martes, 31 de mayo de 2016

Mi versión de lo que ocurrió en la historia un día como hoy 31 de Mayo

Compilado por Luis Montes Brito
Un día como hoy 31 de Mayo de 1921 en Tulsa, Oklahoma, hombres blancos armados ayudados por miembros de la policía perpetran la masacre de Tulsa: matan a unos 300 y hieren a unos 6000 hombres, mujeres y niños afroestadounidenses, e incendian todo el próspero barrio de Greenwood (conocido como «the Negro Wall Street»). Recién en 2001 se reparará económicamente a los descendientes. Un día como hoy 31 de mayo de 1921 se cometió uno de los episodios de saqueo y asesinato racial más violentos en la historia de los Estados Unidos, sobre el que muy poca gente sabe, pues el hecho se ocultó y quedó sepultado durante 78 años. Llamarle "disturbio racial" no describe adecuadamente lo que pasó entre el 31 de mayo y el 1 de junio de 1921 en el barrio negro de Greenwood en Tulsa, Oklahoma, escribe Linda Christensen en el portal independiente de noticias Common Dreams: "Porque el término en sí mismo implica que tanto negros como blancos debieran ser igualmente culpables por la ilegalidad y la violencia, siendo que los registros históricos documentan un asalto sostenido y asesino contra la vida de los primeros y contra sus propiedades". Durante la noche y el día de los disturbios, los blancos mataron a más de 300 afroamericanos, mientras 1265 casas en 40 cuadras del vecindario, fueron saqueadas y reducidas a cenizas, incluidos hospitales, escuelas, iglesias, además de la destrucción de 150 negocios. La policía y soldados de la Guardia Nacional arrestaron a 6,000 negros y según otras crónicas de lo ocurrido se unieron a los saqueadores con la misma furia. Los negros eran atacados aún cuando abandonaban Tulsa : "los ametrallaban desde aviones, como para que no quedara nadie con vida. Sus cuerpos caían despedazados en el río Arkansas". Todo inició cuando un lustrabotas negro llamado Dick Rowland chocó sin querer con una mujer blanca que salía apurada del ascensor de un hotel. La mujer se asustó y gritó. Entonces alguien más exclamó: "violación". ( hay versiones de que ambos se conocían). Al día siguiente, el Tulsa Tribune sacó un rabioso editorial: "A linchar al negro esta noche". Y esa noche, una turba de blancos armados se reunió frente a la cárcel para tratar de linchar a Dick Rowland. Muchos afroamericanos de Tulsa acababan de regresar de la Primera Guerra Mundial e hicieron lo posible por defender a Rowland y a su comunidad, pero la superioridad numérica de los blancos y sus armas, apoyados por "las fuerzas del orden" convirtió su acto de defensa en misión imposible. El telón de fondo era que Tulsa atravesaba por un boom económico. Se acababa de descubrir petróleo en Oklahoma, trayendo una prosperidad desconocida en el viejo Oeste y de la que muchos negros se habían beneficiado, siendo así como el barrio de Greenwood adquirió el apodo de el Wall Street negro. Esta prosperidad molestaba a muchos blancos que en el incidente del lustrabotas en el ascensor del hotel encontraron la excusa para darle rienda suelta a su odio racial. Esta matanza de negros y saqueo de sus propiedades quedó sepultada durante 78 años hasta que en 1999, la alcaldesa de Tulsa, Susan Savage, una mujer blanca que creció en esa ciudad ignorando lo que había pasado, impulsó la realización de una investigación que arrojó los horrores de un capítulo calificado por algunos de sus autores de "genocidio" y de intento de "limpieza étnica". Los eventos del motín fueron omitidos de la historia local y estatal; los disturbios raciales de Tulsa ocurridos un día como hoy 31 de mayo de 1921 fueron raramente mencionados en los libros de texto de historia local. En 1996, la Asamblea Legislativa encargó una investigación sobre los hechos, lo que llevó a la creación de la Oklahoma Commission to Study the Tulsa Race Riot of 1921 en 1997. La investigación fue concluida en 2001, creándose la Tulsa Reparations Coalition. A partir de la misma, se aprobaron acciones compensadoras para los descendientes de las víctimas, y un parque memorial terminado en 2010 dedicado a las víctimas en Tulsa de los incidentes.
Un día como hoy 31 de Mayo de 1983 fallece Jack Dempsey boxeador estadounidense, campeón mundial de los pesos pesados entre 1919 y 1926. William Harrison "Jack" Dempsey; nació en Manassa, Colorado el 24 de junio de 1895. Falleció un día como hoy 31 de Mayo de 1983 en Nueva York. Fue un boxeador, considerado uno de los mitos del boxeo de todos los tiempos y el primer campeón mundial de los pesos pesados que alcanzó verdadera fama mundial. De familia humilde, trabajó en su juventud como estibador, picapedrero o minero, comenzando a pelear en veladas de aficionados. Su portentosa contundencia atrajo la atención de algunos managers y se convirtió en boxeador profesional en 1914. A partir de allí su carrera estuvo siempre en ascenso, convirtiéndose en una figura sumamente famosa en los Estados Unidos, aunque su renuncia a alistarse para la I Guerra Mundial y las sospechas de que su manager había manipulado algunos combates no le granjearon las simpatías de la opinión pública. Sin embargo, las recuperó el 4 de Julio de 1919 venciendo a Jason Willard en combate por el título mundial de los pesos pesados, en una de las peleas más violentas de todos los tiempos. Dempsey defendió su título exitosamente en siete ocasiones, en peleas míticas, como ante el francés Georges Carpentier y 14 de septiembre de 1923 con el argentino Luis Ángel Firpo, quien en el primer round noqueó a Dempsey enviándolo fuera del ring durante 15 segundos. Ambas peleas dieron a su título un alcance realmente mundial, aunque el inicio de una carrera cinematográfica le mantuvo inactivo de 1923 a 1926. En 1926 Dempsey perdió de forma sorpresiva el título frente al estadounidense Gene Tunney. En la revancha celebrada un año después, Dempsey perdió de nuevo frente a Tunney por puntos. Durante este famoso combate, conocido como el de la "cuenta larga", Dempsey ignoró la regla que obliga al púgil a volver a una esquina neutral durante la cuenta tras una caída del adversario. Con Tunney caído y fuera de combate en la lona, el árbitro prolongó la cuenta de diez hasta catorce segundos, dándole opción a Tunney seguir en el combate. Los espectadores del ring protestaron esos segundos extras que permitieron a Tunney recuperarse y derrotar a Dempsey. Los defensores de Dempsey alegaron que el árbitro había ignorado esa misma regla cuando más tarde Tunney derribó a Dempsey, iniciando la cuenta sin Tunney en la esquina neutral. Tras esta derrota, dejó el boxeo. Retirado en 1940, abrió un restaurante en Broadway, Nueva York. El restaurante abrió originalmente en la Octava Avenida y la calle 50, justo enfrente del Madison Square Garden. Casi todas las noches los clientes encontraban con su famosa propietario, dónde este los saludaba estrechando sus manos, firmaba autógrafos y posaba para fotografías con sus clientes. El restaurante a pesar de la muerte de Jack Dempsey ocurrida un día como hoy 31 de Mayo de 1983 sigue abierto al público, operando en la dirección 36 W 33rd St, New York, NY 10001.
Un día como hoy 31 de Mayo de 1989 en un bar de Tarapoto, Perú, miembros de la banda terrorista MRTA asesinan a ocho travestis, pocos días después, declararon que los homosexuales eran «lacras sociales utilizadas para corromper a la juventud». Cabe recordar que la evolución del fenómeno sangriento del terrorismo en el Perú es a partir de 1980 cuya máxima representatividad se encuentra en un grupo denominado Sendero Luminoso, pero no solo Sendero Luminoso es la única expresión de terrorismo en el Perú sino que también El MRTA (Movimiento Revolucionario Túpac Amaru) , estas dos representaciones tiene su historia sus inicios ,su expansión y su caída con el desarmamiento de sus campamentos , la ruptura de su organización ,la operación Chavín de Huantar y la captura de sus líderes. Según el Movimiento Homosexual de Lima (MHOL) se calcula que las víctimas mortales por parte de Sendero Luminoso y el MRTA durante el conflicto armado interno alcanzarían la cifra de 500 personas. Al domicilio de Ramiro Sánchez ya habían llegado dos advertencias. “El pueblo te repudia. Los maricones deben morir”, decía la primera. La segunda insistía: “¿Qué estás haciendo? Ya debes irte de esta ciudad”. Como no sabía leer ni escribir, Ramiro se desentendió de ambos mensajes. Corría enero de 1989. El Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) ya había expresado su rechazo a la comunidad homosexual en Tarapoto y profesaba abiertamente su misión de hacer una “limpieza social”. Se decía que no había una tercera advertencia para los miembros del colectivo gay. Una mañana de febrero de ese año, cuando Tarapoto acataba un paro, Ramiro encabezaba una olla común en el piquete que bloqueaba la entrada al aeropuerto. Seis terroristas lo tomaron del cuello y preguntaron al pueblo: “¿Qué le hacemos? Es mal elemento”. Desde un costado respondieron: “¡Que desaparezca!”. Ramiro fue alejado 50 metros y asesinado de un balazo certero. Con este crimen se inició un año sangriento para el colectivo gay de Tarapoto. Cinco meses después, un día como hoy 31 de mayo de 1989, otro episodio llamaría la atención de los peruanos, a tal punto que acabó registrado en el informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR). A la discoteca Las Gardenias ingresaron seis miembros del grupo subversivo. Aprehendieron a ocho personas, entre travestis y homosexuales, y las asesinaron frente a todo el barrio. Pocos días después, el semanario Cambio, órgano oficioso del MRTA, reivindicó la acción y alegó que se debió a la supuesta protección que las fuerzas del orden dispensaban a «estas lacras sociales, que eran utilizadas para corromper a la juventud». El semanario también mencionaba un asesinato de similares características acaecido en febrero del mismo año, cuando el MRTA ejecutó «a un joven "homo" muy conocido en Tarapoto».
Un día como hoy 31 de Mayo de 1993 Jorge Serrano Elías renuncia a su cargo como presidente de Guatemala. Jorge Serrano Elías un fanático evangélico, quien el 6 de marzo de 1983 cuando se desempeñaba como presidente del Consejo de Estado del gobierno de facto del General Efraín Ríos Montt fue el centro de fuertes controversias por su negativa a tender la mano al papa Juan Pablo II que se hallaba de visita en Guatemala. El 11 de noviembre de 1990 se presentó como candidato en las elecciones presidenciales por el Movimiento de Acción Solidaria (MAS), pero tuvo que recurrir a la segunda vuelta del 6 de enero de 1991 para derrotar por un 68,12 % frente a un 31,68 % a Jorge Carpio, de la Unión del Centro Nacional (UCN). Gran parte de su éxito en las urnas se debió, según los analistas, a los miles de votos evangélicos, que en principio hubieran ido para el golpista Efraín Ríos Montt de haber podido presentarse. Serrano Elías fue investido presidente el 14 de enero de 1991, sucediendo a Vinicio Cerezo Arévalo. Era el primer presidente civil que recibía el poder de otro civil durante todo el siglo XX, y el primer evangelista que ocupaba la presidencia de la República en un país con un 90% de población católica. El gobierno de Serrano, que carecía de verdaderos apoyos, debió hacer frente a serias dificultades económicas y sociales; no sin problemas, mantuvo el diálogo con la guerrilla en la ciudad de México hasta que llegó el momento de implementar las medidas democratizadoras acordadas. La violencia paramilitar y ultraderechista y la conflictividad política, a causa de las protestas sociales encabezadas por organizaciones populares de damnificados por la guerra y por el movimiento indígena, que inició sus demandas por el reconocimiento de su identidad y de sus derechos, redujo el margen de maniobras del Gobierno. Por otra parte, la sustanciación de los casos judiciales relacionados con violaciones de derechos humanos y las discusiones sobre la profundidad de las reformas dieron al país un tono político distinto, al que se sumó la concesión del Premio Nobel de la Paz a la dirigente indígena Rigoberta Menchú. Los escasos 18 escaños que su partido tenía en una Asamblea de 115 diputados le obligaron a formar coalición con otros partidos y a gobernar a la sombra de los militares. Recibió un país con una grave crisis económica, con un desempleo del 45% y la lacra de la violencia que se arrastraba desde la guerra de 1960 y que había costado la vida a más de cien mil personas. Desde su llegada al poder distintas organizaciones nacionales e internacionales continuaron con las denuncias de violación de derechos humanos. En junio de 1991 el procurador de los Derechos Humanos, Ramiro de León Carpio (primo hermano de Jorge Carpio, y ex presidente también de la República de Guatemala) reconocía que la situación había mejorado gracias al apoyo nacional e internacional, aunque los datos sobre muertos y desaparecidos eran aún muy altos e imputables en algunos casos a la policía y el Ejército. En los primeros meses de mandato su gobierno retomó en México los contactos con la guerrilla URNG, que culminaron en el verano de 1991 con la firma del Acuerdo de Querétaro para la democratización de Guatemala. Luego siguieron una serie de altibajos en las reuniones, y en enero de 1993 Serrano Elías presentó una propuesta de paz con la guerrilla, pero ésta la rechazó por parcial e incompleta. A continuación, la URNG presentó una propuesta muy similar a la presentada ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que fue rechazada por el presidente guatemalteco. En enero de 1993 se produjo el regreso de los primeros 2.500 refugiados guatemaltecos de los 55.000 que vivían en el sudeste mexicano. En los primeros meses de 1993, Serrano Elías perdió definitivamente sus frágiles apoyos políticos y chocó con los empresarios, con la prensa y la Iglesia Católica, lo que dio pábulo a los rumores de golpe de Estado. En mayo de 1993, el gobierno rompió las conversaciones con la URNG, y poco después, con el pretexto de acabar con la corrupción y el narcotráfico, anunció la suspensión de la Constitución de 1985, la disolución del Parlamento y la celebración de elecciones para una Asamblea constituyente. Tomado de Teología e Historia. El martes 25 de mayo los guatemaltecos se despertaron con los inesperados ritmos de marimbas que transmitía una cadena nacional de la radio. Enseguida supieron que algo había pasado. En los años 80, cuando había golpe de Estado, todos los canales ponían marchas militares. La voz del Presidente Jorge Serrano Elías les explicó lo sucedido. Después de siete años de apenas saborear sólo algunos rasgos de la democracia, los guatemaltecos habían perdido los derechos que les garantizaba una Constitución ya difunta. Respondiendo a las crecientes protestas populares, a la presión del ejército y a la posibilidad de que se le llevara a juicio por cargos de corrupción, Serrano asumió todo el poder en sus manos, disolviendo el Congreso y la Corte Suprema de Justicia. Las casas del Procurador de Derechos Humanos, del Presidente de la Corte Suprema y del Presidente del Congreso amanecieron rodeadas por policías. El Procurador de los Derechos Humanos, Ramiro de León Carpio, nombrado por el Congreso por su actitud muy crítica ante las violaciones a estos derechos por parte del gobierno y del ejército, se había convertido en el enemigo de ambos y al mismo tiempo, en un nuevo héroe popular. Burlando el cordón policial, Carpio escapó de su casa por el techo y se presento en un diario capitalino, al que dio una entrevista que fue publicada clandestinamente antes de que el periódico fuera censurado al día siguiente.” He recibido ya de parte de más de cinco gobiernos el ofrecimiento de asilo político y se lo he agradecido, pero les dije que no me puedo mover de mi país. Quizás sea el primer Procurador de los Derechos Humanos que trabaje en la clandestinidad, pero soy un defensor de la Constitución y del sistema democrático. No puedo menos que luchar, junto con los diferentes sectores sociales, por el retorno inmediato a la constitucionalidad. La sociedad tiene derecho a la resistencia, a unirse y a pedir explicaciones sobre una disposición absurda e ilegal. El Presidente Serrano ha cometido delitos en contra de la Constitución y al volver al orden constitucional, lo lógico es que se le lleve a juicio” dijo al diario “Prensa Libre“. Zozobra y censura. Los primeros días del golpe fueron realmente dramáticos para muchos guatemaltecos, que temieron el regreso al terror de los 80. Los tanques vigilaban las entradas de la universidad y las salidas de la ciudad. Grupos de soldados rastreaban los barrios marginales y reclutaron a la fuerza a más de mil jóvenes durante esa semana. Por el excesivo movimiento militar, hubo zozobra en el campo ante los rumores de que se iban a volver a las masacres que caracterizaron los comienzos de los 80. Pero no hubo toque de queda y el movimiento de vehículos en la capital tuvo práctica normalidad. Algunos líderes estudiantiles se exiliaron, mientras otros dirigentes populares se preparaban para salir pidiendo asilo en diferentes embajadas. Otros dirigentes del movimiento popular y de organizaciones de derechos humanos dedicaron los primeros días a vaciar sus oficinas de documentos, anticipándose a cateos y a capturas. Los diputados del difunto Congreso y otros políticos empezaron a reunirse de tres en tres en bares y hoteles, ante la prohibición de cualquier reunión más de tres personas. Cuando todos los diarios fueron cercados por la policía, la prensa lanzó un SOS a sus colegas internacionales. Al día siguiente del golpe, ningún diario salió a la calle. Algunos ejemplares de dos de los principales periódicos lograron llevarse, ocultos pues bajo la ropa de los más osados burlaron los cordones policiales. Después fueron fotocopiados y distribuidos. Esta fue la única información no sometida a la férrea censura que tuvieron los guatemaltecos durante los primeros días. Durante los tres primeros días, las radios transmitieron en cadena música de marimba, mambo y jazz, salpicada con los mensajes del gobierno, que advertía a la población que había que solicitar un permiso para cualquier reunión y que repetía la lista de todas las garantías que habían sido suspendidas. La primera señal de que el golpe venía se tuvo durante la semana anterior, cuando el ejército salió a las calles por primera vez en ocho años, para detener las protestas populares que sacudían al país desde hacía dos semanas. Los helicópteros sobrevolaron la capital, mientras caravanas de tanquetas y camionetas de soldados y policías circulaban por las calles haciendo sonar sirenas. La última vez que las fuerzas militares se habían tomado así las calles fue en 1985, durante el gobierno del General Oscar Humberto Mejía Víctores.Los guatemaltecos protestaban por la corrupción gubernamental, por las políticas neoliberales y por la sordera del gobierno ante los reclamos de una población que ha ido recuperando su voz después de tres décadas de represión militar. Las protestas se iniciaron en marzo y abril, contra los incrementos en las tarifas de electricidad y del transporte. La ira se extendió en abril al sector estudiantil por la imposición de una cédula que les permitía transporte gratis. Los estudiantes se opusieron a la cédula porque para obtenerla requerían usar uniforme – un gasto adicional – y porque era una forma de control militar en un país donde el estudiantado es considerado “subversivo” por las fuerzas de seguridad.” El planteamiento global del gobierno es la privatización de los servicios públicos. La cédula estudiantil es para provocar y después para poder justificar la intervención militar y luego imponer la privatización, alegando que la educación pública no funciona. Los problemas estudiantiles son obvios. La falta de maestros, escritorios, material didáctico y edificios, y ahora la cédula. De una población de 5 millones apta para estudiar, el sistema sólo atiende a 1 millón 400 mil. O sea, 3 millones 500 mil jóvenes están sin educación. Y quieren cerrar institutos? Es que no quieren que la población pobre vaya a las escuelas,” denunció Jorge García, dirigente de la Asociación Nacional de Educadores de Enseñanza Media (ANEEM). Los estudiantes también argumentaban que los camioneros no aceptaban las cédulas y que las aprovechaban para incrementar sus ganancias. Los camioneros reciben un subsidio del estado de 16 millones de quetzales mensuales por transportar a los estudiantes, pero con esta cédula no habría ya comprobación de sus viajes. Según los estudiantes, los chóferes no les dejaban subir y seguían cobrando el subsidio. Durante más de un mes la conservadora Ministra de Educación se negó a dialogar y los estudiantes de secundaria, sin ninguna experiencia política y armados con botellas y el coraje propio de la juventud, se lanzaron a la calle enarbolando también la bandera contra las alzas de la energía.Unos días después, el movimiento estudiantil tuvo su primer mártir. El 12 de mayo, Abner Hernández Orellana, de 17 años, murió tras ser baleado por el guardaespaldas de un diputado mientras participaba en las protestas frente al Congreso. Pese a que el asesinato fue grabado en dos videos, las autoridades tardaron días en dar con el culpable, que tuvo tiempo de huir. Todo esto airó más a los muchachos y el movimiento se extendió al magisterio, tanto en la capital como en el interior del país. También se unió el sector universitario. El 18 de mayo, la entrada de la Universidad de San Carlos se convirtió en escenario de una batalla campal de cuatro horas entre estudiantes enardecidos y policías antimotines, quienes tuvieron que retirarse después de que los pobladores del vecindario salieron a reforzar a los estudiantes. La semana anterior al golpe, los trabajadores estatales de varios ramos se solidarizaron con la lucha de los estudiantes y se lanzaron a un paro nacional. Aunque el movimiento popular guatemalteco sigue siendo débil y dividido – y con poco poder de convocatoria -, Serrano, con su intransigencia, había logrado promover cierta unidad entre la izquierda y la situación se le iba volviendo más y más delicada.24 horas antes del golpe, un grupo de ciudadanos y políticos agrupados en la Alianza Cívica acusaron públicamente a Serrano de corrupción, alegando que el ahora multimillonario Presidente había empezado su mandato en la bancarrota. La Alianza Cívica pidió a la Contraloría General de la nación investigar las finanzas de Serrano. Lo sucedido a Carlos Andrés Pérez en Venezuela estaba fresquísimo en la memoria de todos. Había ya pruebas suficientes de que Serrano ha logrado un nivel exagerado de riqueza durante su presidencia. “Es vergonzoso que mientras nuestro Presidente se estén convirtiendo en un multimillonario, las escuelas y hospitales estén a punto de cerrarse, afectando a miles de guatemaltecos”, declaró un líder de la Alianza. Esto debe haber sido la gota que rebasó un vaso que venía llenándose con las presiones del ejército y de la derecha y con las crecientes protestas populares. Al día siguiente se produjo el “Serranazo”. Por qué el golpe. Las especulaciones sobre el por qué del golpe son muchas y discutibles. Seguros son los hechos y éstos indican que el golpe venía fraguándose desde hace mucho. Durante varios meses, Serrano fue presionado por los sectores más recalcitrantes dentro del ejército y del sector privado para poner fin a los cambios en Guatemala, particularmente a una verdadera democratización de la sociedad y a una real desmilitarización. La democratización es un proceso paulatino, conquistado por la lucha del movimiento popular y de los sectores civiles, empeñados entre otras cosas en tener participación en el diálogo entre la URNG y el gobierno, y una voz eficaz dentro de la sociedad. En los últimos meses sucedieron varios hechos que representan una amenaza tanto para los sectores de la derecha como del ejército. Uno fue el retorno masivo de los refugiados, población politizada y dispuesta a luchar por sus derechos, cosa nada común en el actual campesinado guatemalteco. Otro hecho fue la salida a luz pública de las Comunidades de Población en Resistencia (CPR), que están exigiendo su reconocimiento como población civil. Algunas de las CPR están en la zona de guerra más crítica del país – en Ixcán y en El Quiché – y las continuas visitas de grupos internacionales y su reconocimiento de hecho como población civil, ha puesto hasta cierto punto un límite al ejército en una zona que considera estratégica militarmente. La situación empeoró el 27 de marzo, cuando una lista de 24 personas “sentenciadas” a muerte fue enviada anónimamente por fax a los diarios locales. La lista incluía a académicos, a dirigentes universitarios, a sindicalistas, a periodistas y a varios miembros de organizaciones populares y de desarrollo que trabajan con la población refugiada y desplazada y con las CPR, incluyendo hasta un funcionario de la ONU. En el mensaje se acusaba a los 24 de ser guerrilleros y se les daba un plazo de cuatro días para salir del país. Columnistas guatemaltecos y analistas comentaron que aunque las amenazas de muerte son frecuentes, estas “listas negras” tenían años de no verse en el país. A comienzos de los 80 aparecían y eran seguidas de una ola de violencia. La lista provocó cierto terror en varios sectores, aunque ninguno de los amenazados se fue del país. En abril, otros funcionarios de ONGs, organizaciones de derechos humanos y periodistas nacionales y extranjeros seguían recibiendo amenazas. En mayo, ninguno de los amenazados había sido tocado, pero la violencia se fue incrementando en todo el país entre marzo y mayo. Primero tocó a la Universidad de San Carlos. En abril, mataron a un catedrático a balazos en la calle y frente a testigos y secuestraron por lo menos a tres estudiantes. En los diarios seguían apareciendo con mucha frecuencia noticias misteriosas de cadáveres sin orejas que eran encontrados en la carretera o en algún barranco. Casi siempre se trataba de un desconocido, sin ningún vínculo político. Para muchos, el objetivo era simplemente aterrorizar a la población. UN GOLPE ANUNCIADO. ¿Qué explica también el efímero y anunciado “serranazo”? En primer lugar, la personalidad de Jorge Serrano Elías. Se trata de un hombre muy autoritario y frustrado políticamente. Cuando llegó al poder Serrano creía – que siendo Presidente podría hacerlo “todo”. Pero con un partido tan endeble, sin base social y con tan pocos diputados en el Congreso, necesitó desde el primer momento hacer las continuas negociaciones y alianzas que le exigía el mecanismo democrático, pero que no le permitían prácticamente gobernar. Sintiéndose así de maniatado, el golpe de Fujimori en Perú le inspiró mucho y desde abril/92, cuando el “fujigolpe”, la prensa guatemalteca empezó a anunciar que en Guatemala podría suceder algo similar. En segundo lugar, es enorme la corrupción que Serrano encontró, tanto en el Congreso como en la Corte Suprema de Justicia. Se vio así sobrepasado por una clase política a la que él en el fondo desprecia y que le tenía – desde su perspectiva – de rodillas e implorándole para sacar adelante cualquier decisión propia. Aislado, Serrano emprendió pleitos con la Iglesia Católica, con los sindicatos, con los medios de comunicación social, con los empresarios del CACIF, con todos. Si hubiera que resumir en una frase caricaturesca cómo entendió él mismo su golpe, Serrano habría dicho algo así: “Dios, que me ha inspirado este golpe y me ha ayudado a ejecutarlo, los bendiga a ustedes si me obedecen, porque si no, ¡se los va a llevar la gran diabla!” El sabía que después del golpe tendría que seguir negociando y haciendo alianzas, pero quería hacerlas en mejor posición que antes, desde una posición de fuerza. Serrano sintió que el golpe le liberaba las manos para poder cumplir lo que le prometió al pueblo de Guatemala en su campaña y anunció de inmediato una serie de medidas populistas y demagógicas. Entre ellas, trasladar todo el presupuesto del Congreso a los hospitales. Pero quien conoce Guatemala sabe que si en el Congreso hay corrupción, no es menor la corrupción que existe en el manejo de la red de hospitales públicos. Es característico de la personalidad de Serrano – por su formación evangélica fundamentalista? – el creer que su palabra “actúa”, que él habla y la realidad cambia. Por otra parte, a Serrano no le asustaban las posibles reacciones adversas a nivel internacional, traducidas en condenas embargos o cortes de ayudas, porque miraba tanto el caso del Perú como el de Haití, con decenas de denuncias presiones y misiones de la OEA, todas infructuosas. La iniciativa del golpe fue de Serrano y no de los militares. Lo más creíble es que Serrano le vendió al ejército la idea y el ejército la compró, porque no tenía mucho o casi nada que perder y sí mucho que ganar. Si Serrano se consolidaba, bien. Y si no, sería el ejército quién decidiría. Por eso el ejército no se le opuso frontalmente, por eso lo apoyó muy circunstancialmente y por eso le quitó su apoyo y lo forzó a renunciar un día como hoy 31 de Mayo de 1993. El pueblo vio mayoritariamente el golpe como un pleito de cúpulas. Nadie en Guatemala iba a derramar su sangre ni a arriesgar nada por la “institucionalidad democrática” o por “la constitucionalidad” del país. Ningún guatemalteco iba a salir a la calle a defender a los corruptos diputados de un Congreso al que veían como una cueva de ladrones. “Ellos son blancos y se entienden”, pensó y decidió la mayoría del pueblo.
Un día como hoy 31 de Mayo de 2005 en Estados Unidos, se devela que el espía «Garganta Profunda» es Mark Felt, el "número dos" del FBI en tiempos de Nixon. La revista Vanity Fair informó un día como hoy 31 de mayo de 2005 que Mark Felt, ex agente del FBI, decía ser "Garganta profunda", la fuente legendaria que reveló secretos del escándalo Watergate al diario The Washington Post y contribuyó a la caída del presidente Richard Nixon. Desenmascarar la identidad de "Garganta profunda", una fuente clave para los reporteros del Post, Bob Woodward y Carl Bernstein, aclararía uno de los mayores misterios políticos y periodísticos de la historia reciente. La revista dijo que Felt, que en la fecha de revelación tenía 91 años y vivía jubilado en Santa Rosa, California, admitió a su familia su papel en el escándalo y cooperó con la historia de dicha revista. Es la primera vez que una fuente ha dicho ser "Garganta profunda". "La familia cree que mi abuelo, Mark Felt Sr., es un destacado héroe nacional que fue más allá de su deber, bajo enorme riesgo personal, para salvar a su país de una enorme injusticia", dijo la familia en un comunicado leído por el nieto Nick Jones. "Todos nosotros esperamos sinceramente que el país lo vea de esa manera también", añadió. Felt mantuvo el secreto de su identidad hasta 2002, cuando confesó a un amigo que había sido el informante del periodista Bob Woodward, que por aquella época escribía para el diario Washington Post, dice la revista. "Yo soy el tipo que ellos llamaban ´Garganta Profunda"´, dijo Felt al abogado John D. O´Connor, autor del artículo de Vanity Fair, según un comunicado de la revista. Durante más de tres décadas, Woodward y Bernstein se han negado a revelar el nombre de su fuente y aseguran que no lo harán hasta después de su muerte. Bernstein dijo a WABC-TV en Nueva York: "No vamos a decir nada ahora. Cuando esa persona haya muerto, la identificaremos". Hace tiempo que Felt es un sospechoso principal en la relativamente corta lista de posibles candidatos a "Garganta profunda", quien fue un factor clave en el reportaje del Post sobre el escándalo que llevó a la renuncia de Nixon en agosto de 1974, la única vez en la historia de Estados Unidos que un presidente ha renunciado. El artículo de Vanity Fair dijo que la familia de Felt lo convenció de que su proceder durante el escándalo Watergate fue heroico y que valía la pena que se conociera, por lo que le aconsejaron que se diera a conocer. Su hija habló más de 12 veces por teléfono con Woodward, quien visitó a Felt en Santa Rosa en 1999. En sus conversaciones discutieron la posibilidad de un anuncio conjunto, según Vanity Fair. Sin embargo, según Vanity Fair, Woodward acostumbraba a comenzar dichas conversaciones con una advertencia: "El hecho de que esté hablando contigo, no indica que admita que él sea quien dice ser". Woodward ha dicho en el pasado que "Garganta profunda" se reunía con él tarde en la noche en lugares apartados, incluidos estacionamientos subterráneos en Washington DC, para darle la información que permitió que el reportero siguiera adelante con sus historia. El escándalo Watergate se inició cuando en junio de 1972, en un hotel del mismo nombre situado en Washington, fueron detenidas varias personas que pretendían instalar micrófonos y cámaras para realizar escuchas clandestinas en la sede del comité electoral del Partido Demócrata, rival del Republicano que entonces gobernaba en Estados Unidos con Richard Nixon a la cabeza. Casi todos ellos resultaron ser agentes de la CIA, pero Nixon hizo todo lo posible relativo a un caso que terminó siendo destapado por el diario The Washington Post, obligando al Presidente a dimitir en agosto de 1974. El propio Felt fue condenado en 1980, tras un juicio en el que Nixon, pese haber sido “traicionado” por su ex subdirector del FBI, dio testimonio en su defensa. Meses más tarde, Felt fue indultado por el nuevo presidente, Ronald Reagan. Mark Felt falleció el 18 de diciembre de 2008 en su casa en California, a la edad de 95 años. Felt padecía demencia senil diagnosticada años antes de su muerte.

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