sábado, 15 de agosto de 2015

Arlington: una pequeña muestra de los efectos de las medidas populistas anti inmigrantes

Tomado de The Wall Street Journal
 La escasez de trabajadores impulsa los salarios agrícolas en EE.UU.

Por ILAN BRAT

El año pasado, cerca de un cuarto de las fresas y frambuesas de Biringer Farm se pudrieron en el campo porque no pudo encontrar suficientes trabajadores. Samantha Bond estaba decidida a no dejar que eso volviera a suceder.

A principios de este año, Bond, gerente de recursos humanos para esta granja de 14 hectáreas en Arlington, estado de Washington, ofreció aumentos de 20% a los trabajadores más productivos de la pasada cosecha. Publicó ofertas de empleo en Craigslist, a los costados de las carreteras y en la puerta del baño en una iglesia. También tuvo éxito al lograr que las escuelas secundarias locales difundieran su pedido de trabajadores durante los anuncios matutinos.

Pero a pesar de los esfuerzos de Bond, Biringer volvió a enfrentar una escasez de trabajadores al atraer menos de 60 de los aproximadamente 100 empleados que necesitaba para la cosecha. “Nos halábamos el pelo”, dijo.

Las tribulaciones de Bond reflejan el problema más amplio que enfrentan los agricultores de frutas y vegetales y las granjas lecheras para conseguir trabajadores, a medida que el descenso de la inmigración ilegal desde México y una economía estadounidense fortalecida hacen que sea más fácil encontrar un trabajo menos agotador, a menudo en zonas donde la vivienda es más barata. En una industria conocida por sus pobres condiciones de trabajo, las empresas agrícolas están cortejando empleados con salarios que suben más rápido que la inflación y mejoras de las prestaciones médicas y otros beneficios. Aun así, muchas granjas dicen que estos esfuerzos no han generado soluciones significativas a sus déficits de trabajadores.

En EE.UU. el descenso de la disponibilidad de mano de obra se refleja en una caída de la producción anual de frutas y vegetales de cerca de 9,5%, o US$3.100 millones, según un análisis de datos del gobierno recientemente publicado por la organización Partnership for a New American Economy (algo así como Alianza para una Nueva Economía Estadounidense), un grupo no partidista que apoya una política de inmigración más flexible.

El problema comenzó años atrás y se exacerbó temporalmente hace unos meses por un error técnico que interfirió con el procesamiento de visas para empleados estacionales y retrasó la llegada a EE.UU. de miles de trabajadores agrícolas legales, provocando millones de dólares de pérdidas en los cultivos de California y otros estados.
En términos más generales, los productores dicen que se llevan la peor parte de la lucha del gobierno federal contra la inmigración ilegal, ya que carecen de una fuerza de trabajo alternativa adecuada. Los trabajadores nacidos en EE.UU. que no están acostumbrados al trabajo agrícola abandonan esas labores después de unos días en el campo, dicen los agricultores, y la oferta de trabajadores, en su mayoría mexicanos, que antes representaban el grueso de la mano de obra, se ha reducido en los últimos años. Esto se debe en parte a un mayor control de EE.UU. de su frontera sur pero también a una tasa de natalidad en descenso en México que ha disminuido la emigración de trabajadores jóvenes hacia EE.UU.

Algunas compañías están construyendo viviendas y ofreciendo oportunidades educativas para atraer trabajadores agrícolas. Limoneira Co., el mayor productor de limones del país, dice que en los últimos cinco años comenzó a pagar a los trabajadores para que aprendan inglés u obtengan títulos de formación técnica en una universidad local. La compañía, con sede en Santa Paula, California, también aumentó los beneficios de jubilación en 20%, además de construir y alquilar a sus empleados 65 viviendas de dos y tres dormitorios por debajo del precio de mercado en el condado de Ventura, dijo Alex Teague, director de operaciones de la firma. Limoneira, que cotiza en bolsa, también ha aumentado los salarios 20% a alrededor de US$16 a US$17 por hora para sus 2.000 trabajadores, en su mayoría en California y Arizona.

Aun así, la compañía perdió aproximadamente 5% de sus cultivos el año pasado debido que su disminuida fuerza de trabajo no pudo cosechar en forma suficientemente rápida, dijo Teague. En unos pocos casos, los trabajadores abandonaron sus puestos, atraídos por mejores salarios en otras granjas a unos pocos kilómetros de distancia. Este año, Limoneira, que tiene unos ingresos anuales de alrededor de US$ 100 millones, ya ha perdido 8% de la producción de fruta que se pudrió y cayó al suelo, dijo.

“No vemos un final (de este problema laboral) a la vista”, dijo Teague.

Hace dos años, California Artichoke & Vegetable Growers Corp., que cultiva hortalizas en cerca de 8.100 hectáreas en California, Arizona y México, descubrió que sus equipos de trabajo tenían frecuentemente de 10% a 15% menos de las 30 personas que necesitaban, dijo Joe Pezzini , director de operaciones de la compañía. Así que esta aumentó sus jornales 17% a un promedio de US$14 por hora, muy por encima del salario mínimo de California, de US$9 por hora.

La firma, que cada año emplea entre 800 y 1.000 trabajadores agrícolas, también comenzó a ofrecer bonos de US$250 a los empleados estadounidenses que recluten a trabajadores que permanezcan en el puesto por lo menos tres meses. Ese programa de referencia pagó US$20.000 el año pasado, pero la compañía, con sede en Castroville, California y propietaria de la marca Ocean Mist Farms, aún siente la escasez de mano de obra. Cerca de 2% de la los cultivos de la reciente temporada, por valor de millones de dólares, no han sido cosechados por falta de empleados, dijo Pezzini.

“La mano de obra ha sido una parte importante de lo que hacemos, aunque había otros problemas de recursos que también eran centrales, como la seguridad alimentaria o el agua”, dijo Pezzini. “Pero ahora la cuestión de la más alta prioridad es la disponibilidad de mano de obra”.

A nivel nacional, el salario promedio por hora para los trabajadores que los agricultores contratan en forma directa ha subido 5,3% a US$11,33, ajustado a la inflación, en los últimos cuatro años, según datos del Departamento de Agricultura de EE.UU. Ese aumento contradice la tendencia general a largo plazo para la mano de obra de baja calificación en el comercio minorista y otras industrias de EE.UU., donde ha habido poco crecimiento de los salarios.

Mientras tanto, la edad promedio de los trabajadores agrícolas en EE.UU. se ha elevado a 38 años, de 33 en 2000, según datos del gobierno federal, lo que los hace menos propensos a buscar los trabajos más arduos.

Trabajadores como Luis Nuñez han visto un cambio de actitud entre los propietarios de fincas y supervisores. Cuando este hombre de 41 años, comenzó a trabajar en los viñedos del Valle de Napa, California, hace tres años, los supervisores a menudo veían con malos ojos potenciales distracciones tales como las largas conversaciones entre trabajadores o las radios con música a todo volumen, dijo. Pero ahora toleran mejor las conversaciones animadas y la música, aunque no muy fuerte. También, su salario se ha incrementado 16% a US$12,75 la hora, mientras que su empleador ha comenzado a pagar en las clínicas locales cualquier tratamiento de salud que necesite.

“Las cosas están cambiando para mejor”, dijo Nuñez. “Si te tratan sólo un poco mal, vas a otra empresa diferente. Hay trabajo en todas partes”.

Manuel Cunha, presidente de la Liga de Agricultores Nisei, una asociación de agricultores, contratistas de mano de obra y empacadoras de frutas y verduras con sede en California, dijo que en los últimos tres años cuatro de sus 900 miembros han construido clínicas de salud para mantener saludables a los trabajadores y sus familias, y también para generar lealtad.

El programa federal de visas H2-A, que ofrece visas temporales para trabajadores agrícolas, ha ayudado en parte a llenar la brecha. El Departamento de Trabajo de EE.UU. certificó un récord de 116.689 empleados temporales, en su mayoría procedentes de México, en los 12 meses hasta septiembre de 2014, un aumento de 50% frente a los 77.246 de 2011. Sin embargo, los productores dicen que el programa es caro, oneroso e inadecuado porque cubre sólo una fracción de las necesidades de mano de obra de los agricultores.

Un portavoz de la agencia dijo que procesa las solicitudes H2-A de manera eficiente y a la vez garantiza que tanto los trabajadores extranjeros como los estadounidenses tengan protecciones laborales básicas.

Algunos defensores de los trabajadores agrícolas dicen que ven poca evidencia de una mejora generalizada de las condiciones laborales. Pese a la escasez de mano de obra en algunas áreas, las violaciones de los derechos laborales persisten y “en general, los empleadores agrícolas todavía pueden hacer un mucho mejor trabajo para atraer y retener a los trabajadores mediante la mejora de las condiciones laborales”, dijo Bruce Goldstein, presidente de Farmworkers Justice (algo así como Justicia para los Trabajadores Agrícolas), con sede en Washington, un grupo que trabaja para proteger a los trabajadores del campo.



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