Compilado por Luis Montes Brito

Un día como hoy 10 de Abril de
1864 en México, el archiduque
Maximiliano de Habsburgo es
nombrado emperador de México. Maximiliano
de Habsburgo fue el segundo Emperador de México. Volviendo con Maximiliano, fecha de su gobierno: desde un día como hoy 10 de
abril de 1864 al 15 de mayo de 1867. Tipo de Gobierno: Monarquía Constitucional del
Segundo Imperio en México. Lugar y fecha de nacimiento: 06 de julio de 1831 en
el Palacio de Schönbrunn, Vienna. Lugar y fecha de fallecimiento: 19 de junio de 1927
en el Cerro de las Campanas en Querétaro, México. Su nombre completo fue
Fernando Maximiliano José Habsburgo. Fue de origen Austriaco. Provenía de una
familia real ya que desde su nacimiento fue Archiduque de Austria y príncipe de
Hungría y Bohemia. Es un personaje importante en la historia de México debido a
que renunció a sus grandes puestos por ser el Segundo Emperador del país. Es fundamental saber que
Maximiliano es el segundo emperador que tuvo México, ya que el primero fue
Agustín de Iturbide (del 19 de mayo de 1822 al 19 de marzo de 1823). Sus padres fueron: Francisco Carlos de Austria y Sofía de Baviera. Maximiliano vivió en
Trieste, una ciudad localizada al norte de Italia. Fue marino por mucho tiempo
y estuvo en altamar. Apoyó el triunfo de su país en la guerra con Italia. En
1857 Maximiliano se encontraba en una necesidad económica debido a que estaba
construyendo un castillo en Trieste y por ese motivo se casó el 27 de julio del
mismo año con Carlota Amalia de Bélgica, hija de Leopoldo I de Bélgica. Gracias
al padre de su esposa Carlota, Maximiliano fue nombrado virrey del Reino
Lombardo – Véneto. Por lo que en el año de 1859 decidieron residir en Milán, la
ciudad principal de Italia. Tiempo después, Maximiliano renunció a su título.
En el mismo año de 1859, los conservadores mexicanos deseaban tener a un
príncipe europeo en México para que ocupara la corona del Segundo Imperio
Mexicano. Eso lo supo Napoleón III, quien en ese entonces era emperador de los
franceses y quería formar un imperio en México para tratar de frenar el
crecimiento de los Estados Unidos. La persona que eligió Napoleón III y los
mexicanos conservadores fue el archiduque Fernando de Maximiliano de Habsburgo.
Los conservadores le dijeron que lo recibirían de la mejor manera y que
gobernaría con su imperio en México por mucho tiempo. Debido a eso Maximiliano
aceptó la corona y se trasladó a México con su esposa la princesa belga Carlota
Amalia en el año de 1864. Llegaron a Veracruz en una embarcación llamada
“Navora” el 28 de mayo de 1864. Se dice que cuando Maximiliano y su esposa se
trasladaron a la Ciudad de México, se dieron cuenta del problema que tenía
dicho país porque en esos momentos estaba golpeado por las guerras que se
habían dado y se encontraba completamente dividido en dos grupos, los
conservadores y los liberales. Maximiliano contó con el apoyo de Napoleón III y
básicamente estuvo en el poder gracias a tropas enviadas por éste último, ya
que antes de que Maximiliano llegara a México para ocupar la corona, el
ejército francés luchaba en dicho país contra los rebeldes que no querían
aceptar el segundo imperio en su territorio. Así como también que
tuvo el apoyo de muchos conservadores mexicanos. El nuevo emperador de México se dio
cuenta del gran panorama que había en el país. Vio paisajes hermosos de los
cuales se enamoró y así lo expresó en varias cartas que envió a Europa. También
observó las características físicas de las personas, la arquitectura de su
nuevo país y se dio cuenta de cómo estaba la política, la sociedad y la
educación. Maximiliano y sus seguidores pensaron que el país estaba pacificado
y que el gobierno de Benito Juárez había terminado porque algunos aliados
republicanos habían dicho que Juárez y su gabinete habían atravesado la
frontera y dieron por terminada la persecución para fusilarlos. Sin embargo,
ellos no sabían que Benito Juárez y su gabinete se fueron a una serranía en
Chihuahua para protegerse. Debido a lo anterior, Maximiliano y sus seguidores
festejaron en la Ciudad de México el triunfo de su monarquía y junto con su
esposa Carlota, tomó la corona un día como hoy 10 de abril de 1864. Es preciso
saber que la historia de México señala que la mayoría de habitantes mexicanos
siempre defendieron la soberanía de su país y estuvieron a favor del gobierno
de Benito Juárez, quien dada la situación que había en la Ciudad de México,
decidió gobernar desde otros estados de la República Mexicana. Maximiliano
decidió vivir en el famoso Castillo de Chapultepec, cuyo majestuoso lugar fue
construido en la época del Virreinato de la Nueva España y siempre ha estado
ubicado en el centro del Bosque de Chapultepec, en la Ciudad de México. Se dice
que Maximiliano se trasladaba a la ciudad por medio de la avenida de nombre
“paseo de la emperatriz” (pero tiempo después, su nombre cambió en el momento
en que Benito Juárez pasó por ahí al haber derrotado a Maximiliano y se le dio
el nombre de “paseo de la reforma”, la cual hoy en día es una de las avenidas
más importantes de la Ciudad de México). Carlota y Maximiliano no pudieron
tener hijos y adoptaron a dos nietos, de los hijos del primer emperador de México,
Agustín de Iturbide. Cuando Fernando Maximiliano de Habsburgo tuvo la corona
con el Segundo Imperio Mexicano, trató de ayudar al país desarrollando un
crecimiento económico y social para que las personas pudieran tener otro tipo
de vida. La historia señala que Maximiliano de Habsburgo hizo algunas cosas
buenas en México durante el tiempo que tuvo la corona: – Restringió las horas
de trabajo para todas las personas y prohibió que los menores de edad
trabajaran. – Construyó museos. – Trató de conservar la cultura mexicana. –
Apoyó a las personas de bajos recursos económicos, gracias a fiestas que su
esposa Carlota realizó para recaudar fondos. En este mismo aspecto canceló las
deudas de los campesinos, las cuales sobrepasaban los 10 pesos en aquel
entonces. – Prohibió todas las formas de castigo físico. – Rompió con el
monopolio de las famosas tiendas de raya, las cuales fueron establecimientos de
crédito para compras de tipo básico. Los obreros y campesinos eran obligados a comprar
en dichas tiendas. Se les dio dicho nombre debido a que la mayoría de los
trabajadores era analfabeta (no sabían leer ni escribir) y en el libro de
registro de ventas y pagos que usaban, tenían que poner su firma pero ellos
sólo ponían una raya. Maximiliano se llegó a considerar a sí mismo como un
emperador mexicano y no como uno francés. Aplicó en México todo lo que aprendió
en Europa pero sus ideas eran demasiado liberales y los conservadores
comenzaron a mostrar desacuerdos con el emperador. Los seguidores liberales
junto con el gobierno republicano de Benito Juárez, contaban con el apoyo de
los Estados Unidos e hicieron todo lo posible por derrotar el imperio de
Maximiliano para recuperar al país de un gobierno monárquico. Maximiliano no
gobernó México con intereses de Francia como lo quería Napoleón III. Cuando
éste último se dio cuenta de que Maximiliano estaba gobernando con interés
hacía México y sus habitantes, él y los franceses decidieron no seguir
apoyándolo. Todo se complicó para el emperador cuando no suprimió la tolerancia
de cultos y no disolvió los bienes nacionalizados de la iglesia. Fue así como
la mayoría de los conservadores tomaron la decisión definitiva de no continuar
apoyando al imperio de Maximiliano. Es fundamental saber que Maximiliano de
Habsburgo estuvo en el poder gracias a tropas enviadas por Napoleón III, pero
éste último las retiró de México y así fue más fácil que los liberales
derrotaran a los invasores (los conservadores quienes en un principio apoyaron
su imperio). Debido a lo anterior la esposa de Maximiliano, Carlota trató de
buscar apoyo en Europa para el imperio de su esposo ya que México se encontraba
con muchos problemas políticos y sociales. Carlota no obtuvo el apoyo de
Napoleón III ni de la emperatriz Eugenia y por eso Maximiliano decidió vivir
por un tiempo en la ciudad de Cuernavaca en el Palacio de San Cloff. Eso ayudó
a que Benito Juárez recuperara poco a poco el control del territorio mexicano.
Finalmente Maximiliano se enfrentó a las consecuencias y las tropas de Benito
Juárez lo sitiaron junto con dos de sus seguidores Tomás Mejía y Miguel
Miramón, quienes fueron dos de las personas que tuvieron la regencia durante el
imperio de Maximiliano. Juárez nombró un tribunal militar para juzgar a
Maximiliano y a sus aliados. Fueron juzgados en el Teatro de la ciudad de
Querétaro. El resultado fue que los revolucionarios condenaron a los tres con
la muerte y fueron fusilados por soldados republicanos del ejército del general
Mariano Escobedo el día 19 de junio de 1867 en el Cerro de las Campanas. Benito
Juárez envió el cuerpo de Maximiliano a Austria en el mismo barco que lo trajo
años atrás a México, “Navora”. Se dice que su esposa permaneció en Roma, se
volvió loca y fue encerrada en el castillo de Bruselas hasta el día en que
murió. Ella nunca supo lo que había sucedido con su esposo Maximiliano. Carlota
murió en el 19 de enero de 1927, a la edad de 87 años.

Un día como hoy 10 de Abril de 1847 nace en Hungría el periodista Joseph Pulitzer. El creador de los premios más prestigiosos del periodismo en Estados Unidos y uno de los más prestigiosos a nivel mundial, Joseph Pulitzer nace un día como hoy 10 de abril de 1847 en Makó, Hungría. Nacido como József Pulitzer, fue un editor convertido en magnate de la prensa estadounidense. Conocido por su competencia con el también editor y maganate de medios periodísticos estadoundeses William Randolph Hearst que originó la llamada prensa amarilla. Pulitzer en la actualidad es mayormente reconocido por los premios periodísticos que llevan su nombre, los Premios Pulitzer. Además se le puede considerar un pionero del «infotainment», esa mezcla de información y entretenimiento en la que los periódicos no han dejado de profundizar desde entonces. Pulitzer, de origen judío húngaro, emigró en 1864 a Estados Unidos, entonces en plena guerra civil, para enrolarse en el ejército unionista. Al terminar la Guerra Civil se estableció en la región del Medio Oeste estadounidense, específicamente en la ciudad de Saint Louis, Misuri (en inglés Missouri), donde encontró trabajo como periodista en un diario en alemán, el Westliche Post. En 1878 adquirió el St. Louis Dispatch, el cual, tras refundirse con otra publicación, adoptó el nombre definitivo de St. Louis Post-Dispatch y se convirtió en el de mayor tirada de la ciudad. Sus ambiciones expansionistas lo condujeron a introducirse en la escena periodística de Nueva York, lo que consiguió mediante la compra del diario matutino The World, al que posteriormente dotaría de una edición vespertina con la cabecera The Evening World. Como director de ambos periódicos, introdujo numerosas innovaciones, como las tiras cómicas, la cobertura permanente de acontecimientos deportivos o suplementos especiales de ocio y moda. Los contenidos de The World oscilaban entre el más grosero sensacionalismo y el periodismo de investigación, centrado sobre todo en la denuncia de la corrupción política, aunque siempre al servicio de las propias simpatías de Joseph Pulitzer, claramente alineadas con el Partido Demócrata. La feroz competencia entre The World y el Journal de William Randolph Hearst alcanzó su máxima cota en 1898, cuando la descarada campaña de ambos diarios a favor de la guerra contra España originó la acuñación del término «prensa amarilla». La prensa amarilla es aquella que presenta las noticias destacando sus aspectos más llamativos, aunque sean secundarios, con el fin comercial de provocar asombro o escándalo. Desde 1890, Joseph Pulitzer había delegado la dirección editorial de sus publicaciones por problemas de salud, aunque continuó supervisando muy estrechamente sus contenidos. En su testamento cedió buena parte de su fortuna a la creación de la Escuela de Periodismo de Columbia y al establecimiento de los galardones anuales a las diferentes labores periodísticas que llevan su nombre, los más prestigiosos entre los que se conceden en el ámbito estadounidense. Los Premios Pulitzer son una serie de 21 galardones que abarcan las modalidades de teatro, literatura, música y periodismo. Fueron creados por Joseph Pulitzer, editor del New York World. Se convocan anualmente desde 1917 por la Universidad de Columbia, a instancias de The Pulitzer Prize Board. El premio a la mejor fotografía de prensa se concedió por primera vez en 1942, y el premio a la mejor composición musical en 1943. Entre 1970 y 1979 se crearon los premios de ensayo, crítica y ficción literaria. Joseph Pulitzer falleció en Charleston, Estados Unidos, el 29 de octubre de 1911.

Un día como hoy 10 de
Abril de 1892 en Cuba, José
Martí funda el Partido Revolucionario Cubano (PRC). Tomado de Ecured. El Partido
Revolucionario Cubano se constituyó oficialmente un día como hoy 10 de abril de
1892. Así concluyó el proceso que había comenzado algo más de tres meses antes
cuando se habían aprobado las bases y estatutos secretos de la organización, en
Cayo Hueso. Entre sus objetivos principales estaba organizar, dirigir y llevar
a cabo lo que Martí calificara como la Guerra Necesaria. Una semana antes de la
constitución oficial del partido, Martí se refería en el Periódico Patria a
las características de la organización que ya se gestaba: "Él es, de
espontáneo nacimiento, la grande obra pública. Es, sin más mano personal que la
que echa el hierro hirviente al molde, la revelación de cuanto tiene de sagaz y
generosa el alma cubana". También trató acerca de la significación que
debía tener el partido: “Y lo
primero que se ha de decir, es que los cubanos independientes y los
puertorriqueños que se les hermanan, abominarían de la palabra de partido si
significase mero bando o secta, o reducto donde unos criollos se defendiesen de
otros: y a la palabra partido se amparan, para decir que se unen en esfuerzo
ordenado, con disciplina franca y fin común, los cubanos que han entendido ya
que, para vencer a un adversario deshecho, lo único que necesitan es unirse”. Labor unificadora. El Partido
Revolucionario Cubano no era una agrupación tradicional más, sino era una
organización político-militar pluriclasista. Varios meses después de haberse
constituido el Partido, José Martí volvió a escribir en el Periódico Patria,
esta vez el 25 de junio de 1892, acerca de la organización y cómo había
sido su nacimiento: "Los partidos políticos que han de durar; los partidos
que arrancan de la conciencia pública; los partidos que vienen a ser el molde
visible del alma de un pueblo, y su brazo y su voz; los partidos que no tienen
por objeto el beneficio de un hombre interesado, o de un grupo de hombres, -no
se han de organizar con la prisa indigna y artificiosa del interés personal,
sino, como se organiza el Partido Revolucionario Cubano, con el desahogo y
espontaneidad de la opinión libre (...) a veces, esperar es morir. A veces,
esperar es vencer. Y esto ha sucedido en el Partido Revolucionario
Cubano." Se esperó, donde la espera parecía conveniente a la dignidad y
firmeza de la organización, a la opinión de desinterés absoluto y naturaleza
popular que merece por sus métodos y fines el partido; y la espera ha sido la
victoria. Con un gran sentido de la responsabilidad y con infinita modestia,
José Martí aceptó y asumió las funciones de Delegado del Partido Revolucionario
Cubano. El 8 de abril de 1892, dos días antes de constituirse oficialmente
la organización, el Consejo de Presidentes y Delegados de Club, presidido por
Jos’e Dolres Poyo, confirmó la elección de Martí como Delegado, y de Benjamín
Guerra como tesorero. El 9 de mayo de 1892, en una comunicación a los
presidentes de los Cuerpos de Consejo de Key West, Tampa y Nueva York, José
Martí expresó lo que significaba para él esa responsabilidad: Y la obedezco y
cumpliré con los deberes que me impone, seguro, y por esto sólo orgulloso, de
que en el descargo de ellos nada podré hacer que supere el patriotismo
previsor, sagaz y abnegado de los que me eligen. Seguidamente manifestó su
visión acerca del papel que le correspondería al frente del Partido
Revolucionario Cubano: El mayor mérito propio pesa como una vergüenza sobre el
hombre, cuando descubre por el contraste, la escasez del mismo mérito en su
pueblo; y la abundancia de virtud pública llena de fuerza y autoridad al
encargo de representarla. Yo proclamo, señor presidente, con el derecho que me
da el conocimiento íntimo de la labor de creación del Partido Revolucionario,
que el pueblo cubano emigrado acaba de demostrar en un caso propicio para el
entusiasmo insensato o para los consejos suicidas del recelo, aquella grandeza
del pensamiento sobrio, aquel ejercicio caritativo y vigilante del derecho
individual, aquel respetuoso miramiento a los derechos presentes y futuros de
la porción de la patria privada, y aquella confianza y desistimiento que parece
ser condiciones esenciales de la permanencia y beneficio del poder periódico en
las repúblicas. Martí se refirió además a las virtudes de su pueblo, y más
adelante trató acerca de las funciones específicas del delegado del Partido
Revolucionario Cubano sobre las cuales aseveró que no eran mera fantasmagoría y
creación del papel, o corona hipócrita y visible de un edificio político
artificial. Precisó que el Partido Revolucionario Cubano constituía la
ordenación final, y ya en grado de acción, de los esfuerzos continuos de los
emigrados de Cuba por tener a la patria en condiciones de vida digna y
próspera, y por tales motivos proclamó que aceptaba orgulloso, como si sintiera
la consagración sobre mi frente, el oficio de delegado con que mi pueblo libre
me honra. El 13 de mayo de 1892, en otra comunicación a los presidentes de
los clubes del Partido Revolucionario Cubano, en el Cuerpo de Consejo de Key
West, volvió a hacer referencia a la trascendencia y significado que le
concedía a esa responsabilidad: En mis manos ya el reconocimiento definitivo de
la elección de delegado del Partido Revolucionario Cubano con que mis
compatriotas ponen a prueba mi anhelo de servirlos. Así trabajó José Martí y en
forma tesonera cumplió sus obligaciones como delegado del Partido
Revolucionario Cubano, cargo para el cual sería reelegido en años posteriores. Guerra Necesaria. Tras la muerte de
José Martí, en 1895, el Partido se queda por un corto período de tiempo sin
Delegado, hasta que el 10 de julio de 1895 por votación unánime de todos
los clubes se elige a Tomás Estrada Palma, estrecho colaborador de Martí en
Estados Unidos y figura prestigiosa entre los emigrados cubanos, como delegado
del Partido Revolucionario Cubano. Estrada Palma es proclamado oficialmente
Delegado el 18 de julio en un mitin celebrado en Harman Hall. Continúa
contando con la colaboración de Gonzalo de Quesada como secretario
particular y cambia la sede de las oficinas de delegación de Front Strest al
número 66 de Broadway. Contaba Martí con 39 años al fundar el Partido, Estrada
Palma al convertirse en Delegado ya tiene 60 y ha dedicado su madurez temprana
a la ardua tarea de la guerra. Para agudizar los trabajos nombra agentes federales
encargados de recibir los fondos de los clubes y remitirlos a la Delegación.
Los primeros nombramientos fueron José Dolores Payo para Cayo Hueso,
Fernando Figueredo para Tampa, Domínguez Cowan para México, Dullende
para Haití y Hatton para Santo Domingo. El 10 de septiembre de 1895
se reúnen los representantes de los distintos cuerpos del ejército en Jimaguayú,
con objeto de legitimar los mandos de la revolución. Fue aprobada la
Constitución y electo el Consejo de Gobierno que, presidido por Salvador Cisneros
Betancourt, quedó además constituido por cuatro secretarias: Secretaría de
Guerra (Roloff), ecretaría de Hacienda (Severo Pina), Secretaría del Interior
(García Caízares) y Secretaría del Exterior (Rafael Portuondo). Máximo Gómez fue
aclamado como General en Jefe, y Antonio Maceo como Lugarteniente General
. Por otro lado: como representante de la República de Cuba en el exterior es
nombrado Tomás Estrada Palma y según las actas del consejo de gobierno se
acuerda el 18 de septiembre acreditado como delegado plenipotenciario de
la nación en armas en el extranjero. Disolución.
Los distintos clubes patrióticos y Cuerpos de Consejo acataron la decisión
del Delegado de disolver el Partido Revolucionario Cubano. Finalizada la
guerra, Tomás Estrada Palma decidió que el PRC ya no cumplía ningún objetivo y
el 21 de diciembre de 1898 publica en el periódico Patria una circular
donde expuso las razones por las que se disolvía el PRC: "Nuestra obra ha
terminado porque la Patria está redimida" Este planteamiento se hizo 11
días después de haberse firmado entre España y Estados Unidos el Tratado
de París (10 de diciembre de 1898), en el cual no se hacía referencia
alguna a la independencia de Cuba y la isla antillana era tratada como botín de
guerra. Para algunos historiadores, tal actitud de don Tomás Estrada Palma, al
disolver el PRC, refleja su miopía política y su falta de fe en la capacidad
del pueblo cubano. Subraya el investigador Ibrahim Hidalgo: O no le interesaba
participar en las actividades reivindicativas de su país de origen o
conscientemente impidió la formación de una fuerza política organizada en Cuba.
La miopía política fue contagiosa. Los distintos clubes revolucionarios y
Cuerpos de Consejo acataron la decisión del Delegado. El 30 de diciembre, el Cuerpo
de Consejo de Key West aceptó la disolución del PRC. En cuanto a Patria,
el 31 de diciembre publicó su último número. Sus editores expresaron que se
retiraba de la escena una vez que España había sido expulsada de Cuba y Puero
Rico, se había reinstalado casi toda la emigración en suelo nacional y había
sido disuelto el Partido. No obstante, Rafael de Castro Palomino introdujo
un matiz diferente, al considerar que al cesar de publicarse en Nueva York deberá
renacer en espíritu en Cuba libre, para afrontar la nueva lucha que presentaban
los españoles a los cubanos, desde la sombra, para conservar sus intereses a
cualquier precio, lo que exigía un enfrentamiento moral contra ese elemento
cuyo influjo pudiera ser poderoso, y quienes sólo anhelaban el monopolio
político, social y económico de un pueblo sobre otro. El enfoque era
errado en tanto planteaba un choque de nacionalidades y no de intereses
económicos y políticos; pero lo esencial se hallaba en la idea de continuar
sirviendo de órgano defensor de la independencia y el patriotismo. El Partido
Revolucionario Cubano y Patria habían llegado a su fin, no sólo como resultado
inmediato, coyuntural, de la voluntad de un hombre o de la totalidad de los
miembros de la Delegación, sino también como consecuencia del largo proceso
iniciado desde el ascenso de Estrada Palma al cargo de Delegado, quien se
caracterizó por la aplicación de métodos de dirección unipersonales,
autoritarios y antidemocráticos.

Un día como hoy 10 de Abril de 1899 como parte de Guerra Civil de 1898 o Guerra Federal en Bolivia, en la Batalla del Segundo Crucero, el ejército paceño dirigido por José Manuel Pando derrota a las fuerzas Chuquisaqueñas del presidente Severo Fernández Alonso. Esta derrota decidió el traslado de la sede de la Presidencia de la República desde Sucre a La Paz. La Guerra civil boliviana o Guerra Federal boliviana (1898-1899) fue el enfrentamiento del norte (liberales de La Paz) contra el sur (conservadores de Sucre) por el liderazgo de Bolivia que culminó con la derrota del oficialismo y la transformación de La Paz en sede de facto de los poderes ejecutivo y legislativo constitucionalmente situados en Sucre. Sus orígenes se sitúan por una parte en la decadencia de la explotación minera de La Plata centrada en Potosí (a 150 km de Sucre) y la paulatina emergencia de la explotación minera del estaño centrada en Oruro (próxima a La Paz) y por otra parte en el desastre de la guerra del Pacífico (1879-1883, alianza boliviano-peruana contra el invasor chileno) donde una corriente paceña denominada "liberal" promueve continuar la guerra hasta las últimas consecuencias y se enfrenta a la corriente conservadora chuquisaqueña que decide parar el conflicto bajo el lema de "una derrota es suficiente".

Un día como hoy 10 de Abril de
1919 en México es
asesinado Emiliano Zapata, uno de los líderes de la Revolución Mexicana. Miembro de
una humilde familia campesina, era el noveno de los diez hijos que tuvieron
Gabriel Zapata y Cleofás Salazar, de los que sólo sobrevivieron cuatro. En
cuanto a la fecha de su nacimiento, no existe acuerdo total; la más aceptada es
la del 8 de agosto de 1879, pero sus biógrafos señalan otras varias: alrededor
de 1877, 1873, alrededor de 1879 y 1883. Emiliano Zapata trabajó desde niño
como peón y aparcero y recibió una pobre instrucción escolar. Quedó huérfano
hacia los trece años, y tanto él como su hermano mayor Eufemio heredaron un
poco de tierra y unas cuantas cabezas de ganado, legado con el que debían
mantenerse y mantener a sus dos hermanas, María de Jesús y María de la Luz. Su
hermano Eufemio vendió su parte de la herencia y fue revendedor, buhonero,
comerciante y varias cosas más. En cambio, Emiliano permaneció en su localidad
natal, Anenecuilco, donde, además de trabajar sus tierras, era aparcero de una
pequeña parte del terreno de una hacienda vecina. En las épocas en que el
trabajo en el campo disminuía, se dedicaba a conducir recuas de mulas y
comerciaba con los animales que eran su gran pasión: los caballos. Cuando tenía
alrededor de diecisiete años tuvo su primer enfrentamiento con las autoridades,
lo que le obligó a abandonar el estado de Morelos y a vivir durante algunos
meses escondido en el rancho de unos amigos de su familia. Una de las causas de
Revolución mexicana fue la nefasta política agraria desarrollada por el régimen
de Porfirio Díaz, cuya dilatada dictadura da nombre a todo un periodo de la
historia contemporánea de México: el Porfiriato (1876-1911). Al amparo de las
inicuas leyes promulgadas por el dictador, terratenientes y grandes compañías
se hicieron con las tierras comunales y las pequeñas propiedades, dejando a los
campesinos humildes desposeídos o desplazados a áreas casi estériles. Se estima
que en 1910, año del estallido la Revolución, más del noventa por ciento de los
campesinos carecían de tierras, y que alrededor de un millar de latifundistas
daba empleo a tres millones de braceros. Tal política condenaba a la miseria a
la población rural y, aunque era un mal endémico en todo el país, revistió
particular gravedad en zonas como el estado de Morelos, donde los grandes
propietarios extendían sus plantaciones de caña de azúcar a costa de los
indígenas y los campesinos pobres. En 1909, una nueva ley de bienes raíces
amenazaba con empeorar la situación. En septiembre del mismo año, los alrededor
de cuatrocientos habitantes de la aldea de Zapata, Anenecuilco, fueron
convocados a una reunión clandestina para hacer frente al problema; se decidió
renovar el concejo municipal, y se eligió como presidente del nuevo concejo a
Emiliano Zapata. Tenía entonces treinta años y un considerable carisma entre
sus vecinos por su moderación y confianza en sí mismo; pasaba por ser el mejor
domador de caballos de la comarca, y muchas haciendas se lo disputaban. Como
presidente del concejo, Zapata empezó a tratar con letrados capitalinos para
hacer valer los derechos de propiedad de sus paisanos; tal actividad no pasó
desapercibida, y posiblemente a causa de ello el ejército lo llamó a filas.
Tras un mes y medio en Cuernavaca, obtuvo una licencia para trabajar como
caballerizo en Ciudad de México, empleo en el que permaneció poco tiempo. De
regreso a Morelos, Emiliano Zapata retomó la defensa de las tierras comunales.
En Anenecuilco se había iniciado un litigio con la hacienda del Hospital, y los
campesinos no podían sembrar en las tierras disputadas hasta que los tribunales
resolvieran. Emiliano Zapata tomó su primera decisión drástica: al frente de un
pequeño grupo armado, ocupó las tierras del Hospital y las distribuyó entre los
campesinos. La atrevida acción tuvo resonancia en los pueblos cercanos, pues en
todas partes se daban situaciones similares; Zapata fue designado jefe de la
Junta de Villa de Ayala, localidad que era la cabeza del distrito al que
pertenecía su pueblo natal. La Revolución mexicana. La
política agraria y las abismales desigualdades sociales que trajo consigo el
Porfiriato figuran entre las causas profundas de la Revolución mexicana, pero
su detonante inmediato fue la decisión de Porfirio Díaz de presentarse a las
elecciones de 1910. Tales "elecciones" eran en realidad una farsa
pseudodemocrática para prolongar otros seis años su mandato; el viejo dictador,
tras reprimir y eliminar la libertad de prensa y cualquier atisbo de disidencia
política, mantenía el formalismo de hacerse reelegir periódicamente. Francisco
I. Madero, fundador del Partido Antirreeleccionista (formación política que
aspiraba precisamente a interrumpir esa perpetuación), había presentado su
candidatura a la elecciones de 1910, pero fue perseguido y obligado a
exiliarse. Comprendiendo la inutilidad de la vía democrática, Francisco Madero
lanzó desde el exilio el Plan de San Luis, proclama política en la que llamaba
al pueblo mexicano a alzarse en armas contra el dictador el 20 de noviembre de
1910, fecha de inicio de la Revolución mexicana. La clave del éxito de su
llamamiento en las zonas rurales radicaba en el punto tercero del Plan, que
contemplaba la restitución a los campesinos de las tierras de que habían sido
despojados durante el Porfiriato. En Morelos, muchos se sumaron de inmediato a
la insurrección; no fue el caso, sin embargo, de Zapata. No confiaba plenamente
en las promesas del Plan de San Luis, y quería previamente ver reconocidos y
legitimados con nombramientos los repartos de tierras que había efectuado al
frente de la Junta de Villa de Ayala. Para la dirección del levantamiento en
Morelos, Francisco Madero escogió a Pablo Torres Burgos; tras ser nombrado
coronel por Pablo Torres, Zapata se adhirió al Plan de San Luis y en marzo de
1911, a la muerte de Torres, fue designado «jefe supremo del movimiento
revolucionario del Sur». Con ese rango tomó en mayo la ciudad de Cuautla, punto
de partida para extender su poder sobre el estado, y procedió a distribuir las
tierras en la zona que controlaba. En el resto del país, mientras tanto, se
extendía y triunfaba rápidamente la Revolución: el ejército del dictador fue
derrotado en apenas seis meses. En mayo de 1911, Porfirio Díaz partió al exilio
después de traspasar el poder a Francisco León de la Barra, que asumió
interinamente la presidencia (mayo-noviembre de 1911) hasta la celebración de
las elecciones. El Plan de Ayala. Tras la caída de
la dictadura de Porfirio Díaz, y ya durante la presidencia interina de León de
la Barra, surgieron prontamente las discrepancias entre Zapata, quien reclamaba
el inmediato reparto de las tierras de las haciendas entre los campesinos, y
Francisco Madero, que por su parte exigía el desarme de las guerrillas.
Finalmente, Zapata aceptó el licenciamiento y desarme de sus tropas, con la
esperanza de que la elección de Madero como presidente abriera las puertas a la
reforma. Pero, pese al triunfo revolucionario, buena parte de la maquinaria del
régimen seguía en manos de antiguos porfiristas (comenzando por León de la
Barra), que ocupaban altos cargos en la administración y en el teóricamente
vencido ejército. Cuando, en julio de 1911, gran parte de los zapatistas habían
entregado las armas, empezó el acoso del ejército sobre los campesinos y luego
sobre el propio Zapata, que escapó por poco a su detención; a lo largo de aquel
verano, las tropas gubernamentales echaron por tierra la obra de Zapata, pero
su acción unió en su contra a los campesinos que, tomando de nuevo las armas,
recuperaron posiciones y resultaron a la postre fortalecidos. En noviembre de
1911, Francisco I. Madero resultó elegido y accedió a la presidencia
(1911-1913). Zapata esperaba que el nuevo gobierno asumiría sus compromisos en
materia agraria; pero Madero, sometido a la presión del ejército y de los
sectores reaccionarios, hubo de exigir de nuevo la entrega de las armas. Ante
el fracaso de nuevas conversaciones, Zapata elaboró en noviembre del mismo año
el Plan de Ayala, en el que declaraba a Madero incapaz de cumplir los objetivos
de la revolución (particularmente, la reforma agraria) y anunciaba la
expropiación de un tercio de las tierras de los terratenientes a cambio de una
compensación, si se aceptaba, y por la fuerza en caso contrario. Los que se
adhirieron al plan, que eligieron como jefe de la revolución a Pascual Orozco,
enarbolaron la bandera de la reforma agraria como prioridad y solicitaron la
renuncia del presidente. El resultado de ello fueron nuevos y continuos
enfrentamientos armados; las fuerzas gubernamentales obligaron a Zapata a
retirarse a Guerrero; el gobierno controlaba las ciudades, y la guerrilla se
fortalecía en las áreas rurales. Pero ni la brutalidad inicial ni los gestos
reformistas encaminados a restarle apoyo lograrían debilitar el movimiento
zapatista. Contra Huerta y Carranza. Atrapado entre los
revolucionarios agraristas y los porfiristas reaccionarios, e incapaz de
satisfacer a nadie, el presidente legítimo difícilmente podía sostenerse
durante mucho tiempo. Madero cayó víctima de la traición de un antiguo militar
porfirista, Victoriano Huerta, general de su confianza prestigiado por su
victoria sobre Pascual Orozco. En febrero de 1913, con el apoyo de Estados
Unidos, Huerta derrocó a Madero (al que mandó ejecutar) e instauró una férrea
dictadura contrarrevolucionaria (1913-1914). Con Huerta en el poder, los
ataques del ejército gubernamental sobre los zapatistas se recrudecieron, pero
sin éxito. Nombrado jefe de la revolución en detrimento de Orozco, que había
sido declarado traidor, Emiliano Zapata frenó la ofensiva huertista y
fortaleció su posición en el estado de Morelos. Mientras tanto, en el resto del
país, la traición del usurpador Huerta suscitó el unánime rechazo de los
revolucionarios. El gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, se erigió en
el líder de los constitucionalistas, cuyo primer objetivo era expulsar a Huerta
y restablecer la legalidad constitucional; Carranza obtuvo el apoyo de Pancho
Villa, que lideraba a los revolucionarios agraristas del norte. Entre ambos
lograron derrotar a Victoriano Huerta en julio de 1914. El apoyo de Zapata
había sido más tácito que efectivo, pues exigía a Carranza la aceptación del Plan
de Ayala, que no llegó a producirse. Por otra parte, las campañas contra Huerta
habían provocado numerosas fricciones entre figuras de tan distinto ideario y
condición como Venustiano Carranza, un político procedente de la abogacía, y
Pancho Villa, un popular bandolero convertido en revolucionario. Vencido
Huerta, el país quedaba en manos de tres dirigentes escasamente afines. Venustiano
Carranza aspiraba a asumir la presidencia y continuar la labor reformista de
Madero. Consciente de las dificultades, convocó una convención en busca de
acuerdos, pero sólo logró unir, momentáneamente, a los agraristas: en la
Convención de Aguascalientes (octubre de 1914) se concretó la alianza de Zapata
y Pancho Villa, representantes del revolucionarismo agrario, contra Carranza,
de tendencia moderada. Carranza no tuvo más remedio que abandonar la
recientemente ocupada Ciudad de México y retirarse a Veracruz, donde estableció
su propio gobierno. Poco después, en noviembre de 1914, Zapata y Villa entraron
en la capital, pero su incapacidad política para dominar el aparato del Estado
y las diferencias que surgieron entre los dos caudillos, a pesar de que Villa
había aceptado el plan de Ayala, alentaron la reacción de Carranza. La ambición
de Villa produjo la ruptura casi inmediata de su coalición con Zapata, el cual
se retiró a Morelos y concentró su acción en la reconstrucción de su estado,
que vivió dieciocho meses de auténtica paz y revolución agraria mientras
luchaban villistas y carrancistas. El aporte de algunos intelectuales, como
Antonio Díaz Soto y Gama y Rafael Pérez Taylor, dio solidez ideológica al
movimiento agrarista, y ello permitió a los zapatistas organizar
administrativamente el espacio que controlaban. En este sentido, el gobierno de
Zapata creó comisiones agrarias, estableció la primera entidad de crédito
agrario en México e intentó convertir la industria del azúcar de Morelos en una
cooperativa. William Gates, enviado de Estados Unidos, destacó el orden de la
zona controlada por Zapata frente al caos de la zona ocupada por los
carrancistas. Últimos años. Sin embargo, la guerra proseguía; en
1915, la derrota de Villa permitió que Carranza centrara sus ataques contra
Zapata, que por su dedicación exclusiva a Morelos carecía de proyección
nacional. En febrero de 1916, Zapata autorizó conversaciones entre
representantes suyos y el general Pablo González, a quien Carranza había
encomendado la recuperación de Morelos. Estas conversaciones terminaron en
fracaso y, al frente de sus tropas, González se adentró en Morelos. En junio de
1916 tomó el cuartel general de Zapata, el cual reanudó la guerra de guerrillas
y logró recuperar el control de su estado en enero de 1917. Tras esta nueva
victoria, Zapata, que preveía erróneamente la inmediata caída de Carranza,
llevó a la práctica un conjunto de avanzadas medidas políticas, agrarias y
sociales, tanto para incrementar su base en Morelos como para buscar apoyos en
el resto de México. En diciembre de 1917, Carranza ordenó a Pablo González una
nueva ofensiva, que tomó ahora otro talante, buscando la negociación y la
aceptación de las nuevas leyes del gobierno, pero los avances fueron exiguos. Ante
la imposibilidad de acabar con el movimiento y la amenaza que Zapata suponía
para el gobierno federal (en la medida en que radicales de otros estados podían
seguir su ejemplo), Carranza y González urdieron un plan para asesinar a
Zapata. Haciéndole creer que iba a pasarse a su bando y que les entregaría
municiones y suministros, un día como hoy 10 de Abril de 1919 el coronel Jesús Guajardo,
que dirigía las operaciones gubernamentales contra él, logró atraer a Zapata a
un encuentro secreto en la hacienda de Chinameca, en Morelos. Cuando Zapata,
acompañado de diez hombres, entró en la hacienda, los soldados que fingían
presentarles armas lo acribillaron a quemarropa. Pablo González trasladó el
cuerpo a Cuautla y ordenó fotografiar y filmar el cadáver para evitar que se
dudase de su muerte. Pero, igualmente, muchos de sus paisanos y
correligionarios no creyeron que hubiera muerto. Unos decían que era demasiado
listo para caer en la trampa y que había enviado a un doble; otros encontraban
a faltar una característica en el cadáver exhibido. Genovevo de la O sucedió al
fallecido líder al frente del movimiento, pero la guerrilla perdió de inmediato
su fuerza e independencia política al apoyar a Álvaro Obregón, que derrocó a
Carranza y asumió la presidencia (1820-1824). Aunque varios de los principios
del movimiento zapatista fueron formalmente recogidos en las primeras
legislaciones revolucionarias mexicanas (empezando por la Constitución de
1917), ni Venustiano Carranza ni sus sucesores, que ejercerían la presidencia a
la sombra del influyente Plutarco Elías Calles, los llevarían a sus
últimas consecuencias; hubo que esperar a la llegada de un estadista de la
talla de Lázaro Cárdenas (1934-1940) para asistir a decididas políticas de
redistribución de la propiedad agrícola.

Un día como hoy 10 de Abril de 1964 Lyndon B. Johnson firma el Acta
de Derechos Humanos en la que prohíbe la discriminación. En 2015 se cumplieron 50 años de la firma del Acta de Derechos Civiles,
un documento histórico que pretende proteger a las minorías, en especial a
hispanos y negros, contra la discriminación en todas las esferas sociales,
y Estados Unidos enfrenta serios
desafíos ante los tímidos progresos de los últimos años y las amenazas que se
ciernen sobre estos. La víspera, durante un discurso en la biblioteca
presidencial Lyndon B. Johnson en Austin, Texas, el expresidente James Carter lamentó que los progresos en los últimos
cincuenta años en la referente a la desigualdad racial “han sido más tímidos de
lo esperado”. Ese escenario enfrentó al presidente Barack Obama durante
su discurso, un día como hoy 10 de abril de 2015, en la denominada Cumbre de Derechos Civiles, para
recordar el momento en que Johnson promulgó la ley nacida con el objetivo de
acabar con la discriminación. Un asunto que ocupa a los estadounidenses se
refiere a la desigualdad salarial a más de 50 años de que el presidente John F.
Kennedy aprobara la Ley de Igualdad de Salarios para acabar con la
discriminación salarial entre hombres y mujeres. Pese a esa y otras
leyes posteriores, y mientras la población femenina ganó en preparación
profesional, hoy los hombres
todavía cobran más que las mujeres en los mismos puestos de trabajo, en especial las latinas, que se llevan
el peor cheque a casa. Según Carter ese es un abuso de derechos humanos del
mayor nivel, que necesita ser abordado por cada estadounidense. Otras
situaciones ponen en tela de juicio la observancia de los derechos civiles, ya
sea por el incremento de los abusos sexuales contra las mujeres o el espionaje
de las comunicaciones de millones de personas por entidades federales como la
Agencia Nacional de Seguridad. El problema de la desigualdad racial, con
negros y latinos considerados como personas de segunda clase, también acapara
titulares en días recientes y según decir de Carter todavía existe
“una importante disparidad en términos de desempleo, en calidad de la
educación, muchas escuelas del sur están todavía segregadas”. En el marco de la celebración destaca una reciente decisión de la Corte
Suprema de Justicia que posibilita la llegada sin límites del dinero a la vida
política del país, con lo cual los ricos deciden definitivamente el destino de
la nación, según remarcan importantes publicaciones como el diario The
New York Times. A escasas horas de la conmemoración muchos temas aún tienen
tímidos avances en su aplicación, no sólo la Ley de Derechos Civiles, también
las Leyes de Derechos Electorales, de Salud, la de Equidad de Vivienda y las
principales medidas en materia de inmigración, la educación, el control de la
armas y el aire limpio y el agua. Incluso, muchos políticos y organizaciones
estadounidenses estiman hoy que el país tiene una gran deuda con la aplicación
del Acta de los Derechos Civiles.

Un día como hoy 10 de Abril de 1970 Paul McCartney anuncia la separación de The Beatles. Basado en
información de EFE. Paul McCartney hizo
oficial la separación de los Beatles,
un día como hoy 10 de abril de 1970, en un comunicado en el que anunciaba que los cuatro
miembros del grupo no volverían a tocar con el "Cuarteto de
Liverpool" . John Lennon dijo
poco después que el sueño había terminado. El grupo había dejado de funcionar
meses antes, cuando terminaron de grabar el álbum "Abbey Road". Los cuatro beatles estaban
ocupados en proyectos personales, pero nadie se atrevía a anunciar al mundo la
separación. "No
dejé a The Beatles. The
Beatles dejaron a The Beatles, pero nadie quiere ser el que dice que la fiesta
terminó", defiende McCartney en la autobiografía del grupo, "Anthology”. En abril de 1970,
cuando Paul se disponía a publicar su primer álbum en solitario, McCartney
quiso evitar las entrevistas en las que se le preguntaría por la situación de
los Beatles. Derek Taylor, responsable de la
oficina de prensa del grupo, preparó un cuestionario para distribuirlo junto al
disco de Paul. “¿Puede decirse que The Beatles se han separado?' Respondí: 'Sí.
No volveremos a tocar juntos", escribió McCartney. Paul estaba además furioso
con el trabajo realizado por Phil
Spector con las cintas que se publicarían en el álbum "Let it
be". John Lennon y George
Harrison se opusieron a que Paul publicara su álbum en Apple -el
sello creado por el grupo en 1968- antes de que salieran a la venta "Let
it be" y el disco debut de Ringo
Starr. "Estaba tan harto de todo que dije: 'Vale, quiero salir del
sello'. Apple Records era un bonito
sueño, pero pensé: 'Todo esto es una mierda y quiero dejarlo'. Recuerdo que
George me dijo por teléfono: '¡Te quedarás en el puto sello! ¡Hare Krishna!' y
colgó", recuerda McCartney. El grupo llegó a su fin "cuando John
dijo: 'Lo dejo'". Lennon actuaba ya junto a Yoko
Ono con su propio grupo, la Plastic Ono Band, con el que
había publicado un álbum en directo, y en enero de 1970 había grabado el tema
"Instant Karma". "Creo
que nos separamos por el mismo motivo por el que se separan las personas.
Necesitábamos más espacio vital y The Beatles se habían convertido en un
espacio reducido", opina Harrison en la autobiografía del grupo. La opción
del regreso que quedó truncada cuando John Lennon fue asesinado en Nueva York, afuera del
edificio Dakota, el 8 de diciembre de
1980. En su tiempo, el propio Lennon trató de aligerar la disolución del grupo.
"La gente sigue hablando de la separación como si fuera el fin del mundo.
En realidad es sólo un grupo de rock que se ha separado. No es tan importante.
Si te apetece recordar los viejos tiempos, siempre puedes escuchar sus discos. Siempre tendrás toda esa música
cojonuda", afirmó.
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