domingo, 21 de septiembre de 2014

El Estado Islámico mediáticamente es más atractivo que Al Qaeda

Tomado de esglobal

El Estado Islámico es más "sexy" que Al Qaeda


El EI supera con creces la capacidad de atracción de Al Qaeda. ¿A qué se debe?

Por Carlos Setas Víchez

La respuesta es simple: el Estado Islámico (EI) hace ahora lo que Al Qaeda sitúa en un futuro distante e indefinido. Gana victoria tras victoria. Cuenta con una sofisticada maquinaria de propaganda. En definitiva, el Estado Islámico es sexy.
La estrategia de Al Qaeda, así como de otros grupos terroristas de carácter yihadista, ha recaído primero en atraer a los musulmanes consiguiendo que su autoridad religiosa se viera reconocida mediante sus acciones. Esto conformaría las bases para el establecimiento de un poder territorial, un califato, que después llevaría la guerra a los infieles hasta el fin de los días.

Esta estrategia ha sido continuamente debatida en el seno de Al Qaeda y del yihadismo, siendo el principal punto de desencuentro identificar al enemigo al que enfrentarse primero: el cercano, es decir, los regímenes considerados apóstatas que gobiernan los países musulmanes, o el lejano, Occidente, particularmente EE UU, considerado responsable de todos los males que aquejan al mundo musulmán.

El Estado Islámico ignora estas sutilezas y debates ideológicos. Para empezar, ya se ha saltado varios pasos y acortado en varias décadas, o incluso siglos, la estrategia de Al Qaeda. El EI ya ha proclamado su califato y ha nombrado a su líder, Abu Bakr al Baghdadi, su califa. Se han hecho con un territorio físico de una extensión considerable en el norte de Irak y el norte y este de Siria. La justificación de su legitimidad es el derecho de conquista, su principal diferencia con Al Qaeda. El EI conquista y controla físicamente para, más tarde, establecer su autoridad religiosa.
Y lo hace bien. Por el momento el EI ha dejado en evidencia al Ejército iraquí, cuya calamitosa retirada desde junio ha dejado en manos de los yihadistas una enorme cantidad de material bélico, en su mayor parte de fabricación estadounidense, y a los renombrados peshmergas kurdos, que se han visto en dificultades para hacer frente a las tropas del EI y a su armamento pesado.

Por otra parte, el EI desarrolla sus actividades en una región que constituye el corazón del mundo musulmán. Su califato se encuentra a no demasiada distancia de los tres lugares santos del islam: Meca, Medina y Jerusalén, cuyas capturas figuran entre sus objetivos. Esto sin duda tiene un mayor atractivo que el refugio del liderazgo de Al Qaeda en las montañas de la frontera afgano-pakistaní.
Al contrario que Al Qaeda, el EI no se considera un grupo terrorista. Actúa abiertamente como si de un Estado se tratase, sus oficinas de reclutamiento son públicas, al igual que sus actividades. Quien se une al EI puede actuar abiertamente y combatir en Siria e Irak o desarrollar cualquier otra actividad dentro de la administración del califato. Esto contrasta claramente con el secretismo de Al Qaeda. La gloria que se pueda alcanzar uniéndose al grupo de Ayman al Zawahiri no puede compararse con el inmediato reconocimiento obtenido al unirse al EI. Además, mientras que Al Qaeda siempre ha sido una organización con un marcado carácter elitista, el Estado Islámico está abierto a todos los musulmanes, siempre y cuando compartan su ideología, claro está.
Los aparentes éxitos, tanto militares como a la hora de establecer estructuras de gobierno en el califato, son hábilmente explotados mediante el aparato de propaganda de la organización. El departamento de comunicación, Al Hayat Media Center, podría ser una iniciativa de Abu Talha al Almani, un rapero alemán conocido como Deso Dogg, que abandonó Europa para combatir en Siria. En cualquier caso, la profusión y calidad de sus publicaciones, tanto en forma de vídeos que se difunden en Internet, con un extenso uso de las redes sociales, como en la de su revista mensual Dabiq, está al nivel de cualquier empresa de comunicación occidental. Más aún, prácticamente todos los productos de propaganda del EI son en inglés o están traducidos o subtitulados a esta lengua, una muestra de su interés en ampliar su reclutamiento en Occidente.

La comunicación de Al Qaeda a través de Al Sahab, en comparación, es de escasísima calidad, errática y con falta de continuidad, y se centra, por lo general, en las declaraciones de sus líderes o los vídeos de combates en Afganistán, no siempre llevados a cabo por la organización. Su capacidad de atracción entre la juventud musulmana, particularmente la occidental, es escasa en contraste con el EI, tanto por su formato como por sus contenidos.

La propaganda del Estado Islámico se esfuerza en transmitir dos imágenes. Por una parte, muestra los territorios que controla como un lugar idílico, ajeno a la lucha, donde los muyahidines pueden emigrar con sus familias y establecerse en un Estado próspero y que va a perdurar. Se emplean profusamente lasdeclaraciones de yihadistas de muy diversas nacionalidades, así como las imágenes de niños jugando y de la vida cotidiana en el califato.

Por otra parte, se presentan las fronteras del califato, en continua expansión, y el lugar donde se producela lucha contra los enemigos del islam. Aquí hay espacio para los relatos heroicos de los muyahidines y para las imágenes de actos de brutalidad, fundamentalmente ejecuciones, que tanta repercusión tienen en Occidente.

La brutalidad del Estado Islámico, independientemente de lo más o menos propensos a la misma que puedan ser de por sí los yihadistas, forma parte de una estrategia que no es ni mucho menos novedosa en la historia de los conflictos bélicos. Las imágenes de decapitaciones o de ejecuciones de prisioneros cumplen dos funciones principales: por un lado, atraer nuevos reclutas, enardecidos al comprobar que alguien hace algo contra los enemigos del islam. Por otro, desmoralizar y aterrorizar al enemigo. Gracias a la imagen de brutalidad que proyecta y al terror que inspira, el EI ha sido capaz de tomar localidades enteras sin necesidad de combatir, al huir los defensores ante su avance.

Los éxitos del Estado Islámico a la hora de atraer combatientes de todo el mundo son evidentes, como prueban tanto sus vídeos como las continuas detenciones de individuos que pretenden ir a luchar a Siria o Irak en Europa y otros lugares.
Un elemento positivo del EI, que lo debería hacer relativamente atractivo para Occidente en contraste con Al Qaeda, es que su planteamiento se basa en atraer muyahidines para luchar desde el califato en una guerra más o menos convencional, aunque se empleen métodos terroristas o de lucha de guerrillas. Por el momento, el EI no parece interesado en la estrategia de los seguidores de Bin Laden de llevar a cabo acciones terroristas en países occidentales.

En ese sentido, habría que plantearse si los yihadistas que retornan a sus países de origen o de adopción lo hacen para establecer redes de captación de combatientes o de fondos, y por lo tanto, representan una amenaza, o si se trata simplemente de individuos desencantados con el supuesto paraíso del califato.

Un riesgo que cabría esperar derivado del éxito del Estado Islámico es la reacción de Al Qaeda. Para que la organización de Al Zawahiri mantuviera su posición, bastante tocada por otra parte, como líder aparente del yihadismo global, debería hacer algo. Podría tratar, en vista de los precedentes, de llevar a cabo alguna acción espectacular y con gran repercusión mediática, es decir, algún ataque en Occidente, pero es dudoso que conserve la capacidad de hacerlo.

Como punto positivo de cara a restar atractivo al Estado Islámico, hay que tener en cuenta que toda su aura se debe, simplemente, a que gana. Cuando su serie de victorias se transformen en derrotas, como no puede ser de otra manera a medio plazo, su capacidad de atracción y su posición en el ideario yihadista global disminuirá considerablemente. Dejará de ser sexy. 

Centros delanteros de fútbol suramericanos producto de exportación muy apreciado en Europa

Tomado de The Wall Street Journal 

El argentino Sergio Agüero, delantero del Manchester City.
Ante la escasez de centro delanteros en Europa, Sudamérica se vuelve potencia exportadora

Ahora que acaba de comenzar la Liga de Campeones de la UEFA y la crema y nata del fútbol de clubes europeo comienza su arduo trayecto de 10 meses, la élite del continente se empieza a percatar que les hace falta algo: el clásico número 9 europeo.
Esos hombres de países como Italia, Alemania e Inglaterra cuyo solo propósito en la vida parecía ser anotar goles —al carajo con el juego bonito y las camisetas limpias— son una raza en extinción en el nivel más alto del fútbol en Europa.
El argentino Carlos Tevez
En su lugar, se han convertido en la exportación futbolística más significativa de Sudamérica.
Eso no quiere decir que Europa ya no está produciendo impresionantes delanteros. Thomas Müller del Bayern Munich crea peligro en cualquier lugar que surja en la cancha. Sin embargo, según el técnico del Arsenal Arséne Wenger, el continente no está produciendo masivamente "tipos que se metan en el área y se lancen de palomita en el minuto 90 para anotar el gol, incluso si eso significa clavar su cabeza en el poste. Esto ya no existe".
De los 15 clubes que terminaron la temporada pasada entre los cinco primeros lugares en Inglaterra, España e Italia, ochos jugaron con un centro delantero sudamericano en el tradicional puesto número 9.
El colombiano Jackson Martínez

Esto incluyó entre otros al Manchester City con el argentino Sergio Agüero, el Atlético Madrid con el oriundo brasileño Diego Costa, el uruguayo Luis Suárez, en ese entonces del Liverpool, y Juventus con el también argentino Carlos Tévez.
Y si excluimos a Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, dos virtuosos únicos que desafían la definición convencional, cinco de los seis goleadores más frecuentes en la Liga de Campeones del año pasado eran de Sudamérica.
Se trata del colombiano Jackson Martínez del Porto, los argentinos Matías Suárez del Anderlecht, Alejandro Domínguez del Olympiakos, y Tévez de la Juve, y por último el paraguayo Óscar Cardozo del Benfica. La única excepción fue Mario Balotelli, entonces del AC Milán, cuyo estilo a menudo lo lleva a bajar al medio campo y modifica los esquemas de lo que se puede considerar un número 9.
El paraguayo Oscar Cardozo
Wenger señaló a Alemania como un buen ejemplo. Hace 20 años, dijo, todo equipo en la Bundesliga parecía jugar con centro delanteros puros casi intercambiables. Hoy en día, Alemania tiene una generación de jugadores ofensivos técnicamente brillantes y orientados hacia la ofensiva que se mueven cerca de la delantera (Müller, Mario Götze, Mesut Özil, Toni Kroos, y la lista continúa), pero tan pocos centro delanteros que la selección alemana de fútbol se fue a Brasil con un solo número nueve de tiempo completo, Miroslav Klose. Y tenía 35 años.
Un motivo, indicó Wenger, es que en los últimos 20 años, la educación europea de fútbol se ha concentrado en cultivar genios para pasar el balón. La técnica, la velocidad y la visión en la cancha son las principales prioridades.
El uso discreto del codo en un área de penalti poblada de defensas contrarios no figura en la lista.

El ex mediocampista del Real Madrid Xabi Alonso, ahora del Bayern Munich, lo describió de la siguiente manera en una entrevista con The Wall Street Journal hace unos meses: "El prototipo del jugador español es un jugador que le gusta mantener el balón, que comprende el juego. Le gusta tener buenas asociaciones con los jugadores que lo rodean. No es egoísta".
Es como si estuviera exponiendo el ideal al que aspiran los sistemas juveniles alrededor de Europa. La academia de Barcelona, La Masia, se convirtió en la versión futbolera de Oxford, Harvard y un internado suizo combinados. El problema es que ninguna de estas cualidades describe a los atacantes puros más peligrosos del mundo: el cazagoles egoísta que busca ganar a toda costa que se mete de cabeza "a las zonas en dónde hiere", como lo describió Wenger.
El uruguayo Luis Suárez
"El fútbol del centro delantero es el fútbol de la calle", agregó. "Es el tipo que intenta empujarte, que juega al borde de las reglas. Suárez es un ejemplo de un jugador que no recibió una educación clásica en el fútbol".
Wenger podría bien haber mencionado al similarmente combativo Costa, nacido en Brasil e importado por España para llenar el vació en la punta. La Roja estaba tan hambrienta de talento para el puesto de centro delantero, incluso al mismo tiempo que dominaba el fútbol mundial, que sus opciones normalmente se limitaban al desatinado Fernando Torres, o reinventar la posición tan a fondo que Cesc Fábregas jugaría de "falso nueve".
La aventura del Mundial de Costa en su equipo adoptivo terminó siendo una experiencia miserable tanto para el jugador como para el equipo. Pero su forma hasta ahora en la Liga Premier —siete goles en cuatro partidos con el Chelsea— sugiere que dará fruto a largo plazo.
Brasileño nacionalizado Español Diego Costa
El otro motivo que Europa no ha producido sus propios Costas últimamente es táctico. Equipos como España, Bayern Munich, Real Madrid y Barcelona marcan la pauta para el fútbol europeo con sistemas que giran en torno a laterales veloces y pases complejos por el centro. Las amenazas de ataque vienen de más direcciones.
Y esto significa que el centro delantero en una formación 4-2-3-1 o 4-3-3 se convirtió en un engrane más en la máquina de ataque en lugar de su foco de atención.
Por tanto los centros delanteros ahora son lo que el director atlético del Barcelona Andoni Zubizarreta llamó "delanteros en un sentido más general… significa que hacen mucho más que disparar".
Pese a todo el talento goleador que está saliendo de Colombia, Argentina y Uruguay, hay una sola excepción: Brasil.
"Ya no producen nada", dijo Wenger antes del Mundial (y mucho antes de la debacle de Belo Horizonte). Incluso en el mediocampo son buenos, pero no son los grandes brasileños del pasado.

sábado, 20 de septiembre de 2014

La historia de cómo Cali se convirtió en la capital mundial de la Salsa

Tomado de El País


Inauguración de la Escuela Herencia Caleña en Brentwood, Nueva York

Cali, capital mundial de la salsa

El baile a ritmo endiablado está transformando una ciudad marcada por el estigma del narcotráfico y los asesinatos

 

Por Guillermo Abril


El viaje comienza como suelen comenzar en Colombia, o al menos eso dice la cineasta española Chus Gutiérrez (El calentito, Viaje a Hansala), desde el asiento trasero del taxi, con el móvil en la mano y el rostro contrariado: “Se ha olvidado de que teníamos una cita”. Árboles gigantes de nombres ignotos dan aún una sombra alargada en Santiago de Cali. Primera hora de la mañana. Íbamos de camino a una de las escuelas de danza más reputadas. Pero nunca llegaremos. Algunos de sus bailarines formaron parte de la película Ciudad delirio que Gutiérrez rodó aquí el año pasado y cuya experiencia, en cuanto al cumplimiento del plan previsto, resume: “Antes de empezar ya íbamos tarde”. En este lugar, los chóferes se pierden a menudo. Las personas, de pronto, dejan de responder al teléfono. Aunque siempre surge alguna alternativa. Las cosas acaban saliendo. Estos días de verano, por ejemplo, se desarrolla el Festival Mundial de Salsa. Hay rumba en los cuatro puntos cardinales. Así que el vehículo enfila hacia otra localización del baile. A eso hemos venido. A descubrir las raíces del ritmo en el corazón del Valle del Cauca. A seguir los pasos que la realizadora dio por aquí cuando aceptó el encargo de escribir y dirigir un filme sobre la locura por la salsa en esta ciudad tropical. Una comedia romántica con la danza como hilo conductor. Gutiérrez se pateó escuelas, espectáculos y viejotecas, las discotecas donde se escucha la salsa más dura. Conoció a los maestros y a sus alumnos. A los ancianos pioneros. A niños que rumbean desde la cuna. A melómanos y estudiosos del fenómeno. A cientos de bailarines. Todos en su película lo son, salvo los protagonistas. Y todos caleños. Aquí el baile mueve mareas.


El taxi se detiene en el centro de la ciudad cuando el sol comienza a transformar la urbe en una olla al rojo. Descendemos por unas escaleras hasta las tripas de un centro cultural del Ayuntamiento. En el salón de actos nos golpea una bola de humedad y calor de origen humano. Hay luz tenue de guarida prohibida. Unos 250 cuerpos se mueven como el coral bajo el agua. Cadenciosos y sincopados. Sin música de momento. El rozamiento de las suelas sobre las baldosas crea un silencio fricativo. Casi hipnótico. “Un, dos, tres…”, marca el profesor desde el escenario, “cinco, seis, siete…”. El Mulato. Uno de los bailarines más famosos de Cali imparte un macrotaller de salsa. Es uno de los eventos del festival mundial. No cabe un alfiler y ahora los altavoces suenan a todo trapo. “Una pajarita de verde limón ¡ay! de verde limón”. A velocidad endiablada. El Mulato lanza a su pareja de un hombro a otro con golpes de muñeca, puntea con las botas y un calambre recorre sus rodillas. Parece que apenas tocara el suelo. El público imita como puede; y finalmente respira cuando para la música. Entre aplausos, su pareja de baile toma un micrófono. Luce una frondosa melena afro y ropa ceñida con los colores de Colombia. Grita: “¡Cuando los europeos piensan en nosotros, imaginan cocaína! ¡Pero yo estoy orgullosa de vestir esta camiseta!”. La bandera del país sudada y a punto de reventar sobre su cuerpo.

 

Cali, que aún da nombre a uno de los cárteles más temidos, se ha convertido desde hace una década en mucho más que narcotráfico. El baile ha tenido mucho que ver en el proceso. Saca a chicos de la calle. Ofrece una alternativa en los barrios deprimidos. Ha dado una profesión a quien nunca la tuvo. Y ha colocado a la localidad la etiqueta de destino turístico. Un epicentro de la salsa, con permiso de Cuba y Puerto Rico. Donde todo el mundo baila y las escuelas dan aliento a la juventud en riesgo de exclusión. Tras la clase, Chus Gutiérrez nos guía hasta una de las academias más prestigiosas, Stilo y Sabor. Esta vez no hay problemas con la cita. Se abre una reja y ascendemos por unas escaleritas, en cuyos muros cuelgan fotos viejas de leyendas, con apodos extravagantes como Jimmy Boogaloo, el creador del pasito cañandonga. La primera planta es diáfana. Suelo de baldosas pulidas. Las ventanas abiertas, por donde entra el calor sofocante, vierten sobre una autopista. En un recorte de periódico enmarcado se lee: “Viviana Vargas y Ricardo Murillo, campeones mundiales de salsa en 2005”. Desde la planta superior llega la melodía deStand by me con ritmo latino. Una pareja baila. Cuando notan la presencia de Chus Gutiérrez, el hombre deja la danza y se acerca y le da un abrazo a la cineasta. Se llama Camilo Arias, tiene 20 años y el porte de un atleta. Es instructor de baile en la escuela. Entrenó a la actriz española Ingrid Rubio, secundaria en la película. Y él también aparece fugazmente. No hace mucho se vio en pantalla, cuando Ciudad delirio se estrenó en este país (ha llegado a los cines de España el 5 de septiembre). Y dice: “Acá fue una revolución. Se formaban filas desde mediodía para conseguir entradas para la noche”. Y añade lo bien que le ha venido a la ciudad sacudirse el polvo de encima. El polvo blanco que le dio fama; y el reguero de sangre roja que aún baña las calles.
 
El público disfruta del IX Festival Mundial de Salsa. / GORKA LEJARCEGI

Arias se formó como bailarín en una academia de la comuna 20, en uno de cuyos barrios, Siloé, un laberinto de construcciones crecidas sin control en una loma, se concentran algunas de las pandillas más temibles. Colombia sigue siendo uno de los países del mundo donde resulta más fácil perder la vida de forma violenta. Sumó algo más de 14.000 homicidios en 2013, según el informe Forensis. Cali, la tercera ciudad más poblada del país, acostumbra a situarse en los primeros puestos de esta terrible espiral. El año pasado fueron asesinadas aquí unas 2.000 personas. En 2011, con cifras similares, cerca del 90% fueron abatidas con arma de fuego. “Ver a Cali en la pantalla y encontrarnos en algo artístico fue chévere”, añade Arias en la trastienda de la escuela, rodeado de los vestidos de lentejuelas con los que un grupo de alumnos competirá en la final del mundial de salsa. Entre los trajes destaca una braga dorada y con flecos. Esta la vestirá Viviana Vargas, la fundadora y maestra.

Acá ‘Ciudad delirio’ fue una revolución. se formaban colas desde mediodía para conseguir entradas para ver la película por la noche”

Vivi, así llaman todos a esta mujer radiante y menuda, tiene 28 años. En la película de Gutiérrez preparó a la protagonista, la actriz colombiana Carolina Ramírez, cuyo rol en Ciudad delirio recuerda bastante a la vida real de Vargas: instruye a chicos en una academia y prepara con ellos una coreografía para ser aceptados como bailarines de un espectáculo llamado Delirio, una especie de Circo del Sol de la danza. El show existe en la realidad y, para Vargas, esta historia ocurrió hace tiempo. Su escuela, Stilo y Sabor, aporta 49 bailarines (ella incluida) al espectáculo de Delirio; 29 de ellos son niños; la más pequeña tiene cinco años, se llama Alejandra Arcos, y en la coreografía es volteada y cargada por su pareja, Juan Felipe Orozco, de ocho, campeón infantil en la World Latin Dance Cup 2013 de Miami. “Se nos creció el semillero”, dice Vargas sobre la cantera de su escuela, que ahora mismo cuenta con 80 alumnos.

 
Viviana Vargas, campeona mundial de salsa en 2005, es fundadora y maestra de la escuela Stilo y Sabor, una de las mecas de la salsa colombiana. 

Ella es una leyenda en la ciudad. A los 16 años abandonó los estudios porque su mamá, cuenta, “no tenía plata” para que siguiera entre libros. Se apuntó a una escuela de baile para no pasar todo el día “viendo novelas”. El bailarín Ricardo Murillo la tomó allí como pareja. Durante tres años, Vargas entrenó hasta que, según dice, estuvieron a punto de estallarle los dedos. En 2005 compraron unos billetes a Estados Unidos y compitieron en un torneo en Las Vegas: los Campeonatos Mundiales de Salsa (más tarde fueron rebautizados como World Latin Dance Cup). Ganaron.

 

El galardón descansa en lo más alto de la pared con trofeos de la escuela. Las imágenes de aquella competición, televisada por la cadena ESPN, llegaron hasta Cali. Y resultó en un resurgir de la conciencia bailarina de la ciudad. Llevaban años gestando una identidad propia en el ritmo. Una salsa ultrarrápida y eléctrica. Diferente al resto. Ecléctica, creativa. Caleña, dicen los entendidos. Capaz de mezclar los pasos más puros con los de Fred Astaire y Michael Jackson (hay fotos de ambos en las paredes de la escuela de Vargas). Con aquella victoria, los caleños se empezaron a mirar los pies con dignidad. Un año después comenzó a organizarse el Festival Mundial de Salsa en la ciudad; se creó el espectáculo Delirio, que atrae público de todo el mundo; la Feria de Invierno de Cali organizó por primera vez un desfile multitudinario, con 1.300 bailarines, y lo bautizaron el salsódromo, al modo de la samba en Río de Janeiro. De pronto, la salsa estaba por todas partes. Pero los caleños aún están intentando descifrar cómo ocurrió. La fiebre no existe en ninguna otra ciudad de Colombia. Y probablemente ya no sea tan intensa ni en Cuba ni en Puerto Rico. Cali ni siquiera es una localidad del Caribe, la cuna de los ritmos latinos. Se encuentra al sureste del país, cerca del Pacífico. Su historia salsera está aún por escribirse. De momento, pertenece a la tradición oral. Y gran parte de ella sigue viva.


El mayor esplendor coincidió con el auge de la economía del narco. Todo lo que habíamos escuchado en discos lo veíamos en vivo”

Al atardecer, en una plaza al aire libre, un hombre se pasea vendiendo cucuruchos de maní entre sillas de plástico. Desde el escenario, el presentador anuncia el título del “conversatorio” de esta noche: ¿Por qué Cali baila así?, otra de las actividades del Festival Mundial, en el que una decena de invitados, que rondan los 70 años y tienen el rostro mestizo y arrugado, irán tomando el micrófono para hablar de los años treinta, cuando aparecieron las primeras emisoras de radio y proliferaban los locales “con bombillo rojo” adonde “llegaban la guaracha y el mambo y toda la música que algunos llamaban antillana y otros cubana”. Y hablarán de la “zona negra”, también conocida como “zona de tolerancia”; y del aluvión de inmigrantes de Ecuador, de la selva, del Pacífico que irrumpió con la industrialización y se asentó en el barrio obrero, donde nacieron negocios nocturnos como el Rayo X o el Mickey Mouse, donde escuchaban los “discos de acetato” que venían de Nueva York, pues allá habían emigrado los artistas cubanos tras la revolución; y fueron esos músicos, y los puertorriqueños, quienes perfilaron en los sesenta un ritmo nuevo llamado boogaloo; y cuando éste aterrizó en Cali “cambió el sistema”, pues la memoria cuenta que alguien en la ciudad, nadie sabe quién, decidió acelerar aquellos discos y los hizo girar a 45 revoluciones por minuto en las discotecas (en lugar de a 33), y así “la vieja escuela” aprendió a bailar de forma acelerada y fuera de clave, creando un estilo propio, cuando la salsa era considerada aún música de “negros y marihuaneros”.

“El momento de mayor esplendor coincidió con el auge de la economía del narco”, cuenta al día siguiente el investigador y cronista del ritmo Umberto Valverde, uno de los fundadores del Festival Mundial. Los capos eran de origen popular. El dinero circulaba a espuertas y las discotecas contrataban a las mejores orquestas. “De pronto, todo lo que habíamos escuchado, a través de discos y emisoras, lo podíamos ver en vivo”. En los noventa, Nueva York va perdiendo la pulsión latina. En Puerto Rico se entregan al reggaeton. Y Cali, según Valverde, queda como capital cultural y guardiana del saber.

 

Hoy la salsa es una industria efervescente capaz de reunir a 3.000 personas una tarde en la plaza de toros, para ver las semifinales de los mundiales entre gritos y pancartas, mientras otro millar acude al espectáculo Delirio, más selecto y exclusivo, en otra esquina de la ciudad. Salsa para todos los públicos. Pero, de momento, en compartimentos estancos. Tal y como explica la secretaria de Turismo y Cultura, María Helena Quiñónez Salcedo, que mueve los hombros al compás de la música en la tribuna de personalidades del festival, “hasta la clase alta va ahora a bailar a la carpa de Delirio. Allá van los estratos 5 y 6. Acá”, dice refiriéndose a la plaza de toros, “vienen el 3, 2, 1 y 0”. En pocos lugares persiste tanta conciencia de clase como en Colombia. A esto ayuda la mencionada división social por estratos, que distingue seis clases diferentes, en función de la renta. En teoría, la gradación ayuda a determinar ayudas estatales. Pero algunas voces la critican, pues perpetúa la segregación. En el aeropuerto de Cali, por ejemplo, un enorme cartel anuncia pisos de lujo con un llamativo “Estrato 6” en un rótulo destacado.

Si no fuera por el baile, ya estaría muerto”, dice Orlando Urreste, de 29 años. “Para mí la salsa es la posibilidad de cambio”

“Todo caleño rico o pobre tiene la salsa en la sangre”, apacigua Andrea Buenaventura, directora artística del espectáculo Delirio. “Esta es una ciudad explosiva. Festiva. Con una mezcla de gente, razas y procedencias. Y un 60% de afrodescendientes”. Buenaventura cuenta que gracias alshow han logrado “subir la autoestima” de una ciudad “muy golpeada por la relación entre el narcotráfico y la cultura popular”. Delirio nació en 2006. Iba a ser un espectáculo aislado de seis funciones. “Pero Cali estaba ávida de algo como esto. Destapó la olla. Y se quedó”. Su cuerpo de baile, de 180 artistas, se nutre de cuatro escuelas. Buenaventura calcula que habrá unas 50 en la ciudad. Cerca de 1.250 bailarines profesionales. Otros 2.500 en el proceso. Su espectáculo se ha convertido en el vértice de la pirámide. El escenario al que quieren acceder los chavales de los barrios para ganarse la vida con los pies. Tipos como Orlando Urreste. Corpulento. Con rastas. De 29 años. Que suele decir: “Si no fuera por el baile, ya estaría muerto”. Y añade: “Desde niño había alguien siempre en la esquina. De mis amigos, hay varios que ya no existen. Yo lo llamo limpieza social. Acaban cayendo justos por pecadores”. Y concluye: “Para mí la salsa es la posibilidad de cambio”.

 

Delirio dura tres horas. Se representa una vez al mes. Entran mil personas en la carpa. Desde hace ocho años han prevendido el 100% de las entradas. Y no es barato: 150.000 pesos colombianos, unos 75 euros (el PIB per capita aquí ronda los 6.000 euros, menos de un tercio del español). El pasillo de acceso a la carpa, donde ofrecen un Chivas 12 años, es un desfile de la beautiful people (la gente guapa) en el que abunda el tacón de vértigo. El espectáculo cambia cada poco tiempo. Asistimos a uno titulado Mulier, que narra una historia muy local: la de cómo una ciudad se transforma gracias a la danza. Sentada en una de las primeras filas, Chus Gutiérrez se nos acerca al oído de vez en cuando y dice: “Mira Camilo, ¡qué guapo!” y “¡Ahí está Viviana!”. Muchos de estos bailarines aparecen en su película. El espectáculo comienza con una radio en medio del escenario en la década de los años treinta. A partir de ahí, las coreografías van recorriendo todos los estilos, del foxtrot al chachachá. Hasta encontrar el suyo propio. El caleño. Entonces la orquesta acelera el ritmo. Los zapatos comienzan a echar humo con el repique. Y los bailarines, sobre las tablas, yerguen la cabeza con orgullo frente a un público de alto poder adquisitivo.




Senador McCain envuelto en polémica por fotografía con supuestos miembros del Estado Islámico

Tomado de RT


Foto polémica: ¿Contactó John McCain con el Estado Islámico?


El senador John McCain y sus asesores insisten en que los "rebeldes" sirios que el año pasado se fotografiaron con el político no eran miembros del Estado Islámico. Sin embargo, los expertos sospechan que McCain se equivoca.

McCain se reunió con los rebeldes sirios en calidad de senador de Arizona en mayo de 2013, cuando visitó Siria. Otro senador estadounidense, Rand Paul, dijo en una entrevista con 'The Daily Beast' que los 'rebeldes' que aparecen en la foto eran miembros del Estado Islámico: "[McCain] se reunió con el EI y se sacó esa foto sin saber lo que estaba ocurriendo en ese momento. Eso muestra realmente el dilema que supone determinar quiénes son los moderados y quiénes no. Si uno no habla árabe y no entiende que alguien puede mentirle, realmente creo que no tenemos un buen control sobre quiénes son los moderados y quiénes no lo son, y creo que la prueba objetiva que lo demuestra es que los que están detrás de la mayor parte de los combates y la mayoría de las batallas entre los rebeldes en Siria son islamistas radicales". 

Eso muestra realmente el dilema que supone determinar quiénes son los moderados y quiénes no

Sin embargo, el experto que comprobó los hechos, el periodista de 'The Washington Post' Glenn Kessler, contestó a Rand Paul que no "existen pruebas de que ninguno de los hombres que se reunió con McCain en Siria esté vinculado con el Estado Islámico". 

Esta explicación no satisface a Matthew Boyle de 'Breitbart News' cree que la afirmación de Kessler es infundada: "¿Quién puede estar seguro de que los elementos del Ejército Libre Sirio no colaboran con el EI?", y cita a Patrick Poole, experto en el islam radical de 'PJ Media', quien recordó que los comandantes del Ejército Libre de Siria han admitido en público colaborar con el EI.

Pero la oficina de McCain se obstina en defender la noción de que el Ejército Libre de Siria no está trabajando junto al EI. 


Ante esta afirmación, Boyle se pregunta: "Cuando la oficina de McCain no nombra con quién se reunió exactamente ni quién se fotografió con él después de admitir el año pasado en público que no sabían con quién estuvo en Siria, ¿se supone que debemos creer que ninguno de los líderes del Ejército Libre de Siria está colaborando actualmente con el EI o tal vez se han unido abiertamente al EI, como afirman Poole y 'The Daily Star'?". 

Escocia decidió seguir formando parte de Reino Unido

Tomado de Rianovosti 


Escocia dice “sí” al Reino Unido por promesas de mayor autonomía

 

Referéndum de independencia de Escocia


Por Alexei Filippov


La promesa de Londres de conceder mayor autonomía a Edimburgo y las dificultades relacionadas con la creación del nuevo Estado influyeron en los resultados del referendo en Escocia, opina la jefa del Centro de la Integración Política de la Unión Europea, Liudmila Babinina.


"La concesión de mayor autonomía a Escocia y los temores respecto al precio que tendrían que pagar los escoceses por el Estado independiente influyeron en la decisión de los que habían tenido dudas", dijo Babinina a esta agencia.

Añadió que durante las últimas semanas se plantearon cuestiones muy importantes sobre cómo funcionaría la Escocia independiente, qué divisa tendría y cómo se repartiría la deuda del Estado, entre otras.

Según la experta, precisamente estas discusiones empujaron a la ciudadanía a valorar los esfuerzos que se necesitarían para la crear las instituciones del nuevo Estado.

Además, destacó la importancia de que todos los tres partidos del Reino Unido ofrecieron mayor autonomía a Escocia, un paso muy inusual, a pesar de que la reforma requerirá mucho tiempo hasta realizarse.

Babinina explicó la gran diferencia en los resultados del plebiscito, de cerca del 10%. Es resultado de la campaña bien organizada de los partidarios de la unión del país, dijo al añadir que el "no" a la independencia de la región es un gran aporte para la integridad europea.

Londres cumplirá todas sus promesas y la cuestión sobre la independencia total de la región abandonará la agenda internacional, concluyó.


El 18 de septiembre Escocia celebró el referéndum en el que sus habitantes tenían que decidir si su territorio seguía en el Reino Unido o se convertía en un Estado soberano.

De acuerdo a los datos preliminares, el "no" a la secesión recibió el 55,3% de los votos, mientras el "sí" obtuvo el 44,7%.

En caso de que la mayoría de los escoceses hubieran dado el "sí" a la independencia, la región se separaría del Reino Unido el 24 de marzo de 2016. 

 

Noticias Relacionadas:

Académicos critican la reforma constitucional provocada por el referendo en Escocia