lunes, 3 de agosto de 2015

Mi versión de lo que ocurrió en la historia un día como hoy 3 de Agosto

Compilado por Luis Montes Brito


Un día como hoy 3 de Agosto de 1492 los Reyes Católicos expulsan a los judíos de España con el Decreto de Alhambra. El Decreto de la Alhambra o Edicto de Granada fue un decreto editado en la Alhambra el 31 de marzo de 1492, por los reyes recién llamados Reyes Católicos, Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla, en el cual se obliga a todos los judíos de la península Ibérica a convertirse al catolicismo o ser expulsados, con término el 31 de julio de 1492. Por motivos logísticos se extendió este plazo hasta el 2 de agosto a las doce de la noche. Fernando el Católico firmaba otro para el reino de Aragón. Ambos partían de un mismo borrador elaborado por Tomás de Torquemada, inquisidor general en España. La expulsión de los judíos de España inició un día como hoy 3 de agosto de 1492. El día 2 de agosto coincidió con la partida de Cristóbal Colón hacia el descubrimiento de una nueva ruta a las Indias, viaje que acabó con el descubrimiento de América. Esta coincidencia ha dado pie a la teoría del origen judío de Colón expuesta, entre otros, por Simón Wiesenthal en su libro Operación Nuevo Mundo, la misión secreta de Cristóbal Colón. Como sea en ese año termina, pues, la historia del judaísmo español, que en adelante sólo llevará una existencia subterránea, siempre amenazada por el aparato inquisitorial y la suspicacia de una opinión pública que veía en judíos, judaizantes e incluso conversos sinceros a unos enemigos naturales del catolicismo y de la idiosincrasia española, tal como la entendieron e impusieron algunos responsables eclesiásticos e intelectuales, en una actitud que rayaba en el racismo. El problema judío en la España bajo medieval ha llenado miles de páginas de historiadores en decenas de publicaciones que han tratado de profundizar en las verdaderas razones por las que los Reyes Católicos promulgaron en 1492 el famoso decreto de expulsión. Toda circunstancia histórica y más si es de la transcendencia de ésta es fruto de múltiples matices y en ocasiones de secretas causas. No obstante, varios autores admiten hoy el celo por la religión fue el que inspira fundamentalmente a los reyes a la hora de expulsar a los judíos. Por lo que, no se trataría de antisemitismo en el sentido moderno de la palabra, sino de antijudaísmo. Por su parte, la historiografía liberal del siglo XIX estuvo convencida de que la decadencia de España se debió fundamentalmente a la política religiosa inaugurada por los Reyes Católicos: la Inquisición, que se ensañaba contra los conversos, y la expulsión de los judíos privaron a la nación de sus elites económicas y culturales; el fanatismo impidió que España se desarrollara desde el punto de vista material y científico; el prejuicio de la limpieza de sangre sometió a los conversos -que eran los elementos más dinámicos y emprendedores de la población española- a una serie de discriminaciones que les impidieron dedicarse a fondo en los negocios y el cultivo de la ciencia; las actividades económicas e intelectuales quedaron desvalorizadas por considerarlas privativas de los conversos; los cristianos viejos se apartaron de ellas; todos querían ser hidalgos, nadie mercader; España se hundió en la miseria y el oscurantismo.

Un día como hoy 3 de Agosto de 1777 en el fuerte Stanwix ―sitio de la actual ciudad de Rome (en el estado de Nueva York) se iza por primera vez la primera bandera de los Estados Unidos. La actual bandera de los Estados Unidos, conocida también como The Star-Spangler Banner fue creada el 4 de julio de 1960, cuando las islas Hawai se incorporaron a los Estados Unidos. La primera bandera de los Estados Unidos fue izada por primera vez en el Fuerte Stanwix, sitio de la actual ciudad de Rome, estado de Nueva York, el 3 de agosto de 1777. Tres días después, hizo su primera aparición en la batalla de Oriskany, Nueva York, donde los colonos obligaron a los ingleses a retirarse. Los fundadores de la nación acordaron que la bandera de los Estados Unidos tendría 13 franjas rojas y blancas distribuidas de forma alterna, representando a las Trece Colonias británicas que proclamaron su independencia en 1776, y 13 estrellas blancas sobre fondo azul, representando su fusión en una sola unión. Cada vez que un nuevo estado ingresa en la Unión Americana se agrega a la bandera una estrella, siendo dicho añadido de una estrella desde 1818 siempre en la fecha del 4 de julio, Día de la Independencia. COLORES. Según el libro Our flag (Nuestra bandera), de la Cámara de Representantes, "los colores rojo, blanco y azul no tenían significado para las Barras y Estrellas cuando fue adoptada en 1777". Sin embargo, sobre los colores del Sello de los Estados Unidos, adoptado en 1782, dice que "el blanco simboliza pureza e inocencia, el rojo dureza y valor, y el azul vigilancia, perseverancia y justicia".
Un día como hoy 3 de Agosto de 1829 en la Ópera de París se estrena Guillermo Tell, de Gioachino Rossini. Guillermo Tell fue la última ópera compuesta por Rossini, que decidió componerla para la Ópera de París a cambio de una pensión vitalicia otorgada por el gobierno francés. Fue estrenada en el Theatre de l´Academie Royales de Musique de París un día como hoy 3 de agosto de 1829. La versión original fue escrita para el público parisino siguiendo el estilo de la grand ópera , pero inmediatamente se hicieron varias versiones italianas, más cortas. Esta obra se aleja del esquema habitual de la ópera rossiniana. En ella no se encuentran las cabaletas o los crescendo de su época anterior. Es por ello que la reacción del público no fue favorable, ya que se encontró con algo totalmente distinto de lo que esperaban. Se trata de una ópera seria y de gran extensión, de gran impulso dramático y lírico, proveniente de la partitura. Esto convierte a Guillermo Tell en una ópera romántica. La innovación musical fue rápidamente alabada por maestros de la talla de Bellini o Berlioz (contrario, hasta entonces, a la música del italiano). Tras esta obra vino el silencio. Rossini viviría más de 30 años tras su estreno, pero no realizó ninguna aportación más al campo operístico. Se ha especulado mucho sobre esto, dando diversas razones sobre su retiro: cansancio, problemas de salud, falta de creatividad... sin que ninguna haya sido del todo satisfactoria. Es la ópera que se representaba en el Liceo de Barcelona la noche del atentado anarquista (7 de noviembre de 1893). Esta ópera se representa poco; en las estadísticas de Operabase aparece la n.º 201 de las óperas representadas en el período 2005-2010, siendo la 60.ª en Italia y la octava de Rossini, con 14 representaciones.
Un día como hoy 3 de Agosto de 1914 en el ámbito de la Primera Guerra Mundial, Alemania declara la guerra a Francia. Tomado del blog Ciencia histórica, artículo de Jesús G. Barcala. Ya nadie tenía esperanza, ya nadie esperaba el milagro de encontrar una solución pacífica al entuerto en el que las grandes potencias europeas se habían metido como consecuencia de la red de alianzas y las tensiones políticas que, no nos engañemos, respondían en su origen a la ambición territorial. El 3 de agosto de 1914, Austria ya estaba en guerra con Serbia y Rusia y esta última con Alemania; Bélgica había recibido y respondido el ultimátum teutón en el que el gobierno del Kaiser reclamaba el paso por tierras valonas hacia su objetivo francés; las tropas de la República marchaban hacia sus fronteras orientales para enfrentarse por segunda vez en cincuenta años a su viejo enemigo y el Reino Unido daba la orden de movilización ese mismo día. Los más ingenuos se alegraban de la oportunidad de saldar cuentas con antiguos rivales mientras que la amenaza de lo que podría ser, y sería, uno de los conflictos más violentos de la historia, hundía en la depresión a los mejor informados. Maestros de Lyon y mineros del Rühr se despidieron al mismo tiempo de sus novias y madres; los trenes partieron en direcciones opuestas par llegar al mismo punto; los telegrafistas en cuarteles y ministerios no daban abasto a la avalancha de órdenes listadas en los planes de ataque. Aquel lu nes en Berlín, Bruselas y París, políticos y militares bullían en actividad esperando lo inaplazable. Londres se uniría al frenesí cuando por la tarde el Ministro de Asuntos Exteriores Sir Edawrd Grey obsequiaba al Parlamento el que sería considerado el mejor discurso de su carrera, explicando a líderes y ciudadanos las razones por las que el Reino Unido no podía quedarse con los brazos cruzados ante los acontecimientos desarrollándose en las fronteras del continente. No era tarea fácil convencer a un país el por qué debía ir a la guerra. De hecho, antes tenía que ganarse a su propio partido, el Liberal, pacifista por excelencia y del que varios de sus miembros en el gobierno ya habían dimitido esa mañana al entender que Inglaterra no se mantendría neutral. Grey inició su alocución revelando los acuerdos británicos con Francia y los planes militares que llevaban casi una década en desarrollo, aunque afirmó que dichas “conversaciones” no obligaban oficialmente al Reino Unido a acudir en ayuda de su vecino. Muchos de los pacifistas creían que se trataba de una de las muchas disputas entre Francia y Alemania y que su país no debía intervenir, por ello Grey vio necesario desligar a Francia de la decisión. La razón, intereses británicos, que pasaban por mantener un equilibrio de fuerzas en el continente, para que nadie amenazara la hegemonía de la isla. Inglaterra, continuó, debe mantenerse firme “frente a un engrandecimiento desmesurado de cualquier potencia”. También se refirió a las obligaciones hacia Bélgica, que estaba a punto de ser invadida y cuya neutralidad estaba garantizada por todos los grandes países de Europa, incluyendo Inglaterra. Si esta ni defendía la neutralidad belga y Alemania conquistaba Holanda, Dinamarca y Francia, sería mucho más difícil en el futuro reparar el daño hecho y las consecuencias económicas para los británicos. Las opciones estaban sobre la mesa. El Parlamento debía tomar la decisión. Los vítores con los que la cámara saludó el final de su discurso le dieron la respuesta. El gobierno decidió enviar en las próximas 24 horas un ultimátum a Alemania para que desistiera de invadir Bélgica. No habían pasado ni dos horas del triunfo de Grey cuando en París, el embajador alemán hacía una visita al Primer Ministro Viviani, quien ya sospechaba el motivo de la visita. Wilhelm von Schoen, obligado por las circunstancias, no se anduvo por las ramas y leyó el contenido del folio que extrajo de su bolsillo:

“Las autoridades administrativas y militares alemanas han establecido un cierto número de flagrantes actos hostiles cometidos en territorio alemán por aviadores militares franceses.

Varios de ellos han violado abiertamente la neutralidad de Bélgica volando sobre ese país; uno ha intentado destruir edificios cercanos a Wesel (población alemana cercana a la frontera con Holanda); otros han sido avistados en el distrito de Eifel; uno ha dejado caer sus bombas sobre vías ferroviarias cercanas a Karlsruhe y Nuremberg.

Se me ha instruido, y tengo el honor de informar a vuestra excelencia, que en vista de estos actos de agresión el Imperio Alemán se considera en estado de guerra con Francia en consecuencia de los actos de esta última potencia.

Al mismo tiempo, tengo el honor de informar a vuestra excelencia que las autoridades alemanas retendrán barcos mercantes franceses en puertos alemanes, que serán liberados si, dentro de un plazo de 48 horas, se les asegura la completa reciprocidad.

Le ruego a M. le President, que reciba mi más profundo respeto”.

Con una sarta de mentiras como excusa declaraba Alemania la guerra a Francia, algo parecido a lo que ocurriría veinticinco años después. Viviani se limitó a negar las acusaciones, pero entendía que la suerte estaba echada y que nada que hiciera o dijera cambiaría la posición alemana. Alea iacta est. Esa misma noche, el Ministro Grey se encontraba con un amigo en su despacho de Whitehall. Asomado por la ventana, pensativo, observó cómo abajo, en el Parque de St. James, los serenos iluminaban las primeras farolas. Un amigo presente supuestamente le escuchó decir una frase que, cierta o no, se haría famosa: Las luces de Europa se apagan y no las volveremos a ver encenderse en el curso de nuestras vidas.

Un día como hoy 3 de Agosto de 1923 en Estados Unidos, Calvin Coolidge, toma posesión de la presidencia tras la muerte de Warren G. Harding. El presidente Warren G. Harding nació el 2 de noviembre de 1865 en Blooming Grove, cerca de Marion Ohio, falleció el 2 de agosto de 1923 en San Francisco, California. Fue un político norteamericano que fue el vigésimo noveno presidente de los Estados Unidos de América (1921-1923). Partidario de una política aislacionista, se negó a que Estados Unidos entrara a formar parte de la Sociedad de Naciones, pero promovió la Conferencia de Washington. En política interna llevó a cabo una reducción de los impuestos y del déficit público, lo que no impidió que, debido a su falta de carácter, favoreciera la corrupción y el cohecho perpetrados a sus espaldas por un nutrido grupo de colaboradores suyos de Ohio, a los que se denominó "banda de Ohio", todos ellos nombrados sin la necesaria reflexión por parte del propio Harding. Miembro de una familia de granjeros de clase media, Harding fue el mayor de los ocho hermanos habidos en el matrimonio formado por George Tyron Harding, físico de profesión, y Elizabeth Dickerson. Tras asistir a la escuela rural de su localidad natal y atender los trabajos cotidianos de la granja, en 1879 fue enviado al Ohio Central College, donde se graduó en 1882. Cuando su familia se trasladó, al año siguiente, a la localidad de Marion (Ohio), el joven Harding entró a trabajar en el periódico local Democratic Mirror. Dos años más tarde, Harding era editor en el Marion Star, periódico que más tarde compraría junto con un puñado de amigos por la cantidad de 300 dólares, y al que consiguió convertir en un periódico respetable y con influencia en el estado, al tiempo que le cambiaba el nombre por el de Marion Daily Star. En 1891 Harding contrajo matrimonio con una de sus colaboradoras, Florence Kling DeWolfe. Harding comenzó a colaborar con el Partido Republicano en Ohio, pues puso el periódico -que cada vez cobraba más importancia- al servicio de la causa republicana, apoyando todas las campañas públicas de los miembros del partido, lo cual le convirtió en uno de sus líderes estatales más poderosos e influyentes. Su estrecha amistad con el senador de Ohio Joseph B. Foraker le abrió las puertas de la política activa al ser elegido, en 1899, senador de su estado, cargo que abandonó en 1902 para presentarse y ser elegido vicegobernador de Ohio. Durante todo el período que permaneció en el puesto, Harding sacó adelante 17 enmiendas, todas ellas positivas para la población del estado, lo que le catapultó a las cotas más altas de popularidad y contribuyó en gran manera para que, en 1914, fuera elegido senador por el estado de Ohio en el Congreso de Washington. Su época como senador coincidió con la Primera Guerra Mundial; se opuso, al igual que hicieran la gran mayoría de republicanos, a la política exterior seguida por el presidente Woodrow Wilson (1913-1921) y, en especial, contra los famosos Catorce Puntos propuestos por el presidente en la Conferencia de París, en 1919, tras el fin del conflicto mundial. Harding demostró poseer poca madera de líder, pero mucha facilidad para hacer amigos debido a su carácter afable y moderado. Aparte de la defensa pública que hizo sobre la introducción del sufragio universal para toda la población, incluidas las mujeres, Harding apenas se interesó ni participó en las innumerables reformas políticas que estaba llevando a cabo el Congreso en un período tan vital de cambios, pues fue uno de los políticos más absentistas del parlamento. Las elecciones presidenciales de 1920 demostraron que el país estaba cansado de la moral predicada por el presidente Wilson y del celo cruzadista de éste, ya fuera por la reforma interna o por el nuevo orden mundial, ya pasado de moda. La camarilla senatorial republicana decidió presentar a la presidencia en su Convención Nacional a un candidato completamente conservador y muy manejable, elección que recayó sobre Harding, al que acompañó en calidad de vicepresidente el gobernador de Massachusetts, Calvin Coolidge, convertido en símbolo de la ley y el orden gracias a la ruptura de la huelga de policías de Boston. La candidatura republicana de Harding no tuvo problemas para derrotar, con una aplastante victoria, a la demócrata encabezada por un James M. Cox derrotado de antemano, quien se presentó acompañado por un desconocido pero muy prometedor joven demócrata, Franklin Delano Roosevelt, futuro presidente entre 1933 y 1945. Harding ganó las elecciones con en un programa muy simple, pero tremendamente efectivo a los ojos de los estadounidenses, al que bautizó con el nombre de Return to normalcy ('Vuelta a la normalidad'), en el que rechazaba cualquier aventura en el extranjero o heroicidad gratuita y se centraba exclusivamente en el equilibrio interno y en el sentimiento aislacionista y nacionalista que sacudía al país. Ciertamente, la oratoria trivial, falta de profundidad intelectual y estrechez de Harding contrastaban penosamente con la retórica elevada, la mente disciplinada y la amplitud de miras del anterior presidente. Harding, hombre amable y sociable, que había sido editor de un periódico local, apenas se había esforzado por superar sus orígenes, circunstancia que demostró muy pronto al observar cómo los temas complejos le venían demasiado grandes y le desbordaban. No obstante, consciente de sus inmensas limitaciones, tuvo la habilidad de nombrar a hombres experimentados para los puestos clave de su gabinete: el eminente jurista y antiguo gobernador de Nueva York Charles Evans Hughes se convirtió en secretario de Estado; Herbert Hoover, ingeniero de minas, que había dirigido el auxilio de Bélgica y Francia durante la guerra, encabezó la secretaría de Comercio; Henry Wallace, respetado editor de un periódico agrario de Iowa, fue nombrado secretario de Agricultura; y el multimillonario banquero e industrial Andrew Mellon, secretario del Tesoro. También fue acertada la elección del ex-presidente William Howard Taft (1909-1913) para la presidencia del Tribunal Supremo. Pero, por desgracia para Harding, adjudicó otros puestos importantes a sus compinches políticos, la "banda de Ohio", los cuales compartían su misma inclinación por el póker, el whisky y el lujo, pero no así su sentido de la responsabilidad pública. Sus tropelías constantes acabarían conduciendo al Gobierno estadounidense a una de sus mayores crisis de identidad y de transparencia, dañando seriamente la imagen de toda la clase política del país ante los atónitos ojos de los ciudadanos cuando fueron descubriéndose todas las corruptelas y desmanes de los políticos de Washington. La principal característica del Gobierno de Harding fue el apoyo que prestó a las empresas comerciales y financieras. Mellon llevó a cabo un programa de gasto público y de recortes tributarios y redujo la sobretasa de los impuestos más elevados. Los intereses de las grandes compañías se vieron satisfechos por el retorno a la tradicional política proteccionista republicana que Harding imprimió con la aprobación de la Ley Arancelaria de Emergencia, del año 1921, y la de un año más tarde, la Ley Fordney-MacCumber, que elevó los aranceles a unos niveles sin precedentes hasta entonces. En consonancia con su creencia en la necesidad de llevar a cabo un política económica intervencionista por parte del Gobierno lo más laxa posible, Harding abandonó la política federal financiera de Wilson, por lo que la Comisión Federal de Comercio y organismos similares dejaron de funcionar en la práctica. Algo similar pasó con la legislación antitrust emprendida por los gobiernos progresistas anteriores, lo que hizo perceptible una progresiva consolidación de las empresas, especialmente las dedicadas al sector bancario, los servicios públicos, la industria automovilística y la venta al por menor. Harding también apoyó a los patronos en las disputas industriales. En la huelga de mineros del estado de Virginia Occidental en 1921, Harding no dudó en enviar tropas federales para restaurar el orden. Tras el estallido más violento en los yacimientos carboníferos de Illinois, en 1922, el presidente consiguió el retorno al trabajo de los mineros mediante la promesa (que incumplió) de establecer una comisión de investigación federal. Casi al mismo tiempo, el fiscal general del Estado puso fin a una huelga de los ferrocarriles al obtener un mandamiento judicial general contra los huelguistas, a la par que el Tribunal Supremo, presidido por Taft, propició al sindicalismo estadounidense una serie de golpes sucesivos que lo hicieron tambalearse y quedar sometido al control del Gobierno. A principios del año 1923 comenzaron a salir a la luz las consecuencias de los inmerecidos nombramientos de Harding, los cuales se tradujeron en escándalos políticos y económicos mayúsculos, todos ellos perpetrados por la "banda de Ohio". El primero de ellos afectó a Charles R. Forbes, al frente de la Oficina de Veteranos, quien fue acusado de haberse apropiado de 250 millones de dólares. El segundo en caer fue Thomas Miller, custodio de Bienes Enajenados, acusado de haber aceptado una gran cantidad de sobornos. A éste le siguió Jesse Smith, confidente principal del fiscal general, que había dirigido un floreciente negocio en el Departamento de Justicia vendiendo perdones e inmunidad judicial a los más importantes gánsteres del momento. Pero, sin duda alguna, el escándalo más sensacional fue el arrendamiento de campos petrolíferos del Gobierno a particulares para su explotación. Tras una minuciosa y exhaustiva investigación, se descubrió como principal implicado al mismísimo secretario del Interior, Albert B. Fall, que había arrendado en secreto los campos de Elk Hills (California) y Teapot Dome (Wyoming) a dos magnates del petróleo, recibiendo a cambio préstamos sin garantía. Traicionado por sus mejores amigos, Harding murió repentinamente durante una gira de discursos que estaba realizando por los estados occidentales del país, el 2 de agosto de 1923. Sólo la rectitud patente y contrastada de su sucesor en el cargo, el vicepresidente Calvin Coolidge (1923-1929), fue capaz de restituir el buen nombre y la fama de austeridad del Partido Republicano. Como colofón a la política interna de Harding, durante su mandato se aprobaron leyes restrictivas de emigración que frenaron bastante el flujo de emigrantes provenientes de todos los rincones del mundo que llegaban a Estados Unidos cada año. Así mismo, las tensiones étnicas y raciales fueron en aumento, posibilitando el arraigo a nivel nacional de la organización racista Ku Klux Klan, fundada en 1915 por el predicador metodista William J. Simmons. A partir de los años veinte, el país se sumió en una auténtica fiebre prohibicionista, como por ejemplo la aprobación de la Ley Volstead ('Ley Seca') de 1919. El triunfo de Harding significó el rechazo al internacionalismo wilsoniano, es decir, sentenció el futuro del Tratado de Versalles y el pacto de la Sociedad de Naciones. En agosto de 1921, Harding firmó la paz por separado con Alemania, Hungría y Austria, manteniéndose al margen de la nueva organización internacional. Aún así, Harding no fue un aislacionista extremo, ya que los Estados Unidos estaban estrechamente ligados a Europa por un conjunto de intereses económicos y empresariales. Si antes de 1914 los estadounidenses eran los principales deudores de Europa, tras la guerra se convirtieron en el principal acreedor de una suma muy importante. Lo que Harding preconizó fue un rechazo al compromiso político en Europa y a la Sociedad de Naciones, pero no así en el plano económico y financiero, ya que nunca antes habían estado tan ligados los Estados Unidos a Europa como lo estaban en 1920.
Un día como hoy 3 de Agosto de 2004 en Nueva York, Estados Unidos se reabre el pedestal de la Estatua de la Libertad luego de permanecer cerrado desde los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. Las agencias internacionales lo informaron así: Un día como hoy 3 de agosto de 2004 la Estatua de la Libertad, símbolo de la democracia y las libertades, reabrió sus puertas para visitar el interior de la misma por primera vez desde los ataques del 11-S y en medio de nuevas medidas de seguridad. La ceremonia de reapertura ha coincidido con el fuerte operativo policial que se ha desplegado en Nueva York tras conocerse que Al Qaida planeaba atentar contra objetivos financieros en la 'Gran Manzana'. "No vamos a dejar que nos intimiden. Reabrir este monumento es otra forma de enviar ese mensaje", ha asegurado en la ceremonia, el alcalde de la ciudad, Michael Bloomberg. El gobernador del estado de Nueva York, George Pataki, se ha referido al simbolismo que entraña el monumento, al indicar que, "en un sentido amplio, esta estatua nunca ha estado cerrada y nunca se cerrará." Por primera vez desde el trágico 11 de septiembre de 2001, los visitantes a la Estatua de la Libertad podrán entrar en su interior, recientemente renovado. Además, quienes visiten de ahora en adelante la Estatua de la Libertad podrán sentir que están en "el lugar más seguro de Nueva York", ha declarado la presidenta del Servicio Nacional de Parques, Fran Mainella. La mayor seguridad se experimenta desde el mismo momento en que el visitante llega al embarcadero del ferry que lo trasladará a la Isla Ellis, pues allí debe traspasar máquinas detectoras de metales y pasar sus bolsos por un escáner. La novedad, con todo, está al llegar a la base de la estatua, donde hay instalados portales detectores de explosivos que emplean una novedosa tecnología: el visitante recibe 'inyecciones' de aire, mientras espera, por 15 segundos, hasta que la luz roja se ponga verde. "Es toda una experiencia", ha declarado Mainella respecto a las nuevas estaciones de inspección al estilo aeropuerto. Al entrar al monumento, los visitantes son bienvenidos con la exhibición de la antorcha original de la Estatua, que fue sustituida por una réplica en 1986. Luego se puede subir al observatorio ubicado en el tope del pedestal, un balcón desde el que se aprecian hermosas vistas de la bahía de Nueva York, pero todavía está prohibido el acceso a la corona y a la antorcha de la también llamada Dama de la Libertad. El ingreso a la antorcha quedó prohibido en 1916, cuando el hombro que la sostiene se estropeó tras una fuerte explosión que tuvo lugar en Nueva Jersey durante la Primera Guerra Mundial, pero, según Mainella, el acceso a la corona "es un plan que está bajo consideración" aunque "nunca estuvo en los planes originales". A la corona se llega por una escalera de caracol de 354 escalones que serpentea desde los pies como una especie de columna vertebral, y, aunque no pueda subir hasta el final, el visitante podrá ahora disfrutar, desde un lugar privilegiado, de una rara vista de las entrañas de la colosal escultura. Se trata de una de las remodelaciones más vistosas emprendidas a la estatua en estos últimos tres años: una nueva plataforma con techo de vidrio a través de la cual se pueden ver, alzando la vista, las 'costuras' de su interior y cómo fue construida. La financiación del proyecto, de 27 millones de dólares, provino en su mayoría de fondos públicos, mientras que unos siete millones de dólares de fondos privados fueron recaudados por la Fundación Liberty-Ellis Island, según Mainella. Otras mejoras realizadas por la entidad que gestiona el monumento son nuevos sistemas de iluminación y vigilancia por vídeo, más rutas de evacuación y salidas de emergencia y mejores sistemas de comunicación en caso de emergencia y de protección contra incendios. Mainella espera que las visitas al año a la Isla de la Libertad, que habían caído a dos millones tras el cierre del monumento por los ataques del 2001, vuelvan ahora a los niveles de tres a cuatro millones de visitantes anuales. Rodeada de polémica. Sin embargo, la reapertura del célebre monumento viene precedida por la polémica surgida el pasado mes de febrero con las acusaciones que lanzaron algunos medios contra la Fundación Estatua de la Libertad-Isla de Ellis, creada en el año 1982 con la finalidad de recoger fondos para la restauración y la preservación de ambas. En aquel entonces, la presión mediática cuestionó la labor de la Fundación culpándola de retrasar la reapertura de la Estatua de la Libertad, de utilizar los fondos recogidos para otras finalidades, y del enriquecimiento ilícito de sus directores. La prensa estadounidense también sugirió que la Fundación había olvidado cuál era su misión inicial y que debería ser disuelta. La Fundación, que solicitó una investigación paralela a la del Departamento de Interior, dio a conocer esta semana un informe elaborado por un comité independiente en el que se exculpa al organismo de los retrasos. El informe afirma además que "el uso y la inversión de los fondos de la entidad han sido similares a las prácticas de otras organizaciones sin ánimo de lucro". No obstante, el informe del Comité, dirigido por el fiscal Griffin B. Bell, sí sugiere a la entidad "una revisión de sus principios fundacionales, de sus funciones y su futuro". En cuanto a la polémica surgida por los elevados honorarios de los directores, el informe aporta algunos datos relevantes, como que el presidente de la fundación, Stephen Briganti, cobró el año pasado la suma de 409.600 dólares, cifra considerada muy elevada por algunos medios. Aparte de esta cifra, Briganti ha colaborado en los últimos siete años con otras organizaciones, de las que ha percibido otros 706.262 dólares adicionales, según estos medios.
Un día como hoy 3 de Agosto de 2005 la empresa alemana Adidas compra la empresa estadounidense Reebok por 3100 millones de euros. La importante atracción corporativa atrajo los titulares de los medios más importantes del mundo, el periódico El País de España en un artículo escrito por Sandro Pozzi y Cecilia lo informaron de la siguiente manera: Adidas compra Reebok por 3.100 millones para competir con Nike. La compañía alemana aspira a controlar un 20% del mercado deportivo de EE UU. La compañía de prendas deportivas alemana Adidas anunció < un día como hoy miércoles 3 de agosto de 2005>la compra de la estadounidense Reebok, en una operación valorada en 3.100 millones de euros. El objetivo de Adidas es disputar el liderazgo del mercado al gigante Nike en su propia casa: EE UU. Con la compra, Adidas controlará un 20% del mercado de equipamiento deportivo estadounidense frente al 36% de Nike. Sólo en calzado deportivo, las ventas mundiales mueven cada año más de 27.000 millones de euros. Un tercio del negocio lo controla Nike. Adidas pagará 59 dólares en efectivo por acción de Reebok, un precio que supera en un 34% la cotización al cierre de la Bolsa el martes. La pugna comercial Adidas-Nike no sólo pone en juego capital y un jugoso negocio en todo el mundo. Es, también, una guerra de marketing. Nike recurre para apoyar sus ventas al patrocinio deportivo y a figuras como el golfista Tiger Woods, y el equipo del Manchester United. Adidas hace lo propio con figuras como el futbolista David Beckham y el Real Madrid. Pero la compra de Reebok, fundada en 1979 por su presidente y principal accionista, Paul Fireman (17% del capital) ha fortalecido las armas publicitarias de Adidas. Con la compra, Adidas se hará también con el negocio de indumentaria deportiva de Reebok y con las licencias para comercializar los artículos de la Liga de Fútbol Americano (NFL) y la de Baloncesto (NBA). La firma alemana duplicará, además, las ventas en Estados Unidos, la casa de su rival, y aumentará el potencial de negocio, ya que tendrá una mayor fuerza negociadora ante los distribuidores del país y de espacios comerciales como la cadena Foot Locker. El mercado estadounidense es el mayor del mundo para los artículos deportivos. Él solo supone la mitad de los 27.000 millones de euros que se gastan anualmente en todo el planeta en calzado deportivo. La cuota de mercado de Adidas en Estados Unidos es del 8,9%, mientras que Reebok controla el 12,2% y Nike el 36%, según datos de la Sporting Goods Manufactures Association. Cuando culmine la transacción, las ventas de Adidas se elevarán a 9.550 millones de euros, frente a los 11.229 de Nike. "El anuncio de hoy es un gran hito estratégico", declaró ayer el presidente de la compañía alemana, Herbert Hainer, en Herzogenaurach, sede de la empresa. Hainer habló de la "oportunidad única" que supone unir "dos de los fabricantes más respetados y conocidos de la industria mundial de accesorios deportivos". Tras la compra, que aún está pendiente de aprobación de los demás accionistas de Reebok y de las autoridades de control de la competencia, Fireman seguirá al frente del negocio estadounidense, que mantendrá la marca Reebok. Adidas cuenta con cerrar la operación en el primer semestre de 2006. En paralelo a la compra de Reebok, Adidas está en pleno proceso de venta de su participada Salomon, una sociedad francesa, especializada en golf y deportes de invierno, que adquirió en 1997. Adidas espera cerrar la venta de Salomon a la finlandesa Amer Sports en septiembre. La compañía se desprenderá así de un lastre que en el año 2004 sólo le proporcionó un resultado operativo de nueve millones de euros, con una facturación de 653 millones. La Bolsa de Francfort acogió ayer la operación con optimismo. Las acciones de Adidas se revalorizaron un 6,9%, hasta costar 157,98 euros. No obstante, se produjo una primera reacción de escepticismo en el mercado. "Somos escépticos porque vemos este paso impulsado sobre todo por la necesidad de complementarse con el mercado regional de Estados Unidos y, por lo demás, esperamos pocas sinergias", declaró a la agencia Reuters el analista Jörg Frey, de Sal Oppenheim. Buenos resultados. Adidas acompañó el anuncio de la adquisición en Estados Unidos con la publicación de unos resultados del segundo trimestre más positivos de lo esperado. La facturación del consorcio Adidas ascendió en ese periodo un 8%, hasta 1.516 millones de euros, mientras que su resultado operativo mejoró en un 25% para situarse en 153 millones, después de alcanzar 123 millones en el segundo trimestre de 2004. El año pasado (2004), la facturación de Adidas del tercer al sexto mes del ejercicio fue de 1.401 millones de euros. En cuanto a los beneficios netos, la marca de las tres barras los aumentó en el segundo trimestre un 33%, hasta 94 millones de euros (70 millones entre abril y junio del año 2004).

1 comentario:

  1. Buenas tardes, mi nombre es Axel Arias y trabajo en el Ministerio de la > Presidencia del Estado Plurinacional de Bolivia. Actualmente estamos trabajando en una serie de libros acerca de la relación bilateral entre EEUU y Bolivia, misma que cuenta con respaldos fotográficos. Visitamos su portal
    web e identificamos una foto, más precisamente la portada del New York Times que anunció la muerte
    de Warren Harding. Al respecto consultar las condiciones para que podamos usar (reproducir) la imagen o que nos pueda indicar la fuente original de la foto.

    De antemano gracias

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