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sábado, 29 de marzo de 2014
Países de la Eurozona se transforman al actuar como bloque
sábado, 21 de septiembre de 2013
Así llega Alemania a las elecciones de este domingo
esglobal: ¿Qué pasará en sus elecciones federales del próximo 22 de septiembre?
miércoles, 7 de diciembre de 2011
En los tiempos actuales de crisis algunos europeos añoran a sus líderes del pasado
Tomado de El País
Los mandatarios actuales afrontan electorados más euroescépticos y una coyuntura más compleja que la que sufrieron sus alabados predecesores
Por Gabriela Cañas
La primera crisis del euro se vivió mucho antes de que estuviera en los bolsillos de millones de europeos. Sucedió entre 1991 y 1993, cuando la parálisis de las economías europeas amenazó gravemente la puesta en marcha de la moneda única. También entonces los medios hablaban de abismos, de catástrofe y de la Europa insolidaria y a varias velocidades. Entre aquella crisis y la actual hay diferencias notables. Una de ellas es que los líderes eran otros. El entonces canciller alemán Helmut Kohl, que lloró amargamente años después la muerte de su amigo François Mitterrand, le dijo un día a este último: "No se equivoque. Soy el último canciller pro-europeo". Ante las críticas a los líderes actuales, el más vehemente de todos ellos, Nicolas Sarkozy, suele revolverse preguntando por qué aquellos mandatarios ahora tan ensalzados dejaron la casa a medio hacer con una construcción tan deficiente de la unión monetaria.
Puede que comparar a aquellos líderes con los actuales sea injusto. Ni las circunstancias ni la conjunción de personajes coinciden. "Quizá con Kohl, Zapatero habría jugado un papel muy distinto en la UE", alega un alto funcionario de la Comisión Europea. Puede también que la influencia política de Jacques Delors, glorificado en Bruselas hasta la extenuación, hubiera sido nula de estar conformada la Unión Europea de 1992 por 27 países, no de 12 como entonces, y de sufrir Europa una crisis tan aguda y compleja como la actual.
Vayamos a los hechos. La Cumbre de Maastricht (diciembre de 1991), además de cambiar el nombre de la Comunidad Europea por la de Unión Europea, estableció estrechos márgenes de fluctuación para las monedas y la obligación de contener déficits y deudas públicas para poder adoptar conjuntamente a partir de 1997 el euro. La euforia de tal conquista se vio enseguida empañada por una crisis que se saldó con guerras comerciales en forma de devaluaciones de monedas, como la peseta, la salida de la libra y la lira del sistema europeo y con tensiones entre los mandatarios.
Kohl y Mitterrand sufrieron la Guerra Mundial casi en el mismo bando
La talla de los líderes se puso a prueba. En Alemania gobernaba el democristiano Helmut Kohl, padrino político de Angela Merkel. En Francia, el rey republicano y socialista François Mitterrand. El también socialista francés Jacques Delors estaba el frente de la Comisión Europea y el conservador John Major acababa de suceder a Margaret Thatcher. Los dos grandes países del sur estaban en manos de dos socialistas: el tecnócrata Giuliano Amato y el pragmático europeísta Felipe González. Puede que la ideología se diluya en instituciones que como las europeas son más tecnocráticas que políticas, pero lo cierto es que frente a la Europa dominada hoy por la derecha (el saliente Zapatero está solo frente al resto de sus colegas conservadores), hace 20 años de los seis líderes citados cuatro eran socialistas, que entonces suspiraban por una Europa que fuera "un espacio social, económico y cultural".
La adscripción política no es, sin embargo, garantía de mejor relación política. Lo prueba el alto nivel de entendimiento habido entre Kohl y Mitterrand. Ambos eran de humilde extracción y ambos también sufrieron la II Guerra Mundial prácticamente del mismo bando. El francés luchó contra el nazismo y formó parte de la Resistencia tras escapar de las cárceles alemanas. Kohl, 14 años más joven, se libró de ser reclutado por el ejército alemán, su familia no tuvo ningún vínculo con los nazis y los americanos fueron para él sus libertadores; no sus victoriosos enemigos. La misma guerra que dio origen a una Europa unida para evitar nuevos enfrentamientos, ligaba también a estos dos estadistas que compartían la misma ambición: engrandecer Europa para engrandecer a su vez a sus respectivos países, como analiza Julio Crespo en su libro Forjadores de Europa.
Kohl y Mitterrand congeniaban, si bien algunos dudan que llegaran a ser tan amigos como dijeron ser. "Más bien lo que se dio en Europa fue una coincidencia de intereses", opina Ignacio Molina, politólogo e investigador del Instituto Elcano para Europa. "A todos le iba bien la armonización de las políticas económicas que se perseguían; incluso a Margaret Thatcher". Aun así, las tensiones fueron frecuentes. Francia recelaba del extraordinario poder de Alemania, el mayor contribuyente a las arcas comunes, y la crisis, como ahora, colocó a Kohl en una situación de ventaja hasta el punto de que Mitterrand se vio obligado a implorar que el Bundesbank, acusado de juego sucio por elevar el precio del dinero y hacerse con las arcas de los bancos centrales del resto de los países, rebajara el tipo de interés, lo que terminó haciendo en un mísero cuartillo. Entonces como ahora el canciller alemán exigía rigor y austeridad mientras el resto pedía una relajación de las reglas. Incluso el gran momento histórico europeo, la caída del muro, fue motivo de conflicto entre Kohl y Mitterrand, que disentían en el ritmo en el que se tenía que culminar la reunificación alemana.
“Sarkozy ha debido entender que París ya no cuenta tanto como Berlín”
Los orígenes y vivencias previas de Angela Merkel y Nicolas Sarkozy no pueden ser más divergentes. Alemana del este, Merkel, hija de un reverendo evangélico y una maestra, es una investigadora de química cuántica que no ascendió en su carrera por pertenecer a una familia no adepta al régimen comunista. Fría, cerebral, discreta y sufridora, tuvo que echar mano de toda su perseverancia para vencer a sus detractores dentro de su propio partido. Vivió la caída del muro sin especial emoción, como recuerda ahora el periodista Bernardo de Miguel en su libro ¿Qué está pasando?: "La noche de la caída del muro de Berlín cruzó al otro lado, pero regresó pronto y se marchó a dormir porque tenía que madrugar al día siguiente, según reconocería más tarde".
Sarkozy es hijo de un noble terrateniente húngaro. Creció en un exclusivo municipio de las afueras de París, Neuilly-sur-Seine. Su vida privada siempre en el escaparate, su efusividad y su histrionismo son rasgos en las antípodas del carácter de la discreta Merkel. Al poco de llegar Sarkozy al Elíseo, Berlín se vio obligado a desmentir que a Merkel le fastidiaran las excesivas muestras de afecto del presidente galo como había interpretado la prensa. Esta misma semana hemos visto cómo el francés insistía en coger de la mano a Merkel, un gesto del que ella no se zafa pero nunca busca.
La sideral distancia de caracteres existente entre ambos mandatarios no ha impedido un entendimiento pragmático. Merkel supo aprovechar desde el primer momento la naturaleza explosiva del francés, al que pidió, por ejemplo, que intercediera con el polaco Jaroslaw Kaczynski para que este diera el visto a la Constitución Europea. Sarkozy lo logró en unas duras horas de negociación.
Ni Merkel ni Sarkozy son ya hijos de la II Guerra Mundial, pero saben, como dice Enrique Barón, expresidente del Parlamento Europeo, que ambos están obligados a entenderse, de manera que en las diferencias han sabido encontrar también una suerte de feliz complementariedad. Incluso un estallido de furia de Sarkozy, como aquel que protagonizó en un Consejo Europeo abroncando airado a Bélgica y Holanda por resistirse a la Constitución, es una baza para Merkel, pues el texto de aquella Constitución se elaboró a la medida de Berlín. En él, como ya ha quedado consolidado, Alemania, dada su demografía, tiene ya más peso que Francia en el Consejo Europeo. Sarkozy, explica un funcionario europeo, se ha visto obligado a aceptar ante la canciller que Francia y Alemania ya no son los dos pilares de la UE, sino pilar y medio y que el medio es Francia. Por lo demás, las críticas que recibe Merkel en esta crisis se asemejan mucho a las que recibió Kohl. Las reglas y la austeridad forman parte de la educación personal y política de la mandataria. "No hay que olvidar, además, que cuando ella defiende las normas del Banco Central Europeo", explica Molina, "está defendiendo las que Kohl redactó hace veinte años".
Los expertos consultados consideran un tópico sin gran fundamento la afirmación de que ahora no hay líderes europeos de talla. "Los políticos de hoy piensan pequeño y braman con desprecio de sus socios europeos", ha dicho el excomisario europeo Denis MacShane. El exministro de Exteriores británico David Miliband se quejaba recientemente en un artículo de prensa de tener en Europa un presidente, Herman van Rompuy, completamente "invisible". Pero lo cierto es que en esta crisis los dirigentes de las instituciones europeas tienen un papel extremadamente limitado.
Jacques Delors tenía una visión ambiciosa de Europa. Supo ver, por ejemplo, en la reunificación alemana su mayor dimensión europea, pero en la crisis de 1991-93 el papel del presidente de la Comisión era mucho más relevante que ahora porque la UE era más pequeña y manejable y porque los asuntos que estaban sobre la mesa —mercado interior y nuevas reglas— eran de su competencia. Hoy, al portugués José Manuel Durão Barroso no le corresponde papel alguno en los asuntos más candentes: fondos de rescate, creación del eurobono o actuaciones del Banco Central Europeo. Solo ahora, encarando su segundo y último mandato y dispuesto a engrandecer su figura antes de que euroescepticismo y la crisis se lo lleven por delante, ha alzado la voz pidiendo eurobonos y recordando a Alemania que sus exportaciones a un país tan pequeño como Holanda superan a las realizadas a China y que España es mucho mejor cliente de Alemania que Brasil.
Delors, religioso, de izquierdas y de extracción humilde, un perfil común entre los líderes de entonces, podía permitirse envites más drásticos. Llegó a amenazar con dimitir si Francia, en referéndum, rechazaba el Tratado de Maastricht. Por aquel entonces podía optar a un futuro prometedor en la política nacional francesa. Barroso, hábil diplomático políglota, abandonó el gobierno portugués cuando este se tambaleaba y después de apoyar la invasión de Irak. Solo ahora, tras seis años de gobierno socialista en Portugal, podría optar por un regreso de altura a Lisboa.
Como si fuera el signo de los nuevos tiempos, el premier británico de hoy en día, David Cameron, es un rico heredero de sangre azul, muy lejos del humilde John Major, que tuvo gestos de europeísmo, consciente de que el mercado común favorecía los intereses británicos. Por ello, a pesar de criticar los avances de Maastricht, acalló la rebelión antieuropea entre las filas de los tories para no entorpecer el proceso. Hoy, el 40% de las exportaciones británicas tiene la eurozona por destino, pero a Cameron, dicen los expertos, nunca le ha interesado la Unión
Europea; especialmente si esta está en crisis. Vieja táctica británica, Cameron parece querer quedar al margen al tiempo que ser oída. "Quiere estar en el club, pero sin asumir costes”, opina Barón.
Se puede afirmar que los dos grandes países del sur —España e Italia— jugaron en aquella crisis un papel más relevante ahora. Los expertos coinciden en señalar una diferencia sideral entre Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero. "El primero era un pragmático que comprendió enseguida que los intereses de España se juegan en Europa", dice Ana Palacio, exeurodiputada y exministra de Exteriores con Aznar. "Su relación con Kohl es una relación bien reflexionada y pensada". Molina es inclemente con el presidente español en funciones: "Nunca le ha interesado la UE y nombró a un ministro de Exteriores al que tampoco le interesaba". Ello contrasta con el influjo que ejerció González en la política europea y su apuesta por la cohesión social como medio para alcanzar la auténtica integración.
También por razones distintas hay gran distancia entre el tecnócrata socialista Giuliano Amato y el empresario conservador Silvio Berlusconi. Amato aceleró en 1992 la ratificación del Tratado de Maastricht para echar un cable a sus amigos franceses, ayudó a Delors a desafiar a los británicos y se atribuyó el mérito de haber convencido a los alemanes de bajar los tipos de interés. Con Silvio Berlusconi, Italia ha logrado largos años de estabilidad política interna y no ha puesto obstáculos a ningún avance europeo, si bien se ha abstenido de participar en las grandes decisiones y su país perdió peso en Bruselas.
Berlusconi insultó gravemente a Merkel tildándola de “infollable”. Asediado por los escándalos sexuales y financieros, fue la gestión económica la que acabó con su reinado. París y Berlín han colocado en su lugar a Mario Monti, al que se aprestaron a sentar en su mesa en Estrasburgo.
martes, 6 de diciembre de 2011
La crisis financiera está antes que el clásico recuerda Guardiola
"Más que el clásico, importa que Merkel y Sarkozy nos salven esta semana", opinó el director técnico del Barcelona, antes del juego frente al Real Madrid del fin de semana
Fiel a su estilo, Pep Guardiola no quiso calentar el clásico del próximo sábado en el Santiago Bernabéu y evitó opinar sobre la moderada actitud de José Mourinho en los días anteriores al último gran partido de la temporada que los pondrá frente a frente. "No entra en mi trabajo responder lo que hacen mis colegas", comentó.
Minutos más tarde, generó el asombro de los presentes en la rueda de prensa con una declaración fuera de cualquier manual previo a un derbi. "Lo importante es el día 9, que (Angela) Merkel y (Nicolas) Sarkozy saquen el euro adelante y no el clásico. Lo apocalíptico es que la gente viva al día y salga de la crisis. No somos pretenciosos, hemos de ganar cada día y como club grande que somos es lo que se nos pide".
El presidente francés y la canciller alemana se pusieron de acuerdo este lunes en un "nuevo tratado" europeo preferentemente para los 27 miembros de la UE. En forma conjunta, ambos anunciaron una serie de reformas para buscar resolver la crisis de deuda soberana, que amenaza a la moneda única y a muchos de sus miembros.
Volviendo al fútbol, lejos de la presión y la histeria que generan los resultados en este tipo de partidos para cualquier entrenador del mundo, el DT culé se muestra como la excepción y, ante la insistencia de los periodistas, entregó sus primeros conceptos sobre el juego del sábado. "Somos parecidos, dos equipos de altísimo nivel. No hay secretos y lo más importante será nuestra actitud", remarcó.
Sobre la nominación de la UEFA a mejor entrenador, señaló: "A mí me seleccionaron porque ganaron los jugadores. No me considero más preparado que mis colegas por haber ganado títulos". La capacidad de conducción que refleja su equipo dentro del campo y sus gestos fuera de la cancha lo definen como un personaje auténtico.
lunes, 5 de diciembre de 2011
Sarkozy y Merkel proponen cambios en el Tratado de la Unión Europea
Angela Merkel y Nicolas Sarkozy a la entrada de su reunión.
Por Gabrielle Parussini y William Horobim
PARÍS Francia y Alemania se mostraron de acuerdo el lunes en avanzar con los cambios del Tratado de la Unión Europea con el fin de que los estados miembros de la eurozona adopten normas presupuestarias más estrictas, dijeron los mandatarios de ambos países después de una reunión bilateral celebrada el lunes.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, dijeron que han acordado proponer la aplicación de sanciones automáticas sobre aquellos países que no respeten el límite del 3% en el ratio presupuesto/Producto Interior Bruto, así como una regla de oro
Los dos líderes también señalaron que han acordado adelantar A 2012 la aplicación del Mecanismo de Estabilidad Europeo, cuyo funcionamiento originalmente estaba previsto en 2013, y celebrar una reunión mensual de jefes de Estado de la eurozona mientras continúe la crisis, dijo Sarkozy.
Sarkozy y Merkel detallarán sus propuestas en una carta al presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, el miércoles.
Ambos mandatarios apuntaron que prefieren que los cambios en el Tratado sean pactados por los Veintisiete, pero señalaron que podrían considerar que estos cambios los lleven a cabo un número de países más reducido.
lunes, 28 de noviembre de 2011
Rajoy asumirá control del gobierno español el 22 de diciembre
La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, ha confirmado que la intención del futuro presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, es la de que el primer Consejo de Ministros de su mandato se celebre el viernes 23 de diciembre. Según este calendario, el debate de investidura se celebrará en el Congreso los días 20 y 21 de diciembre y un día después tomarán posesión de sus cargos el jefe del Ejecutivo y sus ministros.
Cospedal ha hecho este anuncio durante la rueda de prensa posterior a la reunión del Comité de Dirección del Partido Popular celebrado este lunes en la sede de esta formación en Madrid.
Según ha anunciado Cospedal, Rajoy desea reunirse esta misma semana con los representantes de los sindicatos y de la patronal. Asimismo, el futuro presidente ha convocado para el próximo jueves a los presidente regionales del PP para hablar del control del déficit que tiene previsto realizar el nuevo Gobierno.
Cospedal confirmó también que Mariano Rajoy volverá a reunirse con el presidente en funciones del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, antes de la Cumbre Europea del 9 de diciembre, para consensuar la posición española.
sábado, 26 de noviembre de 2011
Expertos ven muy difícil solución a crisis financiera de Europa
Por Stephanía Palomino
El economista más citado y profesor de la Universidad de Harvard, Andrei Shleifer conversó con LA PRIMERA, y afirmó que la crisis que se vive en la zona euro difícilmente se corregiría ya que las medidas adoptadas solo buscan postergar el problema.
-¿Cómo ve el desenvolvimiento de la crisis en la zona euro?-
- Soy muy pesimista respecto a Europa, cada día es una mala noticia. Aún no se ponen de acuerdo sobre qué medidas tomar. En mi opinión las cosas se complicarán mucho más antes de mejorar. La verdad, decir que el euro colapse, es una posibilidad muy realista.
-¿En qué radica el problema principal de Europa?-
-Me parece que el problema de Europa es el tema de la deuda. Gastaron más de lo que podían pagar, el segundo punto latente es la falta de crecimiento. En España Italia y Grecia, aunque pagaran la deuda y se dejara a cero, no habrá crecimiento, mientras que estos países sigan recibiendo el dinero en lugar de estar pagando; el sur de Europa debe lidiar con esto.
-¿Hay alguna reforma que pueda adoptar Europa con el fin de solucionar la crisis? Francia propuso que el Banco Central Europeo intervenga como prestamista…-
-Para solucionar un problema a largo plazo se hablaría de reformas estructurales, pero esto toma mucho tiempo, no existen reformas estructurales rápidas y mucho menos en Europa. En ese sentido, la estrategia sería la depreciación, y eso no puede darse porque existe el Euro, por eso me parece que Europa está en serios problemas.
-¿Y qué medidas cree que tomarán las principales economías europeas?-
-Habrá una reestructuración de la deuda gigantesca, la recompra del Banco Central Europeo (BCE) simplemente postergará el problema, no es una solución. Porque los países han prestado indirectamente a través del BCE, y creo que esa medida podría causar inflación en Europa y los alemanes se oponen. El dinero no resuelve el problema. Lo que se necesita resolver en el sur de Europa es que los precios deben bajar en relación a Europa del Norte y eso requiere cambios muy radicales y recompras.
¿En relación con Estados Unidos, es usted más positivo respecto a la crisis económica que atraviesa?...
-Creo que Estados Unidos va a continuar creciendo porque sus fundamentos son sólidos, pero el problema de las hipotecas es un problema serio, en especial para los hogares que para los bancos y eso va a desencadenar el crecimiento.
-¿Cree usted que los conflictos políticos entre demócratas y republicanos ahondarían la crisis en EE.UU y por consiguiente en el resto del mundo?-
-Creo que los conflictos políticos de Estados Unidos están siendo exagerados. La plenaria republicana ha sido un circo y eso da la impresión, que es política, pero no es totalmente cierto. Si uno en realidad ve los desacuerdos, en cuanto a política de Estados Unidos, entre los republicanos y demócratas, se darán cuenta que no son tan grandes. Por ejemplo, los demócratas quieren pagar una tasa de impuesto de 40% mientras que los republicanos quieren 35% esa es la diferencia. Así que los EEUU no tiene una deuda enorme y recuerda que, me aventuro a decir, no hay una crisis inminente en Estados Unidos y en algún momento se va a tener una unidad en cuanto a las políticas. Puede que no suceda de inmediato.
PAÍSES EMERGENTES
-¿Si la situación de la zona euro se agrava, qué pasará con el resto del mundo?
-Obviamente si tenemos un 5 o 10% de reducción de las economías europeas, eso desencadenará una reducción del comercio Europeo. Entonces China, que vende a ese continente, va a estar afectado, probablemente los Estados Unidos también.
En relación con SudAmérica, no creo que el impacto sea enorme. Aunque lo que más debe preocuparnos es la baja sustantiva del precio de los comodities. No creo que el colapso de Europa sea una posibilidad pequeña, creo que ese es el riego principal más que el financiero.
-Pero, la dependencia de los demás países en relación a Europa es grande…-
-Me parece que para todas las economías dependientes de la venta de comodities, por ejemplo Chile, Rusia, Noruega, solo hay dos maneras de evitar fuertes impactos. LA PRIMERA es ahorrar algo de sus ingresos durante el periodo de altos precios de los comodities o prestarse el dinero. En ese sentido, Rusia pudo sobrevivir la última crisis del 2008 de muy buena manera, porque en la década del 2000 ahorró mucha riqueza proveniente del petróleo. Y esta se gastó muy rápido entre el año 2008 y 2009 para poder estabilizar los ingresos.
-¿Y en la región?-
-Lo mismo sucede con LatinoAmérica, la región siempre ha tenido problemas porque el gasto siempre ha sido en sentido cíclico. Por ello, parece que la solución es generar bonos soberanos que permitan al gobierno proyectarse al futuro, amortiguar el gasto social para prevenir schoks en los precios de combustibles.
-¿Cómo resolver el problema de la desigualdad en los países emergentes?-
-Tengo una visión clara de que la única manera para resolver el tema de la desigualdad es que más personas se unan al mundo moderno. Esto se logra a través de la Educación, y no a través de transferencias simples que no estén vinculadas a la Educación. Si se trabaja de esa manera no se logrará resolver el problema de la exclusión.
-¿Qué efectos tendría primar la Educación sobre los programas de transferencia?-
-La solución del desarrollo es que las personas se educan, luego se van a lugares donde son más productivos, a las ciudades o regiones. Estoy totalmente de acuerdo de que la desigualdad es un problema mayúsculo, y ha encontrado una solución para ese problema, una solución a largo plazo.
-El gobierno peruano tiene como lema “crecimiento con inclusión social” para ello ha creado el MIDIS que trabaja con programas sociales, pero usted afirmó que los programas sociales no son la mejor medida para lograr inclusión…
- Bueno, la inclusión social es un tema que tiene que ser atendido y eso está bien. Para mí la estrategia más efectiva de inclusión social está vinculada directamente a la Educación. Pero, por ejemplo en Brasil, las personas dirían que uno de los programas más exitosos fueron aquellos que involucraban transferencias de dinero, pero que desencadene un fin educativo. La solución de educar a la población no es inmediata, a media que la gente se educa sale de las zonas rurales, obtiene mejores trabajos, se hacen más productivos y es parte del desarrollo. Al final uno pasa de tener el 70% de personas en agricultura a tener el cero, y esto es resultado de una política a largo plazo.