Tomado de Semana
El Silvagate de Venezuela
La grabación del comentarista del chavismo y un supuesto agente de inteligencia revela una enorme puja por el poder.
No han pasado ni dos meses desde que comenzó el postchavismo en
Venezuela, con Nicolás Maduro de presidente, y un nuevo escándalo parece
confirmar la teoría de que el chavismo sin Chávez es susceptible de derrumbarse
en cualquier momento.
Mario Silva, un chavista radical y controvertido comentarista de
la televisión estatal, esboza esa tesis en una conversación con Aramis
Palacios, un supuesto agente del G2 cubano. La charla, que habría sido grabada
a manera de informe para el gobierno cubano, habla de la corrupción en el
oficialismo, al que Silva describe como “un mar de mierda”. El audio salpica
principalmente al presidente de la Asamblea, Diosdado Cabello, a varios
militares de su entorno, entre otros miembros del gobierno, y deja en evidencia
el poder de los cubanos sobre Venezuela.
Según El Nacional, Silva y Palacios se habrían encontrado en el
Fuerte Tiuna en los últimos días de abril, y su charla habría sido filtrada por
alguien cercano al primero. La grabación fue revelada el lunes por el diputado
opositor Ismael García, y desde que se conoció han surgido todo tipo de
teorías, algunas de ellas absurdas, como la del propio Silva. Aunque reconoce
su voz, dijo que el Mossad y la CIA habían hecho un montaje con sus audios.
Pero la grabación se oye de corrido, no hay inflexiones ni cambios de
tonalidad, y el sonido de ambiente se mantiene, según han dictaminado peritos
extraoficiales consultados por los medios.
Otra teoría que circula es que Maduro y los cubanos filtraron el
audio, sacrificando a Silva, para denunciar a Diosdado Cabello. Pero esa teoría
también es problemática, porque si bien Cabello sale más perjudicado, el audio
también deja mal parado al propio Maduro, a su esposa y a otros ministros y
figuras chavistas. No deja de sorprender, sin embargo, que el gobierno no haya
interrumpido con una cadena el programa que transmitía la grabación, como hace
siempre que los opositores hacen declaraciones incómodas. Además, el gobierno
no se ha defendido coordinadamente. Cabello dio unas primeras declaraciones solo,
tras reunirse una noche con Maduro en Miraflores.
El audio indica que se habrían cometido varios tipos de delitos:
traición a la patria, porte ilegal de armas, conspiración, tráfico de
influencias, asesinato, malversación de fondos, y obtención fraudulenta de
divisas. La oposición radicó una denuncia formal ante la Fiscalía el jueves y
anunció para los próximos días una nueva grabación. Por lo pronto, de ser
cierto lo que aparece hasta ahora, los cubanos libran el pulso real por el
poder en Venezuela con los militares liderados por Diosdado Cabello.
Según el audio, Cabello tendría poder económico a través de dos
instituciones claves, Cadivi (que se encarga de autorizar el acceso a divisas)
y el Seniat (la dirección de impuestos nacionales), dirigida por su hermano
José David. Estas dos instituciones serían claves para desviar divisas hacia
sociedades fantasmas de Cabello y otras ‘empresas maletín’ controladas por sus
aliados. Por eso Silva dice en la grabación que hay que “cercenar sus puntos de
financiamiento” porque la sangría que le están practicando al Estado es
descomunal, a tal punto que el ministro de Planificación, Jorge Giordani,
habría pensado en renunciar.
Según Silva, Cabello tiene también poder militar e información
estratégica, pues controla el Sebin (Servicio Bolivariano de Inteligencia
Nacional) el DIM (Departamento de Inteligencia militar) y el Cicpc (Cuerpo de
Investigaciones Científicas Penales y Criminalística).
Silva también sostiene que Cabello ha estado “corrompiendo con la
promoción del 85”. En otro momento, dice la “promoción del 95”. Se equivoca
porque es de la promoción de 1987. De los 42 oficiales que alcanzaron
grado de generales en los ascensos en julio pasado, 36 son de esa generación y
ocuparían cargos estratégicos hasta 2020. De hecho, este audio aparece a pocas
semanas de los nuevos ascensos del 5 de julio, cuando habría un relevo
del alto mando, el último que nombró Hugo Chávez. Lo más lógico es que salga el
ministro de Defensa, el almirante Diego Molero, y ese factor preocupa a Silva
porque lo considera “uno de los nuestros”. Si sale Molero, dice Silva, Diosdado
se quedaría con todo el poder militar.
Pero, a pesar de ser ‘aliado’, en la grabación aparece detallado
un cortocircuito entre el gobierno de Maduro y Molero. Silva dice que hubo
fuertes rumores internos de que Molero estaría maquinando un golpe de estado,
por lo que Maduro se estaría negando a reunirse con el almirante. Silva cree
que Diosdado está detrás de esa manipulación.
Otros de los militares claves vinculados a Diosdado, según Silva,
son Wilmer Barrientos, jefe del Comando Estratégico Operacional (CEO),
quien coordinaba el Plan República durante las elecciones, y los hermanos
generales Carlos y Clíver Alcalá Cordones, comandante del Ejército y de la
Región Estratégica de Guayana, respectivamente. Los tres podrían ser nombrados
ministro de Defensa, comandante del CEO y comandante del Ejército, según
le dijo a SEMANA un analista militar.
Según el audio, había diferencias entre Barrientos y Diosdado, y
el año pasado, cuando la cuenta de este fue hackeada por unas horas,
aparecieron allí unas fotos de Carlos Alcalá con su amante. Los Alcalá tampoco
se entendían entre ellos. El extraditado capo venezolano Walid Makled ha
acusado a Clíver de narcotraficante y de haberle tendido una trampa. Pero según
el audio, hoy todos están alineados. “Comienzan a pensar cerebralmente la
posibilidad, que les está vendiendo Diosdado, de que todo se derrumbe”, dice
Silva en el audio.
Silva también menciona a Hugo Carvajal, quien durante años manejó
la inteligencia militar y ha sido señalado de tener vínculos con las Farc y
narcotraficantes como Wílber Varela, alias Jabón. El 17 de octubre de 2012, un
mes después de capturado el Loco Barrera en Venezuela, Carvajal fue nombrado
director de la Oficina contra la Delincuencia Organizada y Financiamiento al
Terrorismo, cargo inferior para su rango, pero que le permite manejar los
bienes incautados al narcotráfico. Hace un mes, Maduro volvió a nombrarlo en su
antiguo puesto de director de Inteligencia Militar. Su antecesor, Wilfredo
Figueroa Chacín, de quien Silva habla como una ficha de Carvajal, pasó a ser el
director de la Academia Militar.
Según el audio hay un grupo de militares que Diosdado no controla,
entre los que estarían algunos gobernadores con ambiciones a quienes también
les interesa que Maduro se desmorone. Entre ellos están el gobernador del
Táchira, José Gregorio Vielma Mora, o el de Bolívar, Francisco Rangel
Gómez.
Como solución, dice Silva, el chavismo duro y los cubanos deben
apoyarse en los militares retirados como el general Alí Uzcátegui Duque, quien
al parecer es su fuente castrense, o el general Armando Laguna Laguna, jefe de
gobierno del territorio insular Francisco de Miranda. Estos dos, sin embargo,
tienen poca acogida en los cuarteles.
Los otros poderes
Según el audio, Cabello cuenta con el poder de la manipulación. Al
parecer, sabe que Nicolás Maduro tiene una debilidad, su misticismo. Dice que
Maduro cree que su cara apareció en un cuadro del comandante Chávez en el
Cuartel de la Montaña, donde está sepultado. En el chavismo hubo quienes
también lo creyeron, grabaron videos y tomaron fotos del ‘milagro’ y hay
quienes pensaban que debían utilizarlas en la campaña. Silva dice: “Yo pienso
que esta vaina la fomenta Diosdado Cabello, sabiendo que si esa vaina salía al
aire, era un ‘boom’”, porque lo creerían loco.
Silva también aparece preocupado por la primera dama. “Tengo
temor, Palacios, de que Nicolás, primero, esté siendo manipulado por Cilia”.
Según él, ella mandó a una de sus asesoras a preguntar por el tema del golpe de
Estado y es la persona con la que Silva habló para que Maduro se encontrara con
Molero, reunión que no ocurrió.
Habla también de otro grupo de poder conocido como los Vampiros,
vinculado a Cilia Flórez, e integrado supuestamente por Gustavo Arreaza,
hermano del vicepresidente, el presidente de la cadena estatal Venezolana de
Televisión, Rubén Hernández, y Tania Díaz, exministra de Comunicaciones y
diputada, a quienes Silva califica de “ladrones”. Otro que sale mal parado en
el entorno de Maduro es el exministro de Defensa José Vicente Rangel, quien
habría hablado con el vicepresidente Jorge Arreaza para “facilitar unos
contratos de construcción”, entre otros negocios corruptos.
El otro poder que queda en evidencia y en el centro de la puja es
el de los cubanos. Silva comenta que se reunió con dos oficiales de
inteligencia de la isla en Fuerte Tiuna y que habían hablado de teorías
conspirativas y de la necesidad de acabar las elecciones libres en Venezuela.
Le advierte a Palacios que “tienen que sentarse con Maduro compadre, sentarse y
decirle las vainas”. Porque según él, Diosdado y los demás acabarían los
convenios con Cuba si tomaran el poder.
Un exmilitar cubano, Uberto Mario Hernández, dijo que a las pocas
horas de conocerse la grabación, el agente Palacios salió hacia Cuba, y que
antes de trabajar en Venezuela lo había hecho en Bolivia y en otros países de
Centroamérica. También dijo que Palacios hacía parte de la escolta del
presidente Raúl Castro. Se supone que este era el destinatario del informe
grabado de Silva, que terminó en las manos de la oposición y que hoy se empieza
a conocer como el Silvagate o Lahojillagate.
Mario Silva y ‘La Hojilla’
Mario Silva es de los personajes más controvertidos del chavismo.
Amado por los fanáticos y odiado por la oposición, este comentarista era
prácticamente un desconocido hasta que llegó al canal 8. Aunque trabajó antes
en el grupo de medios Bloque de Armas, no ejercía como periodista.
En 2004 llegó a Venezolana de Televisión. El canal, en ese
entonces dirigido por Vladimir Villegas, hoy opositor, montó una estrategia
para contrarrestar a los medios privados que durante el golpe a Chávez,
en abril de 2002, jugaron un papel crucial. Para eso crearon programas cuyos
nombres lo dicen todo: Contragolpe, Dando y dando, Cayendo y corriendo, y La
Hojilla (de afeitar), cuyo lema es “rasgando el velo mediático”, que se
dedica a “develar la verdad” chavista y radical.
En un inicio, el programa era conducido por Silva junto con otros
dos comentaristas, Néstor Francia y Eileen Padrón, pero ellos renunciaron al
ver que Silva hacía lo que quería, como interrogar ilegalmente a un supuesto
sicario y llevar armas y guardaespaldas a la sede del programa. De hecho, en el
audio Silva dice que tiene cerca de 12 fusiles, que le dio “pum-pam” a unos
tipos y que capturó a otros. Él actuaba como rueda suelta porque Chávez se lo
permitía, lo que también provocó la salida de Villegas de la dirección del
canal, entre otros motivos.
Una vez salieron Villegas y sus compañeros, La Hojilla se
convirtió en la cuchilla trapera de Silva. Todas las noches a las once le
clavaba el puñal a sus enemigos y a los de Chávez, tergiversando los hechos y
presentando versiones acomodaticias sobre la oposición y los periodistas
críticos del régimen. Lo hacía con groserías, montajes y luciendo atuendos
militares, en medio de una escenografía con los rostros de Chávez, Che
Guevara, Jesucristo, Fidel y Bolívar. El programa, según una encuesta en 2007,
solo tenía acogida entre los chavistas más fanáticos.
Tras conocerse la grabación, Silva seguramente quedará como un
paria en el partido PSUV, donde igual nunca tuvo mucha credibilidad. Además de
anunciar su retiro temporal de La Hojilla, argumentando estar enfermo, se
despidió esta semana de la conducción de un programa radial. Silva encarnaba la
realidad de que en Venezuela no hay libertad de prensa sino libertinaje de
expresión.