes condiciones que vive un sector mayoritario de la población, en cuanto a machismo y educación de la sexualidad, y que provocan embarazos indeseados, no pueden ser ignoradas ni por la asamblea ni por el sector minoritario que sí dispone de educación y de recursos para evitar este tipo de circunstancias, o para, en caso de caer en ellas accidentalmente, salir del apuro visitando muy discretamente algún otro país con una legislación más acorde a nuestro tiempo.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.


Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.