Cumbre: Venezuela con pocas
probabilidades de éxito
Las expectativas de Caracas están centradas en un encuentro cara a cara
entre los presidentes de Venezuela y Cuba con el mandatario de Estados Unidos,
Barack Obama.
Un triunfo para el gobierno del mandatario Nicolás Maduro en
la VII Cumbre de las Américas consistiría, según analistas, en que el
presidente Barack Obama revoque la orden ejecutiva que considera a Venezuela
como una amenaza para su seguridad nacional.
"¿Las probabilidades de que suceda? Muy pocas",
dijo a la Voz de América la internacionalista Giovanna De
Michele.
Otro panorama exitoso “sería que Cuba se
solidarizara de manera radical con Venezuela, al punto de poner en riesgo su
proceso de restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Estados
Unidos", aunque la experta tampoco lo ve probable.
De Michele considera que el mayor logro realista que pudiera
conseguir el gobierno de Maduro sería que “en el momento en el que ponga sobre
la mesa su impasse con los Estados Unidos, aún cuando no es un tema de la
agenda, otros gobiernos se solidaricen en presencia del mandatario
estadounidense”.
Difícilmente el gobierno venezolano logrará que en el documento
final de la cumbre se haga referencia a las tensiones con Estados Unidos, ya
que generalmente sólo se incorporan los resultados de los temas que forman
parte de la agenda, entre ellos la prosperidad con equidad en el continente y
su enfoque en áreas como salud, seguridad, gobernabilidad democrática y participación
ciudadana.
De todas formas, la diplomacia venezolana intentará maniobrar para
que la declaración final tome en consideración las sanciones estadounidenses
contra funcionarios del gobierno por presuntas violaciones a los derechos
humanos, de acuerdo al internacionalista Kenneth Ramírez.
De hecho, el gobierno venezolano hará lo posible por polarizar la
cumbre, según el experto.
“Maduro podría buscar acorralar al presidente Barack Obama con
señalamientos de que las sanciones a los funcionarios venezolanos buscarían
derrocarlo”, señaló Ramírez.
El presidente venezolano también intentará obtener el apoyo de
movimientos de izquierda que participarán en la cumbre paralela “y con esas
políticas de estridencia sabotear el encuentro para generar una sensación de
que la cumbre no va a marcar ni un antes ni un después en las relaciones
interamericanas”, añadió.
Pero Ramírez agregó que no cree que Maduro fructifique ya que a su
juicio la región apuntará a la necesidad del diálogo pero sin antagonizar a
Washington.
Incluso, prevé que el mandatario cubano, Raúl Castro,
"intentará que esa estridencia venezolana no opaque del todo el
acercamiento con Estados Unidos'.
La misma visión tiene el analista Tony De Viveiros, quien no
descarta presiones por parte del gobierno cubano sobre Venezuela para no perder
protagonismo durante la reunión.
"Esta cumbre podría ser la más difícil para Estados Unidos
desde el encuentro de 2005 en Mar del Plata, cuando hubo un boicot contra el
Área de Libre Comercio de las Américas (Alca)", dijo De Viveiros.
Es la tercera vez que Maduro participa en la Cumbre de las
Américas. Las dos anteriores acudió como canciller.
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