viernes, 13 de noviembre de 2009

La poesía del viernes, El Brindis del Bohemio por Guillermo Aguirre y Fierro

Por Luis Montes Brito

El Dios Baco

Guillermo Aguirre y Fierro
(San Luis Potosí 1887 – 1949)

Guillermo Aguirre y Fierro, poeta y periodista. Nace en San Luis Potosí, México, cuna de la Revolución Mexicana. Ejerció en la Ciudad de México el periodismo y la bohemia. Entre sus múltiples obras sobresale la que le dio renombre y celebridad, el volumen de versos titulado "Sonrisas y Lágrimas", donde aparece el famoso poema romántico EL BRINDIS DEL BOHEMIO.

Entre 1916 a 1919 participa como editor en Chiltipiquín un semanario humorístico que fue editado en San Antonio Texas. Este semanario hizo uso de la caricatura, convirtiéndose en uno de los medios de desprestigio más utilizados en México desde tiempos del Porfirismo. Ante una sociedad con alto grado de analfabetismo los cartones humorísticos estaban al alcance de todos, donde también se hizo uso de los versos, rimas y corridos.

Tenía una sección denominada En el molcajete firmado por Chantecler seudónimo de Guillermo Aguirre y Fierro, donde publicó los versos de El Clero y los carrancistas, sátira de la política de Venustiano Carranza quien a pesar de la separación de iglesia y estado, así como su programa de desamortización de los bienes eclesiásticos, la percepción popular era que el pueblo no iba a beneficiarse. A pesar de los ácidos comentarios vertidos en Chiltipiquín, al final resalta su compromiso con el pueblo mexicano.

El brindis del bohemio del potosino Guillermo Aguirre y Fierro, se volvió famoso en la radio de México y América Latina, en la voz de Manuel Bernal, bautizado y afamado como "El primer declamador de América".
Nota del Editor de este blog:

A pesar de la fama del poema El Brindis del bohemio, es escaza la información biográfica de su autor, Guillermo Aguirre y Fierro a tal punto que no se pudo encontrar una fotografía del mismo. De manera tal que apelamos a la colaboración de los lectores para poder ampliar la información en beneficio de todos. Gracias.

También agradezco a mi amigo y compañero de colegio Andrés Martinez por compartir este profundo poema.

Disfrute de la lectura del Brindis del Bohemio escuchando la famosa canción de José Feliciano La Copa Rota, muy de moda a finales de los 70's.


EL BRINDIS DEL BOHEMIO
Guillermo Aguirre y Fierro

En torno de una mesa de cantina,
una noche de invierno,
regocijadamente departían
seis alegres bohemios.

Los ecos de sus risas escapaban
y de aquel barrio quieto
iban a interrumpir el imponente
y profundo silencio.

El humo de olorosos cigarrillos
en espirales se elevaba al cielo,
simbolizando al resolverse en nada,
la vida de los sueños.

Pero en todos los labios había risas,
inspiración en todos los cerebros,
y, repartidas en la mesa, copas
pletóricas de ron, whisky o ajenjo.

Era curioso ver aquel conjunto,
aquel grupo bohemio,
del que brotaba la palabra chusca,
la que vierte veneno,
lo mismo que, melosa y delicada,
la música de un verso.

A cada nueva libación, las penas
hallábanse más lejos del grupo,
y nueva inspiración llegaba
a todos los cerebros,
con el idilio roto que venía
en alas del recuerdo.

Olvidaba decir que aquella noche,
aquel grupo bohemio
celebraba entre risas, libaciones,
chascarrillos y versos,
la agonía de un año que amarguras
dejó en todos los pechos,
y la llegada, consecuencia lógica,
del “Feliz Año Nuevo”...

Una voz varonil dijo de pronto:
—Las doce, compañeros;
Digamos el “requiéscat” por el año
que ha pasado a formar entre los muertos.
¡Brindemos por el año que comienza!
Porque nos traiga ensueños;
porque no sea su equipaje un cúmulo
de amargos desconsuelos...

—Brindo, dijo otra voz, por la esperanza
que a la vida nos lanza,
de vencer los rigores del destino,
por la esperanza, nuestra dulce amiga,
que las penas mitiga
y convierte en vergel nuestro camino.

Brindo porque ya hubiese a mi existencia
puesto fin con violencia
esgrimiendo en mi frente mi venganza;
si en mi cielo de tul limpio y divino
no alumbrara mi sino
una pálida estrella: Mi esperanza.

—¡Bravo! Dijeron todos, inspirado
esta noche has estado
y hablaste bueno, breve y sustancioso.
El turno es de Raúl; alce su copa
Y brinde por... Europa,
Ya que su extranjerismo es delicioso...

—Bebo y brindo, clamó el interpelado;
brindo por mi pasado,
que fue de luz, de amor y de alegría,
y en el que hubo mujeres seductoras
y frentes soñadoras
que se juntaron con la frente mía...

Brindo por el ayer que en la amargura
que hoy cubre de negrura
mi corazón, esparce sus consuelos
trayendo hasta mi mente las dulzuras
de goces, de ternuras,
de dichas, de deliquios, de desvelos.

—Yo brindo, dijo Juan, porque en mi mente
brote un torrente
de inspiración divina y seductora,
porque vibre en las cuerdas de mi lira
el verso que suspira,
que sonríe, que canta y que enamora.

Brindo porque mis versos cual saetas
Lleguen hasta las grietas
Formadas de metal y de granito
Del corazón de la mujer ingrata
Que a desdenes me mata...
¡pero que tiene un cuerpo muy bonito!

Porque a su corazón llegue mi canto,
porque enjuguen mi llanto
sus manos que me causan embelesos;
porque con creces mi pasión me pague...
¡vamos!, porque me embriague
con el divino néctar de sus besos.

Siguió la tempestad de frases vanas,
de aquellas tan humanas
que hallan en todas partes acomodo,
y en cada frase de entusiasmo ardiente,
hubo ovación creciente,
y libaciones y reír y todo.

Se brindó por la Patria, por las flores,
por los castos amores
que hacen un valladar de una ventana,
y por esas pasiones voluptuosas
que el fango del placer llena de rosas
y hacen de la mujer la cortesana.

Sólo faltaba un brindis, el de Arturo.
El del bohemio puro,
De noble corazón y gran cabeza;
Aquél que sin ambages declaraba
Que solo ambicionaba
Robarle inspiración a la tristeza.

Por todos estrechado, alzó la copa
Frente a la alegre tropa
Desbordante de risas y de contento;
Los inundó en la luz de una mirada,
Sacudió su melena alborotada
Y dijo así, con inspirado acento:

—Brindo por la mujer, mas no por ésa
en la que halláis consuelo en la tristeza,
rescoldo del placer ¡desventurados!;
no por esa que os brinda sus hechizos
cuando besáis sus rizos
artificiosamente perfumados.

Yo no brindo por ella, compañeros,
siento por esta vez no complaceros.
Brindo por la mujer, pero por una,
por la que me brindó sus embelesos
y me envolvió en sus besos:
por la mujer que me arrulló en la cuna.

Por la mujer que me enseño de niño
lo que vale el cariño
exquisito, profundo y verdadero;
por la mujer que me arrulló en sus brazos
y que me dio en pedazos,
uno por uno, el corazón entero.

¡Por mi Madre! Bohemios, por la anciana
que piensa en el mañana
como en algo muy dulce y muy deseado,
porque sueña tal vez, que mi destino
me señala el camino
por el que volveré pronto a su lado.

Por la anciana adorada y bendecida,
por la que con su sangre me dio vida,
y ternura y cariño;
por la que fue la luz del alma mía,
y lloró de alegría,
sintiendo mi cabeza en su corpiño.

Por esa brindo yo, dejad que llore,
que en lágrimas desflore
esta pena letal que me asesina;
dejad que brinde por mi madre ausente,
por la que llora y siente
que mi ausencia es un fuego que calcina.

Por la anciana infeliz que sufre y llora
y que del cielo implora
que vuelva yo muy pronto a estar con ella;
por mi Madre, bohemios, que es dulzura
vertida en mi amargura
y en esta noche de mi vida, estrella...

El bohemio calló; ningún acento
profanó el sentimiento
nacido del dolor y la ternura,
y pareció que sobre aquel ambiente
flotaba inmensamente
un poema de amor y de amargura.

4 comentarios:

  1. Estimado Luilli
    Escuchando la música de José Feliciano me remonta en vuelo el pensamiento a los años mozos y la imagen de algunas novias aparecen en mi mente...
    Un abrazo
    Andres

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  2. Creo QUE ESTE poema Es bello y muy inspirado...

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  3. Creo QUE ESTE poema Es bello y muy inspirado...

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  4. El bridis del bohemio es una poema hermoso. Que have llorar. Punto y aparte, Pero que Lindo llanto😥

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