Por Dra. Margarita Mendoza Burgos
Si nunca escuchó hablar de Fortnite es que no tiene hijos…
Se trata de un videojuego relativamente nuevo -fue lanzado en 2017- que en poco tiempo ha logrado tanta aceptación en los jóvenes que ha llegado a crear una peligrosa adicción.
De repente, todas las otras actividades, incluso dormir, quedan en un segundo plano por dedicarle horas y horas frente a la consola.
Por todo eso es necesario que los padres limiten las horas de juego de Fortnite a sus hijos. Desde recién nacidos, los niños necesitan tener rutinas adecuadas y no caos en su cotidianidad.
No en vano la Organización Mundial de la Salud considera al Fortnite como una enfermedad. Es un juego más creado por expertos para producir adicción y hacer gastar.
Desgraciadamente estas "drogas" pasan por alto los controles de lo bueno y malo. Son creados por profesionales para ser adictivos. Tienen todos los ingredientes: son cortos, gratifican y crean interés y deseos de seguir jugando hasta que el tiempo se vuelve interminable. Por él, los niños dejan de hacer deporte, las tareas del colegio y otras actividades. Peor aun cuando no están en la consola lo que hacen es entrar a YouTube y ver videos de las partidas de los especialistas, llamados gamers. Es decir, una sobredosis de Fortnite.
Por tratarse de algo de moda, todo aquel que no juegue Fortnite corre el riesgo de ser excluido o marginado, ya sea directa o indirectamente, pues suele ocurrir que todos los temas de conversación de un grupo giran en torno al juego. Por lo tanto, jugar es “pertenecer”. Por eso es importante educar bien a nuestros hijos, de manera que no caigan fácilmente en este tipo de actividades creadas para hacer a las personas cada vez más compulsivas. Estos juegos son drogas enmascaradas, como lo son los celulares para muchos. Muchos padres están perdiendo la guerra con los inventores de formas de sacar el dinero de forma fácil, pues si bien el juego es gratuito incita a comprar otras cosas al tiempo que juegas.
Cuanto más soledad hay en los hogares, más facilidad existe para ser esclavos de estas modas. Si no hay comunicación, cada vez somos más autómatas que usamos tecnología de forma adictiva, peligrosa y como sustituto de las relaciones de verdad.
Muchos padres, a modo de castigo, dejan varios días sin Fortnite a sus hijos. Es una buena medida, si eso se pactó de antemano. Pero también es saludable que uno predique con el ejemplo y deje de hacer algo: fumar o ver tantas novelas, para demostrar que se puede luchar contra los acechadores de mentes inmaduras y tontas.
Se estima que hay más de 130 millones de usuarios y que provoca una adicción en quien lo juega que no puede parar. Así, hay cientos de casos de niños que han bajado sus notas por dedicarle demasiado tiempo al juego, incluso hasta no dormir. Y el mejor ejemplo es el caso del futbolista francés Ousmane Dembele, del Barcelona, que pasaba la noche entera con el Fortnite y luego llegaba tarde - o faltaba- a los entrenamientos de su club por quedarse dormido en las mañanas.
Hay que ser vigilantes y quitarle el Fortnite a la hora de dormir, lo mismo cuando no sea la hora que se les permite jugarlo. En algún artículo he hablado sobre crianza, disciplina, diálogo, pero si no ha hecho nada de eso tendrá que dar alguna nalgada y soportar unos cuantos berrinches. El premio será tener hijos educados, que les interesa aprender, jugar sanamente. La televisión ha sido "el Fortnite” de muchas familias por un gran tiempo y aun continua siéndolo en muchos hogares. Preste atención a su vida y mejore todo aquello que pueda.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
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Titulaciones
en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y
Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.
Mi
actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos
direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica
privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de
comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de
extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su
tradicional estigma.
Fui
la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en
ejercer dichas especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente
he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas,
Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o
Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de
U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo
acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la
Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el
campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde
compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.
La
tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y
teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del
mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia
regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes
que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos
acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.
Trato
de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a
la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos,
porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más
convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su
vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el
ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo
adulto o se independizó, e incluso después.