Tomado de RFI
Dilma Rousseff anuncia ajustes económicos y
promete "extirpar" la corrupción
La
presidenta brasileña, que asumió este jueves su segundo mandato, prometió tomar
medidas para "extirpar" la corrupción ante el escándalo que enloda a
la empresa estatal Petrobras y anunció ajustes económicos para enfrentar la
desaceleración. Un programa de
austeridad que, aseguró, no restará sus beneficios a los más pobres.
Este
segundo mandato de Dilma Rousseff y cuarto consecutivo de un gobierno del
izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) se inició con dos palabras clave
en Brasil: lucha contra la corrupción y ajustes económicos.
"Estoy
proponiendo un gran pacto nacional contra la corrupción que involucre a todas
las esferas del gobierno y todos los núcleos de poder, tanto en el sector
público como privado", afirmó la presidenta y exguerrillera Dilma Rousseff
al jurar ante el Congreso.
La
mandataria prometió investigar con rigor los hechos de corrupción en la
petrolera estatal Petrobras, la mayor empresa de Brasil y su mayor
inversionista, y "extirpar" esa práctica. Treinta y nueve personas
están siendo procesadas por la justicia tras destaparse una red de corrupción
que habría servido a empresas constructoras para pagar sobornos y así conseguir
contratos con Petrobras. Y varios políticos aliados del gobierno podrían verse
involucrados.
Concretamente,
Rousseff enviará en los próximos seis meses un paquete de medidas para agilizar
los juicios y endurecer las penas de los condenados por corrupción en el sector
público como privado.
Un exbanquero a la cabeza de Hacienda
La
presidenta también anunció que aplicará medidas de ajuste económico para
enfrentar el débil crecimiento que experimenta Brasil desde hace varios años y
que se perfila nuevamente para el 2015. En los últimos cuatro años, el PIB de
Brasil pasó de crecer en un 7,5% en 2010 a una previsión cercana a cero en
2014. Y en 2015 solo se espera un leve despegue de un 0,5%.
El
gobierno brasileño buscará poner orden en las finanzas, reducir gastos y
recuperar la confianza de los mercados para atraer más inversiones. Un programa
de ajuste que llevará a cabo un liberal ortodoxo, el exbanquero Joaquim Levy,
cuyo nombramiento a la cabeza del Ministerio de Hacienda hace unos días fue la
primera señal de austeridad.
Sin
embargo, a pesar de estos ajustes, Dilma Rousseff aseguró que su gobierno no
renuncia a sus compromisos con los más pobres: "Vamos a derrotar la falsa
tesis de que hay un conflicto entre ajuste económico y preservación de los
avances sociales". Y prometió que la educación será la "gran prioridad"
de su segundo mandato, para mejorar el sistema educativo de Brasil que muchos
consideran deficiente.
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