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sábado, 22 de octubre de 2016

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: LA DENTADURA PERFECTA



Ha salido al mercado una especie de máscara de dentadura perfecta que fácilmente se coloca sobre la propia dentadura, escondiéndola, y permitiendo lucir una dentadura espectacular. En estos tiempos en que la imagen vale cada vez más; en que la imagen vale más que la propia realidad; en que la imagen lo vale todo, no me cabe duda de que será un éxito. Sin embargo, tengo una reserva, y es que, aunque en casos específicos puede ser útil como puerta que se abre, en vez de cerrarse, para dar a conocer nuestra propia valía general; en la mayoría de los casos servirá, sobre todo, para que descuidemos más nuestra salud dental, a la que damos más importancia por imagen que por salud y funcionalidad.

Varias veces me he referido ya en estos blogs a la tendencia acelerada que tiene esta sociedad occidental moderna a perder su autenticidad y a convertirse simplemente en fachada para que los demás vean lo que queremos que vean, y no la realidad. Me he referido a ello particularmente en algunos blogs dedicados a nuestro comportamiento en las redes sociales. Y no es que tenga nada de malo pretender que los demás vean una imagen positiva de nosotros mismos; al revés, eso es algo bueno, lógico y natural en el ser humano. Lo raro sería lo contrario.

Lo que no es bueno es la falsificación. Siempre consideramos la falsificación como algo negativo, en general, y rechazamos que alguien nos diga que somos falsos, sin percatarnos de que frecuentemente, en algunos casos casi permanentemente, estamos haciendo una falsificación de nosotros mismos. Y es que el problema no es simplemente el engaño a los demás, que suele importar poco, ya que, en la mayoría de los casos no les vamos a cambiar la vida con ello ni a ocasionar perjuicio alguno. El problema es que caemos en el engaño a nosotros mismos, y eso si es grave.

¿Por qué es grave? Pues porque hace que nuestros esfuerzos vayan dirigidos cada vez más a fabricar esa falsa imagen, y menos a recomponer esa fea realidad que es la que nos impulsa a esconderla y a deformarla de cara a los demás y a nosotros mismos. Y es como un circulo vicioso que se retroalimenta, porque lógicamente, al dedicar cada vez menos esfuerzo a recomponer o mejorar la fea realidad, lo más probable es que esta fea realidad siga siendo fea, y cada vez más fea, y que tengamos que dedicar cada vez más esfuerzo a esconderla, y menos a mejorarla.

El resultado final es fácil de imaginar: la fea realidad termina haciendo grandes estragos en nuestra salud mental, en nuestra salud familiar, y frecuentemente también en nuestra salud física. Y no solo eso, sino en nuestra salud social también, porque suele pasar que nos acostumbramos tanto a engañarnos a nosotros mismos, que pensamos que de igual manera engañamos a los demás: pero eso no es así; caemos en contradicciones y en sinsentidos que los demás detectan mucho más fácilmente que nosotros mismos. Al final, la única relación social que se conserva es una falsa relación en las redes a través de una pantalla.
Pero el daño mayor se lo hacemos a nuestra salud matrimonial o de pareja. Sí, aquella persona con la que convivimos cada día y ante la que no podemos esconder casi nada, porque está ahí con nosotros cada día para tirarnos mutuamente a la cara mil y un reproches. Esa es parte de la explicación de tanto fracaso de pareja que se produce en los últimos tiempos. Cuando uno agarra el hábito de la falsificación hasta con uno mismo, es casi imposible ser auténtico al mismo tiempo con la pareja, y sin autenticidad, una pareja está condenada al fracaso, aunque, de cara a la galería, siempre queda el recurso de, para no variar, seguir falsificando la realidad.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.
Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.
Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.
La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.
Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro. 

domingo, 24 de julio de 2016

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: PROYECTO FALLIDO

Imágenes por Compartiendo mi Opinión

Mis inicios en el Hospital Bloom fueron difíciles, aunque, a la vez, mi estancia en él fue muy provechosa, tanto para mí como para los pacientes que tuve el gusto de atender. Como estaba incorporándome, me pusieron con una doctora que cubría el área de psiquiatría infantil, aunque era psiquiatra general. Yo me presenté ante ella tímidamente, y fue evidente que no le agradó tenerme a su lado. En una primera instancia creo que pensó que yo llegaba a sustituirla o a fiscalizarla. Cuando le dije que me estaba incorporando, me respondió a todo pulmón y delante de los pacientes: "¡Ah! entonces usted es gata; una gata".
Así les dicen a los que aún no son médicos (yo lo era, pero aun no reconocida en El Salvador). Me contaron luego las secretarias que eso se escuchó hasta afuera de la oficinita, y no es extraño, considerando que no tenía puerta. Ella llegaba solamente un par de horas al día; en cambio yo pasaba de 8 de la mañana a 2 ó 3 de la tarde allí, por lo que me dio tiempo para conocer a muchas personas, maravillosas algunas, no tanto otras.
La vida laboral en un hospital, es apasionante. Para mí, como psiquiatra infantil en un hospital de niños, más todavía. Observar y analizar el sufrimiento, tanto de niños y padres de familia, como de médicos y enfermeras, unos más indiferentes que otros, fue muy aleccionador. Sospechaba que mis colegas médicos se sentían un poco amenazados por "la doctora que examinaba sin estetoscopio" (así me decían); o sea, la “analiza-pensamientos”, querían decir. Y es que aun para los médicos, la psiquiatría es una especialidad orientada a buscar los locos entre los cuerdos.
Nada más alejado de la realidad; sobre todo cuando se ha hecho una subespecialidad en niños y adolescentes y otra en terapia familiar. Yo sabía algo de en qué consisten las demás especialidades de la medicina. Ellos, en realidad, no sabían nada de en qué consistía la mía. Para los propios colegas médicos la psiquiatría estaba impregnada del mismo estigma que para el resto de la sociedad, y eso era un gran obstáculo para que mi recurso pudiera ser apreciado.
Fue un esfuerzo largo y solitario conseguir que algunos colegas médicos empezaran a comprender, aunque fuera un poquito, que no hay que estar "loco" para recurrir a la psiquiatría. Esta nos proporciona una mirada neutral ante problemas cotidianos de nuestra vida en relación con nosotros mismos, la pareja, amistades, en el ámbito laboral y el ambiente social en general.
Pasado un tiempo se me ocurrió pedir plaza en el Ministerio de Salud Publica, y aquí sí hubo suerte. Como la doctora ya mencionada llegaba a dar consulta a última hora de la mañana, a mi me asignaron la hora más tempranita, lo cual me agradó bastante. Ya con cierta autoridad, lo primero que hice fue negarme a dar consulta, a menos, que le pusieran puerta al cubículo, pues, como ya dije, se oía todo lo que los pacientes estaban hablando, que muchos de los casos se trataba de abusos o violaciones, y en todos los casos, de temas personales y privados. El ser humano tiene derecho a su privacidad siempre, y, en particular en temas de salud; más aun en el caso de la psiquiatría.
Pobres enfermeras; les fue complicado, pero lograron que mandaran ponerme una puerta. Para lo que ya no alcanzó su buena voluntad, fue para ponerme un ventilador, como tenían todos los demás cubículos. Pues tozuda yo, como siempre, pedí autorización para llevar mi propio ventilador y dejarlo allí hasta que decidieran ponerme uno de parte del hospital. Así mismo, empecé a tratar de que nos diesen al menos unas cuatro camas en la sección de hospitalización para los niños víctimas de abuso, ya que hasta entonces la práctica era llamar al médico para "hacer hablar al paciente" (como si de un acusado se tratase), curar alguna lesión, si la había, y "para afuera". A mí eso no me parecía nada adecuado, y yo defendía que cada quien tiene derecho a hablar al ritmo que su alma le permita; y, por supuesto, no arrancaba confesiones del trauma para luego firmar el alta y “afuera”. En alguna ocasión llegué a cuestionar a algún jefe de servicio sobre qué sentiría si yo tratase así a su hija o pariente.
Las pruebas psicométricas que se utilizaban en este centro, eran, casi casi, “de las que trajo Colón en las carabelas". En ellas la mayoría de los niños arrojaban coeficientes intelectuales deficientes; por lo inadecuado de las pruebas, y, además porque la mayoría de pacientes son niños inquietos y, frecuentemente, con problemas de atención. Toda esta situación me invitó a crear una unidad de Salud Mental de calidad y como merecen los niños salvadoreños. Para ello, al salir del hospital, me iba a recorrer embajadas, agencias de cooperación internacional, universidades, etc. para lograr apoyos económicos y técnicos para realizar mi sueño. 
En este tiempo ya había aparecido en el firmamento otro doctor psiquiatra pediatra, que, por alguna razón, no fue aceptado como miembro de la Asociación de Pediatría. Curiosamente, a él sí fue posible habilitarle un cubículo con ventilador. Pasado un tiempo, logré tener un bonito proyecto de Unidad de Salud Mental, y empecé a pedir para la misma un gran cubículo que estaba vacío en el anexo del hospital. El director daba visos de aceptar, pero solo si había consenso de los tres médicos que atendían el área de psiquiatría.
Acá empezó otro calvario. Me ocurrió lo de "la gallinita que se encontró un grano de maíz y quería hacer un pastel con él". Nadie me ayudó a hacer mi proyecto, y menos a buscar recursos; pero lo peor fue que la doctora original, la que me había llamado “gata”, se alió con el nuevo doctor en contra mía, decidiendo dar a éste la dirección de mi propio proyecto, de mi sueño. Me pareció una jugada muy fea, y apele a las autoridades del hospital, pero, como Poncio Pilatos, se lavaron las manos.
Pasé días amargos. Finalmente, y ya sin nada que hacer, llegó el día de firmar el acuerdo para iniciar los trámites de la Unidad. Habiendo ya firmado la colega mujer; nos reunimos el colega varón y yo. Para no firmar, fingí haber tenido un accidente en mi mano derecha, y a solas con el doctor, y con mi mano enyesada, le pregunté: "¿Verdad que a usted ni le interesa esto, y lo hace por quitarme mi sueño?" "Sí" fue su confidencial respuesta. Me quedé con las ganas de golpearlo con la mano enyesada, pero simplemente me fui, y a los pocos días presenté mi renuncia. 
Allí les quedó todo listo para llevar a cabo mi sueño, pero creo que aun ahora, veinte años después este solo existe en un papel mojado y en mi alma. Y es que, por bueno que sea un proyecto, es la voluntad de las personas lo que mueve las cosas. Creo yo, a quien terminaron marginando, era la única que tenía la voluntad y disposición. Es un ejemplo más de por qué las cosas funcionan como funcionan en nuestro país.
Tras ello, me dediqué exclusivamente a mi consulta privada, en la que me fue de maravilla, ya que Dios me dio tan abundante clientela que quejarme no puedo. Allí utilicé pruebas adecuadas, y tenía psicólogas y terapeutas educativas. Qué lástima que solo se beneficiaran aquellos con recursos para pagar un servicio privado, y no la población más necesitada.
¿Y qué pasó con mi sueño? Aún lo tengo en el alma. No considero justo que nuestra niñez Salvadoreña no pueda tener la atención adecuada que merece y necesita. La causa de muchos “ninis”, son dificultades de aprendizaje que no se detectan ni se atienden en forma adecuada. En fin, podría mencionar mil razones de por qué es necesario atender la salud mental de nuestra niñez y sus familias, de una forma integral. En mi corazón  ha quedado  una gran tristeza. Saqué adelante a mis hijos, a mis consultantes… pero no pude ayudar a la niñez salvadoreña porque no me dejaron.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.  

sábado, 9 de julio de 2016

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: CONFESION SOBRE MACHISMO PROFESIONAL


Estando en el Hospital de Niños Benjamín Bloom, allá por el año 1996, y perteneciendo a la Sociedad de Pediatría de El Salvador, por ser la única “Psiquiatra Pediatra” que reunía los requisitos para dicha asociación, se me encomendó, como requisito de incorporación de médico, realizar una investigación. La tarea no fue fácil, pues no contaba con muchos recursos ni económicos ni humanos, aunque debo confesar que sí conté con la ayuda de un psicólogo, y de mi esposo, para hacer las revisiones bibliográficas, armar las encuestas, hacer estadísticas, etc.

Las encuestas las llevé a cabo solita, ya que era la única que tenía derecho de entrar al hospital. La investigación se tituló: EVALUACIÓN DEL CONOCIMIENTO Y MANEJO SOBRE PROBLEMAS DE SALUD MENTAL EN EL HOSPITAL NACIONAL DE NIÑOS BENJAMÍN BLOOM. DEMANDAS EXISTENTES EN EL MISMO. RESULTADOS EXTRAPOLABLES AL MEDIO HOSPITALARIO PUBLICO SALVADOREÑO, Y A LA POBLACIÓN SALVADOREÑA, EN GENERAL.

Fueron tan relevantes los datos obtenidos que se me ocurrió llevarla a la Organización Panamericana de la Salud, que es subsidiaria de la Organización Mundial de la Salud. Debido a su interés, conclusiones y recomendaciones para mejorar la Salud Mental de los centros hospitalarios y en el país en general, la OPS me concedió el honor de publicarla, convirtiéndola así en LA PRIMERA INVESTIGACIÓN SOBRE SALUD MENTAL LLEVADA A CABO EN EL SALVADOR, EN SER PUBLICADA POR LA ORGANIZACIÓN PANAMERICANA DE LA SALUD (O.P.S.).

Se realizó una gran tirada de ellas, en bello papel y con bellas cubiertas. Yo estaba feliz; no tanto por mi éxito, sino por lo que representaba como punto de partida para mejorar la situación de la salud mental. Se me encomendó ayudar a coordinar la entrega de las mismas al Ministro de Sanidad de esa época, a las autoridades del Hospital Bloom y a los miembros de la Junta Directiva de la Sociedad de Pediatría.

Desgraciadamente, y debido a la falta de respuesta e indiferencia de todos ellos, me notificaron que ya no había espacio en las bodegas de la institución, y que debía recoger el material.

Sin desmayar, eso hice y me dediqué a distribuirlas en forma personal a ministerios, organizaciones, y a quien pude. Fueron contados con los dedos de una mano los que acusaron haberlas recibido, incluida nuestra querida Facultad de Medicina de la Universidad Nacional. 

Aún deseando publicitar más la investigación, y también con cierta frustración por alguna felicitación adeudada, me presenté a las oficinas del Hospital Bloom y de la Sociedad de Pediatría para pedirles que publicaran alguna felicitación en algún rotativo, como suelen hacer en caso de otros colegas. Ante las negativas, decidí "apretarme el cinturón" y pagar mi propia felicitación avalada con el permiso de decir que provenía del Hospital.

Algunos me felicitaron, pero muchos se burlaron de que mi felicitación había sido autofinanciada. Ahora, cuando han pasado veinte años de aquello, tengo el valor y el deseo de contarlo y no siento vergüenza de lo que hice; más bien mi vergüenza es ajena y dirigida a todas las entidades que me dieron la espalda por el nulo interés que existía en la salud mental, por ser el éxito de alguien recién llegado, y, sobre todo, por venir de una mujer.
Si volviera a nacer lo volvería a hacer. Lo cuento para que las mujeres recapaciten sobre la situación de machismo imperante en el país, que llega a descalificar a buenos profesionales simplemente por ser “del sexo equivocado”. Ahora que las mujeres empiezan a contar sus abusos; ahora que aun en política somos minoría y descalificadas, valga esta narración para exhortar a todas las mujeres a unirnos, a no criticar a otras mujeres y empoderar nuestras fuerzas, desde donde quiera que estemos: Hogar, escuela, en la política, profesionales en general, a apoyarnos y a no descalificarnos. SOLO LA UNION HACE LA FUERZA.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.  

sábado, 14 de mayo de 2016

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: EL POR QUE DE LOS LIMITES EN LA EDUCACION



       Aunque ya he hablado en alguna ocasión sobre este tema, es necesario abordarlo nuevamente porque entre la juventud actual se pone cada vez más de manifiesto el problema que genera la falta de este criterio en la educación de nuestros hijos. Y no es solo en nuestro país; es general. Ha habido muy recientemente algunos casos en USA que alarman a cualquiera. A modo de ejemplo, adolescentes que trataron de matar a una profesora envenenando su bebida, u otros adolescentes que prendieron fuego a la casa de un profesor. Todo ello pone de manifiesto no solo una simple falta de respeto a la autoridad, sino, sobre todo, una muy preocupante falta de control sobre la frustración. Y se trata de un tema educativo fundamental, porque es el resultado de no poner límites en la educación de nuestros hijos desde muy pequeños.

       Por ello quiero ahondar en las consecuencias de no ser estables y contundentes con las negativas a los hijos, sobre todo en edades muy tempranas de su desarrollo. Cuando el niño está en el útero materno existe una clara delimitación de su espacio; debido a eso, cuando nacen procuramos no dejarlos en espacios grandes (cama, cuna) por si solos sino que les damos "seguridad" con almohaditas que colocamos a su alrededor para que se sientan "seguros". A medida que el niño va creciendo, su espacio también va aumentando, pero la necesidad de marcar espacios también es una necesidad emocional. Las rutinas para alimentarlo, asearlo, dormirlo, sacarlo a pasear, etc., le proporcionan equilibrio y confort, ya que sabe a qué atenerse. Aunque sus conceptos de tiempo no son tan estructurados como en el adulto, si son lo suficientemente claros para que tenga una idea bastante precisa de qué ocurrirá en cada momento de su corta vida.

       Cuando los padres transgreden estos elementales esquemas rutinarios, el niño no sabe qué esperar, y empieza a manifestarse en ellos la tensión, ansiedad y angustia, que, a su vez, descontrolan más a los cuidadores, hasta puntos en los cuales la más pequeña rutina constituye un caos de establecer, ya que ambas partes están alteradas. Esto produce conductas de rechazo o berrinches, con la consecuente molestia de ambas partes. La demanda alterada hace que los niños sean cada vez mas rebeldes, ya que constantemente retan a sus cuidadores para obtener lo que desean y en el momento que lo desean. En vez de ser consistentes siempre con el mismo criterio, a veces accedemos y otras nos rebelamos, lo que produce más rebeldía en ellos. Una rebeldía que es síntoma de inseguridad, ya que nunca saben qué lograrán cada vez, y hasta dónde los padres o madres podrán resistir antes de flaquear y terminar cediendo. 
Si todo esto continúa se termina convirtiendo en el patrón familiar educativo. Nuestros hijos irán creciendo rebeldes (han aprendido el juego de "tal vez me salgo con la mía si tiro de la cuerda un poco más") e inseguros, ya que ante extraños (que no los quiere como sus padres o madres) no saben cómo comportarse y sentirse bien. En estas condiciones es difícil criar buenos hijos, y ciudadanos de bien, ya que buscarán como alterar las reglas sociales para salirse con la suya. Pero, además, el trato con los demás estará marcado con este "tira y encoge". Muchos de los hijos provenientes de este tipo de hogares no encajan en el ámbito escolar y/o laboral.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
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Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.  

sábado, 30 de abril de 2016

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: SOLUCION AL PROBLEMA DE LAS MARAS



       Hay personas que me preguntan qué se puede hacer con el tema de las maras. Supongo que el título ha de atraer a algún que otro político que ande buscando pistas sobre cómo acabar con el angustioso calvario que sufre nuestro país, y que piense que tal vez un profesional de la salud mental tenga la solución en su “bola de cristal”. Siento decepcionarles, porque no tengo tal solución tal y como está la situación actual. La tuve hace quince o veinte años, cuando el problema se veía venir; y no por verlo en la bola de cristal, sino porque ya era más que incipiente, palpable; aunque no tan grave aún, y porque se daban múltiples circunstancias para que tendiera a agravarse si no se hacía nada. ¿Y qué se hizo? Pues eso, nada.

       Y no será porque no traté de advertir y hacer sonar la alarma. Lo hice en televisión; lo hice en la prensa escrita; y, sobre todo, me harté de tocar puertas y de hacer propuestas, siempre con el mismo resultado. No era algo importante, o no había dinero para eso, o, simplemente, lo más habitual, no se encontraba el encargado de turno; llame usted después; regrese usted mañana. Nunca encontré a nadie en la administración pública o en la asamblea legislativa con la más mínima sensibilidad hacia la situación. En todo caso, “era un problema de seguridad, y ya para eso estaba la policía”.

       Con el paso del tiempo la bola de nieve se ha ido haciendo más y más grande, ante lo cual nuestros gobernantes y representantes en la asamblea prefieren ocultar la impotencia callando, o negando, o tergiversando lo evidente; y cuando intervienen al respecto porque el dolor social se hace insoportable, lo hacen para proponer cosas como reeducar a los mareros, o acercarlos a Dios, o, como solución preventiva, leer la biblia en las escuelas. Y lo hacen tan tranquilamente, como quien trata de pegarle a una piñata borracho y con los ojos vendados.

       Para todo eso es para lo que dan nuestros políticos, y eso que cada uno cuenta con numerosos “asesores” pagados por el contribuyente. Habría que preguntarse para qué. Claro, que si los currículums de dichos asesores consisten en ser “chero”, sobrino, cuñada, o amiga de la infancia, la respuesta está clara. ¿Y entonces? Sinceramente, a estas alturas del partido, yo no veo ninguna solución sana viable. La bola de nieve de las maras es ya prácticamente imparable. Los que pueden tratan de irse del País; muchos de los que no pueden también tratan de hacer lo mismo. Políticos y “asesores” no tratan de irse del País; están muy bien en él, y no pueden entender de qué se queja la gente. 
       Pero las sociedades tienen cierto instinto de supervivencia, y llegados a situaciones extremas como ésta, en que las instituciones del estado se muestran absolutamente ineficaces, tanto en obra como en voluntad, no es de extrañar la aparición de grupos clandestinos que traten de hacer la guerra por su cuenta para defender a la sociedad. Cuando estos grupos actúan y la noticia se hace pública, la gran mayoría de los ciudadanos de bien tratan de disimular en público lo que celebran en su interior. El disimulo público responde a la duda sobre si es ético o no. La celebración interior es una reacción natural del ser humano cuando se ve atacado, acorralado, angustiado e indefenso, y siente que alguien hace algo en su favor.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
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Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro. 

sábado, 23 de abril de 2016

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: EDUCACION MIXTA

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En la actualidad cada vez son más los colegios que contemplan la educación mixta, e incluso algunos de los que eran exclusivos de un género están empezando también a incorporar la enseñanza mixta, más los masculinos que los femeninos. El modelo de educación separada ha sido causa y a la vez consecuencia de la clara separación de roles entre hombre y mujer que ha imperado en nuestra cultura. La actual tendencia a la enseñanza mixta es también causa y consecuencia de la inevitable tendencia a la equiparación de roles.

         Los partidarios de la educación separada (y por eso es que los femeninos tienden a ser más conservadores) han tenido como uno de sus argumentos fundamentales el temor al contacto con el sexo opuesto a edades tempranas. Y no se puede negar que existe algún riesgo de consecuencias indeseadas, pero tampoco se puede negar que al finalizar la etapa escolar las consecuencias indeseadas tienden a suceder mucho más frecuentemente entre los que tuvieron educación separada, que entre los que la tuvieron mixta.

         Y es lógico; no se puede tapar el sol con un dedo. La inclinación al conocimiento del género opuesto es una tendencia natural del ser humano que se despierta desde la pubertad, o antes incluso, y que se ve muy limitada en la educación separada. Cuando desaparece la limitación, esa inclinación  lleva a los jóvenes, de una forma brusca, a un terreno que no conocen, y para el que, a lo sumo, sólo recibieron, si acaso, alguna mínima preparación teórica.

Pero el problema se incrementa en la actualidad debido a que la tecnología sirve en bandeja en forma virtual aquello que se obstaculiza en la vida real, de modo que no es necesario esperar al final de la etapa escolar para entrar de lleno y sin freno en un terreno que se debió ir conociendo poco a poco. Las relaciones con desconocidos a través de las redes sociales pueden ser fuente de riesgos mucho más profundos incluso que la experiencia sexual precoz con algún compañero.
         El conocimiento entre hombre y mujer no se puede basar en la teoría si no va acompañada del conocimiento que da la convivencia cotidiana, que debe empezar desde la misma adolescencia, porque la vida es convivencia entre hombres y mujeres; y el medio escolar es un marco idóneo para ello. Mediante la adecuada educación de la sexualidad se evita el riesgo de consecuencias indeseadas permanentemente; mediante la educación separada se evita sólo provisionalmente; y con las redes sociales, ni siquiera eso.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
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Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.