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lunes, 10 de octubre de 2016

Hoy 10 de Octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental

Por Compartiendo mi opinión
El 10 de Octubre es el Día Mundial de la Salud Mental (World Mental Health Day), para sensibilizar al público acerca de los problemas de salud mental.

El Día de la Salud Mental, ha sido establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), con el propósito de cambiar nuestra forma de ver a las personas que padecen enfermedades mentales.

En todo el mundo hay unos 400 millones de personas que sufren trastornos mentales, neurológicos u otro tipo de problemas relacionados con el abuso de alcohol y drogas. Algunas de las enfermedades mentales más comunes son la esquizofrenia, Alzheimer, epilepsia, alcoholismo, depresión, entre otras.

Cuando hablamos de trastornos mentales, hacemos referencia al pensamiento humano y todas sus funciones, las cuales pueden desmoronarse, como un castillo de arena y verse afectadas por diferentes enfermedades que pueden aparecer en cualquier momento de la vida, desde que somos niños hasta la vejez. Es importante que sepamos que ninguno de nosotros es inmune a los trastornos mentales, no importa en que país vivamos o si somos ricos o pobres.

En los países desarrollados, las personas con discapacidad mental, a pesar de que hoy en día cuentan con más apoyos y programas de rehabilitación para integrarlos a la vida social, luchan todo los días por salir adelante en medio de todo el rechazo al que se enfrentan. Por otra parte, en los países en desarrollo, la pobreza, el abandono y la marginación son los denominadores comunes que enmarcan las enfermedades mentales, y aunque cada vez hay más y mejores tratamientos para la enfermedad mental, en estos países se tiene poco acceso a este tipo de atención.

La Organización Mundial de la Salud, trabaja para lograr una mejora de la calidad de vida de las personas que tienen una enfermedad mental, así como de sus familiares y de todas las personas de su entorno. De igual manera, su objetivo es que la atención médica llegue cada día a más personas y que seamos conscientes que aquellos que padecen enfermedades mentales necesitan menos exclusión, menos discriminación y más ayuda para poder desarrollarse y vivir mejor.

La salud mental no es sólo problema de unos pocos (un 12% de la población mundial) si no que es un problema que nos concierne a todos y cada uno de nosotros. No solo el que padece la enfermedad es el que sufre las consecuencias, sus familiares sufren igualmente los efectos de estas patologías.

Las cifras disponibles muestran que, en las Américas, la mayoría de los niños que necesitan atención de salud mental no reciben el tratamiento necesario. 

Desde una perspectiva financiera, está claro que el tratamiento temprano de niños y adolescentes puede reducir los costos de la atención en años posteriores así como también los costos sociales, por los comportamientos antisociales que pueden ser resultado del fracaso del tratamiento en la temprana. 

Además, el suicidio en los jóvenes es un problema de salud mental generalizado y es la tercera causa de muerte entre los adolescentes en todo el mundo, según esta investigación. El abuso de sustancias en adolescentes también es un problema mundial. 

La Organización Panamericana de la Salud - OPS está trabajando con los países para elaborar programas especiales para niños y adolescentes. La elaboración de estrategias apropiadas que enfoquen a la salud mental de los niños, además del mejoramiento de los servicios especializados puede tener un impacto positivo muy fuerte.

sábado, 8 de octubre de 2016

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: DESASTRES NATURALES

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos

Me encuentro en Florida, donde un poderoso huracán está azotando desde hace bastantes horas, y lo seguirá hacienda por bastantes horas más, la costa Este del estado. El ojo del huracán pasa en estos momentos muy cerca de la zona donde me encuentro. Puesto que no puedo hacer otra cosa, es un buen momento para escribir; para reflexionar y escribir. Veo por la ventana impresionantes cortinas de lluvia, y tremendas ráfagas de viento meneando árboles. Nunca había vivido tan de cerca un huracán de esta fuerza, aunque sí he vivido otras catástrofes naturales en El Salvador.

Mañana, cuando todo esto haya pasado, podrán verse de cerca multitud de árboles caídos, áreas inundadas, cientos de miles de hogares sin energía, e innumerables daños en casas y edificios. Daños todos ellos materiales, casi siempre reparables, que serán reparados en poco tiempo. Lo que probablemente a penas habrá, si es que hay, será pérdida de vidas humanas, siempre irreparables. E inevitablemente me pregunto cuál sería el resultado si este mismo azote natural pasase en El Salvador. Mi memoria me lleva a las dos catástrofes naturales que viví en El Salvador en los últimos veinte años: el huracán Mitch de 1998, y los terremotos de 2001. Y me lleva también a los daños materiales, y sobre todo humanos que causaron.

Es obvio que cada azote natural es particular y diferente a los demás, y no tan fácilmente son comparables, pero es obvio también que los azotes naturales de gran magnitud provocan la pérdida de muchísimas vidas en ciertas partes del mundo, y de pocas vidas en otras partes del mundo. He aprendido también que en los países donde provocan menor perdida de vidas, en algún momento de la historia era diferente, pero de algún modo han sabido superar la desgracia y aprender, trabajar y organizarse para que la desgracia del pasado no se repita en el futuro. Sin embargo, en otras zonas del mundo las desgracia del pasado se repite en el presente, y, triste es decirlo, se repetirá en el futuro.

Siempre oigo a los gobernantes de estos países, El Salvador entre ellos, decir que no hay recursos para afrontar la crisis con prontitud, ni, mucho menos, para prevenirla. He oído a expertos en economía explicar que la tal falta de recursos viene motivada, en gran medida, por la enorme deuda externa que tienen nuestros países con los del primer mundo, que les mantiene atados de manos. Y no pretendo discutir la validez de tal teoría, pero es que me recuerda mucho a la situación de la vendedora de un puesto callejero cualquiera en el centro de San Salvador, por ejemplo, que compra su mercadería con algo de dinero prestado de los prestamistas que hacen de ello su negocio cobrando elevadísimos intereses, de modo que la vendedora no puede más que pagarlos, “subsistir”, y volver a pedir prestado para seguir “subsistiendo”.

Y es que si se investiga un poquito más en la administración del dinero de muchas de estas personas puede verse que, pese a los altos intereses, el dinero que ganan da, normalmente, para algo más que para subsistir, pero usan ese dinero en cosas absolutamente prescindibles en vez de reinvertirlo en mercadería para no tener que pagar intereses, o , simplemente, en educación, y poder crecer doblemente de esta manera. Lo mismo pasa con el dinero que se recibe de remesas o de cualquier otra fuente. Pedir dinero prestado está bien si es con la intención de crecer, pero de alguna manera nos hemos acomodado a pedir prestado no para crecer, sino simplemente para subsistir; se ha convertido en una forma de vida que no nos permite mejorar ni afrontar emergencias, y que no nos lleva a ninguna parte. Ni para atrás ni para adelante.
De la misma manera funcionamos como sociedad y como estado. Si se toma en cuenta lo inútil e infructuoso de muchísimo del gasto público, por no mencionar otros vicios característicos como la corrupción y saqueo de arcas públicas, y se añade a ello, y como consecuencia, el mínimo o nulo interés en pagar impuestos por parte de los demás, comprenderemos por qué nunca tenemos recursos para afrontar o prevenir emergencias o desastres. Y si además consideramos nuestra maña cultural de fiar todo a la voluntad de Dios, o de confiar todo al falso optimismo de que “todo va a salir bien”, comprenderemos también que esto no va a cambiar tampoco en el futuro. No tenemos derecho a hablar de desastres naturales. Son simplemente azotes naturales. Somos los humanos quienes evitamos el desastre, o los convertimos en desastre. Se trata, en definitiva, de desastres humanos.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro. 

sábado, 1 de octubre de 2016

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: LOS PSICÓPATAS

Dentro de los trastornos mentales la psicopatía, en mayor o menor grado, es uno de los más comunes, aunque, a la vez, de los menos reconocidos; tal vez por el desconocimiento de su significado, de su contenido. A veces hemos escuchado referirse a alguien como un psicópata, y nos suena como a algo parecido a estar loco, o algo así. De hecho, mucha gente tiende a resumir los diferentes trastornos mentales en una sola palabra; estar loco.

Sin embargo, la psicopatía, más que como un trastorno mental, cabría considerarla como un trastorno social de la personalidad del individuo. Me explicaré para que se entienda bien clarito. El psicópata es, básicamente, la persona que no atiende ni considera los valores o los intereses generales y comunes, ni las reglas o las leyes que buscan el bien común. En cambio, crea sus propios valores y sus propias reglas con base a sus intereses particulares, estrictamente personales, sin considerar el interés de otros, o el interés social; frecuentemente, ni siquiera el interés o el derecho de sus familiares o seres cercanos.

El psicópata muestra un fuerte comportamiento antisocial, y, al mismo tiempo suele ser abierto, desinhibido, seductor y envolvente en su relación con los demás. Nótese que esto no es una contradicción. No confundamos ser social con ser sociable. El psicópata tiende a ser sociable por su carácter abierto y fácil relación con los demás, pero al mismo tiempo es antisocial porque siente poca o nula empatía por los demás, y porque no considera los intereses o los derechos de los demás sino solo sus propios intereses y sus propias reglas.

Precisamente su carácter abierto y sociable suele ayudarle no solo a pasar inadvertido como psicópata, sino a crearse una imagen positiva ante los demás, y a ganarse su confianza. Sin embargo, como suele decirse, es solo una piel de cordero que esconde un lobo dentro de sí. Y es que el psicópata siente muy poca o nula empatía por los demás, y muy poca o nula sensación de remordimiento o arrepentimiento. Sus muestras de pesar o de alegría por asuntos de otras personas suelen ser pura actuación, y suelen ser buenos actores.

Pero el mayor problema con los psicópatas es que sus únicos valores son aquellos que benefician su interés personal, lo que significa que tenderá a satisfacer su interés personal sin importarle lo más mínimo el perjuicio que con ello le esté ocasionando a otros, a veces incluso, insisto, a familiares o seres cercanos. Es común, por tanto, que tras ganarse la confianza de los demás, tienda a aprovecharse de ella en su interés. Cualquiera que se interpone en sus pretensiones se convierte en su enemigo y objeto de su odio, y tenderá establecer alianzas y a fabricar bulos para desacreditarla y quitarla de en medio de la forma que sea.

El psicópata tiende a ser obediente con las leyes siempre que vea que desobedecerlas entraña alto riesgo, pero es una obediencia basada absolutamente en el temor, y para nada en el respeto a la misma. Y es que, en el fondo, la única ley que el psicópata considera es su propia ley con base a sus propios intereses, por lo que si ve la posibilidad de burlar las leyes o los derechos ajenos sin ser descubierto, lo hará sin el más mínimo recato ni remordimiento.
Naturalmente que este trastorno se da en diferentes grados, desde leve hasta muy severo, y frecuentemente combinado con otros trastornos y otras manifestaciones; pero ahora que sabe cómo es básicamente un psicópata, seguro que le han venido a la mente más de dos o tres personas conocidas, posiblemente incluso algún familiar; y puede ser que hasta usted mismo, aunque le cueste reconocerlo. Pero probablemente le han venido a la mente infinidad de políticos. Sí, en este gremio es donde más abundan los psicópatas. Y no es extraño; la personalidad sociable del psicópata le ayuda a ganarse la confianza de la gente que le va a votar. Después, desde una posición de poder le es más fácil burlar, adaptar o deformar las leyes de interés común para satisfacer sus intereses personales.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.


Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro. 

domingo, 28 de agosto de 2016

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: LA LIBERTAD Y EL BURKINI



       No Es un conflicto que se esté dando en El Salvador, ni veo probable que vaya a darse; pero es que a veces siento la necesidad de hablar de algo que no tenga que ver con El Salvador, porque hablar de El Salvador me agota tanto como hablarle a la pared, cuando veo que, de todos modos, ni para atrás ni para adelante. Bueno, eso es lo que solía ver, porque ahora veo que para atrás sí. Y no solo me agota, sino que me produce tristeza; así que voy a trasladarme lejos.

       El conflicto del burkini se da fundamentalmente en Europa, donde la población inmigrante de origen musulmán es más abundante. Para los no familiarizados con el concepto, explico que el burkini es como comúnmente se está llamando a esta prenda de baño diseñada particularmente para mujeres musulmanas, y, como es fácil suponer, el término viene de la fusión de “burka” y “bikini”. Como la cultura musulmana manda que la mujer debe tener todo su cuerpo tapado en público, era muy difícil para estas mujeres disfrutar de las playas o piscinas como cualquier mujer occidental, teniendo que usar su aparatosa vestimenta tradicional. Además, el uso de la misma es vista como símbolo de opresión machista y religiosa (aunque es más de lo primero que de lo segundo), lo que en Europa es inaceptable, y en Francia, incluso prohibido.

       Siendo esto así, a alguien se le ocurrió diseñar una prenda de baño que ofreciese suficiente comodidad, y, al mismo tiempo, tapase todo el cuerpo. El invento parece haber tenido aceptación entre la población femenina musulmana porque permite acercarse al disfrute del baño en público, sin faltar al precepto cultural del cuerpo tapado, y, supuestamente, sin incumplir la prohibición del burka. Aparentemente es un pasito adelante en la integración de la mujer musulmana en la cultura occidental.

O al menos, esa debió ser la intención, porque en los liberales países europeos, y en particular en la super liberal Francia, donde la población musulmana es muy numerosa, y donde ya era controvertida la prohibición desde hace unos años del burka en los espacios públicos, no lo ven de la misma forma, sino que ha sido interpretado como una reafirmación de los restrictivos valores de la cultura musulmana en medio del país ícono de la libertad, del “vive y deja vivir”, y una estrategia para violar la mencionada prohibición. Y este conflicto cultural ha alcanzado otro punto culminante cuando miembros de las fuerzas de seguridad han despojado, o hecho despojarse a unas mujeres de su burkini en una playa; no todo, sino parte de él, claro.

Resulta más que contradictorio que en el país de la libertad esa libertad exista solo para los valores de la mayoría, y no para los de la minoría no tan minoritaria. Las autoridades francesas defienden que lo que prohíben no es una vestimenta en sí, sino la opresión y falta de libertad que esa prenda simboliza, según su apreciación. Puede que tengan razón en la misma, y derecho a luchar contra la falta de libertad en su país, pero usar la falta de libertad para ello me suena muy contradictorio. Es como pegarle a un hijo para “enseñarle” que no debe pegar a sus compañeros. Las estrategias que usan en el país de la libertad son similares a las que usan en países islámicos de sobra conocidos por restrictivos. Los extremos se tocan.

La libertad es un concepto un tanto subjetivo; demasiado subjetivo diría yo. La libertad no se impone; la libertad se siente; se vive. Y no se siente o se vive por el simple hecho de que te la den, ni mucho menos por el hecho de que te la impongan. Las autoridades del país pionero de la libertad deberían saberlo muy bien, pero no lo saben. La libertad se educa desde que se nace, o desde que se es pequeño; y solo en esas condiciones se es capaz de usar, de sentir y de vivir con plenitud y de hacer adecuado uso de ella.

En la medida en que una persona haya sido educada por más tiempo en la falta de libertad más difícilmente sabrá integrarse después a la misma. Muchas mujeres musulmanas envidian la libertad que disfrutan las occidentales, pero pocas se atreven a probarla aunque la tengan en la mano; incluso no muchas transmitirán a sus hijas eso que está ahí pero que no conocen. Miedo a lo desconocido. Que te impongan algo, aunque sea la libertad, no deja de ser una imposición más a las que la mujer musulmana ya está acostumbrada… solo que a la libertad ni siquiera está acostumbrada.
Puede que Francia tenga su derecho a tratar de combatir preceptos culturales trasnochados, pero esa no es la forma. Partiendo de que la libertad se educa desde pequeños, hay que educar en las escuelas y tener paciencia y esperar al menos una generación. Y tomando en cuenta que en muchos casos la educación en la escuela entrará en fuerte conflicto con la educación en el hogar, que tratará de perpetuar dichos valores, no hay garantía de que la siguiente generación sea capaz de vivir y sentir la libertad; algunas mujeres sentirán una gran inseguridad. La integración será completa en la segunda generación. O eso, o el conflicto social.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.


Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro. 

domingo, 14 de agosto de 2016

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: LAS RAZONES DE LOS TERRORISTAS




       En los últimos meses el mundo entero ha vivido sobrecogido debido a múltiples acciones terroristas en distintas ciudades del mundo, que han ocasionado gran cantidad de víctimas, y que parecen definir una situación de guerra que al mundo le costará cierto tiempo reconocer, porque es un tipo de guerra nada convencional, diferente a las guerras que hemos conocido antes o que la Historia nos ha enseñado. Diferentes formas, diferentes armas, pero, a fin de cuentas, la misma intención, y los mismos resultados.

Aparentemente el Estado Islámico está detrás de todas estas acciones, pero en realidad, ese vínculo entre el Estado islámico y la autoría de algunas o bastantes de estas acciones es un tanto confuso. El Estado Islámico tiene un ejército para hacer la guerra a nivel local, pero no lo necesita para hacer la guerra a nivel internacional; le bastan pequeños comandos, pequeñas células establecidas en todas partes; le bastan incluso personas radicales aisladas, o ni siquiera eso. Y la pregunta que surge es ¿Cómo es posible que con tan escaso recurso se pueda hacer tanto daño y tener atemorizada a la población mundial?

En primer lugar ha habido cierta pasividad por parte de las autoridades de distintos países afectados, cosa entendible, dado el factor sorpresa, No es la forma tradicional de entender la guerra, y pasará un tiempo hasta que nos demos cuenta de que se trata de una guerra, solo que “de otra manera”. En segundo lugar, la cobertura mediática que se da a estas acciones no pretende fomentarlas, por supuesto, pero indirectamente lo está haciendo. No pensemos que todos nos horrorizamos ante tales acciones; para algunas personas, cada vez más y más, dichas acciones son vistas como heroicos actos victoriosos que tenderán a ser emulados. ¿Cómo es posible que haya gente que lo pueda ver así? Esa es una pregunta lógica para una mente sana y normal, pero… aquí vamos al tercer punto, el principal.

Personas dispuestas a acabar con su vida ha habido siempre, por múltiples razones, normalmente razones personales. Actualmente, además de razones personales, hay cada vez más razones sociales. Personas que cada vez se sienten más segregadas, desplazadas y marginadas por cuestiones raciales, culturales, o de personalidad; personas crecidas en ambientes desestructurados, con o sin medios económicos, pero sin valores sólidos, y sin un sentido de vida o un ideal que perseguir; personas, además, desengañadas de gobernantes y políticos corruptos y sin respuestas ni propuestas; personas jóvenes casi siempre buscando ideales que no encuentran (los más adultos manejan estas cosas de otra manera); personas que permanente ven, a través de los medios de comunicación y de las redes sociales, lo “felices” que son todos los demás, y ellas no se sienten identificadas. Personas, en definitiva, sin control de la frustración, en las que germina un odio hacia esa sociedad en la que no encajan, o que, simplemente no es como ellos quieren.

Tradicionalmente, las personas dispuestas a acabar con su vida se disparaban un tiro en la cabeza, se tiraban desde un puente, o ingerían doscientas pastillas. Ahora parecen haber descubierto que no es difícil morir matando, y cada vez más eligen ser abatidos por las fuerzas de seguridad después de haber hecho mucho daño a la sociedad a la que odian. ¿Y qué tiene que ver todo esto con una guerra, o con el Estado islámico? Pues que el Estado Islámico es quien representa hoy por hoy esa guerra contra Occidente, esa intención de dañar o destruir la sociedad occidental. Por eso hay bastantes jóvenes occidentales que inexplicablemente van a unirse a sus filas, a veces directamente; a veces actuando en solitario y sin un vínculo directo, pero respondiendo al llamado del IS de hacer todo el daño posible a la sociedad occidental.

La supuesta radicalización de estos jóvenes no es real, sino solo aparente. Normalmente ni practican ni siquiera casi conocen el Islam, aun cuando en bastantes casos son de origen musulmán. La radicalización de estos jóvenes no es hacia el Islam, sino en contra de la sociedad occidental que les hace daño. A veces incluso actúan de forma totalmente independiente y sin responder al llamado del Estado Islámico (les llaman lobos solitarios), y el estado Islámico simplemente saca provecho de sus acciones para hacer pública su fortaleza; por eso digo que el vínculo del IS con muchas de estas acciones terroristas es confuso.
Pero aún hay más. Estas personas sin valores sólidos, con baja autoestima y nulo control de la frustración son tremendamente susceptibles al protagonismo y a la fama que ofrecen los medios de comunicación. A sus ojos importa solo la fama y el protagonismo, aunque sea solo un momento de “gloria” (confunden fama con gloria); no importan las razones o los méritos para conseguirlo. Por ello tanta gente se desnuda o hace tantas estupideces por ese “momento de gloria”. Cuando alguien está dispuesto a acabar con su vida, hacerlo a la manera tradicional resulta absolutamente intrascendente; haciéndolo mediante terrorismo consigue al mismo tiempo devolver a la sociedad ese daño que siente que ha recibido de ella, y crear su “momento de gloria”, su granito de arena en la historia. Esto es algo que tenderá a generar más y más víctimas en el futuro próximo, y a tener en vilo a las sociedades occidentales y a sus fuerzas de seguridad, como si de una guerra se tratara.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.