sábado, 24 de mayo de 2014

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: RESPONSABILIDAD Y COMPROMISO







En algunos espacios hemos hablado de la familia tradicional y funcional como referencia, y de la dificultad cada vez mayor para conseguirla por múltiples razones. Creo haber dejado claro que no soy yo quien la pone como referencia ideal, sino la propia sociedad en su gran mayoría, y, sobre todo, los niños, que instintivamente sienten inclinación hacia ella como marco idóneo para su desarrollo.

Y no es sin razón. Cuando una familia tradicional funciona bien, es el sistema que ofrece mayor autoestima y mayores posibilidades de desarrollo. En otras palabras, es el ambiente más favorable para los hijos. No significa ello que otras formas de familia tengan la batalla perdida, todo lo contrario; mientras exista un compromiso serio con el desarrollo de los hijos, las posibilidades de éxito son altas, desde luego mayores que las de una familia clásica disfuncional o con poco compromiso. Sin embargo, el equilibrio emocional que aportan un hombre y una mujer como padres responsables, unidos en un proyecto de familia, difícilmente lo puede aportar otra forma de familia. Y eso es lo que los niños perciben y reflejan.

Tal vez se dan cuenta de que cuando hablo de familia funcional, hay un par de palabras que suelen estar por ahí cerca: “responsabilidad” y “compromiso”. Claro, es que son dos elementos fundamentales (no los únicos) para que una familia funcione. Pero esos dos elementos no solo se pueden encontrar en una familia clásica. También en una familia que se ha roto, o en una madre o padre solteros, o en abuelos, tíos u otros familiares o amigos a cargo de hijos ajenos, o, en los países que lo permiten, en una pareja del mismo sexo. Así es, también se pueden encontrar esos dos elementos, y por ello es que también hay opción al éxito en tales casos.

 
Por ello, cuando hablo de familia no me refiero únicamente a la familia clásica, sino también a otras formas de familia, tan abundantes en nuestra sociedad, porque precisamente éstas son las que están en condiciones más desfavorables. Lo que importa es que haya ese sentimiento de familia, que es el que permite actuar de forma responsable y comprometida con los seres queridos, y que funcione.

Comentaba que ese modelo de familia clásica, que parece ideal para los niños, en la mayoría de los casos no se va a concretar con éxito. En muchos porque en la adolescencia y primera juventud suceden situaciones, tales como embarazos prematuros, frecuentemente múltiples y de diferentes padres, que no son favorables para el éxito de una familia. En otros muchos casos, el modelo de familia clásica se hace realidad para luego fracasar, no por dejar de considerarse lo ideal, sino todo lo contrario, por considerarse demasiado ideal, una quimera, una teoría que los vaivenes cotidianos deterioran hasta deshacerla.

En uno y otro caso hay múltiples razones para que el éxito no suceda, pero se pueden resumir en una sola: fata de preparación, falta de responsabilidad y compromiso, falta de madurez, falta de una educación adecuada para asumir este tipo de responsabilidad. Ah! Pero es necesario tener una preparación para formar una familia con éxito? No basta con el amor? Bueno, digamos que tan importante es lo uno como lo otro, y la falta de una de las dos cosas aumenta significativamente la posibilidad de fracaso; la falta de ambas supone el fracaso casi seguro.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.  

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