Tomado de esglobal
El Estado Islámico es más "sexy" que Al Qaeda
El EI supera con creces la capacidad de
atracción de Al Qaeda. ¿A qué se debe?
Por
Carlos Setas Víchez
La respuesta es simple: el
Estado Islámico (EI) hace ahora lo que Al Qaeda sitúa en un futuro distante e
indefinido. Gana victoria tras victoria. Cuenta con una sofisticada maquinaria
de propaganda. En definitiva, el Estado Islámico es sexy.
La estrategia de Al Qaeda, así como de otros
grupos terroristas de carácter yihadista, ha
recaído primero en atraer a los musulmanes consiguiendo que su autoridad
religiosa se viera reconocida mediante sus acciones. Esto conformaría las bases
para el establecimiento de un poder territorial, un califato, que después
llevaría la guerra a los infieles hasta el fin de los días.
Esta estrategia ha sido continuamente
debatida en el seno de Al Qaeda y del yihadismo, siendo el
principal punto de desencuentro identificar al enemigo al que enfrentarse primero:
el cercano, es decir, los regímenes considerados apóstatas que gobiernan los
países musulmanes, o el lejano, Occidente, particularmente EE UU, considerado
responsable de todos los males que aquejan al mundo musulmán.
El Estado Islámico ignora
estas sutilezas y debates ideológicos. Para empezar, ya se ha saltado varios
pasos y acortado en varias décadas, o incluso siglos, la estrategia de Al
Qaeda. El EI ya ha proclamado su califato y ha nombrado a su líder, Abu Bakr al
Baghdadi, su califa. Se han hecho con un territorio físico de una extensión
considerable en el norte de Irak y el norte y este de Siria. La justificación
de su legitimidad es el derecho de conquista, su principal diferencia con Al
Qaeda. El EI conquista y controla físicamente para, más tarde, establecer su
autoridad religiosa.
Y lo hace bien. Por el momento el EI ha
dejado en evidencia al Ejército iraquí, cuya calamitosa retirada desde junio ha
dejado en manos de los yihadistas una
enorme cantidad de material bélico, en su mayor parte de fabricación
estadounidense, y a los renombrados peshmergas kurdos,
que se han visto en dificultades para hacer frente a las tropas del EI y a su
armamento pesado.
Por otra parte, el EI
desarrolla sus actividades en una región que constituye el corazón del mundo
musulmán. Su califato se encuentra a no demasiada distancia de los tres lugares
santos del islam: Meca, Medina y Jerusalén, cuyas capturas figuran entre sus
objetivos. Esto sin duda tiene un mayor atractivo que el refugio del liderazgo
de Al Qaeda en las montañas de la frontera afgano-pakistaní.
Al contrario que Al Qaeda,
el EI no se considera un grupo terrorista. Actúa abiertamente como si de un
Estado se tratase, sus oficinas de reclutamiento son públicas, al igual que sus
actividades. Quien se une al EI puede actuar abiertamente y combatir en Siria e
Irak o desarrollar cualquier otra actividad dentro de la administración del
califato. Esto contrasta claramente con el secretismo de Al Qaeda. La gloria
que se pueda alcanzar uniéndose al grupo de Ayman al Zawahiri no puede
compararse con el inmediato reconocimiento obtenido al unirse al EI. Además,
mientras que Al Qaeda siempre ha sido una organización con un marcado carácter
elitista, el Estado Islámico está abierto a todos los musulmanes, siempre y cuando
compartan su ideología, claro está.
Los aparentes éxitos, tanto militares como a
la hora de establecer estructuras de gobierno en el califato, son hábilmente
explotados mediante el aparato de propaganda de la organización. El departamento de comunicación, Al Hayat Media Center,
podría ser una iniciativa de Abu Talha al Almani, un rapero alemán conocido
como Deso Dogg, que abandonó Europa para combatir en Siria. En cualquier caso,
la profusión y calidad de sus publicaciones, tanto en forma de vídeos que se
difunden en Internet, con un extenso uso de las redes sociales, como en la de
su revista mensual Dabiq, está al nivel de cualquier empresa de
comunicación occidental. Más aún, prácticamente todos los productos de
propaganda del EI son en inglés o están traducidos o subtitulados a esta
lengua, una muestra de su interés en ampliar su reclutamiento en Occidente.
La comunicación de Al Qaeda a través
de Al Sahab, en comparación, es de escasísima calidad,
errática y con falta de continuidad, y se centra, por lo general, en las declaraciones
de sus líderes o los vídeos de combates en Afganistán, no siempre
llevados a cabo por la organización. Su capacidad de atracción entre la
juventud musulmana, particularmente la occidental, es escasa en contraste con
el EI, tanto por su formato como por sus contenidos.
La propaganda del Estado Islámico se
esfuerza en transmitir dos imágenes. Por una parte, muestra los territorios que controla como un lugar idílico,
ajeno a la lucha, donde los muyahidines pueden
emigrar con sus familias y establecerse en un Estado próspero y que va a
perdurar. Se emplean profusamente lasdeclaraciones de yihadistas de muy diversas nacionalidades, así como las imágenes de niños jugando y de la vida
cotidiana en el califato.
Por otra parte, se presentan las fronteras
del califato, en continua expansión, y el lugar donde se producela lucha contra los enemigos del islam. Aquí hay
espacio para los relatos heroicos de los muyahidines y
para las imágenes de actos de brutalidad, fundamentalmente ejecuciones, que
tanta repercusión tienen en Occidente.
La brutalidad del Estado Islámico,
independientemente de lo más o menos propensos a la misma que puedan ser de por
sí los yihadistas, forma parte de una estrategia que no es ni
mucho menos novedosa en la historia de los conflictos bélicos. Las imágenes de
decapitaciones o de ejecuciones de prisioneros cumplen dos funciones
principales: por un lado, atraer nuevos reclutas, enardecidos al comprobar que
alguien hace algo contra los enemigos del islam. Por otro, desmoralizar y
aterrorizar al enemigo. Gracias a la imagen de brutalidad que proyecta y al
terror que inspira, el EI ha sido capaz de tomar localidades enteras sin
necesidad de combatir, al huir los defensores ante su avance.
Los éxitos del Estado
Islámico a la hora de atraer combatientes de todo el mundo son evidentes, como
prueban tanto sus vídeos como las continuas detenciones de individuos que
pretenden ir a luchar a Siria o Irak en Europa y otros lugares.
Un elemento positivo del
EI, que lo debería hacer relativamente atractivo para
Occidente en contraste con Al Qaeda, es que su planteamiento se basa en
atraer muyahidines para luchar desde el califato en una
guerra más o menos convencional, aunque se empleen métodos terroristas o de
lucha de guerrillas. Por el momento, el EI no parece interesado en la
estrategia de los seguidores de Bin Laden de llevar a cabo acciones terroristas
en países occidentales.
En ese sentido, habría que plantearse si
los yihadistas que retornan a sus países de origen o
de adopción lo hacen para establecer redes de captación de combatientes o de
fondos, y por lo tanto, representan una amenaza, o si se trata simplemente de
individuos desencantados con el supuesto paraíso del califato.
Un riesgo que cabría esperar derivado del
éxito del Estado Islámico es la reacción de Al Qaeda. Para que la organización
de Al Zawahiri mantuviera su posición, bastante tocada por otra parte, como
líder aparente del yihadismo global,
debería hacer algo. Podría tratar, en vista de los precedentes, de llevar a
cabo alguna acción espectacular y con gran repercusión mediática, es decir,
algún ataque en Occidente, pero es dudoso que conserve la capacidad de hacerlo.
Como punto positivo de cara a restar
atractivo al Estado Islámico, hay que tener en cuenta que toda su aura se debe,
simplemente, a que gana. Cuando su serie de victorias se transformen en
derrotas, como no puede ser de otra manera a medio plazo, su capacidad de
atracción y su posición en el ideario yihadista global
disminuirá considerablemente. Dejará de ser sexy.