Tomado de The
Wall Street Journal
Los
esfuerzos de EE.UU. de normalizar sus relaciones con Cuba les darán acceso a un
nuevo mercado a las empresas estadounidenses.
Las nuevas relaciones con Cuba abren el apetito de las
empresas de EE.UU.
Por Jack Nicas,
Ryan Knutson y John Miller
La decisión de la Casa Blanca de normalizar sus lazos
diplomáticos con Cuba les daría a las empresas de Estados Unidos acceso a un
mercado que ha estado fuera de su alcance por más de medio siglo y que hoy
tiene menos atractivo comercial de lo que tuvo alguna vez.
Las empresas estadounidenses, desde la automotriz General Motors Co. hasta el gigante de la
agroindustria Cargill Inc. y el minorista de muebles para el hogar Ethan Allen Inc. aplaudieron el anuncio
de la Casa Blanca de que restaurará sus relaciones diplomáticas con Cuba y que
empezará a desmantelar el embargo que estableció hace 54 años. El esfuerzo
incluye medidas para alentar el comercio entre ambas naciones, como la
autorización de algunas exportaciones estadounidenses a Cuba, el levantamiento
de las restricciones a las transacciones financieras y la flexibilización en
los límites a las remesas de dinero a ese país.
“Cuba necesita todo lo que producimos en EE.UU.”, dice
Bill Lane, director global de asuntos gubernamentales para Caterpillar Inc., quien señaló que la
compañía espera poder abrir pronto un concesionario en Cuba que venda equipos
para la agricultura, la minería y la construcción. “Hemos estado pidiendo una
nueva política hacia Cuba desde hace 15 años”.
Aun así, muchas compañías no se animaron a prometer que
invertirán en Cuba. Las oportunidades abundan en agricultura,
telecomunicaciones, comercio minorista, turismo y recursos humanos, pero quedan
pendientes muchos obstáculos. El mayor escollo sigue siendo el embargo a un
comercio total entre los dos países, una política que puede ser levantada sólo
por el Congreso.
EE.UU. ahora permitirá ciertas exportaciones a Cuba, como
materiales de construcción residencial, equipo agrícola y bienes utilizados por
pequeños negocios como restaurantes y barberías. Las autoridades de EE.UU.
dijeron que el año pasado EE.UU. exportó a Cuba US$300 millones en medicinas y
US$3.000 millones en alimentos, que están exentos del embargo, lo que señala el
potencial de la isla para los exportadores estadounidenses.
Los ciudadanos estadounidenses que visiten Cuba podrán
regresar a casa con hasta US$400 en bienes, incluidos US$100 en tabaco y
alcohol, lo que permitirá una pequeña cantidad de puros y ron cubanos en
EE.UU., aunque no para ser revendidos. Sin embargo, la prohibición a los viajes
de turismo a Cuba debe ser levantada por el Congreso, dijeron las autoridades.
“Lo que estamos haciendo es autorizar tantos viajes como sean posibles dentro
de los límites de la legislación”, dijo un funcionario. “Creemos que eso
conducirá a un aumento significativo en los viajes”.
En la década del 50, los lazos comerciales
cubano-estadounidenses estaban en su auge. Pan American World Airways
transportaba a turistas estadounidenses a casinos y resorts de La Habana, Cuba
era un importante exportador de azúcar y EE.UU. era su principal socio
comercial e inversionista. Los recursos naturales de la isla eran una fuente de
ganancias para las empresas estadounidenses.
Desde que se instauró el embargo estadounidense en 1960
después de que los comunistas de Fidel Castro asumieron el poder en Cuba, las
firmas de EE.UU. perdieron los 11 millones de consumidores que tenían a 145
kilómetros de la costa de Florida y desde entonces los estadounidenses han
tenido poco acceso a los puros cubanos y el ron Havana Club.
La economía de Cuba hoy en día sigue siendo altamente
controlada por el gobierno, sus consumidores relativamente pobres y su mercado
atendido por multinacionales de otros países que no cortaron lazos con la isla.
Esos factores podrían limitar las oportunidades incluso si el Congreso
decidiera revertir el embargo estadounidense.
Johanna Mendelson Forman, una académica residente de la
Universidad Americana que estudia América Latina, dijo que las primeras
inversiones estadounidenses en Cuba provendrán de emprendedores deseosos de
probar una nueva frontera. Los cubanos-estadounidense “están listos para subir
al tren”, dijo.
Luis Coello, quien llegó a EE.UU. desde Cuba en 1996
cuando tenía 9 años, empezó a vender tarjetas de para hacer llamadas a la isla
en la década del 90. Después, intentó construir un cable submarino de fibra
óptica desde Key West, en Florida, hasta La Habana, pero el proyecto nunca fructificó.
El miércoles, Coello dijo que redoblaría sus esfuerzos en un nuevo negocio para
vender teléfonos celulares que pueden hacer llamadas baratas a Cuba.
“En este momento, el sector de telecomunicaciones del
país está disponible para el mejor postor”, dijo Coello. “Es una enorme
oportunidad”.
Las grandes empresas de telecomunicaciones podrían ser
más cautas. MientrasAT&T Inc. y Verizon Communications Inc. ofrecieron su
apoyo al proyecto de cable submarino de Coello, no está claro si hoy
invertirían. Aunque Cuba es un mercado potencialmente atractivo dado su mínima
penetración de Internet y telefónica celular, la inversión de las compañías
dependerá de qué regulaciones se establezcan en Cuba, dijo Sergey Dluzhevskiy,
un analista de Gabelli & Co.
Las aerolíneas estadounidenses se han preparado para la
oportunidad de volar a la isla por años, operando vuelos para unas cuantas
empresas chárter a Cuba autorizadas por el gobierno de EE.UU. American Airlines
Group Inc., por ejemplo, vuela a Cuba 20 veces por semana, frente a 15 hace un
año, llevando a trabajadores humanitarios, periodistas y otros cubano-estadounidenses
autorizados a visitar el país.
Vivian Mannerud, directora de Airline Brokers Co., una
firma de Miami que opera vuelos chárter a Cuba, dijo que los cambios en la
política darán lugar a un auge de las pocas compañías que prestan servicios de
ese tipo. “Es un gran día. Estoy llorando y riendo “, dijo Mannerud, que ha
estado involucrada durante décadas en las relaciones entre EE.UU. y Cuba. “Es
casi como si la Guerra Fría ha terminado de verdad”.
Las empresas hoteleras de EE.UU. también están ansiosas
por hacer negocios en Cuba cuando puedan, incluyendo Hilton Worldwide Holdings Inc., que
inauguró el Habana Hilton en 1958 con un casino y club Trader Vic’s, sólo para
ver esos establecimientos nacionalizados pocos años más tarde.
“En el momento en que sea posible, allí estaremos”, dijo
Stephen Joyce, director ejecutivo de Choice Hotels International Inc., una
cadena con sede central en Maryland que opera marcas como Comfort Inn y Cambria
Suites.
Hoy, la presencia de empresas extranjeras en Cuba están
limitadas a asociaciones con firmas cubanas debido a reglas locales, dijo
Stephan Meier, un profesor de negocios de la Universidad de Columbia que todos
los años lleva a 40 estudiantes a Cuba. Dijo que Imperial Tobacco Group PLC del Reino
Unido trabaja con compañías cubanas de puros. La empresa francesa de
licores Pernod Ricard SA trabaja con el
fabricante del ron Havana Club y la cadena hotelera española Meliá Hotels
International SA hace negocios con hoteles locales.
“Incluso si los estadounidenses levantan el embargo, es
un entorno riesgoso donde trabajar”, dijo, citando las leyes financieras
cubanas.
La noticia también es buena para los agricultores
estadounidenses, que serán capaces de exportar sus cosechas a Cuba sin
restricciones severas que hasta ahora tornan el comercio costoso y requieren
mucho tiempo, como es el requisito de que los compradores paguen por
adelantado. “Esto aumenta significativamente el potencial y la oportunidad, y
cuando esto sucede la agricultura estadounidense suele responder
positivamente”, dijo el secretario de Agricultura Tom Vilsack.
Para los productores de arroz de EE.UU., el cambio
diplomático abre un mercado en el que el consumo de ese grano per cápita es de
alrededor de 50 kilos por año, casi cinco veces la de EE.UU., dice Greg
Cediendo, director ejecutivo de la Asociación de Productores de Arroz de
Arkansas. Cuba fue en el pasado un “gran mercado” para el arroz estadounidense,
con una gran preferencia de los consumidores por las variedades de grano largo
que se cultivan en Arkansas, Louisiana, Mississippi y Texas, dijo Ceder.
Últimamente, dijo, Cuba se ha abastecido de arroz mayormente de China y
Venezuela.
De Scott Lehr, vicepresidente sénior de desarrollo de la
Asociación Internacional de Franquicias, dijo que sus miembros están
entusiasmados con la perspectiva de establecer franquicias en Cuba pero que
habrá que trabajar mucho para asegurar que el gobierno cubano proteja las
marcas registradas de manera que las empresas estadounidenses pueden operar
allí sin el riesgo de las falsificaciones.
Pero no todo el mundo está convencido. “Estamos hablando
de un país comunista”, dijo Carlos Gazitúa, cuya madre abrió un restaurante
cubano en Miami hace casi 40 años después de emigrar de Cuba. “El gobierno
cubano tiene que dar garantías de la libertad de expresión, de respeto a los
derechos humanos y un entorno de iniciativa empresarial”, dijo. “Sin eso, es el
oro de los tontos”.