jueves, 28 de enero de 2010

UnoAmérica afirma que Chávez está detrás de la intención de las reformas en El Salvador


Bogotá, 27 de enero.- La Unión de Organizaciones Democráticas de América, UnoAmérica, denunció hoy que Hugo Chávez está detrás de las reformas constitucionales que promueve el Frente Farabundo Martí (FMLN) en El Salvador.

El pasado 17 de enero, en el marco de la conmemoración del 18º aniversario de la firma de los Acuerdos de Paz, el Vicepresidente de la República y líder del FMLN, Salvador Sánchez Cerén, afirmó que existen artículos pétreos (inmodificables) de la Constitución salvadoreña que son una “aberración” y merecen revisión. Por su parte, Nidia Díaz, dirigente del FMLN y diputada del Parlamento Centroamericano, propuso reformar el Artículo 248 de la Constitución, para permitir la realización de referendos.

UnoAmérica, una plataforma compuesta por 200 ONGs latinoamericanas, advirtió que la iniciativa reformista no proviene del FMLN, sino de Hugo Chávez, acordada a finales de noviembre pasado entre Sánchez Cerén y el mandatario venezolano, en el marco del Congreso Extraordinario del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), donde se propuso la creación de la V Internacional Socialista.

UnoAmérica advirtió que el objetivo de la reforma constitucional es establecer una dictadura socialista con máscara democrática, como ya existe en Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua; y añadió que se moverán maletines repletos de petrodólares para comprar consciencias en El Salvador, a fin de lograr la modificación de la Carta Magna.

En octubre pasado, La Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de Nicaragua, controlada por los sandinistas, decidió declarar inaplicable el Artículo 147 de la Carta Magna que prohíbe la reelección presidencial, lo cual le permite a Daniel Ortega perpetuarse en el poder. En esa oportunidad, UnoAmérica denunció un “golpe a la Constitución” financiado desde Venezuela, idéntico al que intentó dar Zelaya en Honduras.

1 comentario:

  1. Para quienes nos interesa la política y, a su vez, nuestras ideas están enroladas en lo que a la gente ahora le agrada llamar “social democracia”, y que antes nos decían “de centro izquierda” (me hace gracia esta tendencia light que domina el mundo, desde las bebidas gaseosas hasta los términos políticos) el rol que está cumpliendo Chavez en la Región no deja de ser preocupante.
    El Presidente de Venezuela, ha hecho una extraña evolución (o involución, según el cristal con que se mire) desde una idea socialista hacia una idea claramente comunista.
    El problema no es dicho cambio de dirección ideológica, el problema radica en la aparente necesidad de maquillar ese giro detrás de una máscara de democracia participativa a través de referendos y cambios constitucionales.
    Esa metodología, que él mismo comenzó a aplicar en su propio territorio, pretende imponerla a fuerza de dinero en el resto de los países de la Región que, por uno u otro motivo, han dado un vuelco en sus gobiernos hacia el socialismo moderado.
    Creo que a Chavez lo obnubila la idea de ser un nuevo Fidel. Algo así como la sucesión natural latinoamericana del viejo líder moribundo. De más está explicitar la cantidad de diferencias abismales que existe entre ambos; valga destacar quizás la más evidente: Fidel es un hombre brillante, políticamente hablando, y Chavez (que adolece de una falta total y congénita de esa cualidad) ha intentado suplir la diferencia de intelecto con lo único que a Fidel le faltó y que a él le sobra: petrodólares.
    Los países pobres y emergentes de la Región, con su caudal enorme de funcionarios corruptos o dispuestos a corromperse, es la tierra fértil donde el líder bolivariano ha ido haciendo cabezas de playa.
    Es evidente que no pudo con Chile y su economía sólida, a pesar de que Bachelette es socialista. Tampoco pudo con Brasil, una de las cinco economías mundiales, a pesar de que Lula es socialista.
    Son preocupantes estas acciones de política exterior que está llevando adelante el Presidente Chavez porque desdibujan la idea de una social democracia, como alternativa política para el cambio, en los países que él pretende manipular e instalan la sensación de un comunismo fáctico, al que nadie votó y que por lo tanto nadie quiere.

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