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sábado, 20 de septiembre de 2014

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: LA REBELDIA DEL ADOLESCENTE


  
     A los padres nos parece que los adolescentes son incoherentes, que no tienen criterio, que rechazan todo lo que les decimos, que no saben lo que quieren, y que se dejan llevar por cualquier moda o por cualquier cosa que diga o haga cualquier extraño antes que por nosotros, que somos los que realmente nos preocupamos por ellos. La adolescencia es la etapa en que el niño aprende a ser adulto. Psicológicamente se está produciendo un lento proceso en que la persona pasa de pensar y actuar según los criterios y valores de sus padres, a pensar y actuar por sí mismo, según los suyos propios.

       ¿Los suyos propios? ¿Cuáles, si no los tiene? Ahí empieza el problema, la situación de crisis, que no es en realidad con los padres, sino consigo mismos. Durante esta etapa se produce una intensa búsqueda de criterios y valores y los buscan fuera del hogar, porque los del hogar son ya conocidos y, aunque ofrecen una seguridad, son los de los padres, no los de uno mismo. No significa necesariamente que los rechace; simplemente necesita conocer otros, aunque para ello tenga que olvidarse provisionalmente de ellos. Es la típica rebeldía de esta edad. De este modo, el entorno social se abre como un escaparate lleno de posibilidades; de oportunidades, de intrascendencias, y también de riesgos, donde el adolescente va a buscar sus criterios y valores.

       Muchas veces los padres tratamos de oponernos, aunque sea sutilmente. Nos resistimos a pensar que descarten lo que se les ha dado, lo conocido que funciona, para buscar en lo desconocido y arriesgado. Y cuanta más resistencia ponemos, más se agrava la situación. No terminamos de entender que lo que necesitan no son cosas nuevas, sino simplemente decidir por sí mismos qué es lo que quieren, como pensar y cómo actuar.

       Este proceso de búsqueda es necesario y natural, y para ello necesitan probar diferentes opciones; por eso se dejan llevar tanto por las modas, y por eso hoy les gusta una cosa y mañana otra. El que los padres nos opongamos a ello solamente les va a fomentar el rechazo a los valores del hogar. Nuestra actitud debe ser de comprensión, de apoyo y de vigilancia a los riesgos. Ellos, en el fondo, se sienten enormemente inseguros ante lo desconocido, y confusos y angustiados porque nada de lo que prueban les satisface en forma durable; pero esto es normal.

No les digamos “esto está bien o mal”, no les demos sermones, al contrario; sigámosles la corriente a ver dónde nos llevan, siempre vigilantes. Provoquemos la reflexión en ellos; aprovechando cualquier tema de actualidad, o cualquier noticia en televisión, planteémosles cuestiones relacionadas con sus experiencias y descubrimientos, evitando siempre el sesgo sobre lo que está bien y lo que está mal. Hagamos de caso que no existe “lo que está bien y lo que está mal”, hagamos contrapunto poniéndonos incluso, aparentemente, contra nuestros propios valores y dejemos que ellos reflexionen y saquen sus conclusiones. Tomará un poquito de tiempo, tropezarán alguna vez, inevitablemente, como todo aquel que empieza algo nuevo sin experiencia, pero poco a poco irán madurando y encontrando su lugar.


Comprobaremos que los criterios que van tomando empiezan a parecerse a lo que nosotros queríamos; aunque no siempre, y cuando eso sea así, reflexionemos nosotros mismos. Unas veces nos daremos cuenta de que sus criterios diferentes no son ni mejores ni peores que los nuestros; simplemente diferentes. Y algunas otras veces también nos daremos cuenta de que los criterios equivocados eran los nuestros, y habremos aprendido algo de ellos. Hay dos cosas muy importantes en este proceso, que no pierdan la confianza en nosotros, y que sean ellos mismos quienes saquen sus conclusiones. Si en el hogar había valores consistentes, al final del proceso, con nuestro apoyo, terminarán descubriendo por sí mismos que casi todo lo que buscaban fuera, estaba en casa. De eso se trata el reto.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro. 



sábado, 6 de septiembre de 2014

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: APATIA VITAL


       Se dice que las generaciones suelen tener un comportamiento cíclico: hijos a quienes su familia no tiene mucho que ofrecer luchan  por conseguir lo que no se les pudo dar, y por que a sus hijos no les falte lo que a ellos les faltó; y lo suelen conseguir. A sus hijos no les falta de nada, y crecen inconscientes de que todo aquello que disfrutan es el resultado de un mérito ajeno, y de que cuesta mucho esfuerzo conseguirlo; más bien parecen tener asumido que todo ello es un don al que tienen pleno derecho por el simple hecho de existir. Si algo les falta lo reclaman con vehemencia, sin plantearse su propio esfuerzo por obtenerlo. La consecuencia es que aprenden más a tener que a conseguir.

       En generaciones anteriores, esa apatía por la superación, y por dejar de ser el hijo de fulano para empezar a ser uno mismo, tenía menos espacios donde refugiarse, de modo que, entre pocas alternativas, la superación personal seguía siendo algo suficientemente atractivo como para que algunos lo tomaran en cuenta para utilizar su tiempo. Actualmente existen, “gracias a la tecnología”, demasiadas alternativas, demasiados elementos distractores que a los padres nos vienen muy bien para tener entretenidos a los hijos sin que “molesten”.

       Estos instrumentos suelen tener un alto potencial adictivo, de modo que si no existe una conciencia de ello, a la vez que una guía y unos objetivos elevados en la vida de nuestros hijos, terminarán por disipar cualquier interés de ellos por superarse, si es que algo les queda después de haberles allanado el camino y dado de comer en la boca.

       Pero ahora el problema no es exclusivo de las clases sociales económicamente solventes. Es demasiado común ver cómo los escasos recursos de clases sociales menos favorecidas se invierten en tecnología para su uso frívolo, o en otros costosos artículos “de marca”, en vez de emplearlos en educación y superación, sin entender que no es en la posesión de estos artículos, sino en la educación donde se igualan las clases y las personas. Con ello, probablemente estamos ante el fin del comportamiento cíclico de las generaciones.


       Pero la trascendencia del problema es aún mayor. Es frustrante haber aprendido a tener y no poder tener porque no se aprendió a conseguir; más aún cuando la atroz presión comercial fácilmente nos convence de todo lo que “debemos tener”. El derecho a tener se vuelve irrenunciable, y a falta de medios sanos y honestos para ello, surge la tentación de conseguirlo... de la forma que sea. Ello es, sin duda, parte de la explicación, no sólo de la epidemia de robos, estafas y negocios sucios, sino también de la generalizada falta de ética que sufrimos a todo nivel.
      
       Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.        

sábado, 16 de agosto de 2014

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: CITAS INTRASCENDENTES




       Las generaciones anteriores de jóvenes, hoy padres y sobre todo abuelos, hablan de la actual pérdida de los valores morales que ellos tenían, refiriéndose, normalmente, al recato por el tema de la sexualidad; lo cual es cierto... relativamente. Los jóvenes actuales argumentan el mayor grado de autenticidad en su comunicación, y que esa supuesta pérdida de valores morales no es más que la sinceridad en la expresión de la sexualidad inherente al ser humano, y que antes se manejaba con cierta hipocresía y doble moral; lo cual también es cierto... relativamente también. 

       
Y digo “relativamente” porque no es tan auténtica esa supuesta sinceridad de la juventud actual, en la que, cada vez más, la relación hombre-mujer se basa en ir acumulando una amplia colección de citas con el otro género, en las que “hacerlo” (sexo), llega a convertirse en componente casi inevitable de las mismas, haciendo más caso a la “moda” que a la conciencia. Citas frívolas e intrascendentes que no tienen más objetivo que pasar un rato y sumar una experiencia más a un currículum absurdo; sin una intención de continuidad; sin una mínima voluntad de compromiso. Citas sin compromiso con el presente y vacías de futuro. Citas que  únicamente pretenden estar a la altura de lo que dictan otros. Eso nunca puede ser autenticidad.

       
Para hacer una casa siempre hay que pegar un primer ladrillo; pero si se pegan los siguientes a continuación y ordenadamente, terminaremos formando una pared; y con varias paredes, una casa. Mas si cada ladrillo se pega sin un objetivo, sin orden ni estructura, como si fuera el único, en vano pretenderemos tener una casa; sólo un montón de ladrillos. Así es fácil explicar los crecientes fracasos matrimoniales y familiares. Nuestra ciudad tiene cada vez menos casas y más montones de ladrillos.


Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.


Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro. 

sábado, 24 de mayo de 2014

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: RESPONSABILIDAD Y COMPROMISO







En algunos espacios hemos hablado de la familia tradicional y funcional como referencia, y de la dificultad cada vez mayor para conseguirla por múltiples razones. Creo haber dejado claro que no soy yo quien la pone como referencia ideal, sino la propia sociedad en su gran mayoría, y, sobre todo, los niños, que instintivamente sienten inclinación hacia ella como marco idóneo para su desarrollo.

Y no es sin razón. Cuando una familia tradicional funciona bien, es el sistema que ofrece mayor autoestima y mayores posibilidades de desarrollo. En otras palabras, es el ambiente más favorable para los hijos. No significa ello que otras formas de familia tengan la batalla perdida, todo lo contrario; mientras exista un compromiso serio con el desarrollo de los hijos, las posibilidades de éxito son altas, desde luego mayores que las de una familia clásica disfuncional o con poco compromiso. Sin embargo, el equilibrio emocional que aportan un hombre y una mujer como padres responsables, unidos en un proyecto de familia, difícilmente lo puede aportar otra forma de familia. Y eso es lo que los niños perciben y reflejan.

Tal vez se dan cuenta de que cuando hablo de familia funcional, hay un par de palabras que suelen estar por ahí cerca: “responsabilidad” y “compromiso”. Claro, es que son dos elementos fundamentales (no los únicos) para que una familia funcione. Pero esos dos elementos no solo se pueden encontrar en una familia clásica. También en una familia que se ha roto, o en una madre o padre solteros, o en abuelos, tíos u otros familiares o amigos a cargo de hijos ajenos, o, en los países que lo permiten, en una pareja del mismo sexo. Así es, también se pueden encontrar esos dos elementos, y por ello es que también hay opción al éxito en tales casos.

 
Por ello, cuando hablo de familia no me refiero únicamente a la familia clásica, sino también a otras formas de familia, tan abundantes en nuestra sociedad, porque precisamente éstas son las que están en condiciones más desfavorables. Lo que importa es que haya ese sentimiento de familia, que es el que permite actuar de forma responsable y comprometida con los seres queridos, y que funcione.

Comentaba que ese modelo de familia clásica, que parece ideal para los niños, en la mayoría de los casos no se va a concretar con éxito. En muchos porque en la adolescencia y primera juventud suceden situaciones, tales como embarazos prematuros, frecuentemente múltiples y de diferentes padres, que no son favorables para el éxito de una familia. En otros muchos casos, el modelo de familia clásica se hace realidad para luego fracasar, no por dejar de considerarse lo ideal, sino todo lo contrario, por considerarse demasiado ideal, una quimera, una teoría que los vaivenes cotidianos deterioran hasta deshacerla.

En uno y otro caso hay múltiples razones para que el éxito no suceda, pero se pueden resumir en una sola: fata de preparación, falta de responsabilidad y compromiso, falta de madurez, falta de una educación adecuada para asumir este tipo de responsabilidad. Ah! Pero es necesario tener una preparación para formar una familia con éxito? No basta con el amor? Bueno, digamos que tan importante es lo uno como lo otro, y la falta de una de las dos cosas aumenta significativamente la posibilidad de fracaso; la falta de ambas supone el fracaso casi seguro.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.  

sábado, 17 de mayo de 2014

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: SOBRE LOS VALORES



Definitivamente,  de los valores espirituales universales, como el amor, la verdad, la rectitud, la paz, el sentido de la responsabilidad, el esfuerzo, la superación, etc. ninguno de ellos se enseña fundamentalmente con lecciones o con sermones, sino con el ejemplo en la convivencia; se aprenden viviéndolos; pero sobre todos ellos, el amor. El amor es una necesidad inherente al ser humano, y no se enseña; simplemente se vive, y sólo se aprende viviéndolo.

Respecto a otros valores como la verdad, la rectitud, la paz, y la responsabilidad, el ser humano tiene una inclinación natural hacia ellos, y únicamente se necesita darles seguimiento en la convivencia, y tal vez algún que otro sermón oportuno, para mantenerlos y fomentarlos en los hijos; porque son los ejemplos negativos en la convivencia y la falta de control en la educación lo que suele deformar y desviar esa inclinación natural. Otros valores, como el esfuerzo y la superación, por no ser innatos, además del ejemplo requieren un control permanente para ser inculcados en los hijos; más ahora, que hay tantas banalidades que tienden a desviar su atención.

Creo que las causas fundamentales de la pérdida de valores y principios en la sociedad actual tienen bastante que ver con el consumismo cada vez más atroz que vivimos, como consecuencia de una equivocada forma de entender conceptos como el desarrollo, el bienestar, y la propia felicidad, y de mirar lo material y no lo espiritual como instrumento fundamental para alcanzarlo. Pero como lo material sólo se consigue con dinero, éste se convierte en un valor fundamental que va desplazando a los valores mencionados anteriormente.

A ello contribuye en gran medida la presión comercial. Una vez que se empieza a valorar el dinero más que cualquier otra cosa, la manera socialmente aceptable de conseguirlo es produciendo y vendiendo más y más, lo que sea y como sea, pero hay que vender. Ello provoca una presión comercial que tiende a convencernos de necesidades que no tenemos, a deformar nuestros valores hacia lo material, y a entrar en el círculo vicioso del consumismo, en el que, como para satisfacer esas “innecesidades” materiales necesitamos dinero, nos vemos obligados a entrar poco a poco en el mismo juego.

Cuando se entra en esta vorágine no es fácil recuperar los valores. Para ello hace falta una conciencia clara del problema, y creo que aún estamos un poco lejos de ello. Las sociedades suelen tomar conciencia de este tipo de problemas y empiezan a buscar salidas cuando los problemas tocan fondo, y creo que, por ahora, aún nos hace falta caer más para tocar fondo. Esto no es algo nuevo; la historia tiene ejemplos de sociedades poderosas que llegaron a desaparecer por similares razones, de las que la más conocida, tal vez, es el del imperio romano de occidente.

En cualquier caso, tocando fondo o sin tocarlo, no hay más salida que la conciencia de que es a través de los valores espirituales fundamentalmente, y no de los materiales, como se consigue el objetivo del ser humano. Las religiones tradicionales son una forma, porque todas, en el fondo, proponen dichos valores, aunque de diferentes formas. Pero no necesariamente es cuestión de religión. Los valores están en un plano superior aún; las religiones los adoptan: Pero no es necesario acceder al plano de los valores a través de las religiones. Los valores son accesibles directamente a todos y cada uno de nosotros. Sólo hace falta ser conscientes.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.