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domingo, 17 de febrero de 2013

“Pujol” el restaurante más exquisito de México y # 36 en el mundo


Tomado de The Wall Street Journal 


 El chef Enrique Olvera, el más famoso de México habla de innovación y tradición

Por Hamish Anderson
Cuando el chef Enrique Olvera abrió su restaurante, Pujol, hace 13 años, su único objetivo era servir "comida sólida y sabrosa" y convertirlo en "el mejor restaurante del vecindario", dice. Pero ese barrio de Ciudad de México era Polanco, el epicentro culinario de la urbe de 8,5 millones de habitantes, y el presupuesto de Olvera era tan reducido que su esposa tuvo que pintar las paredes.
Desde entonces, Pujol ha superado sus metas iniciales: ahora es ampliamente considerado como el restaurante más exquisito de México y el número 36 en el mundo, de acuerdo al muy seguido ranking S. Pellegrino. Y Olvera, quien estudió en el Instituto Culinario de Estados Unidos en Nueva York antes de regresar a su país, es el chef más conocido de México. Olvera alcanzó ese puesto al hacer su cocina "más y más sofisticada, y más compleja" con los años. Pujol ahora ofrece un menú de degustación de comida innovadora que no estaría fuera de lugar en el famoso restaurante Fat Duck, en Inglaterra, o Momofuku Ko, en Nueva York. Además, Olvera es uno de los principales expositores de la nueva gastronomía de México, que combina una técnica detallada y vanguardista con un fuerte énfasis en los ingredientes locales para crear una cocina cosmopolita que es al mismo tiempo internacional, pero indudablemente mexicana, parecida a la dirección que está tomando Ciudad de México.
Enrique Olvera:
Olvera combina tradición con innovación en su menú.

Una visita a Pujol, que cuenta con 48 asientos, revela una cocina con aire de la era espacial con 27 cocineros, incluyendo algunos practicantes que volaron miles de kilómetros para trabajar de manera gratuita: uno de ellos pasa horas intentando seleccionar cilantro con unas pinzas, otro emprende su quinto intento de perfeccionar un platillo aparentemente sencillo. Conforme Pujol se ha convertido en un lugar que atrae mano de obra gratuita ("si quiere practicar aquí, tiene que esperar hasta 2014", afirma Olvera), el chef ha comenzado a pensar en repatriar a más cocineros mexicanos de Estados Unidos. A Olvera le gustaría que pasen de largo la barrera discriminatoria que existe en EE.UU. (a pesar del número de mexicanos que trabajan en los restaurantes estadounidenses, "raramente se ve a un chef principal mexicano en una cocina de Nueva York", señala Olvera) y que desarrollen su carrera en su propio país. Mientras Olvera dirige a sus cocineros durante el servicio del almuerzo, habla sobre el regreso a casa, la tradición, la innovación y cómo una película de Disney cambió a uno de los mejores restaurantes del mundo. 
"Ciudad de México está cambiando rápidamente y los restaurantes están en muy buen lugar. Hay mayor atención del resto del mundo en la comida mexicana. Hace 15 años, no hubiera creído que sería considerada una cocina de alto nivel y valorada al mismo nivel de la comida italiana o española, especialmente en México. A los extranjeros siempre les ha gustado nuestra comida, pero la consideraban como algo muy informal, casi como comida callejera. Ahora, se están dando cuenta de que tiene sofisticación y que hay potencial para hacer no solamente comida sabrosa sino también comida de una calidad muy alta.
Es una ciudad cosmopolita con influencias de Europa, la cultura local y EE.UU. Es una mezcla muy bonita de los tres componentes, y los mexicanos comienzan a enamorarse de esa mezcla. Si ve a Pujol, con la decoración y la comida, es mexicano —siente que está en Polanco, no siente que está en Nueva York— pero no está todo rosa con mariachis y cosas como esas, porque así no es Ciudad de México.
En el restaurante solíamos hacer muchas reinterpretaciones de los platillos mexicanos tradicionales, pero después nos cansamos de eso y empezamos a crear nuevos platillos con una fuerte base mexicana. Hasta hace dos o tres años, todos los ingredientes tenían que ser mexicanos y también tenían que ser auténticos. Por ejemplo, no utilizábamos la chirivía (una hortaliza parecida a la zanahoria). Pero, ¿conoce la película Ratatouille? Al principio el chef principal, Gusteau, sale en televisión y dice, 'No puede limitar su creatividad al lugar donde nació', y yo recordé esto más tarde y me di cuenta de que era cierto. Entonces, empezamos a incorporar ingredientes que son originalmente de otras partes del mundo. Dijimos, 'si se siembra en México, bien, lo usamos'. Por ejemplo, ahora muchos mexicanos comen brócoli. Es el segundo mayor cultivo en el centro del país, entonces, ¿Por qué no usar brócoli? Aportamos un poco más de nuestra propia visión. Ese fue el primer año que figuramos en el listado de los '50 Mejores Restaurantes del Mundo'.
La mayoría de la gente piensa que tiene que escoger entre la tradición y hacer comida moderna. Nosotros hacemos las dos; pueden coexistir bien en un platillo y definitivamente en un menú. Uno siempre le guarda cariño al lugar de origen, pero también tengo necesidad de nuevas sensaciones y de mejorar aquellas tradiciones antiguas. No se trata solo de innovación solo por innovación, es para producir un mejor platillo. Por ejemplo, cuando produce maíz nixtamalizado para hacer tortillas, la receta tradicional es hervir el maíz con cal, dejarlo afuera durante la noche, después molerlo. Pero quizá puede obtener una masa mejor si cocina el maíz al sous-vide (al vacío) a 65 grados, sin la enorme conmoción de la temperatura. Se podría, ¿por lo tanto, por qué no hacerlo? Lo intenta, y si sale mejor, lo cambia; si no, continúa haciéndolo con el estilo tradicional. Si fuera arquitecto, sería realmente tonto construir casas como se hacían hace 50 años. La cocina es igual. Si quiere que la tradición siga viva, tiene que seguir haciendo cosas con ella. El tiempo dirá quién está haciendo cosas buenas.


Los cocineros mexicanos en EE.UU. no se fueron allá para cocinar; es solamente la gente pobre que no tiene oportunidades, que no ve un futuro en México. Una vez que llegan, tienen muy pocas opciones de trabajo. Mi sueño –y creo que es el sueño de mucha gente aquí– es que no tengan que irse y no sentirse bienvenidos… Si podemos cambiar eso un poco, sería bueno.
No creo que los cocineros en el exterior estén al tanto que México ha cambiado en términos de cocina. Y cuando regresen verán que hay un potencial enorme. Creo que deberíamos correr la voz de que hay buenos restaurantes aquí en México. Si compara la cantidad de dinero que gana uno y la calidad de vida, es casi lo mismo. Sí, en Nueva York podría ganar US$60.000 como chef de pastelería, y aquí ganaría US$3.000, pero la renta es mucho más barata, no tiene que enviar dinero a casa y está con su propia gente. La mayoría de los cocineros aquí han trabajado en Europa o en EE.UU., y cuando regresan valoran los ingredientes más y ven las posibilidades de trabajar con productos mexicanos. También me gusta la idea de que los mexicanos salgan de México y después regresen, porque yo mismo lo hice. Uno se da cuenta de lo que le gusta de su propio país cuando sale".

sábado, 29 de diciembre de 2012

2012 nos deja algunas Ideas pequeñas que cambian al mundo


Tomado de Foreign Policy
LAS MEJORES PEQUEÑAS IDEAS DE 2012

Por Tina Rosemberg

En la búsqueda de soluciones radicales para la pobreza, a veces se pasan por alto las pequeñas innovaciones que podrían contribuir enormemente a reducir las desigualdades.

A pesar de las lamentaciones que hemos oído este año sobre las desigualdades y los llamamientos a Ocupar esto o aquello, la verdad es que se ha hecho muy poca cosa para cerrar la brecha en la distribución de la riqueza, que, en algunos países, ha alcanzado unas dimensiones dignas de la Edad Dorada de finales del siglo XIX. En Estados Unidos, la economía avanzó a trompicones y la campaña para las elecciones presidenciales absorbió casi todo el oxígeno, mientras que Europa se pasó la mayor parte de 2012 contemplando el abismo. En resumen, ha sido un año muy necesitado de grandes ideas.

Sin embargo, una mirada más allá de los titulares revela una gran abundancia de ideas aparentemente pequeñas que están cambiando el mundo con discreción pero de forma importante. Una de ellas es la deNadim Matta (número 25 en la lista de Pensadores de este año), cuyo Rapid Results Institute trabaja en todo el mundo a base de ayudar a que la gente se fije objetivos completamente desmesurados a 100 días vista y los cumpla. Hay muchas otras innovaciones que han surgido en sitios en los que casi nadie se fija y que están transformando las vidas de unas personas que suelen pasar inadvertidas: los pobres de todo el mundo.
afganistan
SHAH MARAI/AFP/Getty Images
PAGO POR RENDIMIENTO

En ayuda exterior: Etiopía quiere que más niños permanezcan en la escuela. El Departamento de Desarrollo Internacional de Reino Unido (en inglés, DFID) quiere ayudar. Lo normal sería que el organismo británico diera dinero a Etiopía para construir colegios, contratar maestros o tomar otras medidas concretas. El Estado etíope tendría que presentar informes periódicos sobre el uso que se le estuviera dando al dinero. ¿El programa serviría de algo? Nadie lo sabría nunca.

Este año está pasando otra cosa: el DFID ha decidido pagar solo cuando se obtenga algún resultado positivo. Etiopía puede hacer lo que quiera para aumentar la asistencia a clase, pero solo obtendrá el dinero cuando haya efectos visibles. Por cada nuevo alumno que haga el examen final de 10º curso (equivalente a 4º de ESO), Etiopía recibirá un pago. Por cada nuevo estudiante que lo apruebe, otro desembolso más.

La idea, que se encuentra en las primeras fases de prueba, procede del Center for Global Development de Washington, que la denomina pago por resultados. Si sale adelante, podría suponer que la ayuda exterior sea más eficaz, porque permite a los países hacer lo que crean que va a funcionar, en vez de seguir unas normas impuestas por un donante lejano. Además podría facilitar el apoyo político a la ayuda exterior en los países ricos. Con este método, la ayuda no se desperdicia jamás; si un programa no funciona, los contribuyentes no pagan.

Con bonos de impacto social: Muchos males sociales se pueden prevenir, sin que cueste mucho. Dar a lossin techo crónicos una vivienda de apoyo, por ejemplo, mejora sus vidas y ahorra dinero. Hay otros programas que se ha demostrado que previenen la criminalidad o evitan hospitalizaciones. Además, salen muy baratos. Pero los gobiernos no invierten en prevención, porque tienen muy poca liquidez. Es un círculo vicioso que resulta cada vez más caro.


Este año, Nueva York ha sido la segunda ciudad, después de Peterborough, Inglaterra, en experimentar con un nuevo instrumento financiero que ha despertado interés en todo el mundo: el bono de impacto social. Nueva York quiere poner en marcha un programa para hacer que los jóvenes que han estado en la cárcel de Rikers Island no vuelvan a ella. La firma de inversiones Goldman Sachs está dedicando casi 10 millones de dólares al programa (algo más de 7 millones y medio de euros). El Gobierno devolverá el dinero a Goldman si el programa sale bien, si reduce las recaídas. A cambio, la compañía podrá sacar un beneficio de 2,1 millones de dólares si sale realmente bien. Si fracasa, la Administración no devolverá nada.

Aunque todavía no se han visto resultados, el modelo es tan atractivo que gobiernos de todo el mundo ya están apresurándose a crear bonos de impacto social y las organizaciones de desarrollo están intentando adaptarlos a las necesidades de los países pobres, con objetivos como prevenir la malaria, extender el uso de anticonceptivos o terminar la tarea de erradicar la polio.

  dinero

 
YURI CORTEZ/AFP/Getty Images
DINERO EN EFECTIVO
Como asistencia social: Este año, el Banco Mundial hizo un anuncio extraordinario sobre el primero de los Objetivos de Desarrollo del Milenio establecidos por Naciones Unidas, que consiste en reducir la pobreza extrema a la mitad. A pesar de la crisis económica mundial de los últimos años, el objetivo se ha conseguido, cinco años antes de que se agote el plazo fijado. Un motivo importante es el crecimiento económico de China. Pero la segunda razón es seguramente un programa de asistencia social llamado Transferencias Condicionadas en Efectivo, TCE.

Las TCE nacieron casi al mismo tiempo en México y Brasil, que todavía se disputan el mérito. México, a través del antiguo viceministro de Finanzas, Santiago Levy, tuvo el primer programa de ámbito nacional, pero Brasil, gracias a los esfuerzos del ex gobernador de Brasilia, Cristovam Buarque, fue el primero en poner la idea en práctica. El modelo consiste en dar a los más pobres dinero en efectivo para aliviar la pobreza ahora, pero con la condición de que lleven a cabo acciones que ayuden a la siguiente generación. En el programa Oportunidades de México, que abarca la quinta parte del país, las familias obtienen dinero si mantienen a sus hijos en la escuela, hacen visitas periódicas al médico y asisten a talleres de salud sobre temas como nutrición y prevención de la fiebre del dengue. En Brasil, el programa ha contribuido a lograr una reducción asombrosa de las desigualdades.

La novedad de las TCE es su aplicación prácticamente en todas partes. Impulsadas por el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, se utilizan ya en al menos 35 países y llegan a 500 millones de personas. En muchos países, este programa es el primer sistema de asistencia social que ha habido nunca, o el primero que funciona. Las TCE suelen tener éxito porque dar dinero es, relativamente, fácil de hacer incluso para los gobiernos ineptos. Lo difícil es que, cuando los beneficiarios aumentan su uso de clínicas y colegios, los países tienen que construir más centros y en lugares en los que antes no existían.

Como forma de ayuda en lugar de alimentos: Cuando se produce una hambruna, los países ricos tienden a donar alimentos, en especial Estados Unidos, el mayor donante de ayuda alimentaria de emergencia. El envío de cereales al extranjero se puso en marcha como una forma de ayudar a los agricultores estadounidenses. Pero siempre ha sido un sistema pésimo para ayudar a las poblaciones hambrientas. Es ineficaz: el envío y el almacenamiento cuestan tanto como la comida y los costes del transporte están subiendo en paralelo a los precios del crudo. Además es lento: la gente hambrienta necesita comida ya, no de aquí a cuatro o seis meses.

¿Qué otra cosa hay que funcione mejor? El dinero o su equivalente en vales. La idea es vieja: aparecía ya, entre otros lugares, en el libro de Amartya Sen y Jean Drèze Hunger and Public Action, de 1989. La diferencia es que ahora, por fin, tiene verdadera aceptación entre los donantes de ayuda alimentaria. El Programa Mundial de Alimentos está dejando de enviar cereal para utilizar dinero -este año un tercio de sus cesiones se harán en dinero o vales-, igual que otros grandes donantes como Gran Bretaña. El que se resiste es Estados Unidos.

En algunos lugares que padecen hambre, el cereal es necesario porque no se puede encontrar nada de comida. En otros, sin embargo, el mercado está activo; o lo estaría, si la gente pudiera comprar algo.

El dinero tiene además otras ventajas. Permite a la gente comprar los alimentos que comen de forma habitual y ayuda a los agricultores y comerciantes locales, que muchas veces se quedan sin trabajo cuando los cereales llegan de fuera. Además, dar dinero elimina las horribles aglomeraciones para coger un saco de trigo arrojado desde un camión, que impide que coman los más débiles y roban a todo el mundo su dignidad.

Para sustituir a los campos de refugiados: Los más de 100.000 refugiados sirios en Líbano, como los de todo el mundo, obtienen ayuda de organismos de la ONU como el Programa Mundial de Alimentos y la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Pero Líbano no les ha proporcionado un campamento; reciben vales para comprar comida en las tiendas locales. Los refugiados de las guerras de Irak, Siria y Jordania recibían tarjetas bancarias. Sacaban dinero de cajeros automáticos, compraban comida y pagaban el alquiler. Vivían una vida lo más normal posible.

Los campos de refugiados salvan vidas; millones de vidas. Lo malo es que, cuando la emergencia ha pasado, el campo se mantiene. El complejo de refugiados más antiguo del mundo, en Dadaab, al norte de Kenia, tiene 20 años de edad y hay gente que no ha salido nunca de él. En muchos campamentos, los refugiados son en realidad prisioneros, de modo que son doblemente víctimas.

El Comité para Refugiados e Inmigrantes de la ONU lleva años tratando de conseguir alternativas a lo que denomina el almacenamiento de los refugiados. Las alternativas empiezan a asentarse: hoy, ACNUR busca maneras de ayudar a los refugiados fuera de los recintos y les proporciona dinero y servicios. Este método es eficaz, sobre todo, cuando el dinero que se iba a gastar en los campos se da no solo a los refugiados sino también a sus anfitriones, para sufragar los servicios que utilizan aquellos.

  
SHAH MARAI/AFP/Getty Images
  
LOS HIJOS DE LOS MICROCRÉDITOS


pastora

Microseguros: Los microcréditos -pequeños préstamos ofrecidos a personas pobres sin los avales habituales, que fueron una idea revolucionaria cuando el bangladesí Mohamed Yunus empezó a proponerlahace 38 años- son ya tan mayores que tienen hijos. Y esos derivados prometen ayudar a los pobres de maneras que el crédito, por sí solo, no puede.

Este ha sido el año de los microseguros, que hoy cubren a unos 500 millones de personas con pequeñas pólizas para proteger sus vidas, su salud, sus cosechas y sus vehículos. Los pobres necesitan todavía más seguros que los ricos. Con un seguro, una persona puede asumir riesgos económicos importantes, como mantener a sus hijos escolarizados o plantar toda su tierra, en vez de hacerlo solo en un trozo para ahorrar dinero.

Sin embargo, antes, las compañías de seguros no podían suscribir micropólizas; el coste de emitir un seguro de 20 dólares es el mismo que el de uno de 200.000. Necesitaban métodos baratos para evaluar riesgos y daños, vender pólizas y pagar reclamaciones. Ahora existen esos canales. Por ejemplo, los pequeños agricultores pueden asegurar sus cosechas gracias a los datos localizados sobre el tiempo que suministran los satélites y los observatorios meteorológicos informatizados. Si tienen información sobre las precipitaciones, las compañías no necesitan hacer costosas visitas a las granjas para verificar los daños en la cosecha. Además, pueden vender sus pólizas y hacer sus pagos a través del móvil, gracias a la difusión de la banca por teléfono móvil en África.

Microfranquicias: El microcrédito proporciona... crédito. Todos los demás elementos que forman un negocio dependen de quien lo pide. Pero no todo el mundo quiere ser empresario y en todas partes es frecuente que haya negocios nuevos que fracasen. Por eso, del microcrédito nació la microfranquicia. ¿Se acuerdan de “Avon llama a su puerta”? La vendedora tiene una microfranquicia, ha pedido un préstamo y le han dado una tienda metida en una caja.

Puede que existan ya unas 2.000 empresas de microfranquicias en los países pobres, entre ellas Fan Milk, con 25.000 vendedores ambulantes que distribuyen en bicicleta helado y zumos en siete países de África Occidental y Ruma, con una red de 100.000 comerciantes callejeros que venden minutos de teléfono móvil en toda Indonesia. Ahora, la microfranquicia está sumiendo un papel distinto: organizaciones nuevas comoLiving Goods en Uganda ayudan a las personas pobres a poner en marcha negocios de venta de medicamentos, alimentos con suplementos nutricionales o filtros de agua a campesinos que si no, no sabrían o no podrían comprar esos productos. La idea actual con la microfranquicia es convertirla en un canal de distribución sostenible -con una marca conocida, un modelo probado, formación y un inventario comprado a precios de mayorista- para hacer llegar bienes fundamentales a manos de los pobres.

Estas ideas tienen tres hilos en común. Todas ellas traspasan el poder de los donantes a los pobres: permiten que las personas decidan qué quieren comprar con el dinero y que los gobiernos determinen la mejor forma de combatir los problemas sociales. Todas ellas sacan a la luz nuevos recursos: los Estados están encontrando inversores privados dispuestos a subvencionar los programas, disponer de un seguro hace que los escasos bienes de los pobres valgan más y las donaciones que se hacen en efectivo y no en especie estimulan la energía de sus beneficiarios. Por último, todas estas innovaciones son, de una u otra forma, productos financieros. Las desigualdades son tenaces porque las personas que están en la cima de la sociedad rechazan los ataques contra sus excesos. Pero he aquí una idea revolucionaria: tal vez la creatividad financiera pueda empezar, por fin, a ayudar a reducir las desigualdades haciendo que suba la capa que está abajo del todo.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Las innovaciones exitosas están acompañadas de una alta tasa de fracasos

Tomado de The Wall Street Journal

Por Due Shellenbarger

Con el fin de conseguir un potencial cliente para su agencia publicitaria, Amanda Zolten sabía que debía asumir un riesgo. Pero el producto de su cliente —cajas de arena para gatos— representaba un reto singular.

Lucy Belle, el gato de Zolten, le dio la respuesta.

Antes de que se reunieran ella y su equipo con seis ejecutivos de la compañía, Zolten escondió el desecho fecal de Lucy Belle en una caja de arena de la compañía y la puso debajo de la mesa de la sala de conferencias. Nadie notó la caja hasta que Zolten la mencionó y destacó la ausencia de olor.

Sorprendidos, varios ejecutivos se corrieron hacia atrás. Dos salieron de la sala. Tras una pausa, los que se quedaron comenzaron a reír, cuenta Zolten, vicepresidenta de Grey New York. "Logramos lo que esperábamos, que era crear una experiencia memorable", dice.

Zolten no sabrá por algunas semanas si su agencia ganó el negocio, pero su jefe, Tor Myhren, ya la designó ganadora de su primer premio trimestral "Fracaso heroico", por asumir un riesgo grande. En medio de preocupaciones de que nos estamos volviendo menos innovadores, algunas compañías están recompensando a empleados por sus errores o riesgos cuestionables. La táctica está arraigada en investigaciones que muestran que las innovaciones con frecuencia están acompañadas de una alta tasa de fracasos.

"El fracaso, y la forma en qué las compañías lo enfrentan, es una parte importante de la innovación", dice Judy Estrin, fundadora de siete compañías de alta tecnología y autora de un libro sobre innovación. Los fracasos causados por la torpeza o la pereza son malos. Pero "si los empleados ensayan algo que valía la pena y fallan, y si aprenden de ese fracaso, es algo positivo".

Myhren, de Grey, recientemente comenzó a entregar su premio "Fracaso heroico", porque le preocupaba que el rápido crecimiento de la agencia, filial de Grey Group, de WPP, en Nueva York, estuviera volviendo a los empleados "un poco más conservadores, quizá un poco más lentos", dice.

"Pensé que recompensar un poco la toma de riesgo era potencialmente una respuesta", dice Myhren.

Muchas personas logran innovaciones porque producen una cantidad muy alta de ideas, tanto buenas como malas, explica Dean Keith Simonton, profesor de psicología de la Universidad de California en Davis. "Las personas más exitosas tienden a ser aquellas con la mayor cantidad de fracasos", dice Simonton, autor de estudios y libros sobre creatividad e innovación.

Derivar lecciones de fracasos es la meta de los premios "Mejor error nuevo" de Michael Alter en SurePayroll, una compañía de servicios de nómina en Illinois. Sólo la gente que trata de hacer un buen trabajo, comete un error y aprende de él puede participar para el premio anual de US$400.

Los empleadores usan una variedad de tácticas para fomentar la innovación. Grey New York designa una "zona libre de reuniones" todos los jueves por la mañana, para permitir que los empleados tengan tiempo para trabajar en proyectos creativos. Procter & Gamble Co. ha establecido una división de innovación, llamada FutureWorks.

Algunas empresas abren salas de juego o de siesta, atrios grandes con obras de arte, senderos peatonales o salas privadas de meditación con música e iluminación ajustable.

lunes, 14 de febrero de 2011

La innovación es el campo de batalla más importante entre China y EEUU

Tomado de WSJ

Fotografía de archivo de el presidente chino Hu Jintao durante su reciente visita a EEUU

Por John Bussey

Una batalla titánica está en curso entre China y compañías estadounidenses alrededor de la innovación.

Los burócratas chinos han estado implementando una serie de regulaciones y programas de gastos del gobierno que apuntan a que el país se transforme en una potencia tecnológica global para 2020.

Las nuevas iniciativas —enmarcadas en un creciente nacionalismo y la creencia de que las compañías extranjeras dominan injustamente tecnologías clave— abarcan desde grandes inversiones en industrias nacionales hasta leyes de patentes que favorecen a las compañías chinas y medidas que, en lo esencial, requieren a las empresas extranjeras que transfieran tecnología a China si esperan vender en su mercado.

Según los ejecutivos estadounidenses, la nueva política industrial de Beijing es como los Borg de Viaje a las Estrellas, personajes mitad máquina, mitad orgánicos que asimilan todo lo que encuentran a su paso, en este caso las invenciones de otros países. El propósito de China, que está plasmado en el documento "Plan de mediano y largo plazo para el desarrollo de la ciencia y la tecnología (2006-2020)" lo explica en esos términos. China construirá su dominio "fortaleciendo la innovación a través de la coinnovación y la reinnovación basada en la asimilación de tecnologías importadas".

"Es un problema enorme de estrategia a largo plazo", dice un alto ejecutivo de una empresa de tecnología estadounidense en China. "No es solamente la crisis del día para las compañías estadounidenses. Es la crisis", sostuvo.

Desde el comienzo, los choques vinculados al acceso al mercado han sido endémicos en las relaciones empresariales entre China y Estados Unidos Pero las últimas iniciativas chinas, que comenzaron a tomar impulso a fines de 2009, cambiaron el juego, revelando una batalla nacional mucho más amplia para acceder a tecnologías globales.

Desbordada por las protestas de las compañías, la Cámara de Comercio de EE.UU., un grupo que reúne a empresas, encargó un informe para medir el alcance de las acciones chinas. Encontró lo que llama, en un lenguaje a veces complicado, una "red intrincada" de nuevas regulaciones "consideradas por muchas compañías internacionales de tecnología como un borrador para el robo de tecnología a una escala que el mundo nunca vio antes".

El informe de 44 páginas, "El avance de China hacia la innovación propia: una red de políticas industriales", detalla el complejo grupo de nuevas iniciativas que las compañías extranjeras enfrentan. El informe recibió atención mediática cuando fue publicado a mediados del año pasado y en los meses siguientes fue difundido ampliamente, transformándose en un tema de conversación en las oficinas de las compañías y del gobierno en todo el mundo antes de las recientes negociaciones con China.

Representantes de compañías tan diferentes como IBM, Praxair, Microsoft, Alstom, Motorola, Cisco, Corning y Caterpillar recibieron la información. Los académicos chinos también. Y General Electric distribuyó el informe entre sus más altos gerentes.

China dice que no hay nada amenazador en sus esfuerzos: simplemente se quiere modernizar. Desarrollar tecnología local es mejor que continuar pagando altas regalías por las invenciones extranjeras, dicen funcionarios chinos. Con respecto a "reinnovar" o "asimilar" tecnología extranjera, eso no es diferente a lo que Japón y países occidentales hicieron cuando se industrializaron, agregan.

Las compañías estadounidenses no lo ven así. Les preocupa, por ejemplo, que el nuevo proceso de aprobación de China para el ingreso de tecnologías está haciendo que los productos se queden en la frontera mientras los técnicos examinan los diseños con la intención de hacer un poco de "asimilación".

"Simplemente unimos los puntos por primera vez para mostrar la escala de esta política industrial", dice James McGregor, el autor del informe y un asesor de APCO Worldwide, una firma de comunicaciones estratégicas.