Tomado de Revista Ñ
Vida y obra: León Tolstoi
Si
sólo fuera por La guerra y la paz (1869), Tolstoi estaría en el gran panteón
literario junto con Shakespeare, Dante y Cervantes. Pero si le quitaras esa
épica novela de su obra, con todo lo que queda, aun sería uno de los más
importantes cuentistas y novelistas de la historia humana. Y sin embargo, hacia
el final de su vida Tolstoi sintió que todo fue por nada. La gloria literaria
no le sirvió para apaciguar su alma. Nacido aristócrata, luchó en la guerra de
Crimea, fue libertino y terrateniente, pero terminó siendo un profeta de
la no violencia, influyendo directamente a Gandhi.
POR ANDRÉS HAX
León
Tolstoi —o en todo caso su obra, ya que murió en 1910, con 82 años de edad— es
como un enorme bosque. Se puede delimitar su circunferencia, se podrían contar
todos los árboles que contiene y decir qué tan altos son, se podría hacer un
censo completo de su flora y fauna; pero aun así, describiendo su materialidad
exhaustivamente, el bosque seguiría siendo infinito. Por lo menos en su
relación con la conciencia humana individual. Hay innumerables caminos que lo
atraviesan, su luz cambia según la hora del día, la fase de la luna, según la
época del año y la fuerza de la lluvia o la nieve. El bosque también cambia
según la edad que tengas y según quién seas. Y así infinitamente.
Consideremos entonces a Tolstoi como un bosque. Empecemos con el censo. Nació al
fin del verano en Yasnaya Polyana, la finca de su padre a 210 kilómetros al sur
de Moscú, que heredó a los 19 años. Pertenecía a la clase aristocrática y toda
su vida tendría dinero, tierras, sirvientes; siempre aprovecharía las
innumerables ventajas de su clase. Estudia leyes en San Petersburgo, pero no se
recibe. A los 24 años, voluntariamente se une al ejército y termina luchando en
la primera guerra industrializada de la historia humana, la de Crimea. Esta
experiencia es clave, tanto para su libro Cuentos de Sevastopol como
para su gran novela La guerra y la paz, que escribirá en Yasnaya
Polyana entre los 35 y los 41 años de edad. Esta es la novela central de su
obra completa, pero a su alrededor giran seis novelas (entre ellas, Anna
Karenina, una de las más grandes novelas de la historia), seis nouvelles,
seis obras de teatro, decenas de cuentos, obras filosóficas, pedagógicas. A
esto hay que agregar miles y miles de cartas y miles y miles de páginas de
diarios personales. La edición soviética de las obras completas de
León Tolstoi tiene noventa volúmenes.
Pero esto es un mero censo. Como el bosque, Tolstoi es infinito.
En su extenso y magnífico ensayo de 2010, El novelista
ingenuo y el sentimental(que se ocupa principalmente de analizar Anna
Karenina), Orhan Pamuk dice: "En mi juventud, fue al tomar en serio
las novelas que aprendí a tomarme en serio la vida. Las novelas literarias nos
persuaden a tomarnos en serio la vida al mostrarnos que, de hecho, tenemos el
poder de influir en los eventos y que nuestras decisiones personales dan forma
a nuestras vidas".
Esta es una excelente y acertada descripción romántica sobre para qué nos pueda
servir Tolstoi: es un guía espiritual, nos enseña qué es la vida y también cómo
vivirla.
Una cosa misteriosa que pasa con la obra de Tolstoi, que resiste la explicación
crítica, es que en su obra está la vida. No una reproducción o una
representación o una versión de la vida, sino la vida misma.
En su libro sobre Tolstoi, The Hedgehog and
the Fox, Isaiah Berlin dice: "El genio de Tolstoi consiste
en la capacidad de reproducir con exactitud maravillosa lo irreproducible; la
evocación casi milagrosa de la plena, intraducible individualidad del sujeto,
lo cual induce en el lector una conciencia de la presencia del objeto en sí
mismo y no una mera descripción de él; emplea hacia este fin metáforas que
fijan la cualidad de la experiencia particular como tal..."
Dos valores de Tolstoi son la lucidez y la omnisciencia.
A través de descripciones sencillas, abre vastos mundos interiores. A través de
vastos descripciones panorámicas, muestra majestuosos procesos históricos pero
también la vanidad del hombre. Escribe desde la perspectiva de una polilla y de
un águila. Sus obras están compuestas por elementos monumentales tanto como por
exquisitas miniaturas. Y por ellas corren las preguntas más urgentes de la
vida, las que suelen hacerse los profetas y algunos filósofos: ¿Para qué
estamos acá? ¿Qué significa la vida cuando la muerte nos quitará todo? ¿Qué es
la historia y cómo funciona? ¿Tiene un fin? ¿Se puede entender su
funcionamiento? ¿Los individuos son artífices de la historia o meras piezas en
un gran juego cuyas reglas nunca comprenderán? ¿Dios existe? ¿Para qué seguir
viviendo?
Estas preguntas, que en su ficción están encarnadas en sus personajes, se
presentan directamente en sus pequeñas obras filosóficas como Confesiones donde
describe una crisis existencial que tuvo a los cincuenta años. Allí escribe:
"La antigua ilusión de la felicidad de la vida ya no me engañaba. Por
mucho que me dijeran 'Tu no puedes comprender el sentido de la vida, no
pienses, vive', yo no podía hacerlo, porque ya lo había hecho durante mucho
tiempo. Ahora no puedo dejar de ver los días y las noches que pasan volando y
me conducen a la muerte. Sólo veo eso porque es la única verdad. Todo el resto
es mentira”.
En este sentido, la trayectoria espiritual de Tolstoi es parecida a la de Buda.
Comenzó disfrutando sin freno de los placeres sensuales de la vida y terminó
rechazándolos todos –tras una iluminación– a cambio de una vida del espíritu.
Si entran en YouTube y buscan “Leo
Tolstoi on Film”, encontrarán una película, en blanco y negro, de 12
minutos de duración, que muestra a Tolstoi alrededor de los 80 años. En lo
posible, reserven un momento de paz y silencio para verlo, tal vez tarde por la
noche cuando todos en casa ya duerman o, mejor aun, temprano en la mañana
cuando amanece y la ciudad está silenciosa.
Mírenlo sin pensar en nada. El video no tiene sonido. Si me aceptan una
recomendación, abran otra ventana de YouTube y busquen “Philip
Glass – Koyaanisqatsi”: escuchen esa música en simultáneo al video
de Tolstoi (el video de Tostoi en pantalla completa).
¿Es posible que esta persona caminara por la tierra igual que nosotros? ¿No era
un ser imaginario, un invento de la literatura?
¡Mírenlo, rodeado de personas con sombreros y niños que bailan! ¡Por perros y
caballos y árboles que se tuercen en el viento! Todos sombras ahora, sin
nombre. ¿Cómo puede ser que pasa el tiempo? ¿Cómo es posible que ahora estoy
vivo, en la vida, consciente y vital, y que dentro de poco estaré en la nada,
en la oscuridad eterna, todo esto aniquilado, todo olvidado?
Todo es un misterio. Nadie sabe qué es la vida ni el tiempo. Nadie sabe por qué
existe algo en vez de nada.
Todos entendemos estas preguntas y las angustias que despiertan, pero muy pocas
personas pueden convertir estas dudas en obras de arte que contengan vida. Es
decir, que puedan contestarle a la nada con vida. Si existe la inmortalidad
debe estar escondida en el presente –que también es un enigma inexplicable. No
se puede llegar solo, hay que descubrirlo de la mano de alguien. Tolstoi puede
llevarte.