El desorden obsesivo-compulsivo (TOC) usualmente
comienza en la adolescencia o en los primeros años de la edad adulta, aunque no
es extraño encontrarla en niños. Se caracteriza por obsesiones y/o compulsiones recurrentes que son
suficientemente intensas para causar malestares severos.
Las obsesiones son
pensamientos recurrentes y persistentes, impulsos o imágenes no deseadas que
causan marcada angustia o ansiedad.
Frecuentemente estas son irracionales e irreales. No son simplemente preocupaciones exageradas
acerca de los problemas de la vida real. Las compulsiones son el comportamiento
repetitivo o ritual (como lavarse las manos a cada rato, acumular cosas, poner
las cosas en un orden determinado, comprobar algo repetidamente) o actos
mentales (como contar, repetir palabras en silencio, evitar acciones o cosas).
Las obsesiones y compulsiones varían con
la edad, y pueden cambiar a través del
tiempo. Un niño pequeño con TOC puede temer que le hagan daño a él o a un
miembro de su familia, por ejemplo, que un intruso entre por una ventana o
puerta abierta. La compulsión llevará al niño a comprobar que las puertas y
ventanas están cerradas. Luego temerá haber dejado alguna puerta abierta sin
darse cuenta mientras comprobaba si todo estaba cerrado y compulsivamente
tendrá que comprobar otra vez si está o no cerrada.
Un adolescente con TOC puede tenerle
miedo, por ejemplo, a enfermedades con gérmenes, al SIDA o a comida
contaminada. Para poder sobrellevar a esta ideas, puede desarrollar
comportamiento rituales con objeto de protegerse. Frecuentemente la obsesión y
la compulsión están vinculadas: “Temo que tal cosa mala pasará si dejo de
comprobar o de lavarme las manos”, por ejemplo; así es que no puede dejar de
hacerlo aunque no tenga ningún sentido”.
Las investigaciones indican que el TOC es
un desorden del cerebro que tiende a repetirse en las familias, aunque esto no
significa que necesariamente ha de manifestar los síntomas. Algunos estudios
recientes demuestran que el TOC puede manifestarse o empeorarse después de una
infección por estreptococos. No obstante, puede desarrollarse TOC sin tener un
historial familiar.
La mayoría de niños con TOC se puede
tratar mediante una combinación de psicoterapia (especialmente con las técnicas
cognoscitivas y de comportamiento) y con medicamentos, como los inhibidores
selectivos y de reabsorción de la serotonina IRSS. La terapia con antibióticos puede ser útil en los casos donde la
enfermedad está vinculada a una infección por estreptococos. El
buscar la ayuda de un especialista es importante para poder entender los
problemas complejos causados por el TOC.
Acerca
de la Dra. Mendoza Burgos
Titulaciones en
Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia
de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.
Mi actividad
profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones
fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la
segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación
nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la
conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional
estigma.
Fui la primera
Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas
especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente
he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas,
Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o
Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de
U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo
acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la
Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el
campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde
compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.
La tecnología
actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y
teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del
mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia
regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes
que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos
acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.
Trato de
orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la
asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos,
porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más
convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su
vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el
ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo
adulto o se independizó, e incluso después.
Estoy
absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que
cada persona es o va a ser en el futuro.