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sábado, 14 de febrero de 2015

Incapacidad: Gobierno bolivariano acepta que Venezuela es el país con mayor inflación en el mundo

Tomado de El País 

Los cambios de precios en Venezuela a veces son vertiginosos

Venezuela reconoce que es el país con mayor inflación del mundo

El Gobierno de Nicolás Maduro revela en vísperas de Carnaval que la inflación de diciembre fue de 5.3% y de 68.5% en 2014, muy por encima de Irán (20%) y Bielorrusia (16,9%)

El Banco Central de Venezuela informó este viernes, con casi un mes de retraso, que en diciembre la inflación llegó a 5.3%. En todo 2014 el país sudamericano registró un índice de 68,5%, el marcador más alto del mundo, muy por encima de Irán (20%) y Bielorrusia (16,9%), dos de los socios más cercanos de la autodenominada revolución bolivariana. Este dato se combina con una economía que entró en recesión desde mediados del año pasado.
Cada viernes previo a la celebración del Carnaval los venezolanos reciben malas noticias. Ocurrió, por ejemplo, hace 32 años cuando devaluaron por primera vez el bolívar, la moneda local, y se desvaneció la ilusión de la economía sólida legada por la bonanza petrolera de la década de 1970; ocurrió, también, en 2013 cuando el Gobierno decidió fijar un nuevo precio para la venta del dólar –de 4.3 bolívares por dólar a Bs 6.3, que aún se mantiene vigente- que significó una devaluación del 32%.
Esta semana, también antes de Carnaval, el vicepresidente para el Área Económica, general Rodolfo Marco Torres, anunció una ligera excepción del estricto control de cambios vigente desde 2002 al inaugurar un sistema de libre compra y venta de divisas regido por el mercado. Este viernes culminó para los venezolanos la certeza de que su dinero cada día vale menos. En ese mercado, llamado Sistema Marginal de Divisas (Simadi), la moneda estadounidense se cotizó en Bs 174,46. Así, Venezuela es el único país en el mundo no solo con tasas múltiples de cambio, sino con una diferencia abismal entre todas y una devaluación encubierta de su moneda, en torno al 96%. El economista Jesús Casique asegura que en los dieciséis años de chavismo ha habido una depreciación de 30.137% del bolívar.
Cartel desplegado por ciudadnos inconformes en Venezuela
Hay una teoría que explica por qué el Gobierno espera hasta la víspera del feriado de Carnaval para anunciar las medidas más incómodas. Los venezolanos, adictos a peregrinar hacia las playas del Caribe durante ese fin de semana largo, que culmina el martes, olvidan el calado de las decisiones económicas durante el asueto. La oposición ha tratado de mantener vivos esos anuncios no solo para cambiarlos por apoyo político, sino como una forma de explicar la dramática situación de las finanzas venezolanas y la pérdida del poder adquisitivo. El gobierno está consciente de ello y está tomando las medidas para intentar proteger el salario: una de ellas es la supervisión exhaustiva del todo el comercio local para hacer cumplir la Ley de Precios Justos, que establece un límite de 30% a la ganancia y penas de prisión de hasta 12 años para quien las infrinja.
La inflación desbocada, la escasez y el desabastecimiento de toda clase de bienes se inscriben dentro de lo que el Gobierno llama “guerra económica”. El presidente Nicolás Maduro, que el jueves en la noche denunció un nuevo plan para derrocarle encabezado por oficiales de la Aviación, ha prometido otras medidas para cerrar la brecha fiscal, las cuales incidirán en el aumento de la inflación registrado en 2014, que superó en 12,3% el marcador de 2013. Este viernes el ministro Torres declaró a la cadena internacional Telesur que “muy pronto” habría anuncios respecto al valor del litro de gasolina, que casi se regala en Venezuela.
Desde hace varias semanas el Gobierno adelanta una campaña institucional para preparar el inminente aumento del combustible, que supone una paradoja cuando se compara con el modelo de controles que han intentado imponer desde 2007: no se puede vender un bien por debajo de sus costos de producción. “La población está clara. No puede ser que un caramelo cueste más que un litro de gasolina. Hay cantidad de ejemplos: una botellita de agua pequeña cuesta 100 o 200 veces más (que un litro de gasolina). Bueno, ¡vamos a pagar el precio justo!”, precisó el ministro.


jueves, 6 de febrero de 2014

Dos países bolivarianos son los reyes de la hiperinflación en Latinoamérica

Tomado de The Wall Street Journal

El director de la funeraria donde trabaja Fabián Claudio Guasti no sabe qué precio ponerles a los ataúdes.

Argentina y Venezuela reviven el fantasma de la hiperinflación

Por TAOS TURNERJOHN LYONS y JUAN FORERO

BUENOS AIRES—Carlos Bianchi, el director de una funeraria en esta ciudad, no sabe cuánto cobrar por sus ataúdes, lo que ilustra los problemas económicos que asedian a Argentina y Venezuela.
La devaluación que el gobierno argentino realizó el mes pasado, uno de los factores que desataron una venta generalizada de divisas de los mercados emergentes, también contribuyó a que los precios se dispararan en el país.
Lo que complica los cálculos de Bianchi es que tiene que usar una moneda inestable y que se sigue depreciando, el peso, para comprar las partes importadas de sus productos.
"Tengo que decirles a los clientes que les puedo dar un ataúd hoy, pero tendrán que pagarlo después, a quién sabe qué precio", dice, cigarrillo en mano. "Nadie quiere hacer eso".
Argentina y Venezuela enfrentan un alza de la inflación y una posible recesión, lo que amenaza con generar nuevos vientos en contra en los precisos momentos en que América Latina se ha visto afectada por la desaceleración de la economía china y el pesimismo de los inversionistas acerca de los mercados emergentes.
Venezuela registró una inflación de 56,2% en 2013, una de las tasas más altas del mundo. Economistas independientes dicen que los precios en Argentina aumentaron cerca de 28% el año pasado. Para este año prevén una cifra más alta, debido a la devaluación del peso.
Venezuela, mientras tanto, parece encaminada hacia una recesión a medida que los estrictos controles de precios y la escasez de importaciones, ante la ausencia de moneda dura, paralizan la actividad económica. El banco central canceló el miércoles una subasta de dólares haciendo mención a ciertas "anomalías" que no explicó, lo que ejerce mayor presión sobre las importaciones.
Bank of America BAC +0.31% Merrill Lynch pronostica una contracción de 3% en Argentina, en momentos en que se reduce la inversión y los consumidores gastan menos debido al alza en las tasas de interés y la disminución del poder adquisitivo.
Alberto Príncipe, de 71 años, propietario de un concesionario de Hyundai en un elegante barrio cerca de un campo de polo, lamenta que la historia de los ciclos de auge y caída se repita.
"Nuestros ciclos son casi bíblicos", lamenta. "Pero el simple hecho de que uno se acostumbre a la inflación no significa que es más fácil de abordar", dice. Las ventas de automóviles han sido buenas en los últimos años, reconoce, pero los nuevos impuestos y la devaluación son "letales", añade. Una camioneta todoterreno Santa Fe Premium, que hace un año costaba US$63.000, ahora vale US$100.000, explica. "El mercado se ha cerrado por completo", asevera.
Muchos economistas señalan que el decepcionante desempeño de Argentina y Venezuela es una reprimenda a la fuerte intervención estatal, controles de precios y la nacionalización de empresas que han marcado sus políticas durante más de una década. Ambos países ahora se arriesgan a revivir el tipo de inflación desbocada que caracterizó a América Latina durante la "década perdida" de los 80, pero que la mayoría de los expertos creía controlada para siempre. "Hay un riesgo de hiperinflación, de que los precios realmente comiencen a acelerarse enormemente", afirma Claudio Loser, economista argentino que trabajó en el FMI. "No digo que habrá hiperinflación, pero es un escenario muy factible. En Venezuela, ya está sucediendo".
Cuando la inflación se disparó en América Latina en décadas previas —en 1989 alcanzó una tasa de 5.000% en Argentina— muchos de los socios comerciales del país también registraban rápidos aumentos de precios. Pero eso ha cambiado, lo que convierte a Argentina y Venezuela en casos anómalos en una región que, de todos modos, acusará recibos de sus problemas.
Uno de los países afectados sería Brasil, que exportaría menos vehículos, autopartes, alimentos y bienes manufacturados a Argentina, uno de sus principales socios comerciales, lo que podría acentuar la desaceleración que ya está en curso.
Uruguay, cuya economía depende más de Argentina, está preocupado por una corrida contra los bancos de su vecino y una disminución del turismo.
A su vez, Venezuela, dicen economistas, ha empezado a hacer cesaciones de pagos selectivas: no ha pagado a aerolíneas europeas, empresas estadounidenses de servicios petroleros y exportadores de alimentos colombianos, entre otros, conforme lucha por conservar sus decrecientes reservas.
En Argentina, mucha gente ya cree que se aproxima una ola de inflación galopante y las tiendas ya empezaron a subir los precios para adelantarse a la devaluación del peso.
"Aumentamos los precios 15% en general tras la devaluación", afirma René Poirier, un vendedor de electrodomésticos en un suburbio de Buenos Aires. "Si no subís los precios, podés quedar atrapado y perder dinero", dijo rodeado de lavadoras y refrigeradores.
Los economistas señalan que se puede combatir la inflación en Argentina y Venezuela eliminando los subsidios y los controles de precios y de divisas.
No obstante, observadores indican que tanto la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, como el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, tienen un interés político en oponerse a las estrategias económicas ortodoxas que respalda Estados Unidos, como el libre comercio.
El jefe de gabinete de Kirchner, Jorge Capitanich, culpó a los empresarios por el aumento de precios. "Vemos un ardid impulsado por comerciantes y empresarios inescrupulosos, que pretenden afectar el poder adquisitivo de las familias y consumidores", dijo a la prensa.
—Ezequiel Minaya contribuyó a este artículo. 

lunes, 12 de septiembre de 2011

Inflación pone en aprietos a economías emergentes. Caso India

Tomado de The Wall Street Journal

Por Alex Frangos

NUEVA DELHI—El ejemplo de India puede servir de advertencia para América Latina y el resto de los mercados emergentes que aún exhiben tasas envidiables de crecimiento. En el fondo, India está pagando el precio de permitir que la inflación infecte su economía.

El banco central, más conocido como el Banco de la Reserva de India, se reúne esta semana para decidir si volver a aumentar la tasa de interés de referencia, que se ubica en 8%.

El problema de India, donde la inflación ya se aproxima a niveles de dos dígitos, también se manifiesta en otras economías emergentes, aunque en forma más moderada. En medio de la caída de la demanda de las economías desarrolladas, el crecimiento pierde fuerza en países como China, Corea del Sur y Brasil donde la escasez de alimentos, la pujante demanda interna y los aumentos salariales han generado brotes inflacionarios.

La situación deja a los bancos centrales en una encrucijada.

Las autoridades podrían subir las tasas de interés para combatir la inflación, pero corren el riesgo de exacerbar la desaceleración de sus economías. Pero si no inician un ciclo de ajuste monetario, la inflación se podría desbocar lo que obligaría a los bancos centrales a elevar las tasas en forma más pronunciada más adelante.

Brasil ha dejado en claro que está más preocupado por el enfriamiento de la economía que por la inflación. El banco central redujo la tasa de interés de referencia la semana pasada pese a que la inflación acumula un alza de 7,2% entre enero y agosto, una combinación peligrosa en un país con un historial de hiperinflación.

El banco central indica que hay que dejar que la política monetaria surta efecto. Una vez que el recorte de tasas se traspase a la economía, la desaceleración de la actividad acabará con el brote inflacionario, asegura. Los indicadores de crecimiento futuro, como las encuestas entre empresas manufactureras y los pedidos de exportaciones, apuntan a un enfriamiento. El banco central opina que una reducción de tasas en este momento ayudará a prevenir una desaceleración más profunda en los meses venideros.

China y Corea del Sur enfrentan una situación parecida. Los índices manufactureros han caído a sus niveles más bajos desde la crisis financiera. La inflación en China, no obstante, sigue en niveles altos. Cifras oficiales divulgadas el viernes muestran una inflación de 6,2% acumulada en un año entre agosto de 2010 y 2011. La inflación en Corea del Sur aumentó 5,3% en agosto frente al mismo lapso del año previo, el mayor nivel desde 2008.

En India, en tanto, 11 alzas de tasas en 18 meses han frenado a la décima economía del mundo. La confianza de las empresas ha descendido y el crecimiento se ha desacelerado en cinco trimestres consecutivos. El ajuste monetario, sin embargo, no ha reducido la inflación. El aumento de los precios genera preocupación de que la inflación está demasiado arraigada en la economía y que se necesiten nuevas alzas de tasas pese al enfriamiento de la economía mundial.

Abundan las teorías sobre las causas del actual predicamento indio. Algunos lo atribuyen a las malas cosechas que dispararon los precios de los alimentos. Otras a las consecuencias indeseadas del aumento en los niveles de escolaridad en las áreas rurales, que ha reducido la oferta de trabajo infantil y ejercido una presión alcista sobre los salarios.

Otros analistas culpan al banco central. "Este ha sido un problema persistente y refleja un fracaso de la política macro", dice Ajay Shah, economista del Instituto Nacional de Políticas y Finanzas Públicas, un centro de estudios del gobierno en Nueva Delhi. La inflación ha sobrepasado la meta del banco central desde 2006, recalca, mucho antes del salto en los precios de los alimentos.

Shah cree que Duvvuri Subbarao, el gobernador del Banco de la Reserva de India, ha perjudicado el combate contra la inflación al poner en duda la efectividad del ajuste. Seis días después de un alza de tasas en mayo, Subbarao manifestó que la política monetaria "no es un instrumento efectivo para controlar la inflación proveniente de las presiones sobre la oferta. No es realista, bajo estas condiciones, esperar que el Banco de la Reserva cumpla una meta de inflación en el corto plazo". El banco central ha intensificado su campaña de aumentos de tasas en los últimos y sorprendió al mercado con una serie de incrementos de medio punto porcentual.

La economía del país está pagando el precio. El crecimiento en las ventas de automóviles ha decaído y el crecimiento está por debajo del 8%. Aunque se trata de un ritmo dinámico, es considerado insuficiente para cumplir las promesas de reducción de la pobreza y creación de empleos.

sábado, 7 de mayo de 2011

Latinoamérica reporta inflación menor a los pronósticos

Tomado de The Wall Street Journal

Por Anthony Harrup

Varios países de América Latina anunciaron el viernes datos de inflación inferiores a los pronosticados, lo que sugiere que las recientes presiones sobre los precios podrían estar debilitándose.

Una menor inflación les daría un respiro a los bancos centrales y los gobiernos, que también han estado luchando para contener el fortalecimiento de sus monedas, lo que perjudica a los productores nacionales.

El índice IPCA de Brasil subió 0,77% en abril, muy por debajo de lo estimado, aunque igual llevó la tasa inflacionaria anual a 6,51%, justo por encima de la meta máxima impuesta por el banco central de 6,5%.

Sin embargo, el resultado fue suficiente para que el ministro de Hacienda, Guido Mantega, anunciara un giro y predijera un declive para mayo. Eso podría darle un respiro a la mayor economía de la región. Sin dudas también complacería a las autoridades en Brasilia, que han combinado controles de capital e intervenciones en el mercado de divisas para contener el fortalecimiento de la moneda local mientras que elevadas tasas de interés destinadas a controlar la inflación también promueven los ingresos de capital.

El ánimo de los funcionarios subió aún más gracias a la caída de los precios globales de las materias primas esta semana. "Si seguimos así, si los commodites siguen cayendo en los mercados internacionales y los precios de los alimentos continúan bajando en Brasil, podremos respirar mejor en mayo", dijo Mantega a reporteros. Para el mes en curso, "podemos anticipar una inflación IPCA de cerca de 0,45% a 0,5%", añadió.

Colombia anunció un aumento de 0,12% en los precios al consumidor en abril, lo que coloca la tasa anual en 2,84%, dentro de la meta del banco central de entre 2% y 4%. El IPC de Chile subió 0,3%, menos del 0,4% que se esperaba, para acumular una tasa anual de 3,2%.

Barclays Capital dijo que los datos inflacionarios de Chile eran reconfortantes, aunque aún sería muy temprano para empezar a celebrar en Brasil, donde la presión inflacionaria de los alimentos y la energía debería bajar poco a poco mientras que la inflación básica muy probablemente permanecerá más fuerte. "La inflación supone un riesgo mayor para Brasil, mientras que en Chile, Colombia y Perú gozan una posición más cómoda", dijo Barclays.

Mientras que los bancos centrales de Sudamérica han estado elevando sus tasas de referencia, el Banco de México se ha mantenido estable gracias a que la inflación anual, en 4,4% a finales de 2010, ha bajado significativamente. La inflación mexicana también podría haber llegado a un punto de inflexión, moviéndose sólo en la dirección opuesta tras alcanzar 3% en marzo, un mínimo de cinco años.

Las autoridades del banco central mexicano se han complacido en dejar que el peso se aprecie frente al dólar ya que contribuye a aliviar presiones sobre los precios de materias primas importadas. Aun así, "las principales fuentes que condujeron a una caída pronunciada en la inflación anual se han agotado, especialmente la alta base de comparación generada por el impacto de la reforma tributaria en los precios a inicios de 2010", dijo Banamex en un informe.

El Banco de México informará sobre la inflación de abril el lunes, donde se espera que una lectura sin cambios eleve la tasa anual a 3,36%.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Inflación en alimentos reduce capacidad de programas de ayuda de la ONU

Tomado de The Wall Street Journal

Por Caroline Henshaw

LONDRES- El costo de alimentar a millones de personas que pasan hambre se incrementó marcadamente en 2010 como consecuencia de los aumentos en los precios de los granos, los cuales a su vez elevaron el costo de los alimentos básicos, según datos del Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés) difundidos el martes.

Las cifras difundidas antes de la presentación del informe anual del programa muestran que mientras que la agencia de las Naciones Unidas compró 22% más comida el año pasado que en 2009, la cantidad que gastó subió 30%, hasta llegar a US$1.250 millones.

Las compras de trigo, que representan el 39% de los suministros, costaron 59% más el año pasado a consecuencia de que la organización tuvo dificultades para alimentar a las personas desplazadas por las devastadoras inundaciones en Pakistán. El costo promedio de una tonelada de trigo subió a US$246 en 2010 en comparación con los US$218 de un año antes.

Las cifras se conocieron en medio de una creciente preocupación respecto a la seguridad alimentaria. Datos de la agencia de la ONU muestran que los precios mundiales de los alimentos en enero superaron los máximos vistos durante la crisis de los alimentos de 2007 y 2008.

La inflación de alimentos también es culpada de haber generado disturbios en el norte de África, que derribaron al presidente de Túnez, el cual había estado en su puesto por largo tiempo y que dejaron alrededor de 300 personas muertas luego de que las protestas antigubernamentales se volvieran violentas en Egipto.

"Cuando hay un incremento de los precios internacionales suben los locales, por lo que nuestra capacidad de ayudar a la gente es reducida", dijo Abeer Estefa, portavoz de la agencia de Naciones Unidas en El Cairo. Egipto es el principal importador de trigo del mundo, y provee pan subsidiado al 80% de la población a un costo de alrededor de US$4.000 millones anuales, cifra que equivale al 1,8% del Producto Interno Bruto (PIB).

El WFP está trabajando con el gobierno para fortalecer el contenido nutricional de los suministros de pan barato para los millones que dependen de una dieta basada en este alimento básico.

Otros gobiernos, también han dado pasos para mantener controlada la inflación de alimentos.

Solamente en enero, Argelia importó más de dos millones de toneladas de trigo en lo que el analista de Macquarie, Alex Bos, ve como "un claro intento por incrementar los inventarios internos como precaución contra el tipo de desórdenes ocurridos en Egipto".

El gobierno de Jordania también anunció un paquete de subsidios por US$125 millones para los combustibles y alimentos básicos, como azúcar y arroz, mientras que el gobierno de Marruecos, que subsidia fuertemente la comida, se ha comprometido a mantener accesibles los niveles de los precios "al costo que sea".

"No solamente en Egipto, pero en toda la región, los gobiernos continuarán inyectando dinero a los sistemas alimentarios para asegurar que los subsidios sean mantenidos", dijo Estefa.

Para el WFP, esto significa que alimentar las crecientes cantidades de pobres del mundo será una tarea que tendrá que encarar en un momento en que muchos presupuestos gubernamentales ya están bajo presión.

Caroline Hurford, una portavoz del WFP, que alimenta a 90 millones de personas al año, dijo que la agencia ha estado trabajando para incrementar sus compras locales de granos para contrarrestar los crecientes precios internacionales.

"Durante 2010 nuestras mayores compras regionales fueron hechas en Pakistán, Etiopía y Sudáfrica", dijo. "De los 3,2 millones de toneladas de comida comprada en 2010, 2,6 millones de toneladas fueron compradas en países en desarrollo, lo que representa el 83% de la cantidad total comprada para el año".

Aunque dijo que el incremento refleja las alzas en los mercados internacionales de granos, otros factores locales como los costos del transporte y las variaciones en la calidad también influyen en los precios.

domingo, 6 de febrero de 2011

Mayoristas agudizan inflación acopiando productos para defenderse de ella

Tomado de The Wall Street Journal

Los bancos centrales monitorean el impacto del alza de los 'commodities' y evalúan cuándo y cuánto subir las tasas

Por Liam Pleven y Matt Wirz

Las compañías perjudicadas por el alza en los precios de los commodities están haciendo acopio de neumáticos, prendas de algodón y otros bienes, una maniobra para protegerse contra la inflación pero que también podría contribuir a ella.

El productor estadounidense de especias y condimentos McCormick & Co. se aprovisionó de algunos ingredientes y Monro Muffler Brake Inc. compró llantas y aceite de motor extra, asumiendo que los precios de esos componentes subirán. Anton Sport, un pequeño mayorista de ropa deportiva de Arizona, incrementó sus compras de tejidos para evitar precios más caros.

Estas adquisiciones preventivas representan apenas una fracción de la actividad general de negocios, pero economistas y ejecutivos siguen de cerca la tendencia.

Este acaparamiento de bienes básicos llega en un momento clave para la economía global, en que los bancos centrales pasan apuros para calcular el impacto del alza en los precios de las materias primas y tratan de decidir cuándo y cuánto subir las tasas de interés.

Las compras que se hacen más por las presiones inflacionarias percibidas que como una respuesta a la demanda son importantes porque indican que hay expectativas de que los precios sigan subiendo. Los economistas se concentran a menudo en las previsiones inflacionarias, dado que pueden alentar a los consumidores a acelerar sus compras, lo cual a su vez impulsa los precios.

"El aumento de precio se convierte entonces en una profecía que se cumple a sí misma", explica Zach Pandl, un economista de Nomura Securities. Una vez que el ciclo termina, los precios pueden colapsar, asegura.

La parte más difícil es indicar con exactitud cuándo arranca el ciclo y determinar cuándo intervenir para sofocarlo.

John Anton, el fundador de Anton Sport, vio cómo se disparaba el precio del algodón y decidió actuar. El mes pasado, cuando sus proveedores de camisetas le avisaron de que sus precios subirían por cuarta vez en seis meses, pidió un préstamo de US$300.000 y compró provisiones para más de un año.

Anton tiene normalmente 30 cajas de camisetas a mano, pero ahora tiene más de 2.500. "Fue como si de repente se me encendiera una bombilla y me di cuenta de que podía pedir dinero prestado a una tasa de 2,45%, y si el algodón sigue subiendo entre 10% y 12%, ¿por qué no debería hacer esto?", se planteó Anton. Los precios del algodón dieron un salto de 92% el año pasado, y este año ya acumulan un alza de 22%.

Anton anticipa otro incremento en marzo. Si muchas otras compañías toman medidas similares, podría convertirse en un problema para la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed). El banco central tendría que evaluar si este auge en las compras es para abastecer un aumento de la demanda o si se trata de un intento por derrotar a la inflación.

"Sólo los compradores del inventario saben de verdad lo que está pasando", dice Pandl. "Esto complica los cálculos de la Fed".

El Comité Federal de Mercado Abierto de la Fed se hizo eco del alza en los precios de los commodities en su informe más reciente, pero también le quitó importancia a los temores, asegurando que "las expectativas de la inflación a largo plazo se han mantenido estables".

Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo, hizo una mención cautelosa sobre las materias primas en una entrevista hace poco con The Wall Street Journal, en la que dijo que los bancos centrales deben ser "muy cuidadosos para que no haya efectos de segunda ronda" en los precios locales.

Sin embargo, hacer un seguimiento de esos efectos puede ser difícil. Ha habido casos en que el alza de precios para los bienes básicos y el consiguiente acaparamiento aparentemente contribuyeron a una mayor inflación, como en los años 70 después del embargo de crudo árabe, señala Ethan Harris, economista de Bank of America Merrill Lynch.

Los inventarios de los fabricantes han crecido en los últimos siete meses, hasta enero, según el Instituto de Gestión de Suministros. Pero Norbert Ore, que dirige la encuesta de manufactura del instituto, asegura que se trata básicamente de compañías que están acumulando provisiones para ajustarse a la demanda. Aun así, el sondeo de enero mostró que los precios de más de 20 materias primas, desde el aluminio al azúcar, estaban subiendo, mientras que ninguno mostró señales de bajar.