Cada vez más tendemos a
confundir el espíritu de la navidad, y a desplazarlo de su vocación espiritual
hacia una vocación puramente comercial, a lo cual los comerciantes nos ayudan
bastante, claro. En estas fechas se vive una verdadera preocupación por el regalo
con que “se cumplirá” con fulano. Y a su vez, fulano espera el regalo con que
mengano “cumplirá” con él. Mengano(a), en realidad, tiene una larga lista de
personas con quienes debe “cumplir”, y tiene que tener mucho tacto para elegir
la categoría de regalo para cada quien, porque por un lado, se puede
desbalancear su presupuesto, pero por el otro, corre el riesgo de que fulano
quede insatisfecho, y haga comentarios como: “¡vaya con mengano, lo que me
regala; se habrá quedado pobre!”.
Es frecuente mandar el
regalito con la tarjetita protocolaria de rigor, para así no tener ni que
saludar a la otra parte, lo cual resulta paradójico, absurdo. Hasta las
tarjetas de felicitación vienen ya todas impresas con un mensaje navideño, tan
bonito como vacío e impersonal, muy apropiadas para quien no tiene nada que
decir. Lo que llena de contenido la tarjeta es el verdadero sentimiento de las
personas, y eso sólo uno mismo lo puede expresar.
Claro, que si busca una
bonita tarjeta en blanco, sin mensaje impreso para poder escribir usted y dar
rienda suelta a sus sentimientos, aunque sea con mala letra y ortografía, le
será muy difícil encontrarla; ya todas le anularon su iniciativa y creatividad.
Por otra parte, hay
personas que desearían regalar simplemente un sincero abrazo y un verdadero
deseo de felicidad, pero tienen temor a quedar mal por no incluir algo material
en el combo, pensando que eso es lo que espera la otra persona. En definitiva,
todo el espíritu navideño se va traduciendo a una cuestión de quedar bien o
quedar mal, en base a algo material, olvidándose de su verdadera esencia como
marco para un acercamiento espiritual entre los seres humanos.
Si de verdad aprecia a las
personas, aproveche esta ocasión para expresarlo abierta y directamente,
independientemente de regalitos; no los necesita. Si está distanciado de quien
debería estar cerca, aproveche para el acercamiento. Si hay sinceridad, será el
más bonito regalo que la otra persona recibirá, y no cuesta dinero.
Acerca de la
Dra. Mendoza Burgos
Titulaciones
en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y
Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.
Mi actividad
profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones
fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la
segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación
nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la
conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional
estigma.
Fui la primera
Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas
especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente
he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas,
Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o
Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de
U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo
acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la
Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el
campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde
compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.
La
tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y
teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del
mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia
regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes
que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos
acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.
Trato de
orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la
asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos,
porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más
convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su
vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el
ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo
adulto o se independizó, e incluso después.
Estoy
absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que
cada persona es o va a ser en el futuro.
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