viernes, 14 de agosto de 2015

Mi versión de lo que ocurrió en la historia un día como hoy 14 de Agosto

Compilado por Luis Montes Brito
Un día como hoy 14 de Agosto de 1835 Jacob Perkins logra una patente sobre una máquina para la obtención de hielo. Antiguamente se conseguía mantener en frío los alimentos y la bebida con hielo de las montañas envuelto en paja. Se le adjudica a William Cullen, de la Universidad de Glasgow, que en 1748 hiciese la primera demostración de refrigeración artificial. Fue en 1834, cuando el norteamericano, Jacob Perkins, dejó estupefacto al mundo entero patentando una máquina de hacer hielo. Esto fue el antecesor de las neveras que hoy en día podemos disfrutar en todos nuestros hogares, la máquina que inventó fabricaba frío con el calor de sus fricciones. El Papa Gregorio XVI al enterarse del invento de Perkins comentó: “Ya saben fabricar hielo… eso es meterse en el terreno de Dios. Ahora van a llevar su irreverencia blasfema hasta el extremo de fabricar sangre” Jacob Perkins fue el patriarca de cuatro generaciones de Ingenieros que a lo largo de la historia llegaron a patentar centenares de proyectos relacionados con la refrigeración, ventilación y calefacción.
Un día como hoy 14 de Agosto de 1935 en Estados Unidos entra en vigor la Social Security Act (“Ley de Seguridad Social”), gracias al empeño del presidente Franklin D. Roosevelt. La Social Security Act ("Ley de Seguridad Social") es una ley de los Estados Unidos aprobada por el Congreso un día como hoy 14 de agosto de 1935, estableciendo la primera regla de administración pública estadounidense destinada a sostener un Estado de bienestar . La ley se dictó en el contexto del New Deal impulsado por el presidente Franklin D. Roosevelt y otorgó un carácter definitivo a las medidas locales de ayuda a personas ancianas que se habían empobrecido gravemente como resultado de la Gran Depresión. Los niveles de pobreza y desempleo habían aumentado mucho en Estados Unidos como consecuencia de la Gran Depresión y un grupo especialmente perjudicado era el de los ciudadanos ancianos, para los cuales se crearon "seguros sociales" de un nivel muy básico. No obstante, el New Deal estimulaba que estas políticas de beneficio social quedaran amparadas en una ley federal destinada a proteger ancianos, desempleados, viudas, y huérfanos. La nueva ley estableció un sistema de protección social a escala federal: jubilación para mayores de 65 años, seguro contra el desempleo y ayudas diversas para minusválidos, pero las enfermedades y la invalidez quedaban sin cubrir. Los ciegos y los niños minusválidos recibieron ayudas financiadas por subvenciones federales concedidas en los estados. Progresivamente, el sistema cubrió una parte más amplia de la población, particularmente gracias a las enmiendas de 1939 y de 1950, pero al principio, quedó restringido a los límites inicialmente impuestos por Roosevelt. En realidad este "Seguro Social" fue creado como un sistema público de pensiones basado en el reparto financiado, es decir, las contribuciones de los trabajadores en activo servían para financiar los costos de los receptores de ayuda en el futuro, sin que se acumulasen notables reservas financieras de los aportantes. La financiación se realiza a través de las contribuciones de trabajadores y empleadores por igual en los límites máximos de contribución y beneficio, mientras que sólo de forma supletoria a estos aportes se podrían utilizar fondos del gobierno federal. Las pensiones empezaban a pagarse desde la edad de retiro del beneficiario. No obstante la Ley de Seguridad Social causó controversia en Estados Unidos cuando entró en vigor, pues círculos conservadores la acusaron de fomentar una injusticia en el gasto público, en tanto personas que habían trabajado por pocos años podrían acogerse al pago de pensiones, constituyendo así una carga gravosa para el gobierno federal y para los trabajadores activos que seguían aportando. No obstante, sus defensores postularon que la ley más bien estimulaba el retiro de trabajadores de edad avanzada, permitiendo que dejaran puestos de trabajo libres para los trabajadores jóvenes y reduciendo el desempleo juvenil. Si bien la legalidad de la Ley de Seguridad Social fue cuestionada, en 1937 el Tribunal Supremo de los Estados Unidos determinó que esta norma era conforme a la Constitución, criterio mantenido ininterrumpidamente hasta la actualidad. La norma de Seguridad Social fue modificada en sucesivas ocasiones para dar cabida a las mujeres trabajadoras, a los trabajadores de cada minoría étnica, discapacitados y trabajadores independientes o intermitentes, entre otros grupos. Las modificaciones más importantes fueron las de 1965, cuando los seguros del Medicaid y Medicare se integraron al sistema, la de 1977 y la de 1983. Gracias presidente Roosevelt la historia lo sitúa a usted como un gran presidente, un estadista visionario!
Un día como hoy 14 de Agosto de 1980 Jimmy Carter es designado candidato a la presidencia de Estados Unidos por el Partido Demócrata, tras la retirada de Edward Kennedy. Hacia finales de 1979, Carter marchaba muy retrasado en las preferencias de los electores para las elecciones de 1980, incluso los observadores políticos pensaban que podía ser sustituido por Edward Kennedy en el partido demócrata. Sin embargo la toma de los rehenes de la embajada en Irán y la invasión rusa de Afganistán mejoraron su imagen y lo empujaron lo suficiente para lograr la nominación de su partido Un día como hoy 14 de Agosto de 1980 siendo designado candidato a la presidencia de Estados Unidos por el Partido Demócrata, tras la retirada de Edward Kennedy. El posterior fracaso de rescate de los rehenes hundió de nuevo su imagen de cara a la reelección. Carter perdió las elecciones contra el republicano Ronald Reagan. La distribución de votos fue 43,9 millones votos, que representaban el 50,7% del total, para Reagan y 35,5 millones de votos, que representaban el 41%, para Carter. El candidato independiente John B. Anderson obtuvo 5,7 millones de votos, un 6,6% del total. Sin embargo, el hecho de que los apoyos a Carter no se concentraran en una región geográfica concreta, provocó que Reagan obtuviera una victoria arrolladora del 91% de los compromisarios, dejando a Carter con sólo seis estados y el Distrito de Columbia. Reagan llevó a un total de 489 votos electorales frente a 49 de Carter. La derrota de Carter marcó la primera vez que un presidente electo no lograba obtener un segundo mandato desde Herbert Hoover en 1932. Carter cumplió su promesa de conseguir la liberación con vida de los 52 rehenes de la embajada de Estados Unidos en Irán, pero no logró asegurar su liberación antes de las elecciones. Aunque Carter negoció en última instancia su liberación, Irán no accedió a la misma hasta unos minutos después de que Ronald Reagan asumiese el cargo de presidente. En reconocimiento de la intervención de Carter, Reagan le pidió que fuera a Alemania Occidental para darles la bienvenida por su liberación. Durante la campaña, Carter fue objeto de burla por el denominado incidente del conejo, un encuentro con un conejo de natación mientras pescaba en el estanque de su granja, el 20 de abril de 1979. Finalmente, cuando Jimmy Carter se despide de la Casa Blanca, y se dirige hacia su estado natal que es Georgia, se le relacionó con la canción "Midnight train to Georgia" (el último tren a Georgia) interpretada por Gladys Knight & the Pips, un número uno de la lista de Billboard del año 1973. recordando el origen del cacahuatero que había sido Presidente.
Un día como hoy 14 de Agosto de 2003 el mayor «apagón» o “black out” registrado en la historia. Un corte en el suministro de energía eléctrica afectó a algunos estados del noreste de Estados Unidos y parte de Canadá, afectando a ciudades como Nueva York y Toronto. Un día como hoy 14 de Agosto de 2003 se dio el fabuloso apagón que dejó sin electricidad a amplias zonas del noreste de Estados Unidos y a gran parte de Canadá afectando a más de 50 millones de personas. Aquel 14 de agosto de 2003 fue un día especialmente caluroso en la costa este norteamericana, y al parecer, las redes eléctricas no estaban preparadas para la sobrecarga que se produjo a causa del excesivo consumo de electricidad por parte de varias de las más pobladas ciudades de ambos países. En pocos segundos a partir de las 16:11 horas, la red de distribución eléctrica cayó sometida al llamado «efecto dominó», y comenzó el previsible caos, incrementado por la paranoia de terror en la que se encontraban sumidos los Estados Unidos desde los atentados del 11-S. Las autoridades movilizaron de inmediato a todos sus efectivos policiales y de emergencias para controlar la situación, y gracias a ello se evitó en gran medida la catástrofe social acontecida durante el anterior gran apagón de 1977. Sin embargo, poco podía hacerse para remediar el colapso circulatorio. Millones de personas quedaron atrapadas en atascos monumentales que durarían muchas horas, mientras otras miles quedarían varadas en los aeropuertos, cerrados por falta de electricidad. Cientos de aviones en el aire se vieron obligados a desviarse hacia otros destinos, lejos de aquel área mayor que la superficie de España que, de repente, se había quedado a oscuras. Situaciones como éstas deben ser un paraíso para los sociólogos, que tienen la oportunidad de estudiar las reacciones de grandes masas de gente sometida a una situación extrema. Para los afectados, sin embargo, fueron horas de zozobra y preocupación. La red de telefonía móvil dejó de funcionar, y nadie podía obtener noticias de sus seres queridos ni conocer su paradero. En ese momento parecía que toda la costa este había regresado al siglo XIX. Afortunadamente, y a pesar de la gran extensión del apagón, se fue recuperando paulatinamente el servicio eléctrico. En algunos lugares el apagón duró sólo unas horas. En otras, la gente tuvo que esperar varios días hasta ver restablecida la energía. El apagón del 14 de agosto de 2003 pasó a convertirse en el segundo mayor apagón de la historia. Antecedentes de Apagones. 
El masivo apagón que ha azotado a varias ciudades estadounidenses y canadienses tiene dos famosos precedentes históricos: el 9 de noviembre de 1965, otro gran apagón eléctrico dejó a ocho estados de la costa este norteamericana paralizados durante catorce horas, con más de 35 millones de personas a oscuras. Doce años después, la noche del 13 de julio de 1977, una nueva pérdida de energía, que sólo afectó al área metropolitana de la ciudad de Nueva York, volvió a dejar a los habitantes de la Gran Manzana a oscuras durante 25 horas. Las escenas que se sucedieron en aquellas jornadas fueron muy similares a las que se han vivido en esta ocasión: caos circulatorio, ciudadanos atrapados en ascensores, bloqueo total de las redes de metro, alerta en los aeropuertos y nerviosismo entre la población. El apagón de 1965. El nueve de noviembre de 1965, la red eléctrica que une la costa noreste de EEUU con Canadá se vio colapsada. Los sistemas de protección de la red fallaron y la sobrecarga derivó en el apagón de catorce horas, que causó pérdidas millonarias a multitud de empresas y evidenció la vulnerabilidad de las infraestructuras energéticas de las ciudades más importantes de EEUU. Las explicaciones fueron múltiples. En un primer momento, las autoridades señalaron que problemas en la estación eléctrica de Niagara Falls fueron la causa (la primera hipótesis ofrecida para explicar también los últimos apagones). Otras voces críticas con el Gobierno señalaron que las autoridades no supieron evitar un gran sabotaje en la red eléctrica. Paralelamente, el gran apagón de 1965 llevó a relacionarlo más tarde con el presunto 'baby boom': las 14 horas de oscuridad provocaron una noche de lujuria entre la población. No obstante, los datos demuestran que no se trata más que de una leyenda: el índice de natalidad en las zonas afectadas incluso descendió en 1966. La noche del 13 de julio de 1977, 'el verano de Sam'. En una calurosa noche de julio de 1977, las luces volvieron a apagarse, esta vez sólo en la ciudad de Nueva York. Así, el ruido de los aires acondicionados, que refrescaba a millones de neoyorkinos, fue sustituido de golpe por un pesado silencio que alteraba continuamente el estruendo de los cristales rotos. Pero entonces, muchos habitantes de la Gran Manzana, que ya habían vivido la experiencia de 1965, tomaron las calles en busca de vecinos, amigos, velas y, lo que era más importante, una explicación. Por entonces, la ciudad se hallaba sumida en un profundo estrés financiero y la crisis económica había provocado que los índices de criminalidad y delincuencia se dispararan. Nueva York se hallaba aquel verano, además, conmocionada por el caso 'Sam', la historia de un asesino, David Berkowitz, que mataba a sus víctimas en las calles de la ciudad y cuyo caso había saltado a los principales periódicos nacionales. No es de extrañar que la jornada pasase a ser conocida como 'la noche del terror'. La policía se vio de nuevo colapsada y no pudo hacer nada para impedir la destrucción de tiendas y edificios en Harlem, Brooklyn y el Bronx. Algunos testimonios recuerdan, incluso, que la alteración del orden fue tal que se convirtió en imposible garantizar la seguridad de comercios y viviendas. La compañía Con Edison se enfrentó a las reclamaciones de millones de ciudadanos que se habían quedado sin suministro eléctrico y que exigían una solución rápida del problema. La explicación que esgrimió Charles Luce, director de la eléctrica, fue que el apagón había sido un 'fenómeno natural' sobre el que ellos no tenían control. El último gran apagón que ha sufrido Estados Unidos se produjo hace casi exactamente siete años, el 11 de agosto de 1996, cuando cuatro millones de habitantes de nueve estados de la Costa Oeste y algunas zonas de México se quedaron a oscuras durante 10 horas.
Un día como hoy 14 de Agosto de 2015 en La Habana, Cuba, se abre la embajada de Estados Unidos después de 54 años de permanecer cerrada. La orden de romper relaciones diplomáticas y cerrar las respectivas embajadas en Washington y La Habana llegó el 3 de enero de 1961 con el deseo expreso, al menos de la parte norteamericana, de que la situación se solucionara pronto. “Es mi esperanza y mi convicción de que en un futuro no demasiado distante será posible volver a encontrar el reflejo de nuestra histórica amistad en relaciones normales de todo tipo”, dijo el presidente estadounidense Dwight Eisenhower al anunciar que había decidido cortar los lazos políticos con el Gobierno del “dictador” Fidel Castro. A las 00:01 de la madrugada de este lunes 20 de julio -pese a todas las diferencias, Washington y La Habana han seguido compartiendo huso horario- finalmente Cuba y Estados Unidos han dado ese paso largamente dilatado. Eso sí, han tenido que pasar 54 años, seis meses y 17 días, además de 11 presidentes estadounidenses (aunque solo dos cubanos, Fidel y Raúl Castro), para que se cumpliera la “esperanza” de Eisenhower. La reapertura de embajadas es el gesto más simbólico de los seis meses de intensas negociaciones para iniciar el proceso de normalización de relaciones que siguieron al anuncio de los presidentes Barack Obama y Raúl Castro, el 17 de diciembre, que habían decidido dar un giro radical a las relaciones hostiles que marcaron la política bilateral y regional del último medio siglo. No es sin embargo el fin de un proceso que las dos partes han reconocido será largo y tortuoso. Tanto Washington como La Habana tienen una larga lista de reclamos y demandas -empezando por el fin del embargo estadounidense que exige Cuba o la mejora de la situación de derechos humanos que quiere ver EE UU- que prometen ocupar a sus más altos diplomáticos por un tiempo que nadie se atreve a precisar. Pero las dos partes coinciden en que esta segunda fase de negociaciones será más fácil con el restablecimiento de relaciones diplomáticas ahora cumplido. Llegar a este punto tampoco ha sido sencillo. La ruptura de relaciones, algo que se venía cocinando desde la llegada al poder de Fidel Castro en 1959, culminó con la demanda de Cuba de que la embajada estadounidense en La Habana limitara el número de personal a 11, el mismo número que tenía la legación diplomática cubana en Washington. En el telegrama urgente que envió el entonces encargado de negocios estadounidense en Cuba al Departamento de Estado, Daniel Braddock, informando de la maniobra cubana, el diplomático citaba a Castro diciendo que “el 90 % de los funcionarios son, de todos modos, espías”. Braddock opinaba que la embajada de EE UU no podía continuar funcionando de manera efectiva con tan poco personal y recomendaba la ruptura de relaciones que acabó aprobando Eisenhower. El número de personal diplomático, su capacidad de movimiento y sus actividades han vuelto a ser uno de los puntos más difíciles de la negociación para la reapertura de embajadas medio siglo más tarde. Pese a las restricciones impuestas, la Sección de Intereses de EE UU en Cuba ha sido desde su apertura en 1977 -bajo el presidente demócrata Jimmy Carter- una de las legaciones diplomáticas más grandes de la isla, con un personal que ronda los 300 funcionarios, 50 de ellos diplomáticos estadounidenses. El personal diplomático cubano en Washington no llega a la decena. Tras las cuatro rondas de negociaciones de alto nivel celebradas en las dos capitales desde enero, se llegó a un acuerdo que Washington ha declarado “satisfactorio”. La principal demanda norteamericana era que su personal diplomático pudiera moverse más allá de La Habana para contactar con la población cubana sin necesidad de solicitar cada vez un permiso a las autoridades cubanas (los cubanos tenían que hacer lo mismo para salir de Washington). Finalmente, los diplomáticos solo deberán “notificar” sus salidas, algo con lo que EE UU dice poder vivir y que compara a la situación con otros países con los que mantiene relaciones diplomáticas pese a profundas diferencias políticas. Aunque tanto la hasta ahora Sección de Intereses de EE UU en La Habana como su par cubana en Washington son ya, desde este lunes, “embajadas” a pleno rendimiento y funcionamiento, la ceremonia oficial de apertura solo tendrá lugar en la legación diplomática cubana en la capital estadounidense. Washington todavía no ha fijado la fecha para su celebración, también al más alto nivel diplomático, en su embajada situada en pleno Malecón de La Habana. El ministro de Relaciones Exteriores cubano, Bruno Rodríguez, hizo un poco más de historia el lunes 20 de Julio de 2015 al convertirse en el primer canciller de la isla que visita oficialmente Washington desde 1959. Participó junto a una gran delegación -500 invitados- en la ceremonia de izada de bandera ante la fachada cubana, donde además desvelará el cartel -escondido los últimos días tras una cortinilla roja- que por fin identifica a la legación como “embajada”. Después, Rodríguez se reuniría con su par estadounidense, el secretario de Estado John Kerry, en el Departamento de Estado, otro hito en el proceso de restablecimiento de relaciones. En ese edificio estaría ya también desplegada, por primera vez desde 1961, una bandera cubana junto con todas las demás de los países con los que EE UU mantiene relaciones diplomáticas. Agencias Internacionales informaron sobre la apertura de la embajada estadounidense en suelo cubano así: EE.UU. reabrió un día como hoy viernes 14 de Agosto de 2015 su embajada en La Habana, Cuba, un momento histórico en la trayectoria de ambos países, después de más de medio siglo de bloqueo. El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, asistió al acto de apertura de la oficina con el que se restablecen las relaciones entre ambos países. El secretario de Estado declaró que se trata de un día "verdaderamente histórico" donde ni Estados Unidos ni Cuba tienen "nada que temer". "Los Estados Unidos acogen con beneplácito este nuevo comienzo de su relación con el Gobierno de Cuba", ha declarado Kerry en castellano. "El camino hacia unas relaciones normales es largo pero precisamente por ello tenemos que empezar en este mismo instante. No hay nada que temer", ha añadido Kerry. "El bloqueo sobre Cuba queda en manos del Congreso, pero su final es un paso que apoyamos (la Casa Blanca) con gran fuerza", declaró Kerry, lo que le granjeó los aplausos de los asistentes. El secretario de Estado afirmó que una "democracia genuina" es la mejor opción para el pueblo cubano en la que "elegir libremente a sus gobernantes", aunque reconoció que corresponde a los cubanos definir su futuro. "Nuestras políticas del pasado no han conducido a una transición democrática aquí en Cuba. Sería poco realista esperar que la normalización de relaciones tenga un impacto transformador en el corto plazo", señaló. El secretario de Estado señaló que, en una democracia, el pueblo podrá "expresar sus ideas y practicar su fe" y vivir en un contexto donde "el compromiso a la justicia social y económica se haga realidad más completamente". Agregó que en una democracia "las instituciones deberán responder a quienes sirven y la sociedad civil debe ser independiente y con derecho a florecer". Kerry subrayó que su país seguirá instando al Gobierno cubano a que cumpla con las obligaciones en materia de derechos humanos recogidas en los tratados interamericanos y de Naciones Unidas, "obligaciones compartidas por Estados Unidos y otros países de las Américas". "El establecimiento de relaciones diplomáticas normales no es algo que un Gobierno haga como un favor a otro, es algo que dos países hacen juntos en beneficio de sus ciudadanos", expresó. El encargado de negocios de la misión diplomática norteamericana en la isla, Jeffrey DeLaurentis dio la bienvenida a Kerry, el primer jefe de la diplomacia estadounidense que llega a Cuba en 70 años, al inicio del acto formal. "Nunca pensé que vería enarbolada la bandera de EE.UU en este edificio. Este es el principio de un nuevo capitulo en la historia de nuestro país", dijo DeLaurentis en su discurso. A la ceremonia asistió la directora para Estados Unidos de la Cancillería de la isla, Josefina Vidal, quién encabezó las negociaciones para restablecer relaciones junto con Roberta Jacobson, la secretaria de Estado adjunta de EEUU para Latinoamérica. Luego de las palabras de DeLaurentis el poeta cubano americano Richard Blanco leyó un poema titulado "Cosas del mar". "El mar no importa. Lo que importa es esto - que todos pertenecemos al mar entre nosotros", leyó Blanco, quien también participó en la segunda investidura del presidente Barack Obama en 2013. Tres jóvenes marines izaron la bandera de Estados Unidos en la embajada que recibieron de los tres militares que la habían arriado en 1961. "Los invito en nombre del presidente Obama y el pueblo norteamericano para cumplir su compromiso presentando la bandera de barras y estrellas para ser izada", les instó el secretario de Estado norteamericano, John Kerry en su discurso antes del izado. En la nación caribeña, que no ha dado mucha cabida en los medios oficiales a la visita, muchos cubanos miran sin embargo con curiosidad e incluso con indiferencia el día en que la bandera de las barras y las estrellas volverá a ondear en una embajada estadounidense en La Habana. El acercamiento diplomático entre ambos países se escenifica con la izada de bandera por parte de los tres marines que la arrearon en 1961 y con la llegada de Kerry al conocido Malecón. Kerry se convierte en el funcionario estadounidense de más alto rango en visitar la isla desde el cierre de embajadas, tras el triunfo de la revolución cubana liderada por Fidel Castro, en plena Guerra Fría. Reunión con disidentes. El secretario de Estado de EE.UU. ha confirmado en diversas entrevistas que aprovechará la visita para reunirse con miembros de la disidencia cubana en su visita a La Habana, informa Efe. “Me reuniré con disidentes. Tendré una oportunidad a lo largo del día de encontrarme con ellos. Serán invitados a nuestra misión y tendré la oportunidad de sentarme con ellos”, dijo el diplomático estadounidense.
Otros medios lo informaron así: John Kerry arribó a Cuba un día como hoy 14 de agosto de 2015 en la primera visita en 70 años de un secretario de Estado de EE.UU. a la isla. Lo hizo para participar en la ceremonia de apertura formal de la embajada de EE.UU. en La Habana, que fue abierta de facto el pasado 20 de julio, cuando quedaron restablecidos oficialmente las relaciones diplomáticas entre ambos países. Kerry presidió la ceremonia de izado de bandera estadounidense, en la que participarán tres de los marineros que la arriaron en 1961 cuando fue cerrada. Durante su visita, que duró solo un día, Kerry se reunió con su homólogo cubano, Bruno Rodríguez, para ofrecer una conferencia de prensa conjunta, de forma análoga a la ceremonia de apertura de la embajada cubana en Washington celebrada el pasado mes de julio. No estuvo acordado ningún encuentro entre el canciller estadounidense y el presidente cubano, Raúl Castro, ni tampoco con Fidel Castro. EE.UU. aún no había designado embajador en Cuba a la fecha de apertura, su misión diplomática sería presidida por el encargado de negocios, Jeffrey DeLaurentis. El personal de la misión aumentó de 50 hasta 75 personas, y los diplomáticos estadounidenses ya no tendrían que obtener permiso para viajar por Cuba. Cuestiones prioritarias. La visita de Kerry a Cuba y la apertura formal de la embajada estadounidense marca el fin de la primera etapa clave de la normalización de relaciones entre ambos países, proceso iniciado en diciembre del 2014 gracias a la voluntad política de los presidentes Barack Obama y Raúl Castro. En las siguientes etapas se prevé que los dos países intensifiquen su cooperación en una amplia gama de cuestiones económicas, financieras, comerciales y de seguridad. Los países esperan profundizar su nivel de cooperación marítima para hacer frente al terrorismo y al narcotráfico en la región, así como para atender el problema de la migración. Entre los delegados que visitaron Cuba con John Kerry figuraron cargos de los Departamentos de Tesoro y de Comercio, ya que uno de las cuestiones más acuciantes pasa por el desarrollo de las relaciones económicas y comerciales, bloqueadas por el embargo. Los temas medioambientales y de salud pública también figuran en la agenda. Uno de los resultados más visibles de la apertura de relaciones entre Cuba y EE.UU. es el incremento de las visitas mutuas entre los ciudadanos de ambos países. De hecho, el turismo estadounidense en Cuba ya ha crecido un 36% durante los primeros cinco meses del 2015. Conflictos no resueltos. No obstante, una serie de cuestiones aún no resueltas ponen de relieve la fragilidad de este proceso de normalización de relaciones entre los dos países. Eso sin mencionar el embargo económico a Cuba desde hace más del medio siglo, y sin cuyo levantamiento La Habana se niega a culminar el proceso. Por su parte, EE.UU. quiere que Cuba compense con miles de millones de dólares a los negocios cubanos y estadounidenses perdidos tras la revolución. No en vano, Fidel Castro recordó este jueves que EE.UU. "adeuda a Cuba las indemnizaciones equivalentes a daños que ascienden a cuantiosos millones de dólares". Durante la apertura de la embajada de Cuba en EE.UU., el pasado 20 de julio, el canciller cubano mencionó el problema de Guantánamo, la base militar que EE.UU. sigue controlando en territorio cubano. Asimismo, el canciller denunció las acciones "imperialistas" de EE.UU. en América Latina, refiriéndose sobre todo a Venezuela. Paralelamente, otro problema esencial que tiene que resolver EE.UU. es la fuerte oposición de los disidentes e inmigrantes cubanos, que, tradicionalmente, se oponen a cualquier intento de cooperación con Cuba.  De hecho, siguen alzándose fuertes las voces críticas que acusan a Cuba de violar los derechos humanos, y que se oponen a la decisión tomada este año por EE.UU. de retirar a Cuba de las 'listas negras' de países que patrocinan al terrorismo y el tráfico de personas. La apertura de la Embajada de EE.UU. en Cuba supone una institucionalización del proceso del diálogo y comunicación entre ambos países, ha señalado el profesor e investigador Arturo López-Levy, subrayando que la ausencia de embajadas y mecanismos que facilitaran la comunicación entre los gobiernos "era una situación anormal, fuera del derecho internacional". No obstante, el analista ha hecho hincapié en que los temas que quedan por discutir son "muy difíciles y muy escabrosos". En primer lugar, López-Levy se refirió a la política del embargo. "En la medida en que rápidamente el presidente o el Congreso norteamericano pasen a desmontarlo, será un avance, pero está difícil porque hay un balance de fuerzas, sobre todo en la Cámara de Representantes, que es hostil a estos movimientos", ha comentado. En segundo lugar, ha subrayado la importancia de la cuestión de Guantánamo. "Está claro hasta para la Corte Suprema norteamericana que este territorio pertenece a Cuba", ha comentado el analista, añadiendo que al mismo tiempo la renta que se paga "por estos 117 kilómetros cuadrados es menor que por un apartamento en el bajo Manhattan". En tercer lugar, López-Levy ha mencionado una serie de programas que supuestamente "son para la promoción democrática que, en realidad, han sido muy mal manejados y, básicamente, han sido una entrega de dinero y apoyo a aquellos cubanos seleccionados por EE.UU. que simpatizan con la política de embargo".

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