domingo, 29 de noviembre de 2009

Carrera armamentista suramericana, triste historia donde países pobres ayudan a los países ricos a salir de la crisis

Por Luis Montes Brito

Suramérica ha entrado en una preocupante e ilógica carrera armamentista, absurdo sino inmoral que países con el nivel de pobreza y hambre que tienen Brasil, Venezuela, Ecuador y Bolivia se lancen en una escalada armamentista, sin que realmente haya una amenaza bélica contra sus pueblos.

Silencio cómplice guardan Francia o Rusia contra esta torpe e inmoral compra de armamento, pues han hecho enorme ganancia a causa de ella. Tampoco se oyen las voces de España, Inglaterra, Alemania o los países escandinavos, todos fabricantes de armas. Seguramente están viendo como participar en el festín. ¡Qué ironía! Los latinoamericanos sacando a estas potencias de su crisis económica, mientras sus propios pueblos, en medio de un galopante desempleo, se mueren de hambre.

Diego Fleitas, académico argentino experto en temas militares, citado en un artículo sobre este preocupante tema en Suramérica dijo, "donde no ha habido una gran guerra en 100 años,” tiene lugar una espiral armamentista. "Viejos temores resurgen cuando los vecinos se arman,” observó.

Venezuela bajo el gobierno de Hugo Chávez aparece como quien desencadenó el armamentismo en el área. Desde 2005, Chávez ha invertido alrededor de cuatro mil millones de dólares en cazabombarderos Sukhoi, helicópteros y rifles procedentes de Rusia y continua invirtiendo en armamento bajo la absurda excusa de prepararse para defenderse de una inminente invasión estadounidense en complicidad con Colombia.

Venezuela, bajo la presidencia de Hugo Chávez, se convirtió en 2006 en el cuarto mayor comprador de armamento a nivel mundial entre los países en desarrollo después de Pakistán, India y Arabia Saudita.” Esto puso en alerta a sus vecinos quienes se sienten amenazados ante el incremento del potencial bélico de la república bolivariana y el constante alarde en público y privado que Chávez hace del mismo.

El presidente venezolano informó el fin de semana anterior que Rusia abrió una línea de crédito de 2.200 millones de dólares para que Venezuela adquiera vehículos blindados y misiles tierra-aire.

No debe perderse de vista que en la petrolera Venezuela muy a pesar de su riqueza, vergonzosamente cuenta con el 40% de sus ciudadanos en la pobreza y 3,3 millones de ellos en la miseria.

El presidente de Brasil ha declarado que su compra de armas a Francia es para defender sus inmensas fronteras, el rio Amazonas y los nuevos yacimientos de petróleo. ¿Cabe preguntarse de quién o de qué los va a defender? ¿De los europeos que le están vendiendo el armamento, o de los árabes que tienen muchísimo más petróleo que Brasil? ¿O es que está temeroso del arsenal que está acumulando su vecino Chávez?

El mayor peligro en Latinoamérica es el hambre de sus pueblos. Lula no debe olvidar que de 198 millones de brasileros 42 millones viven en condiciones de pobreza y esas armas no les darán de comer.

Con mayor reflexión debiese actuar Evo Morales. En Bolivia donde más del 60% de la población sobreviven en la miseria, Morales debería estar pensando más en cómo sacarlos de su pobreza que en conseguir un crédito millonario para comprar armas a Rusia.

Este armamentismo va en contra de toda lógica. Los gobernantes latinoamericanos deberían enfocar sus recursos y esfuerzos a proteger el bienestar de sus pueblos, a brindarles salud, educación, vivienda digna a combatir y a generar o facilitar la creación de fuentes de empleo que les permita un medio de subsistencia a sus gobernados.

Las causas que originan el armamentismo en Sudamérica siguen siendo territoriales, pero también políticas, económicas, ideológicas y ahora narcisistas, a las que se suman los “efectos de demostración” que arrastra la tecnología militar moderna, originada en los países industrializados.

La canciller mexicana Patricia Espinosa expresó la preocupación de su país durante una reciente comparecencia ante el Senado mexicano. "Estamos observando con preocupación en América del Sur, donde parece ser que algunos países han tomado la decisión de volver a adquirir grandes cantidades de armamento", dijo la jefa de la diplomacia mexicana.

Según cálculos de expertos en el tema, hasta la fecha son US$45,000 millones que han gastado en armamento los países de la región en los últimos doce años. Según el presidente de Perú, Allan García, en los últimos cinco años Suramérica gastó unos US$153.000 millones en mantener las Fuerzas Armadas y cerca de US$23.000 millones en adquirir armas nuevas.

Recientemente en Lima, Perú diez ex presidentes latinoamericanos integrantes del Centro Global para el Desarrollo y la Democracia (CGDD) alertaron contra las desigualdades, la exclusión social y el armamentismo como los grandes problemas continentales.

Perú ha decidido emprender una campaña internacional dirigida a frenar las compras de armamento en la región, anunció el primer ministro Javier Velásquez.

Hace un par de semanas, Lima envió una nota al secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, pidiendo que el organismo aborde los "injustificables y excesivos" gastos armamentistas en Sudamérica, de cara a una gira en la que ministros peruanos abogarán por un pacto regional de no agresión.

El armamentismo en la región sería uno de los temas que abordaría el consejo permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) este mes, dijo la representante de Perú ante dicha entidad, María Zavala.

La propuesta de un pacto de no agresión planteada por García en una carta enviada a los líderes de la UNASUR generó malestar en Chile, país con el que Perú tiene un litigio internacional por diferencias en sus límites marítimos.

Mientras tanto el Secretario General de la OEA, pareciera hacer poco o nada para detener el irracional armamentismo regional, apagando su voz ante la peligrosa situación que se está gestando desde hace varios años en suramérica.
Continuará…

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