Tomado
de La Prensa Gráfica
Investigación.
El periódico estadounidense The Washington Post publicó en octubre que el ICE
había implementado una política para aumentar la cantidad de detenciones, en
vías de deportación, en aras de mantener cuotas de capturas.
EUA
ha deportado a 64 salvadoreños cada día en 2013
El presidente Obama ha recibido fuertes críticas en los últimos días
por su política de deportaciones. Este año el promedio diario de salvadoreños
deportados incrementó 15 %.
Por Héctor Silva Ávalos*
La
administración Obama ha deportado, durante sus cinco años en la Casa Blanca, a
casi 20,000 salvadoreños más que los repatriados desde Estados Unidos durante
los ocho años de George W. Bush, su antecesor, según datos del Departamento de
Migración y Aduanas (ICE, en inglés).
En total, el Departamento de Seguridad Interna (DHS, en inglés), al que está adscrito ICE, ha repatriado a 97,614 salvadoreños entre enero de 2009 y octubre de 2013, año que de acuerdo con la proyección estadística romperá la barrera de las 20,349 deportaciones establecida en 2009.
Este año, además, las estadísticas reflejan un aumento respecto al promedio diario de deportaciones: de 55 al día en 2012, se ha pasado a 64 hasta octubre de este año. Durante 2013, el Gobierno de Estados Unidos ha deportado a por lo menos 19,265 salvadoreños.
Con la reforma migratoria estancada en la Cámara baja del Congreso, en gran medida debido a la reticencia de la mayoría republicana de aprobar un proyecto de ley aprobada por el Senado en junio pasado que contempla la legalización de unos 11 millones de indocumentados, Obama empieza ya a sentir la presión del lobby latino por su política de deportaciones.
En 2012, al reelegirse, siete de cada 10 latinos votaron por Obama, quien de inmediato, al inaugurar su segundo mandato prometió hacer de la reforma migratoria la gran prioridad política de su último cuatrienio en Washington. A la traba impuesta por los republicanos se han sumado, tras la aprobación de la ley migratoria senatorial, la S. 744, problemas políticos derivados de fallas en la ejecución de la reforma de seguridad social, la primera gran apuesta de Barack Obama ante un Congreso dominado desde 2010 por un Partido Republicano inclinado a la derecha que ha solido bloquear las grandes iniciativas que llegan desde la Casa Blanca.
Desde el principio, no obstante, quedó claro tanto en la aproximación política de Obama a la reforma, como en la ley final aprobada por el Senado, que incrementar la seguridad en la frontera que separa a Estados Unidos de México sería moneda de cambio indispensable por la legalización de los indocumentados. En esa ecuación, las deportaciones siempre fueron importante: esta administración deporta un promedio diario de 1,100 indocumentados desde 2009 frente a los 689 diarios durante los ocho años de Bush.
En el caso de los salvadoreños, la tendencia de repatriaciones se ha mantenido estable: por arriba de las 20,000 desde el último año de Bush (2008) hasta 2013, con la excepción de 2011, cuando una primera medida ejecutiva de la Casa Blanca, que ordenaba a los agentes migratorios priorizar casos criminales antes que los de indocumentados sin antecedentes, puso un débil freno temporal a las deportaciones que, en el caso salvadoreño, bajaron a 17,308. Esa medida se conoce como el “memo Morton”, en alusión a John Morton, exsubsecretario de DHS.
A pesar de las deportaciones, sin embargo, y a pesar de que la plática política por la reforma sigue estancada en el Capitolio, la migración de salvadoreños –y en general de centroamericanos– a Estados Unidos ha tendido a crecer durante los años de Obama, según el Pew Hispanic Center.
Entre los miles que dejaron Centroamérica este año están Efraín. A él lo agarraron agentes de la Patrulla Fronteriza cerca de Nogales, en Arizona. Efraín ha evitado engrosar, de momento, la estadística de deportaciones: encontró un camino alterno. (El nombre del protagonista de esta historia es ficticio y algunos detalles, compartidos por el migrante y sus familiares, están cambiados porque su caso aún está inconcluso en el sistema judicial de EUA).
Las opciones de Efraín
Efraín salió de El Paisnal, en San Salvador. Lo esperaba su hermana en Virginia, donde vive desde hace cinco años, indocumentada pero ya con un trabajo fijo, un pequeño apartamento alquilado y un carro. Efraín pasó por México sin mayores problemas.
Al pasar Hermosillo, en Sonora, del lado mexicano, uno de los coyotes le dijo que la cosa estaba dura, que los gringos se habían puesto peor que nunca. Le advirtió que si lo agarraban del otro lado lo mejor era no resistirse y, de una vez, pedir asilo. Eso, le dijeron, si la familia tenía cómo pagar por un buen abogado, capaz de convencer a los jueces migratorios de que Efraín había dejado El Salvador huyendo de la violencia y las pandillas. No sería tan difícil, pensó entonces Efraín; después de todo, a él sí lo habían amenazado unos mareros con quienes se negó a trabajar cobrando la “renta” a la gente de la colonia...
A Efraín la Patrulla Fronteriza lo agarró camino a Tucson.
Desde un centro de detención regentado por una empresa privada, Efraín le habló a su hermana en Virginia. Ella consultó entre conocidos. “Si tienen plata póngale abogado y que pida asilo”, le dijo alguien. A los $6,000 que le habían dado al coyote, los familiares de Efraín agregaron otros $5,000 para los gastos legales aun a sabiendas de que el asilo era una posibilidad remota. “Mejor eso que regresarse, ¿qué va a hacer allá?”, dice la hermana.
Dice el Pew Hispanic Center que seis de cada 10 salvadoreños viajarían a Estados Unidos si tuviesen el dinero para hacerlo; un número similar cree que la vida en el norte es mejor que en El Paisnal, San Miguel, San Salvador, que en El Salvador; y ocho de cada 10 piensan que quienes llegaron hasta aquí cumplieron sus metas.
Efraín viajó, lo agarraron y pidió asilo y con ello, al menos, retrasó la deportación. Su caso, resumido en un legajo de 17 páginas, consta que dos fiscales de ICE se oponen al asilo, que su abogado contrató un especialista para que hablara ante el juez sobre el problema de las pandillas en El Salvador y que Efraín alega que fue objeto de amenazas cerca de su pueblo por negarse a “rentear”. Cuando uno de los fiscales le preguntó por qué no denunció a la policía, esto respondió Efraín: “No sirve de nada. Nunca hacen nada”.
El caso sigue en revisión y el juez debe dar sentencia en las próximas semanas. Mientras tanto, Efraín seguirá ocupando una cama en el sistema de detenciones concesionado por el gobierno federal de Estados Unidos. Y mientras esté ahí, no pasará a ser uno de los 64 salvadoreños que, en promedio, ha deportado la administración Obama cada día de 2013.
La cuota de camas
El uso de recursos legales como el asilo posible de Efraín es apenas una de tantas puertas en el laberinto migratorio en Estados Unidos. Otra puerta fue, en octubre pasado, la revelación que hizo The Washington Post sobre una regulación del Congreso que exigía a DHS/ICE mantener llenas al menos 34,000 camas al día en el sistema de detención para las deportaciones. Esto, según el Post, ha empezado a revertir los efectos positivos del “memo Morton” porque, en aras de llenar el cupo mínimo, los agentes de ICE empujan las detenciones de migrantes sin antecedentes criminales de peso. “La agencia ha hecho crecer bastante la cifra de migrantes indocumentados detenidos por policías locales debido a faltas de tráfico”, dice la nota del diario de Washington titulada “Cuota controversial empuja detenciones”.
Con la S. 744 recién salida del horno de la Cámara alta, y con Obama empoderado por el apoyo abrumador del voto latino a principios de 2013, el tema de las deportaciones pasó a un segundo plano por un rato. No más.
La presión sobre Obama va creciendo, incluso desde su mismo partido. “El presidente puede hacer mucho más en este aspecto y los republicanos, sobre todo en la Cámara baja, están determinados a evitar que lo haga. Con o sin reforma migratoria en los próximas semanas o meses, el presidente está bajo enorme presión para ajustar sus políticas de deportación; esa presión seguirá creciendo”, dice Douglas Rivlin, vocero del representante demócrata por Illinois Luis Gutiérrez, uno de los más agresivos defensores de la reforma migratoria.
En este escenario, claro, las cifras récord de deportaciones han vuelto a tomar importancia en la discusión. Para el caso de los salvadoreños, la tercera minoría hispana, 97,614 repatriaciones durante los cinco años que Obama lleva en la Casa Blanca.
* El autor es investigador asociado del Centro de Estudios Latinoamericanos de American University en Washington, D. C.
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