Cada vez que finaliza un año, uno tiende
a hacer un pequeño balance de cómo ha sido, a nivel personal, el año que
termina; y a establecer unos propósitos para el año nuevo. Ese balance suele
ser un tanto simple; normalmente nos limitamos a decir: “Bueno, no fue tan
malo”, lo que equivale a darlo por aprobado, aún reconociendo que fue mediocre.
El que los propósitos para el año nuevo sean muchísimo más elevados que los
resultados reales del año viejo, confirma dicha mediocridad. Pero si tan
alegremente hemos aprobado esa mediocridad, significa que con eso nos
conformamos, que esa es nuestra referencia, con lo cual, los propósitos para el
año nuevo se quedan en una simple declaración irreflexiva de buenas
intenciones, de la que pronto nos vamos a olvidar, ¿O acaso no nos hicimos
similares propósitos en años anteriores?
¿Por qué nos conformamos con la
mediocridad?. Pues porque nos gustaría que todas esos propósitos sucediesen
como por arte de magia, sin que implicara un esfuerzo y un serio compromiso.
Estos dos términos, a los salvadoreños, en general, nos gustan poco o nada, y
nos conformamos con cualquier cosa con tal de evitarlos. Pero cualquier
propósito que no los incluya está condenado al fracaso, lo que explica por qué
tales propósitos no se suelen cumplir, ante lo cual preferimos olvidar que ya
los hicimos, para poder aprobar nuestro año, y los trasladamos al año
siguiente, en que volverá a suceder lo mismo.
¿Quiere, de verdad, ser mejor en el
nuevo año que en el pasado, y que realmente se cumplan sus propósitos? Entonces
compare el resultado del año viejo con los propósitos iniciales. Casi con
seguridad el resultado será negativo, y eso no le gusta ¿verdad?. Excelente,
eso significa que usted es consciente de que algo tiene que cambiar. ¿Los
propósitos? No, la actitud, el esfuerzo, y, sobre todo, el compromiso con usted
mismo(a). No se haga propósitos muy elevados, pongase metas factibles, y si
cree, como cualquiera, que usted merece el compromiso de los demás, empiece por
darse ejemplo usted mismo. Es probable que así logre sus propósitos. Al año
siguiente suba un poquito las metas.
Acerca de la
Dra. Mendoza Burgos
Titulaciones
en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y
Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.
Mi actividad
profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones
fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la
segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación
nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la
conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional
estigma.
Fui la
primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer
dichas especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente
he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas,
Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o
Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de
U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo
acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la
Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el
campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde
compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.
La
tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y
teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del
mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia
regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes
que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos
acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.
Trato de
orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la
asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos,
porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más
convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su
vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el
ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo
adulto o se independizó, e incluso después.
Estoy
absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que
cada persona es o va a ser en el futuro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario