sábado, 2 de enero de 2016

SALUD MENTAL, LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: METAS

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En estas fechas todo el mundo habla de los propósitos de año nuevo. Lo curioso es que solo se habla de ello a principio de año; por eso se llaman propósitos de “año nuevo”. ¿Y el resto del año? ¿No hay propósitos? Pues francamente, no mucho. Por ello los tales propósitos de año nuevo no pasan de ser un compromiso no tanto con uno mismo, sino con todos los que nos preguntan por ellos, es decir, una respuesta de cumplido ante una pregunta también de cumplido en estas fechas.

¿Y con respecto a nosotros mismos? Pues no suele haber mucha diferencia. Con frecuencia hacemos ante nosotros mismos una declaración de buenas intenciones, pero por eso mismo, porque la cultura no enseña que en estas fechas hay que hacerlo. Frecuentemente empezamos el intento, pero lo que es terminarlo… casi nunca. Pero no se preocupe. Hay una explicación muy clara, la mencionada en el párrafo anterior; no hay un compromiso real con nosotros mismos; si lo hubiera, ¿Por qué hay que iniciarlo en año nuevo? Si hay un compromiso que cumplir, cualquier fecha es buena; cuanto antes mejor.

Si de verdad tenemos el compromiso, en vez de hablar de propósitos, hablemos mejor de metas. ¿Y qué diferencia hay? Una muy clara: la meta es el propósito en su grado más específico, es decir poniéndole números y detalles; es decir, no solo qué queremos, sino cuánto específicamente, de qué forma, en qué plazo, etc. La meta debe, por tanto, incluir un plan, unas etapas, unas sub metas para facilitar su alcance y hacer más estimulante el camino. La meta debe cumplirse; el simple propósito, probablemente no se cumplirá.
Las metas más importantes son aquellas que permiten a los individuos crecer como persona, y suelen ser de dos tipos, que al mismo tiempo deben fusionarse por el bienestar emocional. El primero es el ámbito personal y familiar; el segundo, el profesional. Al igual que en uno mismo, ambos deberán estar presentes también en el crecimiento integral de nuestros hijos, independientemente de la edad que ellos tengan, dado que un niño de siete años y un joven de 18 tienen diferentes objetivos tanto personales como profesionales que desean cumplir insistentemente.

Entre los propósitos más importantes que podrías plantearte para este año están enseñar responsabilidad, fortalecer la autoestima, fomentar autonomía para tus hijos, generar espacios de diversión familiar, ayudar a superar debilidades y mejorar la comunicación intrafamiliar, es decir, que se logre que los hijos tengan la suficiente confianza para externar sus problemas o incluso alegrías a sus padres. Y para convertirlas en metas, no simplemente te lo propongas, sino traza planes para conseguirlo y define hasta qué punto esperas haberlo conseguido a fin de año, de modo que puedas hacer balance y decir “lo conseguí”.

A su vez, es importante plantearse un proyecto general de vida con tus hijos, ya que así las metas se van planteando y consiguiendo de una forma estructurada y concatenada de acuerdo a ese proyecto de vida, de forma que unas metas sirvan de apoyo a otras. De otro modo, podremos conseguir metas que no resulten en un verdadero crecimiento por estar planteadas de forma desordenada e inconexa. Por ejemplo, el proyecto de vida de una familia puede incluir, entre otras cosas, que sus hijos consigan graduarse de la universidad. Si una meta a corto plazo de un hijo es graduarse de bachiller, y la familia se pone como meta apoyar al hijo con tales recursos y ayuda en sus actividades, ambas metas irán de la mano y serán mucho más fácilmente alcanzables, de modo que supongan un paso adelante más en su proyecto de vida.
Otro punto esencial que se torna muy útil para las familias será escribir una lista de todos los elementos buenos logrados en el año anterior y así intentar fortalecer esas cualidades positivas. Por ejemplo, si lograron que cada uno de los miembros realizara tareas dentro del hogar, deben existir incentivos internos para que ese hábito continúe. Es bueno tratar de tener recordatorios visibles, donde se escriban las metas para que nadie las pierda de vista. Además, al momento de plantearlas no olvides que deben ser metas accesibles y posibles, que se puedan realizar en familia y teniendo paciencia y perseverancia, dado que muchas veces habrá momentos de decaimiento e incluso de retroceso, que ponen en riesgo el éxito.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
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Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.  

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