sábado, 3 de marzo de 2012

Las nuevas siglas que rigen la economía global actual

Tomado de Foreign Policy

Por Joshua Keating

MIKT, NORC, TIMBI… ¿Qué significan todas esas siglas?

Cuando el economista de Goldman Sachs Jim O'Neill puso a las economías emergentes de Brasil, Rusia, India y China el nombre de BRIC en 2001, no fue consciente de que estaba creando un importantísimo nuevo término geopolítico, que incluso los propios países protagonistas convertirían en una alianza formal (la "S" se añadió cuando Suráfrica se unió a ellos en 2010.) Y probablemente tampoco se dio cuenta de que estaba creando toda una nueva industria casera del acrónimo. Presentamos una guía a la actual sopa de letras de la economía global.

BASIC

Quiere decir: Brasil, Suráfrica, India, China

Creado por: Los propios países

Por qué: El grupo BASIC surgió en la conferencia sobre el cambio climático de 2009 en Copenhague para presentar una contrapropuesta que estableciera más obligaciones sobre los países ricos para que éstos redujeran sus emisiones de carbono. La cooperación se prolongó en posteriores rondas de conversaciones sobre el clima en México y Suráfrica.

MIKT

Quiere decir: México, Indonesia, Corea del Sur (South Korea, en inglés), Turquía

Creado por: Jim O'Neill

Por qué: O'Neill no se durmió en los laureles tras el enorme éxito logado por la creación de la marca BRIC. A comienzos de 2011, presentó MIKT, argumentando que el término “mercados emergentes” para describir a estos países había dejado de ser útil. Pero no se puede decir que haya arraigado igual de bien.

NORC

Quiere decir: Países de las costas del Norte (Northern Rim Countries), es decir, Canadá, Rusia, Escandinavia y el norte de Estados Unidos.

Creado por: El geógrafo de la Universidad de California /Los Angeles Laurence Smith

Por qué: Smith cree que el acceso a las rutas de navegación abiertas por el derretimiento del hielo del Ártico, combinado con los abundantes recursos petroleros y de gas natural, convertirán a los países del Ártico en las potencias cruciales de finales del siglo XXI.

PIGS

Quiere decir: Portugal, Italia, Grecia, España (Spain)

Por qué: No está claro quién acuñó este apelativo tan poco favorecedor, que agrupa a las economías europeas con peores resultados, pero su uso se generalizó durante la crisis del euro y en ocasiones pasa a deletrearse como “PIIGS” para incluir también a Irlanda.

TIMBI

Quiere decir: Turquía, India, México, Brasil, Indonesia

Creado por: El profesor Jack Goldstone, de la Universidad George Mason (EE UU)

Por qué: Goldstone sostiene que el crecimiento económico de Rusia y China se vería obstaculizado por la disminución de la población en edad de trabajar, de modo que sería más exacto situar a India y a Brasil junto a países que pueden presumir de tener economías y poblaciones en crecimiento.

El Tequila: las marcas preferidas de esta creciente industria mexicana. Salud!!!

Tomado de Las Mejores Marcas en Mexico

El Top 3 de los Tequilas

Don Julio

Cuervo Tradicional

Herradura Reposado

El tequila es la bebida mexicana por excelencia. Quizá el mayor arquetipo de los mexicanos en el mundo es un mariachi vestido de charro jalisciense y bebiendo tequila. El tequila es una bebida alcohólica elaborada a partir de la fermentación y destilado del jugo extraído del agave, en particular, el llamado agave azul. Al corazón de esta planta, semejante a una gigantesca piña, se le denomina también "mezcal", que en náhuatl quiere decir "la casa de la luna", para significar el meollo, la esencia, el centro.

Para llamarse tequila, el licor debe estar elaborado en México y contener al menos 51% de agave, aunque los tequilas más puros son 100% agave. El nombre es una "denominación de origen controlado" y que designa al licor elaborado en determinadas regiones de México, en especial en las inmediaciones de Tequila y Amatitán, Jalisco.

De acuerdo con el Consejo Regulatorio del Tequila, la industria tequilera en México es responsable de abastecer las 834 mil toneladas de agave que se requirieron en parte de 2008 para la producción de más de los 231 millones de litros de tequila destilados.

Más de quinientos ejecutivos mexicanos consumidores de tequila expresaron su opinión sobre las diecisiete marcas más importantes en esta categoría. El 71% dice no ser leal a una única marca, sino elegir dentro de un conjunto de seis marcas en repertorio (en promedio), aquellas para las que encuentra alguna ventaja. Sin embargo, cuando un entrevistado se vincula a una marca le otorga dos veces más dinero que a las otras en su repertorio y tres veces más que a las otras que conoce.

La marca favorita entre los ejecutivos es Don Julio, logrando vincular a uno de cada tres. Le siguen Cuervo Tradicional (25%) y Herradura Reposado (24%). Poco después están 1800 (8%), Cazadores Reposado (8%), Reserva de la Familia (7%) y Centenario (7%). Los motivadores principales de vínculo son tener una buena opinión de la marca, pensar que sabe más rico, gustarle que le vean tomándola y amarla o adorarla.

El mapa de dinamismo muestra que las marcas líderes entre ejecutivos tienen el impulso suficiente para seguir siendo las estrellas del momento. En la mente de los entrevistados, las marcas de tequila se aglutinan en tres grupos.

En el primero están las marcas percibidas como atractivas, diferentes, para momentos especiales y mejor sabor: Don Julio, Reserva de la Familia, 1800, Siete Leguas, Centenario y Tres Generaciones.

En el segundo grupo están las marcas consideradas más vanguardistas, más populares y con mejor publicidad: Sauza, Cuervo Especial, Cuervo Tradicional y Cazadores Reposado. Herradura Reposado ocupa una posición intermedia entre estos dos grupos.

Jimador, Cabrito y Casco Viejo forman el tercer grupo, percibidos como aquellas marcas para la fiesta, mejor precio y siempre disponibles.

Criterios considerados por Harvard para admitir a sus estudiantes de MBA

Tomado de The Wall Street Journal



The Wall Street Journal nos ofrece una ilustradora entrevista donde Dee Leopold la Jefa de Admisiones de la Universidad de Harvard da a conocer los criterios de selección de su prestigiosa escuela de negocios

Por Melissa Korn

Dee Leopold, como muchos de sus ex compañeros de la Escuela de Negocios de Harvard, pasa mucho tiempo sacando cuentas. Pero en vez de analizar estados financieros, estudia los puntajes de exámenes de admisión, además de otros criterios, para, año tras año, armar una clase de estudiantes de MBA bien balanceada.

Dee Leopold es la jefa de admisiones y ayuda financiera del programa de MBA de la Escuela de Negocios de Harvard.

Leopold es directora de admisiones y ayuda financiera de la Maestría en Administración de Empresas de la Escuela de Negocios de Harvard, de la que se graduó en 1980. Aunque no revisa cada una de las más de 9.000 solicitudes de admisión, sí lee los formularios de inscripción de los 1.800 candidatos que son invitados para una entrevista, y ayuda a reducir esa lista a la mitad antes de enviar cartas de aceptación.

Leopold conversó con The Wall Street Journal acerca de la forma en que Harvard decide quién entra al programa y lo que realmente importa en una solicitud de ingreso a una escuela de negocios. A continuación, extractos editados:

WSJ: ¿Cuánto tiempo dedica a cada postulación?

Leopold: Como mínimo 10 minutos, pero si contamos todas las veces que vuelvo a los formularios y los reviso nuevamente, media hora más o menos. Leo todo más de una vez. Para cuando he acabado con las entrevistas, entro en un estado casi de hibernación; necesito un quiropráctico.

WSJ: Los candidatos cuentan quiénes son a través de sus ensayos. ¿Qué importancia tienen para usted?

Leopold: Creo que la gente sobreestima el papel de los ensayos en la solicitud. Son muy útiles para el candidato y son un muy buen punto de partida al momento de la entrevista, pero no aceptamos a la gente por sus ensayos.

Hay ensayos que empiezo a leer y me dan la impresión de que estoy en medio de una novela muy bien escrita. No necesito algo demasiado dramático. Algunas veces el reto en los ensayos es ser honesto y claro. Eliminar la jerga puede ayudar.

WSJ: ¿Hay olas de respuestas que suenan repetitivas?

Leopold: Hubo un tiempo en que los postulantes creían que cuando les pedíamos que nos contaran tres logros en su vida, tenían que darnos uno profesional, uno personal y otro de servicio comunitario. No sé de dónde sacaron esa idea.

WSJ: ¿De quién le gusta ver recomendaciones?

Leopold: Tenemos una pregunta que dice: "Por favor describa la crítica constructiva más importante que haya hecho al postulante". Si la persona puede responder esa pregunta, quiere decir que conoce al candidato lo suficientemente bien. Uno no ofrece críticas constructivas a extraños. Las mejores recomendaciones tienen muchos verbos. Dicen: "Hizo esto", en vez de una lista de adjetivos que describen al candidato.

WSJ: ¿Alguna vez duda sobre sus decisiones de admisión?

Leopold: Claro, este proceso no es perfecto. Somos como un doctor de pueblo que ve a muchos pacientes. Rechazamos cualidades no deseadas que serían tóxicas para nuestra comunidad. Nos gusta pensar que nuestros detectores de arrogancia son muy efectivos. Buscamos confianza, pero con humildad.

WSJ: ¿Qué quiere ver cuando una persona vuelve a inscribirse?

Leopold: Tiene que haber un equilibrio entre presentar la misma solicitud que no funcionó la primera vez y cambiar absolutamente todo como si hubiera tenido una experiencia sobrenatural que lo ha convertido en una personal totalmente distinta. Muchas veces, los postulantes que vuelven usan la misma base, pero con la visión de otro año de madurez y criterio.

WSJ: La gente revisa el perfil de los que fueron aceptados para el programa más reciente para más o menos determinar si encaja en el programa. ¿Ve alguna tendencia de quiénes son los postulantes y de quiénes ya están estudiando?

Leopold: El perfil del grupo seleccionado es más un resultado que algo que planeamos. No tenemos un molde. Veo más gente con antecedentes de emprendedor y tenemos más ingenieros. Siempre hemos tenido una mezcla sana de nacionalidades, aunque se está volviendo más difícil clasificar a una persona según su pasaporte. Este año vamos a incorporar algunas preguntas a los candidatos que son admitidos: ¿Cuántos han participado en la creación de una empresa? ¿Cuántos han trabajado fuera de Estados Unidos? Son datos que quizá no estén incluidos en su experiencia laboral más reciente, que es como hemos captamos una clase en el pasado.

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: VEJEZ, PROBLEMA PARA LA FAMILIA?

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos


Quizás nunca como ahora se ha planteado la vejez como un problema para la familia, pero la situación de cada vez más ancianos pone de manifiesto una aparente problemática que, si no es más evidente, es porque aún conservamos cierta conciencia sobre lo vergonzoso de su esencia; aunque si cada vez es más aparente, es porque cada vez se va perdiendo más dicha conciencia.

Probablemente la causa del problema tiene una doble dimensión. Por un lado ese rechazo surge como consecuencia de los valores fundamentales de la cultura occidental actual, como el dinero, el poder, la productividad, la capacidad de trabajo, la eficacia, la imagen, la fuerza, el sexo, la diversión desenfrenada... precisamente aquellos inasequibles para la tercera edad.

Al rechazo asociado a no poder estar a la altura de lo que dichos valores exigen, se une el rechazo a verse obligado a dedicarles una atención que nos restaría tiempo y energía para dedicarlo precisamente a esos valores que actualmente motivan a esta sociedad, mencionados anteriormente. Y si ello es cada vez mayor motivo de desatención a los hijos, no puede extrañar que lo sea con los ancianos.

Por otro lado, muchísimas personas afrontan esta etapa de su vida de una forma negativa y mentalmente poco saludable, y eso dificulta también la integración de los ancianos en la familia. En muchos casos eso es consecuencia de una falta de planificación y preparación para ello; en parte por no existir cultura de la planificación, y en parte porque es difícil que surja el estímulo para esa planificación cuando se entra en esa etapa sin asumirla, y no se asume porque se siente rechazo a ella, rechazo que, regado por la propia cultura y sus valores, ha germinado y crecido a lo largo de todas las etapas previas de la vida.

Asociada a la falta de planificación para la vejez está otra causa que suele dificultar la convivencia de los ancianos con la familia, y es la interferencia que en ocasiones provocan las personas mayores en el modelo educativo de los hijos. Debe tenerse claro que el modelo educativo y su aplicación y supervisión es entera responsabilidad de los padres. Los abuelos pueden ser excelentes aliados en esta tarea respetando y apoyando el modelo de los padres, pero boicotearlo o desacreditarlo es muy perjudicial para los hijos y suele traer conflictos.

A veces hay otra dificultad añadida para dicha integración, basada en una mala relación familiar durante las etapas anteriores, que no hace muy atractivo para la familia el acogerles. Situaciones de abandono, desatención o abuso de los hijos hacen que en la siguiente etapa de la vida éstos no sientan mayor nivel de compromiso del que sus progenitores sintieron tiempo atrás con ellos. O bien, el que la mala relación haya sido con la familia política suele suponer también un obstáculo para la integración.

La sana integración de los ancianos en la familia es lo natural, lo recomendable, y lo deseable, pero no necesariamente va a suceder por esa razón si no se dan las circunstancias propicias. Se han apuntado algunas causas que dificultan esa integración, causas en las que absolutamente todos, incluso los ancianos, debemos reflexionar.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

www.dramendozaburgos.com

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma. Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después. Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.

viernes, 2 de marzo de 2012

Con la izquierda o con la derecha… hablemos de política

Tomado de Long Island al Día

Por Jesús Ríos – Editor

Hace unos días, me encontraba dialogando en casa de un profesional del área, en una charla amena, llena de anécdotas, pero sobre todo, con identidades claras respecto de posiciones políticas, que confrontábamos con los discursos de los candidatos republicanos a la nominación para optar por la presidencia de EE.UU.

El diálogo fluía positivamente, hasta que manifesté, mis coincidencias con la izquierda política. Solo bastó que se escuchara esa denominación, para que a partir del momento, mi interlocutor se empeñara en contradecir lo que platicaba y en colocar, sin explicación alguna, sus posiciones lo más apartadas posible, de las que yo expresaba.

Entendí, que solo con tolerancia, podía salir con un amigo más de esa conversación, pero recordé, un buen ejercicio que iniciamos hace algunos años con el Ingeniero Luis Montes Brito, de intercambiar conocimientos políticos, con sinceridad y apartados de color , bandera o discurso preestablecido.

Ese ejercicio, resultó ser la base de una amistad que crece con el tiempo y que se nutre del respeto y la admiración que se desprende de la verdad y la tolerancia.
Con este escrito, reanudamos, aquellos diálogos…..

——————————————————

Apreciado Luis:

Los conceptos de izquierda y derecha -nacidos con la Revolución Francesa- como analizadores de la posición política, luego de más dos siglos han caído en una franca confusión de sus referentes. Tanto la izquierda tradicional, que pretende moderar su discurso para ser aceptable por los sectores medios y altos del electorado, como la derecha histórica que ha lavado sus textos en una suerte de populismo para lograr adeptos entre los sectores más desprotegidos. La contemporaneidad puede observar de qué manera se están traslapando los discursos y se hace muy difícil poder discernir quien está a la diestra de quien, a la par que la clásica siniestra se ha mimetizado con los discursos de la derecha.

La confusión de las ideas, resulta en la miseria de la ideas

En una rápida y breve historia de la participación política, es posible señalar qué, en el Antiguo Régimen, el número de personas que procuraban ocupar el poder político o, al menos orientarlo, estaba limitado a los círculos palaciegos. Desde de la Revolución Francesa no cesa de aumentar el número de personas que pretenden designar a los gobernantes y determinar lo que sea el bien común. El proceso de crecimiento culmina en el primer cuarto del siglo XX con el permanente acceso de las masas a la política. Se trató de una participación alterada por las manipulaciones de la opinión y por las técnicas representativas, muchas veces engañadoras; pero, estafadas o no, las sociedades se politizaron, es decir, se fragmentaron en posiciones colectivas ante la cosa pública. Incluso, los más alejados del ágora, en su intimidad, toman partido. En la actualidad se observa una paradoja, mientras la inmensa masa de la población considera a la participación política como una perversión, ocurre un hecho paradojalmente curioso. Ante posibles elecciones abiertas o, con el “sistema de lemas”, presentan su candidatura hasta uno de cada 30 ciudadanos en condiciones de inscribirse..

En la actualidad, no sólo la historiografía cae en ese dislate de ingenuidad intelectual, sino que también lo hacen los pueblos y los politólogos.
Para estimular adhesiones, los partidos afirman valores propios, a la vez que se los niegan a sus adversarios. Los respectivos portavoces y clientelas multiplican las consignas de los líderes, tanto estas sean críticas o apologéticas. En el último tercio del siglo XX fue difícil encontrar un ciudadano occidental que no contemple su política nacional como un enfrentamiento de valores y contravalores, o sea, en términos morales de buenos y malos, una relación de antagonismo y agonismo.
Ese talante tan generalizado, y no carente de fundamento, afecta también a los politólogos, que tienden a explicar la dicotomía derecha e izquierda con tácitos o expresos juicios de valor, por ejemplo, el comunismo es terror, el capitalismo es explotación.

Asimismo, tanto para los definidos como de “derechas”, como para los del anodino “centro”, las izquierdas son materialistas y ellos son idealistas. Lo mismo ocurre a la inversa. Y ambos tienen razón, la izquierda es materialista por definición, aunque no por ello sus planteos no estén rebalsados de utopías. De la misma manera, la derecha puede ser definida como idealista a partir de su asociación con poderes sobrenaturales, aunque a nadie en su sano juicio le costaría reconocer que el pragmatismo con que se rodea no es una forma de expresión materialista en el orden de la generación de bienes financieros y económicos. Es decir, derechas e izquierdas no tienen la exclusión de los atributos “idealista” y “materialista”, en tanto y cuanto cualquiera de las dos expresiones políticas hacen uso -y abuso- de tales características y, además, todo depende de cómo sean definidas previamente, ya que cada uno de esos atributos pueden ser leídos de diferente manera por distintos filósofos políticos.

A fin de poder enfocar el tema desde una perspectiva no ya neutral, sino solo con pretensión empírica, hay que proceder a una “metanoia” intelectual, a una renuncia a los sentimientos habituales y a los prejuicios arraigados a fin de interpretar los datos y elaborar una tipología política estrictamente racional. Hay, en suma, que situarse en un nivel cero de emotividad y partidismo. Si no se logra el giro mental de considerarse metódicamente sin compromiso, será imposible abordar la delimitación de la derecha y de la izquierda políticas sin caer en alguna forma de loa o de diatriba.

¿Cómo caracterizaríamos hoy a la derecha y a la izquierda en un mundo globalizado, en donde por ejemplo EE.UU, es el principal socio comercial de China? Para tratarlo se debe desencarnar lo científico y acudir a una ardua meta intelectual.
El siglo XXI encuentra al mundo en un vacío de ideas, y no como consecuencia de las predicciones de los futurólogos; es que pareciera que las ideas se han convertido en miserables. Hechos y no palabras, pareciera ser la consigna del momento. No se sabe muy bien si lo que impera es la ideología de la miseria (Proudhon, 1846), o la miseria de las ideologías (Marx, 1847).

Izquierda y Derecha desde la perspectiva internacional

El sociólogo Robert M. MacIver] anotó en The Web of Government (1947). Traducción del inglés:
“La derecha siempre es el sector de partido asociado con los intereses de las clases altas o dominantes, la izquierda el sector de las clases bajas económicamente o social, y el centro de las clases medias. Históricamente este criterio parece aceptable.
La derecha conservadora defendió prerrogativas, privilegios y poderes enterrados: la izquierda los atacó. La derecha ha sido más favorable a la posición aristocrática, a la jerarquía de nacimiento o de riqueza; la izquierda ha luchado para la igualación de la ventaja o de oportunidades y por las demandas de los menos favorecidos. Defensa y ataque se han encontrado bajo condiciones democráticas, no en el nombre de la clase pero sí en el nombre de principio; pero los principios opuestos han correspondido en términos generales a los intereses de clases diferentes.

Algunas claridades

Se conoce como derecha al segmento del espectro político asociado a posiciones conservadoras, capitalistas, religiosas, liberales o bien simplemente opuestas a la izquierda política. Engloba por tanto a corrientes ideológicas muy diversas cuya separación puede ser tajante, dependiendo de que consideren prioritaria la defensa de la patria (nacionalismo, patriotismo) o de que ante todo busquen el mantenimiento del orden social establecido (tradicionalismo, conservadurismo). En oposición a la izquierda política, el sector más liberal enfatiza el libre mercado por encima del intervencionismo de las administraciones públicas y busca potenciar valores y derechos individuales, frente a posiciones colectivistas o estatistas, mientras que el sector más conservador es partidario del encuadramiento colectivo en estructuras rígidamente jerarquizadas y disciplinadas.

La derecha más moderada se suele calificar como centro-derecha, mientras que la más extrema se califica como derecha radical, extrema derecha o ultraderecha, a éstos últimos términos, la propaganda izquierdista le ha dado una connotación peyorativa negativa.

El término tiene su origen en el lugar donde se sentaban en el parlamento francés surgido tras la Revolución francesa en el que los monárquicos, los conservadores de la época que apoyaban el Antiguo Régimen, se sentaban siempre en el lado derecho y los liberales en el izquierdo. Esta definición es obviamente obsoleta, el significado se refiere ahora al espectro ideológico.

Corrientes

La derecha es una orientación política difícil de definir, si la queremos definir como un solo concepto uniforme. La derecha política es más que una alianza estratégica de dos grandes corrientes ideológicas de la Historia Universal Contemporánea.

Nacionalismo

El nacionalismo es una ideología y un movimiento social y político que surgió junto con el concepto de nación propio de la Edad Contemporánea en las circunstancias históricas de la Era de las Revoluciones (Revolución industrial, Revolución burguesa, Revolución liberal) desde finales del siglo XVIII. También puede designar al sentimiento nacionalista y a la época del nacionalismo.
Como ideología, el nacionalismo pone a una determinada nación como el único referente identitario dentro de una comunidad política; y parte de dos principios básicos con respecto a la relación entre la nación y el estado:
El principio de la soberanía nacional: que mantendría que la nación es la única base legítima para el estado. El principio de nacionalidad: que mantendría que cada nación debe formar su propio estado, y que las fronteras del estado deberían coincidir con las de la nación.

Patriotismo

Es el sentimiento que tiene un ser humano por la tierra natal o adoptiva a la que se siente ligado por unos determinados valores, cultura, historia y afectos. Es el equivalente colectivo al orgullo que siente una persona por pertenecer a una familia o cofradía.

Demócrata cristiano

Es una ideología política que busca aplicar los principios del cristianismo (a menudo el catolicismo en particular) a las políticas públicas. Esta ideología surgió en el siglo XIX en Europa , y continúa teniendo influencia en Europa y Latinoamérica.
En la práctica política, la Democracia Cristiana es considerada de derecha en asuntos morales y culturales y de izquierda en temas laborales y económicos. Aunque en muchas ocasiones la democracia cristiana ha aceptado la efectividad del liberalismo, y comparte la idea de la reducción de impuestos con la intervención social, con el fin de acabar con la injusticia social. Por esa razón es frecuente encontrar partidos democristianos en la centro-derecha.

Conservadurismo

Una primera faceta de la derecha política será la que defienda la preservación del orden social establecido, abogando por la protección de la moral los valores tradicionales y la libertad del individuo. Ésta es más conocida como la ideología conservadora: conservar los procesos que le sirven a la patria y prescindir de los que la degradan. También queda englobada dentro de esta categoría la democracia cristiana, cuyos partidos defienden la preservación de los valores y la moral cristianas frente al laicismo y al anticlericalismo.
Es importante señalar que el conservadurismo no se opone, por lo general, a los avances tecnológicos, sino más bien a nuevas formas de pensar en cuanto a política y sociedad se refiere.
Estos ideales comúnmente tienden al proteccionismo, como medida de defensa del país pobre ante el rico. Asimismo la derecha aboga por la propiedad privada (que el individuo tenga posesiones propias) considerándola como única medida del progreso de un país.
Los partidos de derecha también defienden el orden institucional antes que la organización voluntaria, ya que se entiende como único medio para que la gente pueda emplear sus derechos, pueda tener una vida próspera y digna, en paz.

Conservadurismo democrático

Corresponde a aquella derecha que cree en la bondad de la tradición, aceptando a la democracia como medio adecuado para conseguir el fin último de la actividad política, el bien común. En Chile y otros países, de tendencias cristianas y moral en similar sentido, predominantemente católica. Considera que el orden social está por sobre la libertad individual. La igualdad es rechazada, salvo en el plano ontológico donde es defendida.

Tradicionalismo

Es la tendencia a sobrevalorar la tradición en cuanto al conjunto de normas y costumbres heredadas del pasado. Se trata de una postura conservadora frente a los cambios, ya sean de pequeña o gran magnitud. Cuando un cambio es de gran magnitud se le denomina revolución. Por lo que los tradicionalistas son considerados contrarrevolucionarios o reaccionarios.

Liberalismo

Por otro lado, también se considera derecha a las diferentes formas de liberalismo que defienden el libre mercado y los derechos individuales ya que los liberales ven en el libre cambismo una integración mundial. Este apoyo por el mercado se suele traducir en una crítica al intervencionismo económico y social del Estado, considerándolo negativo. En otras palabras: según la derecha liberal el Estado no tiene que recortar libertades a las personas para hacer “justicia”.
Cree correcto hacer que prevalezca este tipo de libertad.

El liberalismo surge a finales del siglo XVIII, de la mano de Adam Smith y su obra La riqueza de las naciones. En ella, se defiende que el motor de la economía y del progreso social se halla en el individualismo. Una persona está mucho más motivada a trabajar si saca beneficio propio (“si el panadero nos ofrece pan, no es por su bondad”, nos recuerda irónicamente). Si partimos de esta premisa, llegamos a la conclusión de que la mejor manera de hacer crecer el país es ofreciendo libertad al individuo, para que desarrolle todo su potencial. El Estado no tiene que poner obstáculos a la libertad, al desarrollo de la persona en todo el espectro de posibilidades desde bienes a otros aspectos variados
En otras palabras, no tiene que intervenir en la economía. Es el “Laissez faire” (dejar hacer) del capitalismo.
Como podemos comprobar, esta doctrina se halla en las antípodas del socialismo (igualdad antes de nada; para lograrla, el Estado debe intervenir. Teóricos como Karl Marx criticaron al liberalismo y al capitalismo por las desigualdades sociales que generaría.

Capitalismo

Es un sistema económico (y por tanto también interactúa con sistemas sociales) en el que los seres humanos y las empresas llevan a cabo la producción y el intercambio de bienes y servicios mediante transacciones en las que intervienen los precios y los mercados.
Surgido en Europa en el siglo XVI y concebido al menos, de tres formas diferentes dependiendo del énfasis en la consideración de ciertas características como determinantes o intrínsecas desde enfoques respectivamente políticos, culturales y sociales, sin que esto implique una exclusión mutua de las diferentes definiciones.
En cada caso existe una referencia en el origen etimológico de la palabra capitalismo a la idea de capital, y estas referencias son codependientes: quienes crean o adquieren capital permanecen como propietarios (capitalistas) durante el proceso de producción; la rentabilidad del capital invertido en un libre mercado de productos y servicios es el eje central de la vida económica.

Imperialismo

Es una actitud adoptada por un estado para pretender colocarse por encima de otros estados o comunidades. El imperialismo moderno suele referirse a la actitud de algunas potencias, principalmente europeas y Estados Unidos de América, desde la Edad Moderna hasta el proceso de descolonización tras la Segunda Guerra Mundial; y más específicamente, incluso con el nombre Era del Imperialismo, utilizado por la historiografía, al periodo que va de 1871 a 1919, en que se produjo una verdadera carrera para construir imperios, principalmente con el llamado reparto de África. A ese periodo se refieren dos de los textos más importantes que fijaron el concepto: Imperialism, a study, de Hobson, y El imperialismo, fase superior del capitalismo, del ideólogo marxista y líder bolchevique Lenin. Hay que mencionar que, imperialismo y colonización, son términos parecidos pero no iguales, ya que pueden ser confundidos, y tomarse como sinónimos. En el proceso histórico se puede advertir que no son lo mismo.

Actualidad

Por tanto, la derecha no se definiría en un solo partido, sino en varios. El motivo de esto es que los partidos de derecha surgen de premisas distintas, es decir, el conservatismo defiende los procesos de protección del mercado del país, y el liberalismo parte de la idea de que el librecambismo ha de ser la solución. Esto es más que claro en países donde éstos partidos permanecen totalmente atípicos entre sí.
Cabe resaltar que la realidad política actual es muy compleja. Siempre ha sido difícil definir “derecha”. Por ejemplo, existen derechas ultraconservadoras, pero a la vez anticapitalistas (es el caso de la extrema derecha -Frente Nacional, de Jean Marie Le Pen-). A su vez se ve el caso del liberalismo de Estados Unidos que apoya las medidas librecambistas y el mismo Capitalismo. En países como Rusia o Ucrania la derecha ha ganado mucho peso e influencia desde la Desintegración de la URSS en 1991, sin embargo, en países como EEUU la derecha está estabilizada. Actualmente los siguientes países latinoamericanos son gobernados por partidos de derecha:
* Chile, con Sebastián Piñera, del Coalición por el Cambio (, Centro-derecha, liberalismo, conservadurismo, liberal conservador, liberalismo económico, conservadurismo democrático, humanismo cristiano )
* Colombia, con Juan Manuel Santos, del Partido de la U (, Uribismo, Derecha, Conservadurismo, liberal conservador, Neoliberalismo)
* México, con Felipe Calderón Hinojosa, del Partido Acción Nacional (Centro-derecha, humanismo cristiano, liberal conservador, y nacionalismo)
* Honduras, con Porfirio Lobo, del Partido Nacional de Honduras (Derecha, humanismo cristiano, conservadurismo, hondureño, y nacionalismo, conservadurismo democrático )
* Panama, con Ricardo Martinelli, de Cambio Democrático, (Centroderecha, Liberalismo Progresista, Social liberalismo)

En el caso de Europa, los siguientes países son gobernados por partidos de los diferentes espectros de la derecha, casi todos liberales, conservadores, liberal conservador, conservadurismo democrático, humanista cristiano.
* Alemania, con Angela Merkel, del CDU, (, Centro-derecha, humanismo cristiano, conservadurismo, liberal conservador, neoconservadurismo ).
* España, con Mariano Rajoy, del PP, (, Centro-derecha, humanismo cristiano, conservadurismo, liberal conservador, liberalismo, conservadurismo democrático ).
* Francia, con Nicolás Sarkozy, del Unión por un Movimiento Popular, ( Centro-derecha, liberalismo, conservadurismo, liberal conservador, gaullismo, conservadurismo democrático ).
* Reino Unido, con David Cameron, del Partido Conservador y Unionista, (, Centro-derecha, conservadurismo, liberalismo, liberal conservador, humanismo cristiano, unionismo, euroescepticismo moderado, conservadurismo democrático ).

Posicionamiento habitual

Las diferencias entre las distintas corrientes de derecha no permiten un tratamiento homogéneo, ya que abarcan un espectro muy amplio, tanto en lo social como en lo político, con gran cantidad de ideologías políticas: desde posturas liberales y laicas a actitudes religiosas integristas, desde el apoyo firme a Israel a la crítica de raíz antisemita, desde posturas nacionalistas a otras globalizadoras. La derecha moderada es conocida por coincidir en su crítica al multiculturalismo y al relativismo moral, su defensa de la democracia liberal y de la civilización occidental. En los países de tradición judeocristiana, la derecha moderada también se caracteriza por su defensa de los preceptos judíos o cristianos, si bien suelen asumir con naturalidad la separación entre Iglesia y Estado. La derecha es muy extensa, con gran cantidad de ideologías políticas variadas y diferentes.

El complejo de la inferioridad

En numerosas lenguas el vocablo que designa a la izquierda anatómica ha padecido connotaciones negativas. Hay culturas donde la mano izquierda está reservada para menesteres indignos. La condición de zurdo ha sido considerada como una anomalía y una presunción axiológicamente desfavorable. El término latino siniestro adquiere en la prosa contemporánea una significación moralmente negativa, que es la preferentemente heredada por algunas lenguas romances y entre ellas, por el español, donde prevalece la acepción de perverso, oculto, para lo siniestro (Falcón, 1997); quizás sea esa la razón de que se fuera imponiendo el eufemismo “izquierda”.

A pesar de tan adversa tradición semántica, los posthegelianos reivindicaron su condición de izquierdistas. Y en Francia, los herederos de la Revolución procedieron a una progresiva dignificación del izquierdismo: “la gauche divine”, tarea a la que se incorporaron diferentes socialismos, incluido el marxista. En la guerra de las palabras y de las ideologías, los autodenominados “progresistas” descalifican a los tachados de derechistas como reaccionarios, defensores de privilegios inicuos, y adversarios de la justicia social. Llegados a este extremo, cercano a lo satánico, algunos acusados empezaron a rechazar la condición de derechistas para adoptar otras denominaciones -aún no totalmente desprestigiadas- por la ofensiva retórica de sus adversarios: conservadores, populistas, democristianos, centristas, etc.
Así se ha llegado a la situación actual, que es la desaparición de la denominación “derecha” en la nomenclatura de los partidos políticos. Pero la cuestión no es sólo nominal: el complejo de inferioridad moral que los socialismos consiguieron inocular a sus oponentes llevó a estos a posiciones izquierdistas en lo que consideraron marginal al modelo de libre mercado, como en el plano de la cultura exquisita.

De tal forma se ha arribado a la paradójica situación actual: hay centro, izquierda y extrema izquierda; pero nadie se dice de derecha. Esto es una especie de hemiplejía política. Y, además, aparece la paranoica huida de los liberales hacia un supuesto centro para escapar de la proscripción verbal dictada desde la izquierda. Una primera aproximación a la definición de la derecha sería la posición política en la que nadie quiere ser situado. Claro que si esta fase dialéctica concluyera con la total desaparición de la derecha nominal, empezaría otra similar contra el centrismo como derecha vergonzante o encubierta. Es la humillación de cambios de nombre, hipocresías, enmascaramientos, concesiones y entregas a que se condenan quienes padecen esto que se puede definir como complejo de inferioridad política de identificación.

La práctica usual de caracterización de la derecha y la izquierda consiste en adscribirles -como es obvio- valores diferentes. Resulta casi imposible alejarse de esta recurrencia judicativa a ser considerado mejor que el otro, ya que es consubstancial al quehacer político. Pero tal metodología axiológica no es neutral, debido a que los valores se ordenan jerárquicamente, e inclinarse a favor de unos suele implicar la afirmación de una superioridad o inferioridad con respecto a los de la orientación contraria. Además, cada valor enfrenta a su opuesto y, adjudicar uno positivo sugiere carencias en quien no lo posee. En fin, los valores afectados en este caso son fundamentalmente morales y les es consubstancial la gradación que va desde lo óptimo hasta lo pésimo pasando por lo mejor, lo bueno, lo mediocre, lo malo y lo peor. Suele ocurrir que caracterizar a las corrientes políticas según sus contenidos axiológicos es abandonar la neutralidad para incidir en la diatriba o la loa, ya tácitas, ya expresas.
Es un lugar común que el valor predominante de la izquierda sería la igualdad, mientras que en la derecha primaría la jerarquía. Esto es una traslapación de posturas que contraponen otro par de valores, el de la libertad y el del orden.

La igualdad de los individuos humanos no es un ideal, ni siquiera una utopía, es una falsedad puesto que no hay dos hombres idénticos ni biológica, ni intelectual, ni moral, ni técnicamente. Sólo es factible la igualdad de oportunidades; pero este objetivo, que tiende a superar discriminaciones injustificadas y ocasionales, es un lugar común de los programas partidarios. La pretensión izquierdista de encarnar la demanda de igualdad de oportunidades es tan carente de fundamento objetivo como la de monopolizar el calificativo de “progresista”, según la antigua retórica soviética. En una arenga o en un artículo partidista tales manipulaciones del lenguaje suelen ser consideradas como corruptelas tolerables; pero a nivel teórico no. La igualdad de oportunidades no la niega nadie. Otra cosa es la dificultad de imponerla a causa de la intrínseca historicidad del individuo humano y la imposibilidad de anular la temporalidad y espacialidad en que se encuentra todo lo materialmente concreto.

Por otro lado, la igualdad de oportunidades no se produce espontáneamente, ha de ser impuesta, y tal decisión requiere un poder, o sea, jerarquía. No sólo no hay contraposición efectiva entre libertad y jerarquía, sino que ésta es condición de aquélla. Y en el fondo aparece la inevitable autoapología. Unos valores son estimados como superiores a otros, y situarse en tal campo suele equivaler a elogio y crítica. El sometimiento a una jerarquía no es inicialmente grato, mientras que la afirmación de la igualdad entraña cierto narcisismo.
Y los datos históricos no corroboran esta interpretación. La primera izquierda propiamente dicha, la de la revolución francesa, no cesó de atribuirse la búsqueda de la igualdad; pero dio lugar a la dictadura de un grupo de los privilegiados jacobinos. Y el presunto salvador de la revolución que se devoraba a sí misma, Napoleón, creó la suntuosa aristocracia familiar y militar del Imperio en la Francia metropolitana y en las naciones vencidas: reyes, príncipes, grandes duques, y títulos innumerables.
Un abismo de desigualdad separaba al pueblo de las nuevas aristocracias revolucionarias. Similar fue el curso de la revolución soviética: al grito de igualdad se constituyeron, en Rusia y en los países satélites, la “nueva clase” y la “nomenklatura”, tan alejadas de las bases como la nobleza zarista. Y al liquidarse la Unión Soviética, esa clase privilegiada ha sobrevivido, aún más enriquecida, gracias al corrupto proceso de privatización de empresas públicas. La potencia que Lenin condenó por explotadora de los trabajadores, los Estados Unidos, ¿no ha engendrado más desigualdad real que la que existía?. Una cosa es lo que se predica y otra lo que efectivamente se hace. Clasificar a los movimientos políticos por sus declaraciones programáticas o sus consignas propagandísticas es un ingenuo criterio nominal, no sociológico ni político.
Transportar la oposición derecha-izquierda a los valores de libertad-igualdad tampoco resulta esclarecedor porque ni los datos históricos, ni el análisis teórico confirman tal contraste. La derecha contrarrevolucionaria del siglo XIX era más bien absolutista, mientras que la izquierda era libertaria y enarbolaba, sobre todo, el primer término de la famosa trilogía de 1789.

Tampoco el análisis conceptual confirma el supuesto contraste, porque libertad e igualdad no se oponen: existen liberales igualitarios y no igualitarios, del mismo modo que hay demócratas igualitarios y autoritarios (ejemplo de estos últimos fue el socialismo real). La igualdad es un valor relativo que supone una previa estratificación, mientras que la libertad es un valor absoluto referible a cualquier nivel social; no se oponen, ni excluyen, sino que son compatibles y complementarios.

Cruzando el plano ético con el histórico, se ha dicho que la derecha y la izquierda representarían dos actitudes ante la justicia. Aquélla pretendería conservar lo justo ya obtenido, mientras que ésta siempre trataría de avanzar hacia cotas más altas de justicia. Esta interpretación no está respaldada por la experiencia. La izquierda de la revolución francesa empezó aniquilando el orden establecido, lo que desembocó no solamente en anarquía sino -lo que es peor- en injusticias. No fue diferente la revolución soviética. Posiblemente, la meta era más justicia; pero la realidad fue la contraria.
Exagerando el panegírico, se ha afirmado que la derecha es el egoísmo interesado y la izquierda el altruismo filantrópico. Pero tal interpretación no es una caracterización, sino una dogmática descalificación de la derecha, ya que el altruismo es socialmente el bien, mientras que el egoísmo es el mal. Un examen sereno de la historia contemporánea de Europa y Latinoamérica no justifica tal demonización partidista. El más elemental balance de nuestro pasado ¿dónde situaría a un supuesto o real Imperio del mal?. ¿En el más o menos derechista Occidente o en el Este, suprema encarnación del izquierdismo?. Sin apasionamientos se lo puede ubicar en ambos lados geográficos, es decir, el mal no es patrimonio de unos, como tampoco lo es el bien.
Son falsos los dilemas entre orden y justicia, entre jerarquía y libertad, entre libertad e igualdad, entre conformismo e inconformismo, entre egoísmo y altruismo, como lo son todos los análogos entre tradición y ciencia, entre conservación y progreso, entre individualismo y solidarismo, entre nacionalismo y cosmopolitismo. Esas dicotomías de grandes polisemias no son mutuamente excluyentes, ni coinciden con las derechas y las izquierdas históricas. Más, se apoyan en peticiones de principios morales donde un término es el bueno y el otro el malo. Dos siglos de tal dialéctica han creado conflictos sociales; pero escasa luz lógica.

Quizás los demagogos y sus escribas continúen con tales manipulaciones; pero el estudioso debe repudiarías por ideológicas en el peor sentido del vocablo, es decir, por no científicas. Es preciso abandonar la pretensión moralista, atrayente para el activista de barricada y buscar una conceptualización, una distinción objetiva y empírica a la vez, compatible con el dinamismo de esta época.

Este texto consultó diferentes autores y puede considerarse una Monografía



Tasa de desempleo europea alcanza su máximo nivel en 15 años

Tomado de The Wall Street Journal

La tasa de desempleo en la zona euro llegó a su nivel más alto en 15 años, mientras que la inflación se aceleró inesperadamente.

El desempleo subió a 10,7% en enero frente a 10,6% en diciembre. La agencia de estadísticas de la Unión Europea Eurostat calcula que hay 17 millones de personas sin trabajo en la región.

Una menor disponibilidad de empleos no alivió la presión sobre los precios al consumidor. La tasa de inflación interanual subió en febrero 0,1 punto porcentual a 2,7%, según Eurostat, muy por encima de la meta de 2% del Banco Central Europeo.

La mezcla de alto desempleo e incremento de precios, cuando alcanza niveles extremos, es una pesadilla para los bancos centrales.