Tomado de BBC Mundo
Nanjiecun se ubica en la provincia de Henán, en el centro de
China.
El pueblo de
China que vive y trabaja como lo ordenó Mao
Por Peter Day
Mao Zedong fue un padre fundador de la
República Popular de China. Falleció en 1976, pero su presencia se sigue
sintiendo firmemente en el pequeño pueblo de Nanjiecun, donde una de las
últimas comunas maoístas del país no muestra signos de desaparecer.
El amanecer es a menudo oscuro en el centro de China:
cielos grises y una fina niebla en todas partes.
Pero con sol o bajo la lluvia, en la aldea de Nanjiecun, a
las 06:15 de cada mañana, el aire de repente se llena de canciones de alabanzas
al poderoso exlíder de China, Mao Zedong.
Los himnos resuenan en las calles vacías desde altavoces
en cada poste de luz.
Nanjiecun es un lugar donde el tiempo parece haberse
detenido, o incluso retrocedido. Es una de las pocas comunas maoístas restantes
de China, un escaparate de un régimen desaparecido.
Una y otra vez se repite la canción que muchos chinos
reconocen de su infancia, o la infancia de sus padres : "El este se
convierte en rojo, el sol está saliendo, China tiene a Mao Zedong, está
buscando la felicidad de las personas, está buscando el camino a
seguir...".
Los coros inspiran.
Hace 60 años, habrían estado en todas partes en cada
pueblo y aldea. Ahora están sólo aquí, en la provincia de Henán, en el centro
de China.
La
historia
Están contentos de recibir visitantes todo el año. El jefe
de propaganda de la aldea me hace un paseo.
La sala del archivo cuenta la historia. Después de que los
sucesores de Mao Zedong entregaron tierras de propiedad estatal a los
agricultores en los ochenta, la gente de aquí fue persuadida a dar la tierra de
vuelta a la aldea. Se maneja como una comuna: todos comparten en la empresa.
Las exhibiciones históricas muestran fotografías de
viviendas decrépitas. Hay un dibujo de la forma en que la tierra solía ser
labrada. Dos hombres que tiran de un arado en lugar de bueyes, guiados por un
tercero. Una vida muy dura, no del todo dentro de la memoria viva.
Cuando el pueblo volvió a los principios comunales
maoístas parece haber florecido, quizás algo más de lo que hizo los sesenta,
cuando el riguroso gobierno de Mao regía en todo el país, y millones murieron
en conflictos y por la hambruna.
Las barriadas rurales de Nanjiecun fueron sustituidas por
bloques de pisos. Un tradicional arco chino fue erigido a la entrada de la
aldea.
Hay una plaza con una gran estatua de Mao, y los carteles
de otros héroes comunistas (Marx, Lenin, Stalin). Y muchas pancartas rojas por
todas partes.
Nuevas fábricas en viejas tierras de cultivo atrajeron la
inversión exterior para hacer fideos, cerveza y medicamentos.
Hay un periódico, y una emisora de radio despierta al
pueblo cada mañana con esas canciones de Mao. La estación de televisión tiene
cintas de muchas actuaciones festivas.
Li Juanjuan, trabajadora de la fábrica de fideos.
La fábrica de fideos se creó hace 15 años con inversión
japonesa. Era un hervidero de trabajadores higiénicamente vestidos cuando
estuve allí.
Los fideos frescos de la línea de producción estaban muy
ricos, servidos por una joven atractiva que se había unido a la comunidad
cuando se casó con un chico de la zona.
Ella dijo que le gustaba la calma de la vida allí separada
de las prisas y el parloteo de la moderna China urbana a sólo unas calles de
distancia.
En Nanjiecun casi no hay coches, sólo algunas motos
eléctricas que han sustituido felizmente el motor de dos tiempos en China, y
algunos camiones de tres ruedas.
El lugar es sencillo, limpio, libre de publicidad
comercial, austero. Aunque, por supuesto, hay un montón de pancartas y
eslóganes maoístas.
El salario base es bajo –el equivalente de US$32 al mes–.
Pero los miembros de la comuna también consiguen apartamentos gratuitos, con
servicios y alimentos básicos, además de la educación.
La
China moderna
La China moderna está a unas pocas calles de distancia.
Pero los lazos familiares son muy fuertes.
Es conmovedor experimentar un lugar tan nostálgico en una
China que todavía experimenta una modernización feroz y un frenético
crecimiento urbano.
La gran máquina de exportación de China –alimentada por la
mano de obra barata–, que ha sido el principal motor de crecimiento durante 30
años, ahora está siendo reemplazada oficialmente por una economía más
equilibrada.
Hecho en Nanjiecun.
Las autoridades chinas parecen estar concentrándose ahora
en la construcción de una sociedad de consumo que posee casas, automóviles,
teléfonos inteligentes y otra parafernalia de la vida del siglo XXI.
Aunque la comuna de Nanjiecun esté indiferente al remolino
consumista de la China a su alrededor, sólo tienes que entrar en uno de los
apartamentos de la aldea para disfrutar de una serie de comodidades que están
muy adelantadas para la austeridad de la Revolución Cultural.
Un anciano ocupante habló con nosotros en el salón de su
casa, de techos altos y amplia, dominado por una pintura del paisaje de un lago
y una pagoda que ocupaba la mayor parte de una pared.
Desde un televisor de pantalla plana se emitía una
repetición de una de esas epopeyas históricas de la televisión estatal.
Había un horno de microondas resplandeciente, y los
estantes lucían regalos familiares y premios comunitarios.
Y en posición orgullosa por encima de la televisión en la
pared, un gran calendario electrónico con las fechas digitales dispuestas
alrededor de un retrato de Mao en su plenitud.
Cuando se pulsa un botón, su rostro se ve repentinamente
embellecido por una gran variedad de luces de colores.
El calendario fue hecho en el pueblo, por supuesto.
Ubicación (señalado con la letra A de la aldea Nanjiecun en Henan China)
No hay comentarios:
Publicar un comentario