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sábado, 13 de julio de 2013

Consecuencias de caso Snowden: Mercosur lanza ofensiva diplomática en Europa

Tomado de El País  

Los presidentes Morales, Fernández, Mujica, Rousseff y Maduro este viernes

Sudamérica se planta ante el espionaje de Estados Unidos

Brasil, Argentina, Uruguay y Venezuela llaman a consultas a sus embajadores en Madrid, París, Roma y Lisboa


Por Francisco Peregil

Hacía mucho tiempo que las relaciones entre Sudamérica y los países europeos no se tensaban tanto. Los miembros de Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay y Venezuela) han acordado en una cumbre llamar a consultas a sus embajadores en España, Francia, Italia y Portugal para que informen sobre las decisiones que obligaron a desviar a Viena (Austria), donde el pasado día 2 quedó varado 13 horas, el avión presidencial del boliviano Evo Morales. Esa ha sido, de momento, la respuesta diplomática conjunta de todos los países del Mercado Común del Sur –excepto Paraguay, que se encuentra suspendido desde el año pasado—a la actuación de varios Gobiernos europeos que actuaron bajo la sospecha de que el exanalista estadounidense Edward Snowdenviajaba en el avión oficial de Morales.
Los cuatro países de Mercosur ratificaron en un comunicado el “firme repudio” a las acciones de los cuatro Gobiernos europeos por “no permitir el sobrevuelo ni aterrizaje de la aeronave”. Este hecho fue calificado como un acto “infundado, discriminatorio y arbitrario”, además de “una práctica neocolonial” y un “acto insólito, inamistoso y hostil, que viola los derechos humanos y afecta la libertad de tránsito, desplazamiento e inmunidad” de la que “goza todo jefe de Estado”.
La decisión de llamar a consultas a los embajadores se tomó durante laXV cumbre de Mercosur celebrada el viernes en Montevideo. Los miembros del bloque económico respaldaron la denuncia que presentó Bolivia ante la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, “por la grave violación de los derechos fundamentales del presidente Evo Morales”. Y decidieron llamar a sus embajadores en los cuatro países europeos para “ponerlos en conocimiento” de ese apoyo a la denuncia de Morales.
Los países de Mercosur también emitieron otro comunicado en el que condenaron “las acciones de espionaje por parte de agencias de inteligencia” de Estados Unidos y rechazaron “enfáticamente” la intercepción de las telecomunicaciones y las acciones de espionaje. Nada más aterrizar en Motevideo, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, señaló: “Cualquier acto de espionaje que viole los derechos humanos, y sobre todo el derecho básico de la intimidad, y atente contra la soberanía de las naciones, merece ser condenado por cualquier país que se considere democrático”
La semana pasada el diario O Globo publicó un artículo basado en informaciones reveladas por Snowden donde se afirmaba que Estados Unidos espió a Brasil y a otros 13 países latinoamericanos, a través de sus agencias Central de Inteligencia (CIA) y Nacional de Seguridad (NSA, según sus siglas en inglés). El espionaje se produjo entre 2008 y el primer trimestre de este año. Entre las comunicaciones intervenidas había llamadas telefónicas, correos electrónicos y conversaciones de voz por Internet. El país más vigilado resultó ser Brasil, seguido por Colombia y en tercer lugar, México, según las citadas informaciones. También cayeron bajo las redes de vigilancia Ecuador, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Paraguay, Chile, Perú, Argentina y Venezuela.
El martes pasado, la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, declaró: “Me corre frío por la espalda cuando fui el otro día a Bolivia y vi que un presidente hermano había sido detenido durante 13 horas como si fuera un ladrón; me corre frío por la espalda cuando nos enteramos que nos están espiando a todos a través de sus servicios de informaciones en Brasil”.
Pero más allá del espionaje y su repudio, ahora mismo la verdadera patata caliente se llama Edward Snowden. El presidente Barack Obama ya ha advertido que cualquier país que lo acoja lo pagará caro. Las advertencias o amenazas desde la Casa Blanca hacia los diversos Gobiernos han debido ser tan convincentes que ni Rusia se atrevió a prestarle asilo al fugitivo. En América Latina, sin embargo, se han ofrecido Bolivia, Nicaragua y Venezuela.
Respecto a la posible acogida a Snowden, los países de Mercosur repudiaron, sin citar expresamente a la Casa Blanca, “las acciones que puedan menoscabar la potestad de los Estados de conceder” el derecho de asilo, y rechazaron “todo intento de presión, hostigamiento o criminalización de un Estado” “sobre la decisión soberana de cualquier nación de conceder” ese derecho. 

viernes, 12 de julio de 2013

Gobiernos latinos que reclama libertad de expresión en caso Snowden son reconocidos por autoritarios

Tomado de The Wall Street Journal  

El presidente ecuatoriano, Rafael Correa (en el centro), está en medio de un enfrentamiento diplomático con EE.UU. tras otorgarle documentos de viaje a Edward Snowden.

Defensores latinoamericanos de Snowden no predican con el ejemplo

Por Nicholas Casey, John Lyons y José de Cordoba

QUITO— Edward Snowden, el fugitivo contratista de inteligencia estadounidense, ha encontrado apoyo en las últimas semanas entre los líderes de izquierda de América del Sur, quienes lo catalogan como un defensor de la libertad de expresión.
Sus actitudes, sin embargo, cambian mucho a la hora de tratar a los grupos opositores en sus respectivos países, dicen los periodistas, miembros de la oposición y otros detractores del gobierno.
Venezuela, que le ha ofrecido asilo a Snowden, ataca con regularidad a los críticos del gobierno en los medios de comunicación e incluso llegó al extremo de difundir grabaciones secretas de ellos en la televisión pública.
Ecuador, que inicialmente otorgó documentos de viaje a Snowden, ha atacado a los periodistas. El propio presidente, Rafael Correa, ha entablado demandas multimillonarias contra la prensa. Bolivia, otro país que respalda a Snowden, tiene un problema con otro soplón: Roger Pinto, un senador que filtró documentos que acusaban al gobierno de tener vínculos con el narcotráfico y que ahora se refugia en la embajada de Brasil, que le concedió asilo.
"Es una ironía que estos gobiernos traten de aparecer como si fueran paraísos de la libre expresión mientras que los periodistas locales están siendo silenciados y demandados por difamación, sus medios se están cerrando o están siendo restringidos por nuevas leyes de comunicaciones", señaló Carlos Lauria, del Comité para la Protección de los Periodistas, un grupo que monitorea los derechos de la prensa en el mundo.
A la vez que elogiaban la causa de Snowden en público, los líderes sudamericanos arremetieron contra los medios en sus propios países. El Congreso de Ecuador, por ejemplo, aprobó una ley que prohíbe que los reporteros investiguen temas que puedan perjudicar la reputación de alguna persona.
Juan Carlos Calderón, un editor ecuatoriano, señala que las campañas del gobierno han hecho que este sea "el peor momento para ser un periodista de investigación aquí". Su revista, Vanguardia, cerró y despidió a su personal la semana pasada, lo que atribuyó a las restrictivas nuevas leyes de prensa. El gobierno adujo que cerró por su pobre desempeño económico.
En Venezuela, los críticos que han expresado su oposición al gobierno dicen que han sufrido las consecuencias. Hasta hace poco, La Hojilla, un popular programa de la televisión estatal, grababa en secreto conversaciones de los opositores al gobierno y a menudo utilizaba extractos editados de esas conversaciones para amenazarlos y avergonzarlos.
"Sentí que estaba desnudo en público", afirma Ignacio Arcaya, que fue ministro del Interior y embajador en Washington del gobierno del ex presidente Hugo Chávez luego de que una llamada telefónica que había hecho a un abogado de derechos humanos fuera transmitida en La Hojilla en abril.
En un giro irónico, La Hojilla fue víctima de su propia medicina. El programa dejó de transmitirse a fines de mayo, después de que surgiera una grabación en la que su conductor, Mario Silva, criticaba a Maduro y otros funcionarios.
La ofensiva del gobierno ha seguido adelante, pese a la desaparición de La Hojilla. El gobierno difundió a fines de junio una grabación de una conversación entre la senadora y ex candidata presidencial de la oposición, María Corina Machado, y un amigo, un destacado académico. El gobierno la acusó de hablar de planes para un golpe de estado.
"No tengo la más mínima idea de cómo nos pudieron haber grabado; fue un cuarto cerrado en una casa privada", dijo Machado, quien agregó que la grabación fue muy editada y tergiversó sus comentarios. "Creo que es parte de un patrón, sin dudas, en que el gobierno pretende crear terror político en todos los niveles".
Funcionarios del gobierno venezolano no devolvieron las llamadas en busca de comentario. En las últimas semanas, Maduro y otros funcionarios del gobierno han indicado que esta clase de grabaciones son parte de una iniciativa para combatir la corrupción. Machado insistió en que no ha cometido ninguna irregularidad.
A su vez, la ofensiva del gobierno ecuatoriano se ha centrado en la prensa. El año pasado, Calderón, el editor, y Christian Zurita recibieron la orden de pagar US$2 millones al presidente Correa luego de que escribieran un libro en el que detallaban los lucrativos contratos de construcción obtenidos por su hermano, Fabricio. El mandatario acudió personalmente a testificar en el juicio, donde dijo que su nombre había sido difamado. Posteriormente, Correa perdonó a los autores del libro, pero prometió que no olvidará el incidente.
Correa no respondió a una solicitud de entrevista, pero Romel Jurado, un vocero del Ministerio de Comunicación, dijo que los controles de prensa eran vitales para prevenir subversión política por parte de los medios alineados con los opositores al presidente.
—Ezequiel Minaya y Martín Arostegui contribuyeron a este artículo. 

domingo, 7 de julio de 2013

Medios nicaragüenses revelan carta de Snowden solicitando asilo a ese país

Agencias Noticiosas
 Revelan una carta de Snowden en la que solicita asilo a Nicaragua

Medios nicaragüenses han difundido una carta en la que el ex analista de la CIA, Edward Snowden, pide asilo al país centroamericano.

Nicaragua confirmó este sábado que estaría dispuesto a conceder asilo a Snowden “si las condiciones lo  propician”. El diario nicaragüense ‘La Voz del Sandinismo’ ha publicado la solicitud original de asilo del joven informante y la traducción de la misma. 

Traducción de la carta atribuida a Snowden

Al Representante de la República de Nicaragua

Yo, Edward Snowden, ciudadano de los Estados Unidos de América escribo para solicitar asilo en la República de Nicaragua debido al riesgo de ser perseguido por el gobierno de los Estados Unidos y sus agentes en relación a mi decisión de hacer públicas serias violaciones de parte del gobierno de los Estados Unidos de su Constitución, específicamente de su Cuarta y Quinta Enmienda y de varios tratados de las Naciones Unidas que son vinculantes sobre mi país. Como resultado de mis opiniones políticas y mi deseo de ejercer mi libertad de expresión, a través del cual he demostrado que el gobierno de los Estados Unidos está interceptando la mayoría de comunicaciones en el mundo, el gobierno de los Estados Unidos ha anunciado públicamente una investigación penal contra mí. 

Miembros prominentes del Congreso y otros en los medios me han acusado de ser un traidor y han pedido que yo sea apresado o ejecutado como resultado de haber comunicado esta información al público. Algunos de los cargos que han sido presentados en mi contra por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos están conectados con la Ley de Espionaje de 1917, uno de los cuales incluye prisión de por vida entre las posibles sentencias. 

Un precedente internacional para proveer asilo a personajes en mis circunstancias ha sido ya establecido con la concesión de asilo de Ecuador al fundador de Wikileaks, Julian Assange en relación a este tipo de investigación en represalia. Mi caso además es muy similar al del soldado estadounidense Bradley Manning, quien hizo pública información gubernamental a través de Wikileaks revelando crímenes de guerra, y fue arrestado por el gobierno de los Estados Unidos y ha sido tratado de forma inhumana durante su tiempo en prisión. Él fue puesto en confinamiento solitario antes de su juicio y el representante de las Naciones Unidas contra la tortura juzgó que el Sr. Manning fue sometido a actos crueles e inhumanos por parte del gobierno de los Estados Unidos. 

El juicio contra Bradley Manning está en curso ahora y se han presentado documentos secretos a la corte y han testificado testigos secretos. Yo creo que dadas las circunstancias, es improbable que yo vaya a recibir un juicio justo o tratamiento apropiado antes de ese juicio y enfrento la posibilidad de prisión perpetua o incluso la muerte. 

Edward Joseph Snowden 
Moscú, 30 de junio 2013 

Copia del original la supuesta carta

martes, 2 de julio de 2013

Correa reconoce como error el salvoconducto emitido a favor de Snowden

Tomado de El Universo
Rafael Correa considera "un error" haber ayudado a Snowden, según The Guardian

El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, afirmó que su Gobierno no ayudó de manera intencionada a Snowden a viajar de Hong Kong a Moscú con un pase de viaje temporal, y afirmó que se trató de "un error de nuestra parte". 
Aesguró que su país no está considerando la petición de asilo del extécnico de la CIA Edward Snowden y nunca fue su intención facilitarle la salida de Hong Kong, en una publicación de hoy del diario británico "The Guardian".

La afirmación de Correa coincide con la divulgación de una carta de Snowden en la que agradece al Gobierno de Ecuador por su valentía en la defensa de sus derechos y por considerar su caso.

Sin embargo, en su entrevista con el rotativo el presidente de Ecuador dijo que el caso de Snowden es responsabilidad de Moscú y que el estadounidense tendría que llegar a territorio ecuatoriano antes de que su país pueda evaluar la petición de asilo.
El extécnico de la CIA, que ha divulgado las actividades de ciberespionaje llevadas a cabo por la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) de EEUU, se encuentra en la zona de tránsito del aeropuerto de Moscú tras haber volado desde Hong Kong.
Según el presidente, su Gobierno no ayudó de manera intencionada a Snowden a viajar de Hong Kong a Moscú con un pase de viaje temporal, y afirmó que se trató de "un error de nuestra parte".
"La situación de Snowden es muy complicada, pero en este momento está en territorio ruso y estas son decisiones de las autoridades rusas", añadió el presidente sobre el espía estadounidense, a quien las autoridades de su país le han revocado el pasaporte.
Preguntado sobre si quiere verle, el presidente ecuatoriano contestó: "No particularmente. Él es una persona complicada", y añadió que "Snowden espió durante un tiempo".
Las opiniones de Correa contrastan con las de Snowden, quien en una carta divulgada por "The Guardian" afirmó que "existen pocos líderes mundiales que arriesgarían estar del lado de los derechos humanos de un individuo frente al gobierno más poderoso del planeta, y la valentía de Ecuador y su pueblo es un ejemplo para el mundo".

Añadió que sin la "acción decisiva" de su cónsul en Londres, Fidel Narváez, para proteger sus derechos a su salida de Hong Kong, "nunca me podría haber arriesgado a viajar".
El presidente ecuatoriano dejó claro que no facilitará a Snowden documentos para sacarlo del aeropuerto de Moscú.
"La solicitud de derecho de asilo es una cosa pero ayudar a alguien a viajar de un país a otro (...) Ecuador nunca ha hecho esto", dijo Correa, y añadió que la emisión de un documento de viaje emitida por su consulado en Londres el 22 de junio fue un error.
"Fue un error de nuestra parte. Mire, esta crisis nos afecta en un momento muy vulnerable. Nuestro ministro de Exteriores estaba de viaje por Asia. Nuestro viceministro de Exteriores estaba en la República Checa. Nuestro embajador estaba en Italia", agregó.
Según Correa, Narváez y el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, quien está refugiado en la embajada de Ecuador en Londres, hicieron cosas porque temían que Snowden pudiera ser detenido.
"El cónsul, en su desesperación, probablemente no podía contactar al ministro de Exteriores, y emitió un documento de salvoconducto sin validez, sin autorización, sin que siquiera nosotros supiéramos", afirmó el presidente.
"Mire, él (Assange) está en la embajada, es amigo del cónsul, y le llama a las cuatro de la madrugada para decirle que van a capturar a Snowden. Él (cónsul) está desesperado, ¿cómo vamos a salvar la vida de este hombre?, y lo hace", comenta Correa.
Según el presidente ecuatoriano, el documento no es válido y el cónsul "tendrá que aceptar las consecuencias" y será "sancionado", sin precisar qué tipo de sanciones se le impondrán.
No obstante, Correa puntualiza que Assange tiene el respeto de su país y "está bajo la protección del Estado de Ecuador".
BBC Mundo lo informa así:

miércoles, 26 de junio de 2013

Rusia no cede ante presiones de EEUU para extraditar a Snowden

 Agencias Noticiosas  

Putin desafía a Obama y se niega a extraditar a Snowden

 

El mandatario ruso confirmó que el "topo" de la CIA está en la zona de tránsito del aeropuerto de Moscú; se encontraría en un limbo jurídico

MOSCÚ.- El misterio sobre el paraderode Edward Snowden se desveló ayer. El presidente ruso, Vladimir Putin , confirmó que el ex contratista de la CIA se encuentra en la zona de tránsito del aeropuerto de Moscú y lanzó un mensaje contundente al gobierno de Barack Obama al rechazar frontalmente la solicitud de extradición de los Estados Unidos.

Snowden, acusado por Washington de revelar secretos oficiales, llegó el domingo a Moscú procedente de Hong Kong, su primer refugio tras las filtraciones que realizó a la prensa sobre un masivo sistema de vigilancia electrónica ideado por los Estados Unidos.

En la rocambolesca historia del joven analista de datos están involucrados hasta ahora no sólo las tres potencias mundiales. Aconsejado por el sitio WikiLeaks, Snowden pidió asilo en Ecuador, cuyo gobierno ya acoge a Julian Assange, el fundador de esa organización de revelación de secretos gubernamentales.

La llegada de Snowden a Moscú hizo saltar todas las alarmas en la Casa Blanca, que anteayer desplegó su potencial diplomático para capturar al ex técnico de la CIA.

Obama instó a Moscú a colaborar en la entrega del fugitivo y altos funcionarios de su administración criticaron duramente a Pekín por haber permitido la salida de Snowden de Hong Kong.

Ante las exigencias de Washington, el Kremlin respondió ayer de forma contundente: "Todas las acusaciones contra Rusia son delirantes, son sandeces (.) El señor Snowden llegó efectivamente a Moscú como pasajero en tránsito y, como tal, no necesita visado ni otros documentos", dijo Putin, en una conferencia de prensa celebrada en la localidad finlandesa de Turku. Y explicó que Moscú no tiene acuerdos de extradición con Washington: "Sólo podemos entregar a ciertos ciudadanos a las naciones con las que tenemos acuerdos internacionales sobre entrega de criminales y no tenemos un acuerdo de este tipo con los Estados Unidos".

Putin señaló que cuanto antes decida Snowden su destino, mejor para Rusia. En su primera intervención pública sobre el caso, el mandatario ruso describió al ex analista de la CIA como un "hombre libre" y dijo que su llegada a Rusia fue totalmente inesperada.

Snowden reservó un pasaje para volar el lunes desde Moscú hacia Caracas con escala en La Habana, pero nunca llegó a tomar ese avión. Según Assange, cuenta con un salvoconducto de refugiado emitido por las autoridades ecuatorianas, que están considerando su petición de asilo.

El fugitivo estadounidense se encuentra en una suerte de limbo jurídico y geográfico, la zona de tránsito de un aeropuerto internacional, que no le obliga a pasar por las oficinas de inmigración. Putin reveló ayer que ninguna agencia de inteligencia rusa se puso en contacto con él.

El mandatario hizo hincapié en este asunto para acallar los rumores sobre el supuesto interés de la inteligencia rusa en la información que maneja Snowden sobre los programas de vigilancia electrónica estadounidense. "Nuestros servicios especiales nunca trabajaron con el señor Snowden y no trabajan tampoco con él ahora", dijo Putin. El ex analista de la CIA filtró detalles de los programas de vigilancia masiva de llamadas telefónicas y datos de Internet de todo el mundo. La Casa Blanca defendió ese sistema en nombre de la seguridad nacional.

En respuesta a Putin, el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, dijo ayer que si bien Estados Unidos no tiene tratado de extradición con Rusia, desea que Moscú cumpla con las "prácticas legales comunes" entre países cuando se trata de fugitivos. "Moscú debe hacer lo correcto", sentenció Kerry.

El rechazo de Putin a la petición de deportación de Snowden refleja, según observadores internacionales, la disposición del Kremlin a desafiar a Washington en un momento en que las relaciones entre ambos países se enfriaron debido a las posiciones discordantes respecto a la guerra civil siria, entre otros asuntos.

El mandatario ruso comparó a Snowden con Assange, que lleva más de un año refugiado en la embajada de Ecuador en Londres, y dijo que ambos fugitivos fueron etiquetados como delincuentes, pero se consideran a sí mismos activistas y defensores de la democracia.
"¿Debería gente como ésta ser extraditada para que la metan en prisión?", se preguntó Putin. Y acto seguido, añadió: "Yo preferiría no hacerme cargo de tales asuntos".

Anoche, en tanto, el presidente venezolano se sumó a la tensión por Snowden al decir que evaluaría la posibilidad de darle asilo político si él lo pidiera.

AMBICIOSO PLAN CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO


·       El presidente norteamericano, Barack Obama, anunció ayer un ambicioso plan para combatir el cambio climático, que busca regular las emisiones de dióxido de carbono de las centrales eléctricas e impulsar nuevas fuentes de energía limpias.
·       "No es justo ni seguro que las centrales eléctricas emitan cantidades ilimitadas de anhídrido carbónico a la atmósfera. Debemos detenerlas", expresó Obama en un discurso en la Universidad de Georgetown, en Washington.
·       Aunque no estaba previsto que hablara del polémico proyecto del oleoducto Keystone XL, que se extendería de Canadá al Golfo de México, Obama dijo que su gobierno lo aprobará sólo si una evaluación en curso determina que su construcción no agravará la contaminación. El proyecto enfrenta una férrea oposición de grupos ecologistas. 

domingo, 16 de junio de 2013

Revelaciones del espía Edward Snowden confirman al mundo que ya no existe la privacidad y menos en internet

Tomado de El País

Origen, impacto y consecuencias de los papeles de Snowden

Los programas secretos de espionaje de EE UU desvelados por un contratista de la NSA abren un debate sobre la intromisión del Gobierno en la privacidad de los ciudadanos



Por Antonio Caño
De todo lo que se ha conocido en los últimos días gracias a la audacia de un joven de 29 años con una cierta obsesión por el espionaje, hay algo que no es novedad: la privacidad ha desaparecido, somos constantemente objeto de la mirada de alguien. Ahora hemos sabido que entre esos muchos que nos observan está el Gobierno de Estados Unidos, lo cual tampoco es exactamente una gran sorpresa.
EE UU es la mayor potencia económica y militar del mundo. Tiene intereses planetarios y tropas y bases en los cinco continentes. Es el objetivo declarado número uno del terrorismo internacional, que le demostró sus intenciones y recursos el 11 de septiembre de 2001. Ha sido blanco de numerosos ataques cibernéticos de parte de su gran rival en el mundo, China. Es el país que inventó Internet y en el que han nacido y residen Google, Microsoft, Facebook, Apple, Twitter y otras marcas de menos renombre que dominan la actividad en la Red. Tiene, por tanto, los motivos y los medios. Que el Gobierno de EE UU, en colaboración más o menos voluntaria con las empresas de EE UU que poseen toda la información existente en Internet, haya accedido a esos datos con el propósito de localizar a sus enemigos, puede ser cualquier cosa menos una sorpresa.
Tampoco es un una ilegalidad, puesto que el Gobierno se proveyó de todas las autorizaciones parlamentarias y judiciales que eran pertinentes. Sí puede ser una inmoralidad y un atropello de las libertades públicas, algo en lo que las autoridades de todos los países incurren frecuentemente con la ley en la mano. Pero el juicio de esa actitud puede producir resultados distintos si se observa desde el concepto liberal e individualista, en cuyo caso el veredicto sería severo, o desde una idea más estatista sobre el papel del Gobierno, que podría dictar una sentencia más benevolente.
¿Qué es lo que está en juego en el caso que el joven Edward Snowdenha puesto sobre la mesa? ¿Qué es lo que realmente ha sacado a relucir y qué debate ha desencadenado eso? ¿Debe preocuparle a los ciudadanos ser espiados? ¿Por qué? En EE UU, la opinión pública parece decantarse a favor de permitir ciertas incursiones del Gobierno en su privacidad, si eso ayuda a mejorar su seguridad, lo que responde a la lógica de que una mayoría de población cuyo comportamiento es intachable no tiene en principio ningún temor a que revisen su vida. Pero, por supuesto, no se trata de eso. Se trata de cuáles son los límites del Estado y qué pueden hacer las personas corrientes para protegerse.
Edward Snowden, un contratista privado al servicio de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), entregó a The Guardian, primero, y después a The Washington Post dos documentos que recogían otros tantos programas secretos de espionaje del Gobierno de EE UU, uno para el registro de los números de teléfono y duración de las llamadas telefónicas de la compañía Verizon en EE UU, y otro, conocido como Prisma, que permite el acceso a correos electrónicos, chats, fotos y otro material intercambiable en Internet entre ciudadanos extranjeros y fuera de territorio de EE UU.
De acuerdo a las autoridades norteamericanas, ambos son programas son muy valiosos, han permitido en el pasado abortar decenas de intentos de ataques terroristas y su revelación constituye un gran perjuicio para EE UU. De acuerdo a la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), que ha presentado una demanda contra el Gobierno, es una violación de la Constitución. El presidente Barack Obama los defendió diciendo que, en el mundo actual, “no se puede tener el 100% de privacidad y el 100% de seguridad”. Esos programas representan, dijo, una mínima molestia que los norteamericanos pueden permitirse en aras de dormir más tranquilos.
Ahí es donde está el meollo de la cuestión. ¿Dormimos más tranquilos sabiendo que el ojo del Gran Hermano orwelliano vigila? Tal vez sí o tal vez no, pero, en todo caso, la única alternativa es permanecer despiertos.
Para analizar el impacto y las consecuencias de los papeles de Snowden es necesario inscribirlos en el tiempo en que se han producido. Así como los papeles del Pentágono cayeron sobre una población horrorizada con la guerra y el Watergate aterrizó en un país asqueado de las marrullerías de la política, los papeles de Snowden encuentran a una sociedad adormecida por los encantos ilimitados de las nuevas tecnologías.
Hoy la privacidad es objeto de ataque constante e impune. Cuando se entra en un banco, uno es observado por una cámara tras la que hay un agente de seguridad; cuando se sube al metro o se accede a un aeropuerto, todos somos, igualmente, filmados y registrados. Simplemente paseando por la calle podemos ser grabados y, posteriormente, nuestra imagen puede ser contemplada por un funcionario, que, aburrido, podría llegar a entretenerse con algunos detalles de nuestro físico. Hay cámaras en los más diversos escenarios públicos y privados, desde un teatro a un taxi, y a nadie parece importarle mucho.
Esa realidad adquiere una proporción desmesurada cuando se traslada al campo de Internet. Nuestros mensajes, nuestras fotos de cumpleaños, cualquier indiscreción personal, incluso nuestros más íntimos pensamientos ofrecidos al amigo o la persona amada están almacenados en algún lugar de lo que, muy gráficamente, se llama “la nube”. Será una nube, pero no es un limbo. Empresas concretas y personas precisas tienen acceso a esa información, la procesan y, eventualmente, la usan con motivos comerciales.
¿Cuál es la diferencia de que la use el Gobierno con motivos más nobles, como la seguridad? En primer lugar, es necesario recordar que el programa Prisma no afecta, al menos en lo que se sabe, a ciudadanos norteamericanos o que residan en EE UU. Por lo demás, el espionaje es una actividad tan antigua como el propio ser humano. En otros tiempos se hacía con rudimentarias antenas parabólicas y micrófonos ocultos en un jarrón. Hoy basta un ordenador. Los países se espían unos a los otros, y espían a sus propios ciudadanos, sus finanzas y movimientos sospechosos. Cuando ese espionaje produce resultados satisfactorios, que es relativamente frecuente –piensen, en cada país, en la cantidad de indeseables detectados en los últimos años por el seguimiento de sus cuentas bancarias o sus llamadas telefónicas–, nos alegramos todos. ¡Cuántos inocentes no habrán sido espiados hasta llegar a los verdaderos culpables! Pero, al mismo tiempo, cuando nos queda constancia de que ese espionaje existe, nos horrorizamos. Y ese horror se produce, no tanto por el espionaje en sí, sino por su carácter secreto.
Lo secreto nos asusta y, con razón, nos alarma. El secreto protege la actuación legítima de un agente del bien, pero también tapa el abuso de un funcionario inescrupuloso. El secreto deja a los ciudadanos inertes ante el Gobierno, que queda como la única autoridad para decidir qué hacer en cada situación. El secreto es, obviamente, el caldo de cultivo del autoritarismo.
Cualquiera puede entender que los gobernantes tengan que actuar en secreto en ocasiones. A nadie se le ocurre que la CIA debiera haber ido informando al Congreso sobre sus pasos en la localización de Osama bin Laden. Pero el secreto no se justifica siempre ni con tanta frecuencia como las autoridades desearían. Probablemente, no se justifica en los papeles de Snowden. No se aprecia a primera vista qué dicen esos papeles que los terroristas no dieran ya por supuesto. ¿A alguien se le ocurre que Al Qaeda se comunicaba por correo electrónico sin sospechar en absoluto que pudiera ser leídos por los servicios de espionaje?
Así pues, el problema de fondo detectado gracias a los papeles de Snowden es el del insuficiente control de la intromisión del Gobierno en las vidas privadas de los ciudadanos. No el ataque en sí a una privacidad que ya no existe, ni el hecho mismo de que EE UU, como le corresponde, espíe para protegerse, sino la preocupación por la extensión de ese espionaje debido a la falta de control democrático. El Congreso era informado, pero en secreto. Un juez firmaba la autorización para ese espionaje, pero era el juez de un tribunal secreto –creado en 1978 y conocido por las siglas de FISA- que en último año aprobó todas, absolutamente todas, las solicitudes de intervención presentadas por los responsables de seguridad. A todas luces parecen garantías escasas para una recolección tan masiva de datos.
El último ángulo controvertido de esta historia es el del papel de las empresas de Internet, que ahora tratan de limpiar su imagen. Este sábado, Facebook dijo que en 2012 había recibido alrededor de 10.000 peticiones de distintos niveles del Gobierno para acceder a cuentas de sus clientes. Microsoft informó de haber recibido entre 6.000 y 7.000 reclamaciones similares. Difícil resistirse a esas peticiones, que iban firmadas por el correspondiente juez de FISA. Pero esas empresas y otras grandes de Internet que esta semana hicieron públicas reclamaciones de más transparencia, se deben también a sus clientes, con los que se han comprometido a no desvelar sus datos privados.
De nuevo, nos encontramos ante un dilema muy propio de este tiempo y dificilísimo de resolver. La tensión entre el interés público y el espacio privado existe desde que las personas conviven. En nombre de atender el bien de la mayoría se han cometido grandes gestas y tropelías a lo largo de la historia de la humanidad. Los papeles de Snowden prueban que la tentación de actuar por encima del conocimiento de los ciudadanos, aunque sea en su propio favor, no solo no ha desparecido sino que se ha incrementado y hecho más peligrosa en la era de Internet. 

sábado, 8 de junio de 2013

Tensión entre gobierno de Obama y prensa por espionaje a medios

Tomado de esglobal

Obama contra la prensa


El espionaje a periodistas de la agencia AP por parte del Gobierno estadounidense desata duras críticas contra el Presidente.

Por Mario Saavedra

“La gente me pregunta a menudo: ¿Cuál de los gobiernos que has cubierto fue el más secretista y manipulador?”, arrancaba un reciente editorial del veterano periodista de la CBS Bob Schieffer, para continuar “La Administración Nixon se lleva la palma, por supuesto, pero aparte de esa mi respuesta siempre es: la que sea que esté en el poder en ese momento […] Me alegra que el presidente le haya pedido al Fiscal General que estudie si sus investigaciones sobre las filtraciones están teniendo un efecto amedrentador en la prensa”. Schieffer, toda una institución periodística en Estados Unidos, hablaba del último de los escándalos que rodean a la Casa Blanca de Barack Obama: el del espionaje a decenas de periodistas de la agencia de noticias Associated Press (AP).
Fue el propio departamento de Justicia el que destapó la información en una carta a la agencia estadounidense. Habían obtenido los registros de entradas y salidas de llamadas de al menos 20 líneas telefónicas de la agencia, e incluso de móviles privados de sus reporteros. Es decir, los datos sobre todas las llamadas realizadas por esos periodistas entre mayo y junio de 2012. El Gobierno trataba de encontrar quién dentro de la Administración les había facilitado los detalles sobre un atentado de origen Yemení contra un avión, abortado por la CIA. El caso incluía información sobre un doble agente, y su filtración ponía en peligro la seguridad nacional, según el fiscal general Eric Holder.
La tormenta política quedó algo mitigada por los otros escándalos paralelos de la Administración Obama: el ensañamiento de Hacienda con algunos grupos conservadores o el presunto intento de ocultar información sobre los responsables de la muerte del embajador estadounidense en Libia. Pero, mientras que en los otros escándalos al Presidente los golpes le llegaban desde la derecha, en el del espionaje de la prensa los medios de izquierda también se sumaron a las críticas, olvidándose por un momento del idilio que mantienen con la Casa Blanca. Rachel Maddow o Chris Mathews, de la cadena MSNBC, o grandes medios como el diario New York Times, editorializaron contra Obama. Este último periódico afirmaba: “La Administración Obama, que  trata con fervor de amedrentar a la prensa y perseguir a los que filtran información, no ha dado una explicación creíble por haber peinado los listados de llamadas de periodistas y editores de la Associated Press en lo que parecen expediciones de pesca de fuentes y un esfuerzo de atemorizar a los informantes […] Estas tácticas no nos amedrentarán, ni a la AP, pero podrían revelar fuentes de otras historias y asustar a contactos confidenciales vitales para la cobertura del Gobierno”.  En la misma línea, Rachel Maddow, tótem de la izquierda, arrancaba su programa recordando a los fontaneros de la administración Nixon, los encargados de reparar las filtraciones en la Casa Blanca, y remataba asegurando que los gobiernos tocan a su fin, pero la prensa siempre gana la batalla.
Ante este diluvio de críticas, Obama agachó la cabeza. En su discurso sobre seguridad nacional aseguró estar “preocupado por la posibilidad de que las investigaciones sobre las filtraciones puedan amedrentar el periodismo de investigación que mantiene al gobierno responsable de sus actos; los periodistas no deberían estar en riesgo legal por hacer su trabajo”. Y terminó pasándole la pelota a los legisladores: “He pedido al Congreso que apruebe una ley-escudo para los periodistas”, aseguró. Ordenó, además, que el fiscal general revise las directrices sobre las investigaciones que involucren a reporteros.
El Congreso, por su parte, pidió que se esclareciera por qué se espía a los periodistas, como si ignorara la principal razón por la que se hace: en primer lugar, porque es legal. El mismo Congreso aprobó la Patriot Act o el Acta de Espionaje que lo permite.
Es cierto que hay margen para la interpretación. El espionaje tiene que ser limitado en su alcance y siempre como última posibilidad y tras pedir la información por las buenas a los medios de comunicación, según las especificaciones de la obtención de registros telefónicos  de 1979. Estas restricciones probablemente se incumplieron en este caso, según AP.
Pero es que, además, llueve sobre mojado. Obama ha lanzado una auténtica guerra contra los whistleblowers, los soplones o informantes, gente como el famoso garganta profunda que desveló el Watergate que acabó con la presidencia de Richard Nixon. Hay seis funcionarios ya imputados, de esta y de anteriores administraciones. Para ello, Obama ha desempolvado la Ley de Espionaje, que sólo se ha utilizado tres veces más desde que se aprobó en 1917.
Uno de los casos que más ha llamado la atención, aparte del de AP, ha sido el del departamento de Justicia contra el periodista David Sanger. Éste descubrió que detrás del sabotaje de las instalaciones nucleares iraníes estaban israelíes y estadounidenses, entre otras cosas para enviar un software informático que destruyó las enriquecedoras de uranio persas.
También recientemente se ha sabido, a través del diario Washington Post, que se habían obtenido e-mails del anterior jefe del buró de Fox en Washington, James Rosen. Para conseguir el permiso legal para acceder a ellos se había calificado al periodista de “auxiliador, cómplice y co-conspirador” de su fuente en la “muestra no autorizada de información de defensa nacional”. El delito de Rosen sería el de haber solicitado y obtenido información clasificada de un contratista del Gobierno sobre el programa nuclear norcoreano. Todo para una pieza que no llamó demasiado la atención en su día y que aseguraba que el reino ermitaño estaba a punto de realizar otra prueba nuclear.  En este caso, el FBI puede haber traspasado la línea roja de lo permitido por la ley, primero por obtener el contenido y no sólo la información general de los e-mails personales, y además por tratar de convertir al periodista de delinquir. La institución se defiende asegurando que el delito está en publicar que el departamento de Defensa había obtenido la información de una fuente en Corea del Norte, con lo que revelaba su existencia y le dejaba en manos de la dictadura.
En el trasfondo de estos y otros casos subsiste una crítica de fondo hacia el Presidente: llegó al poder aupado por una prensa y unos votantes ansiosos de regeneración, pero cuatro años después Guantánamo continúa abierto, los ataques con aviones no tripulados se multiplican y, en general, Obama continúa haciendo la guerra contra el terror con las mismas armas que echaba en cara a su antecesor George W. Bush.
La tensión es de tal calibre que los principales medios de comunicación, como CNN, el New York Times, AP o Fox, han rechazado la oferta de reunión que les había hecho la Casa Blanca para hablar sobre el espionaje a periodistas. Estos y otros no aceptaban que lo negociado con el fiscal general fuera secreto, porque el público tiene derecho a saber, dicen, cuál es la postura de la Administración con respecto a los medios de comunicación.
La defensa de la primera enmienda, que prohíbe entre otras cosas las leyes que atenten contra la libertad de expresión y de prensa, ha llevado desde hace décadas a enfrentamientos muy duros entre los medios y el gobierno de turno. Uno de los casos más llamativos fue el de los llamados Papeles del Pentágono. El documento secreto contenía detalles de la implicación de Estados Unidos en Vietnam entre 1945 y 1967 y que demostraban “entre otras cosas, la Administración Johnson había mentido sistemáticamente, no sólo al público sino también al Congreso, sobre un tema de interés nacional”. El Gobierno, a través del fiscal general, consiguió una orden judicial que prohibía su publicación. Comenzó una batalla legal que terminó en el Tribunal Supremo con la victoria de la prensa. Para algunos analistas, el espionaje de Obama a la agencia AP no es sino otra cara de aquella misma moneda.