martes, 2 de agosto de 2011

Demócratas y Republicanos buscan agenciarse éxito del acuerdo alcanzado

Tomado de El País


Demócratas y republicanos intentan aprovechar el último trámite, la aprobación en el Congreso, para convertir esta crisis en una victoria política

POR ANTONIO CAÑO

Finalmente se ha conseguido eludir la catástrofe. Asomado ya al precipicio, Estados Unidos ha sido capaz en el último instante de evitar la suspensión de pagos y, con ello, el mundo se ha librado de un terremoto que podía haber causado destrozos incalculables en la economía. Para darle un toque aún más emotivo a la histórica noche en la que la Cámara de Representantes aprobó el acuerdo que permite este desenlace feliz, compareció ayer, por primera vez tras el atentado que casi le cortó la vida, la congresista Gabby Giffords, que sumó su voto afirmativo al total de 269 con los que pasó esta controvertida ley.

Atrás queda una de las más graves crisis políticas que se recuerdan en esta país. Una crisis que ha herido seriamente a los dos principales partidos, ha dañado el liderazgo del presidente Barack Obama y ha perjudicado al prestigio de EE UU de una manera difícil de reparar. Con la aprobación de este acuerdo -que pasa ahora al Senado, donde no existen dudas sobre su ratificación-, no se pone fin, sin embargo, a la batalla política desatada sobre el déficit público y la deuda. Las características del pacto logrado garantizan que esa batalla, que en realidad es la confrontación de dos modelos de estado, se prolongará en los próximos meses.

La votación de anoche permite, en todo caso, tomar un poco de aire y reconsiderar algunas prioridades con vistas a las próximas elecciones. Todos los dirigentes principales de este país, desde Obama a los líderes parlamentarios, han salido debilitados. El resultado de la votación en la Cámara ilustra perfectamente el tamaño del enfrentamiento político existente: 95 demócratas del ala izquierda votaron en contra de lo que su líder, Nancy Pelosi, y su presidente les pidieron, tantos como votaron a favor; 66 republicanos del Tea Party se opusieron al acuerdo, que no hubiera podido sobrevivir sin la ayuda de los votos demócratas. Fueron los moderados de uno y otro lado los que lograron la proeza de unir fuerzas a favor de lo que creían que eran los intereses supremos de la nación.

Esta fue una votación de gran sacrificio. Tuvo cierto de tragedia griega. Hubo aplausos para recibir a la querida compañera tiroteada en enero pasado en Tucson, pero, más allá de eso, todos parecían tener más razones para lamentar que para festejar. El Partido Demócrata, porque es el que más ha cedido en la negociación; el Partido Republicano, porque ha dado a sus compatriotas una inquietante imagen de intransigencia y desunión. Ambos han tratado de compensar esos daños durante la tramitación parlamentaria.

La Casa Blanca ha tratado de animar a los demócratas asegurando que el presidente Barack Obama no ha renunciado a una reforma del sistema fiscal para compensar los grandes recortes pactados del gasto público. "Creemos que el tema de los impuestos queda muy vivo en la segunda fase de este acuerdo", declaró el portavoz presidencia, Jay Carney.

Los líderes republicanos, por su parte, intentan tranquilizar a los suyos, especialmente al Tea Party, convenciéndoles de que lo firmado el domingo por la noche es una perfecta traslación de las ideas conservadoras. "No hay nada en ese acuerdo que se oponga a nuestros principios", manifestó el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner. "Esta es una victoria de la causa de un Estado reducido".

Unos y otros se fuerzan por ver en la votación de anoche algún argumento para defender una presunta posición ganadora. El presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, puesto en duda en los últimos días por su incapacidad para controlar al Tea Party, puede agarrarse al hecho de que ha habido más votos favorables republicanos (174) que demócratas (95), lo que le permite conservar cierta autoridad como jefe de su grupo. Que una ley defendida por él hubiera avanzado gracias a una mayoría de demócratas hubiera hecho su posición prácticamente insostenible.

Obama, a su vez, precisaba que no hubiera más votos demócratas en contra que a favor de un pacto en el que él mismo ha puesto su futuro en juego. Se ha quedado en un empate, que evita un enorme bochorno, pero que deja bien claro las dificultades que el presidente va a encontrar a partir de ahora en la izquierda de su propio partido.

Esa tensión, que ha prolongado el dramatismo del desenlace de esta crisis hasta el mismo final, seguramente va a reproducirse en otros momentos de la negociación, que debe de continuar en las próximas semanas, puesto que la última fase de este acuerdo no se cumple hasta finales de noviembre.

El compromiso contempla recortes de gastos públicos en una década por un total de 2,4 billones de dólares en dos etapas y una extensión de la deuda por la misma cantidad y en los mismos plazos. De forma inmediata se reducen algo más de 900.000 millones de dólares, sin incluir gasto social, y se eleva la deuda otro tanto para que el Gobierno pueda pagar sus facturas este año.

Al mismo tiempo, se crea una comisión parlamentaria bipartidista que tendrá plenos poderes para recortar otros 1,5 billones de dólares de gastos. La decisión que esa comisión tome tiene que ser aprobada o rechazada por el Congreso sin enmiendas. En el caso de que sea rechazada o de que la comisión no consiga una posición común, se aplicarían automáticamente recortes de gastos de 1,2 billones de dólares y una extensión de deuda por la misma cantidad, suficiente para cubrir los pagos del año próximo.

Este recorte automático fue uno de los aspectos más polémicos en las últimas horas de las conversaciones del domingo. Venciendo fuerte resistencia de Boehner, los demócratas consiguieron que, si se llega a esa situación, la mitad de los recortes sean de gastos de Defensa y la otra mitad de gasto social, sin incluir los Seguridad Social pero sí el plan de ayuda sanitaria a los pensionistas, conocido como Medicare.

El acuerdo no dice una palabra sobre impuestos, pero tampoco impide explícitamente que la comisión bipartidista los aborde, lo que ha sido suficiente para que los demócratas entiendan que aún pueden dar la batalla para eliminar algunas de las ventajas fiscales de los ingresos más altos.

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Acuerdo sobre deuda soberana afectaría recuperación económica

Tomado de The Wall Street Journal

Por Sara Murray y Conor Dougherty

El acuerdo bipartidista para elevar el límite de endeudamiento y reducir el déficit fiscal de Estados Unidos podría tener un efecto ligeramente negativo en el crecimiento de los próximos 12 meses, en un momento en que la recuperación sigue siendo frágil.

El pacto, sin embargo, también podría apuntalar la confianza entre los inversionistas, empresas y consumidores al eliminar la incertidumbre sobre si Washington actuará a tiempo para impedir una cesación de pagos y avanzar hacia la reducción del déficit fiscal. "El efecto será casi mínimo hasta fines de 2012", opina James O'Sullivan, economista de MF Global. "Los efectos indirectos, en todo caso, deberían ser positivos".

La legislación elevaría el límite de endeudamiento del gobierno a US$14,29 billones (millones de millones) en tres etapas y reduciría el gasto federal en hasta US$2,4 billones durante una década.

La primera ronda de recortes de gastos entraría en efecto en el año fiscal 2012, que comienza el primero de octubre. El gasto discrecional, que está sujeto a la aprobación parlamentaria cada año, se reduciría en US$25.000 millones, o 2,1% en comparación con el monto proyectado en marzo por la Oficina de Presupuesto del Congreso, un organismo independiente.

Tales recortes reducirían el crecimiento estadounidense entre 0,1 y 0,2 punto porcentual, según analistas. Aunque la cifra puede parecer insignificante, la economía se expande a un ritmo tan lento que algunos analistas temen que la recuperación se estanque. El Producto Interno Bruto (PIB) de EE.UU. creció apenas 0,4% anual en el primer trimestre y 1,3% en el segundo. El desempleo, entretanto, se mantiene en 9,2%.

El sector manufacturero, a su vez, apenas se expandió en julio, una señal de que un motor que impulsó la recuperación está perdiendo fuerza.

El índice manufacturero que elabora el Instituto de Gestión de Suministros (ISM) a partir de una encuesta entre los gerentes de compras que calcula la actividad en fábricas y otras plantas industriales, se ubicó en 50,9% en julio, por debajo del 55,3% de junio. Cualquier valor por encima de 50 indica una expansión, por lo que el nivel de julio—el más bajo desde julio de 2009— muestra que el sector llega al segundo semestre a paso de tortuga. "Claramente, no es un buen comienzo", dijo Brad Holcomb, responsable del informe de ISM.

La noticia se suma a una serie de datos que muestran que después de un largo ciclo durante en el cual repusieron sus inventarios, las fábricas en EE.UU. y otros países están recortando su producción ante una menor demanda.

Otra medición mostró que la confianza del consumidor cayó bruscamente en julio en relación con el mes anterior y los expertos dijeron que es probable que algunos de los declives se expliquen por las disputas en Washington.

El informe manufacturero contiene más noticias preocupantes. Todos los componentes del índice, desde la producción hasta las entregas de proveedores y el empleo, cayeron durante el mes. Motivo de particular preocupación fue el índice de nuevos pedidos, un cálculo sobre el futuro nivel de actividad, que descendió a 49,2, su primera contracción desde junio de 2009. "No deberíamos estar en un punto de la recuperación en el cual se produce un repliegue en los indicadores de actividad futura", opinó David Greenlaw, economista de Morgan Stanley. Agregó que el informe pone en duda los pronósticos de numerosos economistas que apuntan a una aceleración del crecimiento en la segunda mitad del año.

Algunos economistas sostienen, no obstante, que la alta deuda federal de EE.UU. es un lastre sobre la economía y que reducir el déficit impulsaría el crecimiento al liberar capital para uso privado.

El acuerdo impone recortes por US$47.000 millones en los gastos discrecionales en el ejercicio fiscal 2013, lo que representa una reducción de 3,9% con respecto a las proyecciones de la Oficina de Presupuesto del Congreso.

El plan también incluye un compromiso inicial durante 10 años para reducir el gasto en US$917.000 millones al fijar un límite para los gastos discrecionales, lo que no aplicaría a los gastos en las guerras de Afganistán e Irak y permite ajustes para gastos de emergencia. El plan incluye una reducción de US$350.000 millones en otros gastos de defensa.

La ley también crea un comité bipartidista en el Congreso que buscará recortes adicionales por US$1,5 billones (millones de millones), evitando afectar a los beneficiarios de los programas de Seguro Social y los planes de salud estatales Medicaid y Medicare.

"Es un buen primer paso hacia una significativa consolidación fiscal", dijo este lunes Kevin Hassett, economista en el American Enterprise Institute, de tendencia conservadora, cuando la Cámara de Representantes se preparaba para votar sobre el acuerdo. "Asumiendo que sea aprobado, entonces debería haber un suspiro de alivio", opinó.

lunes, 1 de agosto de 2011

Congreso y Ejecutivo alcanzan acuerdo para elevar “techo” de la deuda soberana

Tomado de The Wall Street Journal

Por Corey Boles, Jared Favole y Patrick O’Connor

WASHINGTON—El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dijo el domingo por la noche que los líderes demócratas y republicanos habían llegado a un acuerdo para elevar el techo de la deuda pública del país y reducir el déficit federal.

A su vez, el líder de la mayoría en la Cámara baja, John Boehner, les dijo a los republicanos esa misma noche que habían alcanzado el marco para un acuerdo con el presidente, según un regulador durante una conferencia telefónica el domingo por la noche.

El presidente Obama dijo que el acuerdo incluirá "modestos" recortes a los programas sociales. El acuerdo aún debe ser aprobado en el Congreso.

Durante el día, varios asesores del Congreso indicaron que el acuerdo elevaría el límite de la deuda en US$2,4 billones (millones de millones) en tres etapas y permitirá inicialmente recortar cerca de US$900.000 millones en gastos durante los próximos 10 años. Una comisión especial de legisladores estaría encargada de delimitar otros US$1,5 billones en reducciones fiscales mediante una reforma impositiva y modificaciones a diferentes programas gubernamentales.

Con todo, semejante plan todavía necesitará el respaldo de los republicanos y ser aprobado por el Senado.

"Aún no estamos listos", advirtió Obama. Además, dijo que el acuerdo no incluye todo lo que quería en las negociaciones.

Pese a toda la ansiedad que ha rodeado este debate en las últimas semanas, el acuerdo deja muchas preguntas sin respuesta, por lo que se anticipan todavía meses y hasta años de discusiones adicionales y dolorosas medidas fiscales. Impone un límite al gasto para los próximos 10 años, pero deja los detalles sobre qué programas serán los que sufran los recortes al criterio de las comisiones del Congreso.

También plantea un debate que se prolongará durante meses sobre cómo redactar las modificaciones a la ley tributaria del país y qué cambios introducir en populares programas como el Seguro Social y la asistencia de salud para ancianos.

Así que si bien se despeja una interrogante sobre la economía con el aumento del límite de la deuda, podrían abrirse muchas otras a largo plazo.

domingo, 31 de julio de 2011

Aunque se está muy cerca, todavía no hay acuerdo sobre default

Agencias Noticiosas

Quedan menos de 48 horas para alcanzar un acuerdo que salve a Estados Unidos de una debacle fiscal

Mientras continúan las negociaciones, el líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, ha reconocido que el Congreso y la Casa Blanca están "muy cerca" de alcanzar un acuerdo definitivo

En otra jornada frenética de negociación a contra reloj, los republicanos no han alcanzado un acuerdo con la Casa Blanca sobre el techo de la deuda. El líder demócrata en el Senado, Harry Reid, recién salido de las negociaciones con republicanos y la Casa Blanca, ha comparecido para decir que el voto sobre el techo de endeudamiento se retrasa porque no hay acuerdo definitivo todavía. "Estamos haciendo avances", ha dicho. Sin embargo, ha reconocido avances para alcanzarlo antes de fin del plazo el 2 de agosto.

A pesar de esta situación límite, una puerta se ha abierto en las últimas horas en Estados Unidos para evitar que el país entre en suspensión de pagos. Existe en estos momentos un optimismo moderado en torno a las negociaciones in extremis que están manteniendo los republicanos y la Casa Blanca. El líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, ha reconocido que el Congreso y la Casa Blanca están "muy cerca" de alcanzar un acuerdo definitivo para elevar el techo de la deuda y evitar que Estados Unidos entre en cese de pagos.

En una entrevista en la cadena CNN, McConnell ha confirmado los rumores de que los legisladores republicanos y demócratas habían llegado a un principio de acuerdo con la Casa Blanca, en intensas negociaciones a puerta cerrada durante el sábado. "Estamos muy cerca. Ayer tuvimos un muy buen día, e hicimos avances drásticos", ha asegurado el senador republicano. McConnell confía en que ese acuerdo se concretará "pronto" y ha adelantado que el plan proyecta una reducción del déficit de 3 billones de dólares en los próximos 10 años y que no contará con 'ningún aumento de impuestos'.

La votación del plan del líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, que estaba prevista para la una de la madrugada (hora local, 05.00 GMT) se ha retrasado 12 horas ante la perspectiva de un posible acuerdo. Según cuentan los medios estadounidenses, los progresos en las negociaciones son significativos. El martes 2 de agosto es la fecha límite para cerrar un pacto.

"Estoy contento de ver este movimiento hacia la cooperación y el compromiso. Espero que dé frutos", ha señalado Reid. El líder de la mayoría demócrata en el Senado cree que "hay muchos elementos" para cerrar un acuerdo, aunque matiza que todavía queda un camino por recorrer. "Hay que dar a cada uno el espacio que sea posible para hacer su trabajo", ha subrayado.

El Senado se preparaba ayer para un voto de madrugada para limitar el debate en torno al plan demócrata sobre la deuda y garantizar que la medida podría votarse definitivamente a primera hora del lunes. Sin embargo, Reid ha decidido aplazar esa votación 12 horas, hasta las 13.00 del domingo (17.00 GMT), a petición de funcionarios de la Casa Blanca, que han visto espacio para un posible compromiso con los republicanos y han pedido al líder demócrata unas horas más de margen. Pero es posible que también haya otro retraso al respecto mientras se mantienen las negociaciones.

En un fin de semana clave para evitar que el Tesoro estadounidense declare parcialmente el cese de pagos el próximo martes, la Casa Blanca y el Capitolio continuaron ayer sábado sus negociaciones, con el propio presidente de EE UU, Barack Obama, inmerso en conversaciones con demócratas y republicanos. En una agitada votación, la Cámara de Representantes, de mayoría republicana, rechazó, por 246 contra 173 votos, la propuesta demócrata para elevar el techo de la deuda, que ahora se sitúa en 14,3 billones, antes aún de que el Senado iniciara siquiera los trámites para votarla.

Los republicanos optaron así por devolver el golpe que el Senado asestó el viernes a la propuesta del presidente de la Cámara Baja, John Boehner, al bloquearla poco después de que fuera aprobada en ese hemiciclo. El propio McConnell aseguró en una conferencia de prensa tras la votación que había hablado ayer por teléfono tanto con el vicepresidente, Joe Biden, como con Obama, y opinó que el mandatario debería estar presente en cualquier negociación para llegar a un consenso.

"Confío plenamente en que lograremos un acuerdo en un futuro muy próximo", aseguró McConnell, mientras que Boehner subrayó que los estadounidenses pueden estar seguros "de que esta crisis se acabará" y de que "no habrá cese de pagos". Ese optimismo contrastó con la frustración que Reid expresó más tarde en el pleno del Senado, después de una visita a la Casa Blanca junto con la líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.

Los dos legisladores se reunieron con Obama poco después de que el plan de Reid se estrellara en la Cámara Baja, en un encuentro del que no han trascendido detalles. "No es cierto que estemos cerca de un acuerdo significativo", dijo Reid en el Senado tras la reunión. "Y si estamos hoy aquí, es por una sencilla razón: el filibusterismo", añadió.

El apoyo de al menos siete republicanos

Para zanjar el debate en torno a su medida, Reid necesitará en la votación de hoy domingo una mayoría de 60 votos, lo que obliga a los demócratas, que controlan la Cámara Alta, a asegurarse el respaldo de al menos siete republicanos. Ese objetivo parecía ayer lejano cuando McConnell entregó a Reid una carta en la que 43 de los 47 senadores republicanos se comprometían a votar en contra.

Reid ha modificado en los últimos días su plan para añadirle elementos impulsados por McConnell, y su propuesta incluye ahora una elevación de la deuda en dos fases, hasta llegar a 2,4 billones, y una reducción del déficit en 2,2 billones de dólares en la próxima década.

No obstante, carece de un mecanismo que establezca cómo actuar si el Congreso no consigue reducir el déficit en los niveles esperados, lo que se ha convertido en el principal argumento de muchos republicanos para rechazar el plan. "Es hora de que acabemos con este teatro del absurdo", dijo tras la votación en la Cámara Baja una decepcionada Nancy Pelosi, que instó a los legisladores de ambos partidos a lograr una solución real.

Posibles escenarios

Tomado de El País

¿Qué pasa si hoy se llega a un acuerdo?

Estados Unidos ha llegado a su límite de endeudamiento, acordado en el Congreso, por lo que demócratas y republicanos han de ponerse de acuerdo para elevarlo si quieren hacer frente al vencimiento de las deudas pendientes. De llegar a un acuerdo, se avanzaría en el proyecto de ley con más rapidez y se demostraría suficiente apoyo para su aprobación en el Senado y en la Cámara de Representantes. El fantasma de la suspensión de pagos de la mayor economía del mundo desaparecería. Solo faltaría la firma de Obama para aprobar la ley. La fecha límite para no entrar en suspensión de pagos es el martes, día 2 de agosto.

¿Qué pasa si hoy no se llega a un acuerdo?

Los republicanos y la Casa Blanca tendrían hasta mañana para seguir con las negociaciones que se están manteniendo desde hace días. El acuerdo tendría que llegar in extremis. Los demócratas tienen 53 escaños, tres más de la mitad. Pero eso no les garantiza la aprobación de la ley porque las reglas del Senado dan derecho a la oposición a impedir la votación mientras ellos quieran seguir debatiendo, lo que puede ser eternamente. Para evitar ese método que estanca el proyecto de ley, en EE UU se requieren 60 votos de un total de 100, una cifra a la que muy pocas veces ha llegado un partido a lo largo de la historia. El líder demócrata, Harry Reid, necesita siete votos republicanos para poder llevar a votación en el pleno su propuesta, por lo que está obligado a pactar con la oposición en esas cruciales últimas 24 horas.

Los líderes del Congreso podrían tratar de hacer cambios rápidos para atraer más votos. El Congreso podría tratar de pasar un incremento de la deuda a muy corto plazo, por ejemplo un par de días, para ofrecer algo más de tiempo para alcanzar un acuerdo amplio. Obama podría decir que tiene el poder de aumentar los préstamos EE UU por su cuenta, citando una disposición de la Constitución estadounidense. Mientras la Casa Blanca intenta rehuir esta estrategia, algunos líderes demócratas en el Congreso en los últimos días han estado planteando este escenario.

¿Qué pasa si no se llega a un acuerdo antes del martes?

La única manera de evitar la suspensión de pagos a partir del martes es la de conseguir que republicanos moderados y demócratas voten juntos en la Cámara lo que ambos partidos sean capaces de pactar en el Senado. Eso tiene que ocurrir entre el domingo y el lunes. Si unos y otros no llegan a un acuerdo para entonces, las consecuencias son impredecibles. Pero si instituciones como el Banco Central Europeo han llegado a asegurar que el impago de un país pequeño como Grecia podría ser tan catastrófico como la caída de Lehman Brothers, es difícil medir el alcance que tendría una suspensión de pagos de Estados Unidos. China ya ha hecho más de un llamamiento al Gobierno norteamericano pidiendo "responsabilidad" hacia sus inversores. Por la cuenta que le tiene. El gigante asiático, con 1,15 billones de dólares (823.684 millones de euros) en bonos del Tesoro estadounidense, es su mayor acreedor.

¿Cuál sería la única decisión que tomarías diferente?

Por Waldemar Serrano

Así fue como comencé el conversatorio que tuve con 45 hombres que están cumpliendo tiempo en una institución gubernamental de mínima custodia, en donde no solo se están rehabilitando de sus adicciones, sino que tienen una nueva oportunidad de vida.

Durante la actividad en donde la diversidad de edades –fluctuaban entre 18 a 45 años- era muy marcada, fue muy interesante observar la amplia gama de expresiones que tenían al llegar al salón. La importancia de estar allí no era para dar una charla mas, sino que deseábamos dejar una semilla en el terreno fértil de estos hombres, el cual estábamos seguro que tendría una cosecha con mayores posibilidades.

El silencio –el cual no es parte de su subcultura- estaba ausente del salón, los suspiros eran la orden del día, el ambiente se sentía cargado y se respiraba un consenso que entendían que éramos uno más como en el pasado, que venían a decirles lo que tienen que hacer.

Otros tenían su mirada fija a la ventana que estaba al costado del salón, otros aguantaban sus cabezas en la mesa, ya que era obvio que estaban obligados a estar allí y curiosamente la minoría estaban con libreta y lápiz en mano listos para hacer apuntes.

Inmediatamente la pregunta levantó a todo aquel que estaba aguantándose la cabeza, al que estaba mirando al horizonte y los que estaban en la primera fila, levantaron sus manos como si lo hubiésemos planificado.

Dentro del conversatorio que duro una hora y media, se pudo establecer una dinámica en donde el juicio no existía, escuchar al que estaba hablando era mandatorio –ya que así acordamos- y cada uno de los presentes estaban abiertos a compartir libremente.

Los primeros que tomaron las palabras fueron los adultos, aquellos que han sido reincidentes y que parecía que esta vez estaban entendiendo la importancia de la toma de decisión.

A su vez los más jóvenes, aunque sencillos en su vocabulario, dejaron saber que ahora entendían la importancia del famoso refrán “dime con quién andas y te diré quien eres” y como tiene una importancia mayor, ya que determinará al salir su sobrevivencia.

Al tomar la palabra uno que tenía una lágrima tatuada al lado izquierdo de su ojo, expresó que gracias a las malas decisiones que había tomado estaba allí, pero lo que si estaba aprendiendo era que cuando saliera iba a estar consciente de las decisiones diarias que estará tomando, ya que esas serían las que lo pudieran llevar a tener una nueva vida o volver a lo conocido.

Otros compartieron la soledad en la que se encuentran, ya que la confianza que sus familiares habían depositado en ellos había desaparecido, debido a las malas decisiones del pasado.

Las historias de cómo habían llegado allí y el porqué del uso de drogas en general fueron muy conmovedoras todas, que iban desde abuso infantil, abandono, hasta que era un mecanismo de sobrevivencia de la pobreza.

Lo que todos –incluyéndome- pudimos aprender del conversatorio, fue que gracias a las decisiones del pasado estábamos en donde estábamos en ese momento y que ahora todos estábamos claros que no importaba las decisiones del pasado, ese momento era un nuevo día para volver a empezar y escoger de nuevo.

Hoy les dejo el mismo reto que les deje a nuestra nueva familia extendida, no es importante el enfocarnos ¿cuál sería la única decisión que tomarías diferente?, sino es el estar conciente que nuestras decisiones diarias son las que nos pondrán en una mejor posición de la que estamos hoy.

Concluyo con esta frase “Enfoquémonos en nuestro camino, ya que al final del día, ese el único que nos debe de importar”.

Waldemar Serrano-Burgos, CEC, ACC es Life Coach Internacional Certificado, que trabaja en los mercados de Estados Unidos, Puerto Rico y República Dominicana. Sígalo en Twitter: wserranob o visite su página www.waldemarserrano.com

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