Por Dra. Margarita Mendoza Burgos
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sábado, 26 de octubre de 2019
SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: ALZHEIMER PREVENCION Y NUEVOS AVANCES
Por Dra. Margarita Mendoza Burgos
lunes, 1 de octubre de 2018
Hoy 1 de Octubre se celebra el Día Internacional de las Personas de Edad
sábado, 2 de abril de 2011
Dignificando la vejez

Al mencionar la palabra “vejez” lo hago a propósito, con el mayor de los respetos y con toda la intención de quitarle el sentido peyorativo que injustamente se le ha ido dando. Se le empezó a dar al relacionar equivocadamente lo viejo con lo inservible, con lo que a los viejitos, por respeto, se les empezó a llamar ancianos.

Con el tiempo la palabra “anciano” también iba adquiriendo un color peyorativo, porque únicamente había cambiado la palabra, no el concepto que la sociedad tenía; en esencia el anciano seguía siendo lo mismo, por lo que se inventó el término “persona de la tercera edad” para ver si de esa manera era posible hablar de la última etapa de la vida de forma digna y respetuosa, pero fomentando con ello el carácter peyorativo del término “anciano”, y más aún el de “viejito”.
No ha hecho falta mucho tiempo para que lo de la “tercera edad” también haya empezado a mancharse de indignidad, siempre por la misma razón, y la sociedad haya descubierto el término de “adulto mayor”, buscando la redención de la vejez de alguna misteriosa y grave culpa que nunca tuvo, pero que la sociedad parece ver cada vez más clara. Y tampoco pasarán muchos años antes de que el término “adulto mayor” deje de ser bien visto y sea sustituido por otro, tratando nuevamente de disimular con un nombre “digno” la marginación que la propia sociedad proyecta sobre esta parte de si misma.
Muchísimas personas afrontan esta etapa de su vida de una forma negativa y mentalmente poco saludable. En muchos casos eso es consecuencia de una falta de planificación y preparación para ello; pero es difícil que surja el estímulo para esa planificación cuando se entra en esa etapa sin asumirla, y no se asume porque se siente rechazo a ella; rechazo que, regado por la propia cultura, ha germinado y crecido a lo largo de todas las etapas previas de la vida; rechazo y marginación que cada día más la sociedad proyecta amparada por los valores de la cultura occidental actual, como el dinero, el poder, la productividad, la capacidad de trabajo, la eficacia, la fuerza, el sexo... precisamente aquellos que son inasequibles para la tercera edad.
Sería comprensible el rechazo a una situación desagradable y evitable, pero no deja de sorprender ese rechazo a una situación a la que inexorablemente llegaremos casi todos (las excepciones serán aún menos afortunadas), y que nosotros mismos nos empeñamos en que sea desagradable. Ciertas culturas orientales, como la japonesa, nos enseñan que no se trata del nombre, sino de actitud de respeto, pero no queremos entenderlo.
La vejez debería ser la etapa de sentir la satisfacción del deber cumplido y de disfrutar del merecido descanso, y de la tranquilidad de dejar de sentir el peso de las responsabilidades, viendo cómo la vida que heredamos tiene su continuidad en las siguientes generaciones, a lo cual en alguna forma hemos hecho nuestro aporte. Y ello seguramente sería mucho más fácil si la actitud del resto de la sociedad hacia la tercera edad fuese diferente.
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Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.
domingo, 30 de enero de 2011
España se suma a la ola de países que alargan la edad de jubilación

Por Jesús Moreno Abad
El Gobierno socialdemócrata de Zapatero retrasa la edad de jubilación de los españoles dos años más, hasta los 67. Para jubilarse a los 65 años, como hasta ahora, sería necesario trabajar 38 años y medio. Los sindicatos UGT y CCOO amenazaron con una huelga general al principio.
España también retrasará la edad de jubilación. El Gobierno socialdemócrata de José Luis Rodríguez Zapatero y los sindicatos mayoritarios del país, UGT y CCOO, han alcanzado un acuerdo para reformar el sistema público de pensiones.
A partir de ahora sólo podrán jubilarse a los 65 años, edad establecida hasta ahora para jubilarse, aquellos trabajadores que hayan cotizado al menos durante 38 años y medio. Todos los demás, salvo excepciones de sectores especialmente peligrosos, tendrán que jubilarse a los 67 años. Además, se crea una nueva edad de jubilación voluntaria a los 63 años, que permitirá a los trabajadores retirarse sin otros condicionantes que una penalización.
La reforma en conjunto prioriza la vida laboral sobre la edad biológica. El periodo de implantación de la nueva edad de jubilación arrancará en 2013 y se extenderá hasta 2027. Durante ese plazo, se irá aumentando paulatinamente la vida laboral del trabajador, a razón de un mes y medio más cada año. Los sindicatos españoles amenazaron con una huelga general al enterarse de las intenciones del Gobierno de elevar la edad de jubilación, ya hubo una en España hace unos meses a colación de la reforma del sistema de trabajo, pero finalmente han accedido a modificar el límite temporal.
La primera propuesta del Ejecutivo español concebía llegar hasta los 39 años y medio de cotización para mantener el retiro a los 65 años. Finalmente la han rebajado un año. Será el logro que puedan vender los sindicatos españoles.
Hay otras novedades en la nueva reforma aprobada por el Gobierno español. El anteproyecto de ley que el Consejo de Ministros ha aprobado este viernes incluirá el compromiso de elaborar un catálogo de profesiones penosas, tóxicas y peligrosas para las que será posible jubilarse antes de los 65 años.
Otra novedad que incluye el acuerdo tiene que ver con el cómputo de cálculo de la pensión. Actualmente, la pensión de jubilación se calcula tomando la media de los últimos 15 años de cotización del trabajador. La reforma incrementará ese plazo hasta los 25 años, aunque no de golpe, sino gradualmente.
Los periodos dedicados al cuidado de hijos también contarán como años cotizados (un máximo de dos años si se tuviera más de un hijo, uno por el primero) y los becarios también tendrán derecho a que su beca se considere un periodo cotizado, siempre y cuando se acredite debidamente y paguen esa cotización de su bolsillo.
Tras el Consejo de Ministros, ha salido a defender la nueva normativa de jubilación el vicepresidente del Gobierno Alfredo Pérez Rubalcaba. En su opinión, la reforma del sistema de las pensiones "supone un depósito de confianza para la economía española dentro y fuera del país" y pretende "fortalecer el sistema de pensiones" y garantizar su "solvencia" para que "las personas que tienen 35 ó 40 años" tengan una "pensión hasta el último día de su vida", explicó.
Retraso de la jubilación generalizado en Europa
"Todas las sociedades europeas envejecen" y "España no podía ni debe dejar" de adoptar el retraso de la edad de la jubilación, ya en vigor en países como Suecia, Alemania, Dinamarca, Francia, Italia, Portugal y Reino Unido, explicó por su parte el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez.
Todos los Gobiernos europeos están tocando al unísono la misma tecla para ajustar las costuras de las cuentas públicas que afectan al sistema de pensiones: el retraso de la edad de jubilación. El progresivo aumento de la esperanza de vida y el terremoto financiero de 2008, que ha hecho temblar los déficits estatales, han acelerado ese camino que ya estaba trazado por los tiralíneas de la Unión Europea.
Así, España eleva su jubilación a los 67; Francia la ha subido de los 60 años a los 62; Grecia la fija en los 65 años; Italia, en los 65 años para los hombres y 60 para las mujeres; Alemania ya tiene aprobado un plan que retrasará la edad de salida del mercado laboral desde los 65 a los 67 años; Reino Unido hasta los 66 años y Dinamarca, hasta los 67 años, por poner unos ejemplos.
miércoles, 5 de enero de 2011
Indígnese! El best seller de bolsillo en Francia

Tiene 93 años y se ha convertido en la conciencia de Francia con un librito que cuenta con tan solo 30 páginas, que se vende por tres euros, que ha llegado en poco tiempo a lo más alto de las listas de éxito (ha vendido más de 600.000 ejemplares) y que lleva por título Indignez-vous! (¡Indígnese!). En el texto, editado por una pequeña editorial, Indigène Editions, el diplomático Stéphane Hessel trata de concienciar a sus lectores, especialmente a los jóvenes, para que no permanezcan políticamente indiferentes en estos tiempos.
Aunque Hessel afirma desconocer los motivos por los cuales el público francés se ha interesado masivamente por su texto, hay varios factores que explican su popularidad. El primero de ellos es la personalidad de su autor. Stéphane Hessel nació en 1917 en Berlín, hijo del escritor judío Franz Hessel, y de la escritora y pintora Helen Ground, pareja que (junto a Henri-Pierre Roche) inspiró a François Truffaut su celebérrima Jules et Jim. A los siete años su familia se trasladó a París, donde Stéphane adoptó la nacionalidad francesa. En 1940 huyó de Francia hacia Londres para unirse a los combatientes galos asentados en suelo británico. Tras nueve meses en las fuerzas aéreas, ingresó en los servicios secretos liderados por De Gaulle, donde realizó diversas misiones hasta que, en 1944, en el transcurso de una operación en Francia, fue capturado, torturado y enviado al campo de concentración de Buchenwald.
Logró escapar dos días antes de su ejecución suplantando la identidad de un fallecido, aunque volvió a ser detenido. Tras la liberación, participó en la redacción de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, llegando a convertirse en Embajador Francés en las Naciones Unidas. Además de los diversos destinos a que le obligó su carrera diplomática (China entre ellos), Hessel desempeñó diversos cargos políticos durante la era Miterrand. Asimismo, ha sido distinguido con la Legión de Honor y con la Orden del Mérito.
Un pasado que le legitima especialmente para realizar juicios de valor sobre la situación política presente y que hacen que su mensaje merezca ser escuchado con detenimiento. Pero, más allá de las características de su persona, lo que ha llamado la atención de los lectores, cree Hessel, ha sido el título de su libro, en tanto refleja un cúmulo de sentimientos plenamente actual. Según el autor, la gente no termina de entender qué está ocurriendo. Saben que les va mal y que el sistema no está funcionando, pero no son muy conscientes de las causas y tampoco saben muy bien a quién culpar. Pero eso no debe desanimarles a participar en la vida pública. Más al contrario: en situaciones como la presente, no debe existir espacio para la resignación o la apatía.

Movimiento civil al margen de la política
Para Hessel, la indignación constituía el núcleo de la Resistencia, era lo que les impulsaba a arriesgar sus vidas frente al orden indigno de los nazis. Por eso invita a a sus lectores, y especialmente a los jóvenes, a aplicar esa herencia a sus ideales presentes, incitándoles a que dejen de lado toda indiferencia. Han de hacer un esfuerzo por descifrar las causas de lo que les ocurre y han de crear redes que les permitan combatirlas. Y ello al margen de los partidos políticos, a los que Hessel no se declara contrario, pero que entiende que no deben constituir el único horizonte participativo.
Esta indignación, además, es muy útil hoy, cuando hemos de reaccionar contra un mundo que está tomando una deriva insostenible. Hessel encuentra en la dictadura de los mercados la explicación de las disfunciones de nuestras sociedades, en tanto, afirma, esa economía financiera sin regular ha hecho que el mundo actual se vuelva mucho más injusto, aumentando la brecha entre los que están en lo más alto de la pirámide social y los que están en los escalones inferiores. En este contexto, entiende que muchos políticos han dimitido de su tarea, dedicándose únicamente a cumplir las órdenes de los mercados en lugar de intentar conseguir una sociedad mejor.
Pero más allá de las creencias de Hessel, lo cierto es que su invocación ha sido retomada desde diferentes posiciones políticas, ya sean de izquierda, desde las anticapitalistas hasta las puramente socialdemócratas (el terreno por el que aboga Hessel), o de derecha, prueba de que esa llamada a la participación es compartida por buena parte de la sociedad a la que se dirige. Lo cual no es de extrañar, dada la sostenida tradición francesa a la hora de manifestar públicamente su descontento.
El último factor que podría explicar el éxito de Indígnese aparece en la llamativa edad de su autor. Ahora bien, que sea una persona de 93 años la que haya de lanzar un mensaje movilizador es buena muestra de que estamos en una sociedad poco dada a participar. Y eso que Hessel es francés. Si viviera en España… o en nuestros países, agregó compartiendo mi opinión