sábado, 4 de julio de 2015

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: LA SUSCEPTIBILIDAD LATINA


La susceptibilidad es una de las principales características de nuestra cultura latina. No se nos puede decir nada que no nos guste porque nos hiere en lo más profundo de nuestro ser, aunque se trate de cosas de menor importancia. Aun cuando lo que se nos diga no tenga una mala intención; aun cuando no esté claro que se refiere a nosotros, demasiado fácilmente nos sentimos aludidos y heridos. La explicación a esto, desde el punto de vista psicológico, hay que buscarla en la baja autoestima tanto personal como sociocultural que tenemos.

¿Y por qué tenemos tan baja autoestima? Pues porque vivimos en una tremenda ambivalencia. En el fondo somos conscientes de que lo que se nos critica es muy cierto, pero, por otro lado, tenemos un exagerado e infundado orgullo que no nos permite aceptar que sea cierto. Vivimos a caballo sobre la enorme diferencia que hay entre lo que queremos y aparentamos ser, y lo que somos en realidad. Cuando se nos critica algo siempre tenemos la sensación de que están violando lo que tratamos de esconder. Preferimos pensar que lo que tratamos de aparentar es la imagen real que tenemos ante los demás, sin darnos cuenta de que nuestra realidad es bastante más transparente de lo que pensamos.

Pero a nivel interno de nuestra cultura, así hemos aprendido a convivir. En lo personal, ello nos ha llevado a aprender a desarrollar una gran exquisitez, una especial habilidad para decir lo que hay que decir con enorme sutileza. Si se tratara de clavar clavos, seríamos capaces de clavarlos soplando. Pero precisamente eso mismo nos hace aún más susceptibles, como en un círculo vicioso, porque esa sutileza que aplicamos al decir las cosas, la aplicamos también al escucharlas e interpretarlas.

A nivel social podemos hacer chistes y reírnos de nuestros defectos entre nosotros mismos, pero no soportamos que otras culturas nos señalen lo más mínimo. Los europeos son bastante diferentes, prácticamente opuestos; dicen las cosas claramente, a veces con acritud, pero también saben encajarlas con bastante entereza. Pero cómo sean los europeos no nos afecta mucho; a fin de cuentas, están lejos, y, por eso mismo, la relación con ellos no es muy estrecha. Nuestra relación más estrecha es con los norteamericanos, obviamente.

¿Y cómo son los norteamericanos? Pues son un término medio entre los europeos y los latinos, con la ventaja de que su sutileza para decir las cosas está más cerca de la nuestra que de la europea, y su capacidad para encajar la crítica está más cercana a la europea que a la nuestra. Tradicionalmente son bastante más inocentes y nobles que los europeos y que nosotros. Y, al contrario que los latinos, confían y creen en primera instancia, y solo dejan de confiar cuando se les demuestra que no deben confiar. Y son como son porque se conocen bien a sí mismos. Los latinos somos lo opuesto… también porque nos conocemos bien a nosotros mismos. En el próximo post les explico a dónde quiero llegar con todo esto.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.
Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.
Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.
La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.
Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.
Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro. 


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