lunes, 2 de septiembre de 2013

Francisco destituye a un poderoso en El Vaticano: Sale Tarciso Bertone entra Pietro Parolin

Tomado de El País  
Pietro Parolin, durante unas gestiones diplomáticas con Vietnam.
El pasado manda en la Iglesia del futuro
El papa Francisco nombra nuevo secretario de Estado del Vaticano a Pietro Parolin para arreglar a su imagen y semejanza su frente interno: la curia romana

Por Luisa Magi

A los cinco meses del inicio de su pontificado, Francisco ha destituido al todopoderoso Tarcisio Bertone, de 78 años, salpicado por el escándalo de las filtraciones de los documentos vaticanos (el llamado Vatileaks), y ha nombrado nuevo secretario de Estado al nuncio apostólico en Caracas, el arzobispo Pietro Parolin. Con este gesto, el Papa argentino vuelve a la vieja escuela diplomática del Vaticano para arreglar a su imagen y semejanza el frente interno: la curia romana.
El nuevo secretario de Estado, un auténtico vicepapa (le sustituye si está enfermo, por ejemplo), tendrá control sobre la diplomacia y las finanzas del Vaticano. En declaraciones a Radio Vaticano, Parolin dijo que su nombramiento era “una sorpresa de Dios” y expresó su “renovada voluntad y total disponibilidad” a colaborar con el Papa por el bien de la Iglesia y el “progreso y la paz de la humanidad”. Para asuntos clave como la corrupción y la pederastia contará con el nuevo código aprobado recientemente.
El nuevo número dos de la Iglesia nació en el norte de Italia, cerca de Venecia, el 17 de enero de 1955. Ordenado sacerdote en 1980, seis años más tarde entró en el servicio diplomático vaticano. En noviembre de 2002 fue nombrado vicesecretario del departamento de Exteriores de la Secretaría de Estado, a las órdenes de Angelo Sodano. Su “línea de real politik, concreta y siempre dispuesta a mediar, abierta al diálogo” —según la descripción realizada por Lucio Brunelli, veterano vaticanista de la RAI 2—, contribuyó a gestionar las delicadas relaciones con China y Vietnam.

Hace cuatro años fue enviado a Caracas. “Era una persona de mucho aprecio entre los embajadores en la Santa Sede”, afirma el analista del semanal Panorama Ignazio Ingrao. “Recuerdo muy bien su disgusto cuando supieron que debía dejar Roma”.
Antes de abandonar el Tíber, Ratzinger le ascendió a arzobispo. Pero muchos leyeron aquella promoción como un alejamiento. Fue Bertone quien insistió en destituir a Parolin. Quería —y lo logró— sustituirle por Ettore Balestero, quien poco antes del cónclave fue enviado por Benedicto XVI como nuncio a Bogotá.
Las luchas entre bandos de interés contrapuestos eran muy agudas en aquellos momentos, tanto que justo en la misa en la cual nombró obispo a Parolin el Papa dijo: “El sacerdocio no es un dominio, sino un servicio”. Es el mismo concepto que Francisco repite a menudo.
El número dos de Francisco  tendrá control sobre las finanzas, además estrenará un código que castiga más la corrupción y la pederastia
“Sin embargo”, subraya Rachel Donadio, corresponsal en el Vaticano deThe New York Times, “Ratzinger era un sutil teólogo, concentrado en detallar las cuestiones doctrinales más que en regir con fuerza las riendas del Gobierno interno”. Los tiempos han cambiado. Y Parolin vuelve a los sagrados palacios como vicejefe de todo aquello. Termina la era de Bertone, que los documentos de Vatileaks pintan como el protagonista de un lobby de poder.

El nuevo primer ministro entrará en su despacho el 15 de octubre. Le queda tiempo a Parolin para cerrar los asuntos pendientes en Caracas y organizar su mudanza a Roma. Le queda tiempo a Bertone para llevar a cabo su último encargo: presidir el peregrinaje internacional a Fátima, en Portugal, del 12 y 13 de octubre.
Pero, sobre todo, este margen de 45 días permite al Papa comentar en persona su decisión al Consejo de la Corona, los sabios nombrados para reformar la curia. Los ocho cardenales se espera que hagan su entrada simbólica en la Santa Sede a principios del mes que viene. Son los días marcados en rojo en el calendario vaticano. Los días en los que arrancará la revolución de Francisco.
“Desde las primeras semanas tras el cónclave”, escribe Paolo Rodari, vaticanista de La Repubblica, “se sabía que Francisco iba a sustituir a Bertone por un diplomático. El nombre más sonado era el de Giuseppe Bertello, jefe de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano. Sobre Parolin, también probable en las quinielas, pesaba la edad: con 58 años sería el más joven reclutado para este puesto desde la época de Eugenio Pacelli”.
Bertello tenía a su favor que es una figura de mediación con el partido romano que prosperó en los últimos años de Juan Pablo II y bajo el mandato de Ratzinger. Es considerado cercano a Bertone pero, a la vez, goza de mucha autonomía. “Francisco ha querido dar un paso de discontinuidad más radical”, sella Rodari.
“La ruptura es evidente”, comenta Donadio. “Aquella época, en la que solo se miraba hacia dentro de los confines nacionales, ha terminado”. La nueva estrategia responde a lo que pidió la mayoría de los cardenales en las congregaciones previas al cónclave de marzo, preocupados por los escándalos y la lentitud de una curia superpoblada, dominada por un secretario de Estado que actuaba como un primer ministro. Fue este partido el que ganó en las elecciones secretas de la Capilla Sixtina y consiguió poner en el solio de Pedro al hombre “que llega casi desde el final del mundo”. Un embajador en el centro del catolicismo es garantía de apertura. 

domingo, 1 de septiembre de 2013

Desaceleración de potencias mundiales afecta a Economías de mercados emergentes

Tomado de El País  

Una mujer pasea ante un mural de protestas en Sao Paulo (Brasil)
Se acabó la fiesta de los emergentes

El fin del dinero barato devalúa las divisas y frena el empuje de las economías en desarrollo

Por Alejandro Rebossio

Se acabó la fiesta de los mercados emergentes. Las economías de los países en desarrollo se han ralentizado tras la espectacular recuperación de la crisis mundial de 2008/2009 y ya crecen por debajo de lo previsto a principios de año. Muchas de ellas han sufrido fuertes devaluaciones de sus divisas en los últimos tres meses y sus mercados de valores están cayendo con fuerza.
Menos crecimiento y más inflación no es precisamente la combinación ideal para unos países con unas clases medias aún en proceso de consolidación y en los que la pobreza todavía afecta a centenares de millones de personas. Tampoco son buenas noticias para las empresas españolas, que en los últimos años han cosechado grandes beneficios en América Latina y que ahora verán cómo sus filiales ganan menos euros ante la depreciación de las monedas locales.
Aunque el fin de fiesta no significa necesariamente el inicio de un entierro, el hecho es que el panorama se ha deteriorado. El cercano fin de los estímulos monetarios de EE UU, la desaceleración de China, India y Brasil y un eventual agravamiento de la guerra siria lo han enturbiado todo.
En Latinoamérica, la principal economía y la que más capital extranjero ha atraído en lo que va de siglo, Brasil, ha visto cómo el dólar ha subido un 15% desde principios de año. Una depreciación similar padece el peso argentino en el mercado oficial, que está restringido a exportadores e importadores. Pero en la plaza ilegal, adonde concurren los ahorradores que quieren hacerse con divisas, la moneda norteamericana cuesta hasta un 70% más cara que en la legal.
En Asia, el dólar solo ha caído frente al yuan chino un 1,8%. Pero varios países están sufriendo devaluaciones. La moneda estadounidense se ha apreciado el 22% frente a la rupia india y el 15% ante la rupia indonesia. Las depreciaciones también se extienden a Rusia (el dólar subió el 8,9% frente al rublo), Turquía (14,1% contra la lira) y Sudáfrica (22,5% ante el rand).
Lo que sucede es que los capitales especulativos están saliendo de los mercados emergentes y regresando a EE UU, en concreto a los bonos del Tesoro a 10 años, que han mejorado notablemente su rendimiento. ¿Motivo? La Reserva Federal lleva semanas dando señales de que acabará con su política de relajación monetaria —la llamada flexibilización cuantitativa— porque considera que la economía de EE UU está recuperándose y que se acerca la hora de retirar los estímulos. Incluso podría llegar a subir los tipos de interés a finales de año, con lo que se acabaría el dólar barato de los últimos cinco años.
Las devaluaciones de las divisas han llevado a varios bancos centrales a subir en la última semana sus tipos de interés de referencia, entre ellos, los de Brasil e Indonesia, con lo que también se acaba el ciclo de dinero barato en esos países. La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, ha dicho que su país cuenta con “munición” para frenar la depreciación del real, en alusión a los 60.000 millones de dólares de los que dispone el Banco Central para ese fin. La retirada de estímulos en Estados Unidos juega contra los emergentes
Claro que algunos analistas consideran que la Fed debería pensárselo mejor antes de retirar los estímulos. Solo la insinuación de que está dispuesta a hacerlo ya está afectando a unos mercados emergentes que con el tiempo se han convertido en casi la mitad de la economía mundial y cuyo desempeño también impacta en las exportaciones de EE UU. La era del dinero barato ha impulsado el crecimiento de los países en desarrollo y ha atraído hacia ellos capitales especulativos que huían de los bajos rendimientos en EE UU y buscaban mayores beneficios. Además, Gobiernos y empresas de países emergentes se han financiado durante años a tipos de interés muy bajos y en dólares estadounidenses.
Los ciclos de dólar barato suelen coincidir con los de materias primas caras. Los productos básicos, principales exportaciones de Sudamérica, cotizan en moneda estadounidense y suelen encarecerse cuando esta se abarata. Además, en lo que va de siglo han subido de precio por la creciente demanda de China. Las altas cotizaciones de las materias primas, que batieron marcas históricas en el caso de los minerales y se recuperaron de niveles bajos en el de los alimentos, beneficiaron a Sudamérica, Rusia o Sudáfrica. El cambio de política monetaria de EE UU, que también lleva a que los capitales especulativos abandonen los mercados de productos básicos, pero sobre todo la desaceleración de la economía china, están provocando bajadas de precios. La excepción es el petróleo, cuya cotización ha subido ante la posibilidad de que EE UU ataque Siria y agrave la situación en Oriente Próximo.
En lo que va de 2013 han caído la mayoría de los índices bursátiles del mundo emergente, como los de China (-7,6% en lo que va de 2013), India (-5,3%), Indonesia (-4,9%), Corea del Sur (-4,5%), Rusia (-14,8%), Brasil (-18,1%), Chile (-18,7%) y México (-10,4%). Estos retrocesos reflejan también la salida de capitales de los mercados emergentes por el posible cambio de política monetaria de EE UU. Además, influyen unos crecimientos económicos menores a lo esperado, así como las protestas sociales en Brasil o Turquía.
En Latinoamérica, la economía brasileña ya venía desacelerándose, con una expansión de solo el 0,9% en 2012. En marzo pasado, bancos y consultoras preveían un crecimiento del 3,1% para 2013, pero ahora calculan un 2,2%, según la media que recoge la firma Consensus Economics. De todos modos, Brasil, que se ha desviado un poco de la heterodoxia económica con medidas para bajar el precio de la energía y proteger a la industria, sorprendió con un alza del 3,3% del PIB en el segundo trimestre de este año. En cambio, México, que había vuelto a aparecer en la prensa mundial como modelo económico ortodoxo, decreció en el mismo periodo el 0,7% por una caída de la obra pública. Después de expandirse el 3,8% en 2012, los expertos consultados por Consensus Economics esperan que este año México crezca un 2,5%, pero a finales de agosto el propio Banco Central ha rebajado su expectativa al 1,8%. Algunos analistas destacan que las reformas que impulsa el presidente Enrique Peña Nieto, como la energética y la de telecomunicaciones, explican por qué el peso mexicano se ha depreciado menos que otras monedas, pero otros consideran que este país, a diferencia de Brasil, no había recibido tantos capitales golondrina en los últimos años y por eso ahora tampoco está padeciendo tanto su partida.
Argentina desaceleró su crecimiento el año pasado hasta el 1,9%, según sus polémicas estadísticas gubernamentales, que los analistas privados recortan a la mitad. Para 2013, el mercado prevé una expansión del PIB oficial del 3,3%. Su desafío continúa siendo la inflación, que asciende al 23%, según las agencias provinciales de estadística. Pero más problemas de precios atosigan a Venezuela, que este año devaluó el bolívar y con frecuencia afronta escasez de ciertos productos, como la harina de trigo o los repuestos de motos. La inflación venezolana asciende al 42% y le ha costado el puesto a la anterior gobernadora del Banco Central, Edmée Betancourt, que duró cuatro meses hasta que a mediados de agosto fue reemplazada por Eudomar Tovar.
Colombia, que el año pasado creció el 4%, este año se expandiría un 3,9%, según Consensus Economics. En cambio, otras economías más dependientes del precio de los minerales están desacelerándose en mayor medida. Chile, que en 2012 se expandió el 5,6%, pasaría al 4,2%, mientras que Perú rebajaría del 6,3% al 5,6% de un año al otro. El presidente peruano, Ollanta Humala, que también ha enfrentado manifestaciones callejeras, ha reconocido que la crisis internacional ha llegado a su país y el Banco Central ha reaccionado a la mayor depreciación del sol en dos años con fuertes ventas de reservas en dólares.
En Asia, China, que se desaceleró en 2012 con una expansión del 7,8%, crecería esta vez al 7,5%. Precisamente, en el segundo semestre de 2013 la segunda economía mundial sorprendió con una tasa del 7,5%, que demuestra que las rebajas impositivas a las pequeñas empresas y el plan de infraestructuras están dando resultados a la hora de reorientar el motor del crecimiento del sector exportador, dependiente de EE UU y Europa, al mercado interno.
India, que el año pasado redujo su crecimiento al 5%, en 2013 crecería un 5,5%, según bancos y consultoras. Pero el ministro de Hacienda, Palaniappan Chidambaram, admite que su país debe crecer al 8% para crear los empleos necesarios para los jóvenes que ingresan al mercado laboral cada año.
Otros países asiáticos disminuirán también su ritmo de crecimiento entre 2012 y 2013: Indonesia (del 6,2% al 5,8%), que aparecía como la nueva estrella de los mercados hasta las recientes turbulencias monetarias; Malasia (del 5,6% al 4,8%), Filipinas (del 6,8% al 6,7%) y Tailandia (6,5% al 4,3%). Se trata de economías proveedoras de componentes industriales para las fábricas exportadoras de China. En cambio, dos economías asiáticas productoras de bienes finales de alta tecnología tal vez saquen provecho del giro chino hacia un mayor consumo interno: Corea del Sur, que elevaría su crecimiento del 2% en 2012 al 2,7% en 2013, y Taiwán, del 1,3% al 2,5%.
En otra de las potencias emergentes, el Ministerio de Economía rebajó el pasado lunes sus expectativas de crecimiento para 2013 por segunda vez en el año. Se trata de Rusia, que ahora espera un 1,8%, en lugar del 2,4% anterior, por la debilidad de las exportaciones y el consumo. En el segundo trimestre de 2013, Turquía creció a un ritmo del 3,5%, y Sudáfrica, afectada por huelgas de mineros y operarios de las fábricas de coches, el 3,3%.
“Siempre tuve la visión de que el muy rápido crecimiento de los países emergentes en los últimos años era transitorio e insostenible”, opina Dani Rodrik, economista turco y profesor del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton (EE UU). “En muchos casos, estaba basado en el dinero barato y los altos precios de las materias primas, y no en una dinámica interna sólida que apoyase el crecimiento sostenido. Pero igualmente no debemos hacer una sobrecorrección y pensar que los mercados emergentes se van por el sumidero”, aclara Rodrik. En su opinión, Latinoamérica puede mantener un crecimiento de alrededor del 4% y África, del 5%, siempre y cuando continúen manejando su macroeconomía razonablemente bien. “Asia lo puede hacer mejor”, confía Rodrik, que destaca este continente cuando se le pregunta si puede haber excepciones en la turbulencia actual. El economista turco explica que Asia siempre ha crecido más que Latinoamérica porque “aún tiene más espacio para el cambio estructural, es decir, llevar a campesinos pobres a trabajar por salarios mayores a fábricas y servicios”. No obstante, Rodrik alerta de que en la economía china se han cimentado algunos desequilibrios severos que pueden afectar a toda Asia.
Otro economista, el norteamericano Jan Kregel, del Levy Economics Institute de Bard College, recuerda que el periodo del dinero barato trajo capitales a los mercados emergentes, pero también condujo a una excesiva apreciación de sus monedas, como había ocurrido en Brasil, con el consiguiente perjuicio para la competitividad de su industria. De hecho, el ministro de Hacienda colombiano, Mauricio Cárdenas, dio la bienvenida a la depreciación del peso, y lo mismo ha sucedido con el gobernador del Banco Central de Turquía, Erdem Basci, que descartó subir los tipos para apreciar la lira. “Ahora caen el comercio, la inversión, la actividad interna y los precios de las materias primas, suben los tipos y la inflación, pero esto puede tener algo bueno”, opina. “El énfasis en una economía exportadora de productos básicos no es muy beneficioso para el desarrollo a largo plazo porque tienen precios extremadamente volátiles”.
“Si China cambia su modelo de crecimiento, Latinoamérica también tendrá que hacerlo”, advierte Kregel. Si el gigante asiático crece menos y reduce su orientación exportadora, demandará menos minerales. Quizá el consumo de alimentos no se desacelere, pero el profesor estadounidense señala que el régimen de Pekín está liberalizando su sector agrícola para que cooperativas pequeñas sean reemplazadas por grandes empresas, con el fin de elevar la productividad. “No es un proceso que demorará un año, pero China irá reduciendo su necesidad de importar materias primas”, opina Kregel.
En este siglo, las economías latinoamericanas han conseguido divisas con la exportación de productos básicos y así han estimulado el mercado interno. Aunque pocos se atreven a pronosticar el final de los altos precios de las materias primas, y muchos solo hablan de moderación en los valores, Kregel observa que los países sudamericanos deberán adoptar medidas para estimular la inversión y el consumo domésticos. “Las devaluaciones harán más competitivas las manufacturas, ¿pero a quién las venderán? ¿A China? ¿A Europa, que no crece? ¿A EE UU, que no crece más del 2%? El motor del crecimiento deberá cambiar”, insiste Kregel.
El mismo pecado

DAVID CANO / CRISTINA COLOMO

Todos los periodos de expansión y recesión económica, al igual que los de alzas y caídas de los precios de los activos financieros, tienen elementos comunes con los anteriores que permiten realizar ejercicios de previsión. Pero también cuentan con componentes singulares que dificultan esta labor de anticipación.

La Gran Recesión fue el ejemplo más claro de complejidad, especialmente en sus efectos de segunda ronda. De hecho, es posible que estemos a las puertas de uno de ellos. Desde que a mediados de mayo el presidente de la Reserva Federal anticipó el posible inicio de una reducción gradual de la compra de bonos (tapering), los inversores se han replanteado el destino de sus capitales. Y los activos financieros de los países emergentes han sido los más perjudicados por este cambio de apetito por el riesgo (lo que ha puesto de manifiesto que tal vez fueron también los que más se beneficiaron del aumento de la base monetaria por parte de la Fed).

La relación directa entre la magnitud del déficit por cuenta del corriente del país y la depreciación de la moneda frente al dólar es una evidencia que permite vincular el cambio de sesgo de la Reserva Federal con la retirada de inversión de cartera de los países emergentes. Y como consecuencia se han empezado a buscar paralelismos con la crisis de 1997-1998. Es cierto que existen, pero también se pueden detectar características diferenciales positivas, como la mejor posición de las finanzas públicas (el déficit público de los países emergentes es, en media, del 2% del PIB y el stock de deuda del 35%), el importante nivel de reservas en moneda extranjera de los bancos centrales (entre el 5% y el 15% del PIB), las menores tasas de inflación y, sobre todo, que los déficits por cuenta corriente, de menor magnitud y relativamente recientes, se han financiado en mayor proporción mediante inversión extranjera directa (más estable) y no tanto a través de inversión de cartera (como fue hace 15 años, o en la periferia europea entre 2003 y 2007).

Pero queremos resaltar la vulnerabilidad diferencial, esto es, la financiación en moneda extranjera captada en los últimos años por compañías de países emergentes. No son ahora los Gobiernos los que sufren el pecado original (su deuda está mayoritariamente emitida en divisa local), sino las grandes empresas, que han captado fondos a través de bonos en dólares sin que su principal fuente de ingresos, ni mucho menos, esté denominada en esta misma moneda. Surge así un factor de riesgo en las economías emergentes (cuando se está corrigiendo en la periferia UME) y, en concreto, en sus compañías del que conviene advertir: el impacto de una intensa depreciación de monedas como el real brasileño, la rupia de la India o de Indonesia sobre la capacidad de pago de la deuda en dólares. El menor grado de apalancamiento de las compañías de los países emergentes (más del 80% son grado de inversión) minora el riesgo, pero no lo elimina.

David Cano y Cristina Colomo son profesores de Afi, Escuela de Finanzas Aplicadas. 

Recordando las más recientes intervenciones militares. Siria a la vista

Tomado de Foreign Policy 
 Las invasiones militares de EEUU en el mundo

Mientras se especula con un inminente ataque a Siria, son muchos los antecedentes similares en diferentes países del mundo; casi todos polémicos

Desde la guerra de Vietnam, los Estados Unidos han participado en varias intervenciones militares. Mientras Occidente parece estar listo para actuar contra el gobierno sirio, que está acusado de usar armas químicas contra sus propios ciudadanos, aquí hay 10 casos en los que los Estados Unidos han intervenido, a veces sin la autorización de las Naciones Unidas

Granada
Nombre: Operación Furia Urgente
Acción unilateral militar de EE.UU.
En octubre de 1983, Estados Unidos encabezó una invasión militar de Granada, una pequeña isla caribeña, después de un golpe de Estado derrocó al gobierno del primer ministro Maurice Bishop, quien fue asesinado. Se dice que el presidente Ronald Reagan estaba preocupado por una pista de aterrizaje que el régimen militar comunista estaba construyendo, y que pensaba permitiría que aviones cargados de armas llegaran desde Cuba para armar a los insurgentes en América Central. La administración también estaba preocupada por la seguridad de los 800 estudiantes de medicina estadounidenses que estudiaban en Granada.

Panamá
Nombre: Operación Causa Justa
Acción unilateral militar de EE.UU.

En diciembre de 1989, Estados Unidos invadió Panamá con más de 27 mil tropas. La operación duró poco más de un mes, dando lugar a la derrota de las fuerzas panameñas. El líder de Panamá, Manuel Noriega, fue derrocado durante la invasión, y un nuevo presidente prestó juramento

Irak
Nombre: Operación Tormenta del Desierto
Autorizada por las Naciones Unidas

Después de que el ejército del líder iraquí Saddam Hussein invadió Kuwait en agosto de 1990, el Consejo de Seguridad de la ONU impuso sanciones económicas a Irak. Cuando el plazo de la ONU para la retirada de Irak expiró, Estados Unidos comenzó una guerra aérea masiva que llevó a las fuerzas de Saddam Hussein de Kuwait. Liderada por fuerzas de la coalición avanzaron también en territorio iraquí, pero no llegaron a derrocarlo.

Somalia
Nombre: Operación Serpiente Gótica
Autorizada por las Naciones Unidas
En junio de 1993, las Naciones Unidas aprobaron una resolución en la que declaraban la guerra a Mohamed Farah Aidid y su milicia, luego que de Aidid ordenara un ataque contra un grupo de paquistaníes que eran parte de la Operación de las Naciones Unidas en Somalia (ONUSOM), que trabajó para supervisar el alto el fuego en la capital de Somalia y proteger los suministros humanitarios y convoyes. A partir de agosto de 1993, las tropas estadounidenses atacaron varios objetivos en Mogadiscio, la capital somalí, para encontrar a  Aidid. La operación terminó en octubre, después de un enfrentamiento durante la noche sangrienta conocida como "Halcón Negro", en referencia al derribo de dos helicópteros UH-60 por parte de los hombres de Aidid.

Afganistán y Sudán
Nombre: Operación alcance infinito
Acción militar unilateral de EE.UU.
Después de los bombardeos a las embajadas en Kenia y Tanzania, Estados Unidos lanzó en agosto de 1998 misiles de crucero en cuatro campos de entrenamiento terrorista en Afganistán, en un intento de asesinar a Osama bin Laden y otros líderes de al-Qaida. También se lanzaron misiles sobre una fábrica farmacéutica en Sudán, alegando que estaba ayudando a bin Laden a fabricar armas químicas.

República Federal de Yugoslavia
Nombre: Operación Allied Force
Operación de la OTAN no autorizada por las Naciones Unidas
En marzo de 1999, la OTAN comenzó los ataques aéreos estratégicos en Kosovo y Serbia, porque el entonces presidente yugoslavo Slobodan Milosevic seguía persiguiendo a albaneses étnicos de Kosovo que estaban organizando protestas masivas contra el régimen. Después de varias semanas de bombardeos, las fuerzas yugoslavas acordaron retirarse de Kosovo y Milosevic aceptó un plan de paz para poner fin a los combates.

Afganistán
Nombre: Operación Libertad Duradera
Operación de la OTAN no autorizada por las Naciones Unidas
Después de los ataques del 11 de septiembre del 2001, Estados Unidos lanzó una guerra en Afganistán, atacando a las fuerzas de al-Qaida y los talibanes, que facilitaron el alojamiento al-Qaida en el país. Después de eliminar a los talibanes del poder, los Estados Unidos y sus aliados tomaron el control de varias partes del territorio y desde entonces han estado luchando contra los insurgentes. Dos meses después del ataque, el Consejo de Seguridad de la ONU autorizó el establecimiento de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad, encargada de supervisar la seguridad y entrenar a las fuerzas afganas.

Irak
Nombre: Operación Libertad Iraquí
Unilateral acción militar de EE.UU.
En marzo de 2003, el presidente George W. Bush anunció una guerra contra Irak, diciendo que su objetivo era "desarmar a Irak de armas de destrucción masiva" y sacar a Saddam Hussein del poder. EEUU. lanza ataques aéreos contra Bagdad, y luego comenzó una invasión terrestre de la ciudad que llevó rápidamente a la caída del régimen de Saddam Hussein. Washington se retiró formalmente de Irak a finales de 2011.

Pakistán, Yemen y Somalia
Ataques aéreos unilaterales de Estados Unidos
Desde 2002, Estados Unidos ha utilizado regularmente drones armados Predator para atacar y matar a terroristas en Pakistán, Yemen y Somalia. Los ataques se han duplicado durante la presidencia de Obama, que ha ampliado el alcance y la intensidad de la campaña de aviones no tripulados contra terroristas en Oriente Medio y África. Las Naciones Unidas han criticado las tácticas de aviones no tripulados, y ha dicho que Estados Unidos hace caso omiso de la amenaza de muerte de civiles en sus operaciones aéreas.

Libia
Nombre: Operación Amanecer de la Odisea
Autorizada por las Naciones Unidas
En marzo de 2011 Francia y Gran Bretaña llevaron, con ayuda de EEUU, una operación militar en Libia para llevar a cabo ataques aéreos contra instalaciones del ejército libio y los sistemas de defensa aérea, y la imposición de una zona de exclusión aérea. La misión de la OTAN en Libia terminó poco después de la muerte de Muamar Gadafi en octubre de 2011. 

Muere periodista británico célebre por acorralar a Richard M. Nixon en serie de entrevistas

Agencias Noticiosas

 

Murió el célebre periodista británico David Frost


Tenía 75 años. Es recordado por la serie de entrevistas al ex presidente Richard Nixon, en 1977, que impidieron su renacimiento político tras el escándalo de Watergate.

El periodista de televisión británico David Frost falleció a los 75 años de un ataque al corazón. De larga trayectoria, tuvo su momento de máximo esplendor en 1977, cuando una recordada serie de entrevistas al ex presidente Richard Nixon impidió su renacimiento político tras el escándalo de Watergate.
Frost falleció ayer cuando se encontraba realizando un crucero a bordo del "Queen Elizabeth".
"Su familia está arrasada y pide privacidad en estos difíciles momentos", aseguró un comunicado emitido por su familia, en el que asegura que el funeral, del que se informará oportunamente, tendrá lugar "próximamente".
Las extensas entrevistas que realizó Frost a Nixon en 1977 acorralaron al expresidente por el escándalo del Watergate que le había costado la presidencia tres años antes. Planteadas como una partida de ajedrez, motivaron una obra de teatro escrita por el dramaturgo Peter Morgan y luego una adaptación cinematográfica que fue nominada a cinco Oscar, incluyendo mejor película.
El primer ministro británico, David Cameron, declaró hoy que su "corazón está con la familia de David Frost. Podía ser - y con seguridad lo fue conmigo-- tanto un amigo como un temible entrevistador".

Violentas protestas en Colombia reflejan profunda crisis del sector agrario

Tomado de Revista Semana  
El ministro del Interior, Fernando Carrillo, en Tunja durante el anuncio que hicieron los campesinos de suspender los bloqueos de las vías.


¿Por qué el descontento agrario llegó a este punto?

Muchos problemas del sector, que encendieron el paro, son solucionables. Otros, estructurales, necesitan políticas de fondo.

El paro promovido por algunos productores del sector agropecuario, antes de que fuera opacado por  los actos violentos, puso varios temas sobre la agenda del país. El primero, y más notorio, es la falta de una política de Estado que defina cuál es el modelo de agricultura que necesita el país, que sea rentable y donde quepan todos: grandes, medianos y pequeños productores. Precisamente por la ausencia de una verdadera agenda agraria se viene aplicando una política paliativa que acude a los subsidios para apagar incendios y que no resuelve la raíz del problema.

El segundo tema es que el campo colombiano sigue arrastrando serios problemas estructurales que los distintos gobiernos no ha logrado superar, como las pésimas vías para sacar los productos de las fincas –lo que eleva los costos de transporte– o las fallas en la cadena de comercialización en la que el campesino suele ser el eslabón más débil. 

El tercer tema que ha quedado en evidencia en esta revolución de las ruanas es la incapacidad del gobierno de anticiparse a los problemas y buscar soluciones antes de que estallen en sus manos. Muchas de las quejas y preocupaciones expresadas en el paro agrario –como costos de fertilizantes, falta de crédito, aumento en importaciones y contrabando– se conocían de tiempo atrás.

Pero también ha quedado al descubierto la debilidad institucional de los gremios agropecuarios del país, pues no es posible que el gobierno tenga que negociar con las llamadas ‘dignidades’ que son productores no asociados, lo que abre las puertas a que se filtren otros intereses, incluidos los políticos, y muchos pesquen en río revuelto, como ha venido pasando. Aunque existe la Asociación de Usuarios Campesinos (Anuc), esta no ha sido el interlocutor del gobierno para negociar con los productores del campo. 

El último y cuarto hecho, no menos grave, es que se está sentando un mal precedente en el país y es acudir a las vías de hecho, como mecanismo de presión, para que el gobierno atienda los problemas de los campesinos. Así ocurrió con los cafeteros en marzo pasado, con los del Catatumbo hace unas semanas, y ahora se repite con los paperos, cebolleros, y lecheros de Boyacá y otros departamentos. 

Todos los puntos anteriores son relevantes en el análisis del actual paro campesino, pero en los dos primeros, es decir, en los factores estructurales y las políticas públicas agrarias, está la raíz del problema.

Ciertamente, no son temas nuevos, pues vienen de tiempo atrás. Y aunque el gobierno Santos desde un comienzo anunció que el agro sería una de las locomotoras de su plan de desarrollo, tres años después la asignatura sigue pendiente. En la dimensión política del campo, este gobierno ha sido vanguardista al abanderar la Ley de Tierras y de Víctimas. En donde ha fallado es en la vocación productiva del campo. 

A decir verdad, no han faltado las tormentas en este gobierno. Al exministro Juan Camilo Restrepo le tocó bailar con la más fea tan pronto llegó a la cartera agropecuaria. La ola invernal dejó inundadas más de 1 millón de hectáreas, acabó con las pocas vías terciarias y secundarias que había, dañó los distritos de riego, generó una mortandad bovina y toda la atención se tuvo que enfocar en atender esta emergencia.

Pero la verdad es que el programa de restitución de tierras le ocupó al ministerio la mayor parte del tiempo y la política agraria, la que busca aumentar la productividad y competitividad del campo, y la que busca proteger a los pequeños productores, quedó relegada a un segundo plano. 

Esta es la hora en que el ministerio todavía no ha terminado la reestructuración para fortalecerse institucionalmente. La creación del Viceministerio de Desarrollo rural todavía está pendiente, algo que es fundamental para enfocarse en los temas puntuales de esta cartera que ahora han brotado como un volcán.

Ahora bien, un hecho que resulta bastante diciente y que demuestra que no hay una política agraria sólida o por lo menos coherente es el presupuesto asignado a la cartera agropecuaria para el próximo año. Aunque el gobierno ahora anunció que lo corregirá, el que presentó hace un mes al Congreso contemplaba una reducción del 38 por ciento en la inversión de este ministerio. Según expresó el propio ministro, Francisco Estupiñán, significa aplazar importantes programas de inversión, entre ellos el riego y el drenaje.

El coctel molotov

La verdad es que en la actual crisis del agro hay una mezcla de muchos elementos. Como dice el presidente de la SAC, Rafael Mejía, hay que entender cómo funciona la economía agrícola para tomar las decisiones correctas y no equivocarse en el diagnóstico.

Por ejemplo, es exagerado echarle toda la culpa de la actual situación, como viene haciendo carrera en algunas partes, a los tratados de libre comercio. Las importaciones grandes de alimentos no proceden propiamente de Europa y se estima que de los contingentes aprobados en el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos no han llegado ni el 3 por ciento. Realmente las mayores cifras de importaciones se registran con Perú y Ecuador, países con los que Colombia tiene acuerdos comerciales, por la vía del Pacto Andino, desde hace 40 años.

Esto significa que, por ahora, el efecto de los TLC no se ha visto, lo que no quiere decir que no se sentirá en la medida en que se vaya avanzando en las desgravaciones arancelarias. Es decir, el tema de las importaciones baratas se va a agudizar con la implementación de los TLC y detrás de eso tiene que haber una política seria para mejorar la competitividad del agro colombiano. De lo contrario, la próxima revolución de las ruanas será aún más fuerte.

Ahora bien, dentro de los múltiples problemas que tiene el campo, el que más se ha palpado últimamente es el de la pérdida de rentabilidad, sobre todo de los pequeños. Las causas son muchas y no siempre son las mismas para todos los cultivos. En general, lo que se está viendo es un aumento en los costos de producción y una caída en los precios de venta. Algunos productores, como los paperos, sostienen que están trabajando a pérdida.

En la más reciente encuesta de Opinión Empresarial Agropecuaria que hace la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), quedó reflejada esta realidad. El 42 por ciento de los productores encuestados en junio, aseguró que su producción se ha visto seriamente afectada por la caída en los precios de venta, una tendencia que ha venido en aumento. Al mismo tiempo, afirman que el costo de los insumos los está asfixiando. Ocho de cada diez encuestados se quejan de lo elevado de estos. Lo más grave es que por primera vez en cinco años, la opinión de los productores agropecuarios sobre su situación económica indica un pesimismo sin precedentes.

En el tema de los costos de producción, se presenta un problema al que el gobierno no le había parado bolas hasta ahora y es el de los fertilizantes. Aunque los industriales dicen que los precios han bajado en promedio 18 por ciento, los campesinos alegan que siguen siendo muy altos frente a sus vecinos. El asunto es que en Ecuador y Venezuela los precios están subsidiados por el Estado.

Ahora bien, en este asunto de los fertilizantes hay otra realidad para tener en cuenta y es el transporte. Por ejemplo, una tonelada de úrea –principal fertilizante– puesta en Buenaventura cuesta 900.000 pesos, pero al llevarla a las ciudades y luego despacharla a los centros de producción agropecuaria, sube a 1.100.000 pesos. La diferencia está en el costo del transporte y en este sentido, hay que decir que el mayor enemigo del campo, y de todos los empresarios del país, es la precaria infraestructura que tiene Colombia. 

Los altos costos del transporte se han convertido en uno de los principales cuellos de botella en la competitividad y son una de las causas del encarecimiento de los productos. Por ejemplo, mientras que movilizar un contenedor de 28 toneladas entre Bogotá y Cartagena cuesta 3.200 dólares, de Cartagena a Shanghái, que es 15 veces más lejos, vale 1.100 dólares. El mal estado de las vías y la falta de carreteras adecuadas hacen que estos costos se tripliquen en el país.

El Informe Nacional de Competitividad señala que los elevados costos de transporte, que representan más de la mitad del total de los costos logísticos de las empresas, demuestran lo poco competitivo que es el país en esta materia y dice que transportar carga en Colombia es el doble de costoso que hacerlo en México.

Y ni hablar de las vías terciarias que se encuentran en pésimas condiciones. Estas les pasan una dura factura de cobro a los pequeños agricultores al momento de sacar el producto de sus fincas apartadas y llevarlas a los centros de comercialización.

Otro elemento que ha jugado en contra de la rentabilidad es la tasa de cambio. La revaluación del peso ha sido un dolor de cabeza para los exportadores agropecuarios, específicamente los cafeteros, que fueron los que iniciaron la protesta agropecuaria en marzo a la que se les pegaron los otros productores.

Como si no faltaran los problemas, el contrabando es otro tema que está afectando muchísimo al sector agropecuario. Según los datos de la Policía Fiscal Aduanera (Polfa) las aprehensiones de arroz han aumentado este año 17 por ciento en volumen; las de azúcar 24 por ciento; las de carne ciento por ciento; las de frutas 146 por ciento; las de leche 185 por ciento; las de huevos 18 por ciento y las de atún 98 por ciento.

Claramente se trata de una competencia desleal para los agricultores porque son productos que llegan a precios muy inferiores, incluso por debajo de los costos de producción.

En materia de precios, la cadena de comercialización es un tema muy crítico y sobre el que todavía el país no ha dado un gran debate. Los productores agropecuarios se quejan de que ellos no ponen el precio a sus productos, pues la ecuación se invirtió y son los grandes industriales los que determinan a cómo compran. 

Es cuando menos paradójico que mientras los precios de los alimentos, según la FAO, se mantienen altos en todo el mundo, los agricultores colombianos no se hayan visto favorecidos por esta circunstancia. La razón, según ellos, es que los industriales y los intermediarios de la cadena se llevan los aumentos que deberían ser para los que cultivan el campo, es decir los más vulnerables. 

Lo que resulta extraño es que el gobierno ya conocía todos estos problemas que han salido a flote con este paro, y hubiera podido aplicar hace mucho tiempo las soluciones que les ha ofrecido a los campesinos para mitigar los efectos de la crisis. Muchos estudiosos del campo lo han señalado hace varios años. 

En el tema de los fertilizantes se viene trabajando con los cafeteros desde el paro de marzo. Sobre las salvaguardias para evitar la importación de ciertos productos o el tema de los aranceles, para controlar la llegada a precios irrisorios, se debió tomar hace meses, pues el problema no surgió de la noche a la mañana y estos mecanismos existen. 

En síntesis, el descontento en el campo es estructural, viene de atrás y, por lo tanto, era previsible. En marzo, cuando salieron las cifras de pobreza, que mostraron una reducción en las ciudades, en el campo no se vio mejoría. Según el Dane, la pobreza extrema en el sector rural es el doble del total nacional, pues llegó a 22,8 por ciento. 

Ahora lo importante es que, así sea por este paro, el sector agropecuario retornó a la agenda nacional. Esta podría ser la oportunidad para que se defina de una vez por todas cuál será el rol que tendrá el modelo de desarrollo agrícola en el que quepan todos, grandes, medianos y pequeños.