sábado, 6 de septiembre de 2014

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: APATIA VITAL


       Se dice que las generaciones suelen tener un comportamiento cíclico: hijos a quienes su familia no tiene mucho que ofrecer luchan  por conseguir lo que no se les pudo dar, y por que a sus hijos no les falte lo que a ellos les faltó; y lo suelen conseguir. A sus hijos no les falta de nada, y crecen inconscientes de que todo aquello que disfrutan es el resultado de un mérito ajeno, y de que cuesta mucho esfuerzo conseguirlo; más bien parecen tener asumido que todo ello es un don al que tienen pleno derecho por el simple hecho de existir. Si algo les falta lo reclaman con vehemencia, sin plantearse su propio esfuerzo por obtenerlo. La consecuencia es que aprenden más a tener que a conseguir.

       En generaciones anteriores, esa apatía por la superación, y por dejar de ser el hijo de fulano para empezar a ser uno mismo, tenía menos espacios donde refugiarse, de modo que, entre pocas alternativas, la superación personal seguía siendo algo suficientemente atractivo como para que algunos lo tomaran en cuenta para utilizar su tiempo. Actualmente existen, “gracias a la tecnología”, demasiadas alternativas, demasiados elementos distractores que a los padres nos vienen muy bien para tener entretenidos a los hijos sin que “molesten”.

       Estos instrumentos suelen tener un alto potencial adictivo, de modo que si no existe una conciencia de ello, a la vez que una guía y unos objetivos elevados en la vida de nuestros hijos, terminarán por disipar cualquier interés de ellos por superarse, si es que algo les queda después de haberles allanado el camino y dado de comer en la boca.

       Pero ahora el problema no es exclusivo de las clases sociales económicamente solventes. Es demasiado común ver cómo los escasos recursos de clases sociales menos favorecidas se invierten en tecnología para su uso frívolo, o en otros costosos artículos “de marca”, en vez de emplearlos en educación y superación, sin entender que no es en la posesión de estos artículos, sino en la educación donde se igualan las clases y las personas. Con ello, probablemente estamos ante el fin del comportamiento cíclico de las generaciones.


       Pero la trascendencia del problema es aún mayor. Es frustrante haber aprendido a tener y no poder tener porque no se aprendió a conseguir; más aún cuando la atroz presión comercial fácilmente nos convence de todo lo que “debemos tener”. El derecho a tener se vuelve irrenunciable, y a falta de medios sanos y honestos para ello, surge la tentación de conseguirlo... de la forma que sea. Ello es, sin duda, parte de la explicación, no sólo de la epidemia de robos, estafas y negocios sucios, sino también de la generalizada falta de ética que sufrimos a todo nivel.
      
       Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.        

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