sábado, 25 de julio de 2009

Política Económica: De Persianas Americanas a Noches de Entierro


Por: Aristides Napoleón Montes-Amaya

La caída de la Unión Soviética (URSS) a finales de los ochenta permitió que la década de los noventa se convirtiera en una década reinada por gobiernos y sistemas de corte derechista. La década de los noventa será recordada por el tan famoso Consenso de Washington, quien se convertiría en el mayor responsable de la propagación del modelo neo-liberal a nivel mundial. Los 90s fueron la década de oro para la derecha, quien se vio poco amenazada por modelos izquierdistas; y en Latino América esto no fue la excepción. Durante estos años la izquierda latinoamericana se vio sumamente debilitada pues habían perdido su principal fuente de financiamiento, la URSS. Hasta el punto que en un momento Cuba se había quedado, a la brava, como el único régimen izquierdista de la región, y para muchos el régimen Castrista era un espécimen en peligro de extinción.


Durante estos años personas como Domingo Cavallo, Fernando Collor de Mello, Fernando Henrique Cardoso, y de forma mas local Manuel Enrique Hinds y Claudio de Rosa, se convirtieron en los “rock stars”. Y si los recién mencionados eran los Soda Stereo, Enanitos Verdes y los REDD o Adrenalina, entonces el Fondo Monetario Internacional (FMI) era el equivalente a los Beatles o los Rolling Stones. Privatizaciones, planes de convertibilidad (o dolarización), reducción de deuda pública, entre otros se convirtieron en sus “rolas” mas populares. Y como no se iban a convertir en los chicos “cool” del barrio si sus planes y políticas habían venido a salvar y a estabilizar las economías de sus países. Hiperinflación, escasez de productos, y gobiernos omnipresentes ya no eran nada mas que algo que pertenecía a la tan famosa “década perdida”, o mas de alguno podría haber dicho que solo era el título del último film de terror producida por Alfred Hitchcock en honor a Latino América. La región, una vez más, volvía a ser atractiva para los inversionistas internacionales.


Sin embargo, como todo sabemos, estos economistas no tuvieron el placer de tener el equivalente a su último concierto así como lo tuvo Soda Stereo aquel memorable 20 de Septiembre de 1997 en el estadio de River. Todos los singles de nuestros nuevos rockeros eran increíbles, sin embargo al escuchar su CD completo el mundo pronto descubría que les hacia falta algo muy importante, lo social. Nadie podía negar que las economías latinoamericanas estuvieran mejor que 10 años atrás, sin embargo los frutos no estaban llegando a las manos de todos.


Durante esta época los latinoamericanos fuimos testigos de cómo grupos y/o familias como los Perez Companc, los Slim, y los Poma, por mencionar algunos, no solo solidificaron su posición en sus respectivos mercados nacionales y regionales sino que también crecieron de forma exagerada a costillas de muchos otros. Lastimosamente para los nuevos “rock stars”, ellos estaban tocando para un público un tanto impaciente, con acceso a medios de comunicación mas avanzados (el internet) que los hacia mas susceptibles a la experimentación de nuevos géneros musicales. Las fuerzas del mercado, tampoco estaban trabajando a su favor, ya que estas no actuaban lo suficientemente rápido para complacer las necesidades de todos en el corto plazo, y obviamente sus fans no entendían su mensaje que los verdaderos frutos para todos vendrían mas adelante en el largo plazo. Pero es justo aquí donde Keynes les gana la partida a nuestro rockeros neoliberales con aquella famosa frase de que “a[l] largo plazo todos esteramos muertos.” El concepto del largo plazo funciona de maravilla en la teoría económica, mas todos sabemos que este no existe en la política. No le podes decir a tu público que deje de comer hoy, para que tal vez pueda comer algo de aquí en cinco años mientras ve que otros no solo pueden comer mañana, sino que también llegan a la gula.


Por estas razones, además de uno que otro “pequeño error de calculo” que llevaron a Argentina y Brasil a severas crisis financieras, fue que al final de la década muchos de los seguidores de estos rockeros se vieron decepcionados, y se dejaron encantar por las melodías de un genero con atributos un tanto mas vulgares, pero mas atractivos para las masas, algo así como el reggaetón. Los reggaetoneros vendrían a ser personas muchísimo menos preparadas, más ortodoxas y usarían un lenguaje mas simple de entender para las masas.

(Esta historia continuara…)

El autor de este artículo es Licenciado en Economía y Ciencias Políticas de la Universidad de Pensilvania, Estados Unidos

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