sábado, 25 de abril de 2015

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: HIJOS DE ALCOHÓLICOS


        En Estados Unidos se estima que uno de cada cinco niños crecen en una familia con alguno de los padres alcohólico. Aunque en El Salvador no hay unas estadísticas confiables, la cultura machista que tradicionalmente ha imperado, y que suele enseñar que el consumo de alcohol es uno de los símbolos que caracterizan la condición de hombría, invita a pensar que aquí las cifras no han de ser más favorables.

       Esas estadísticas muestran también que estos niños tienen cuatro veces más probabilidades de convertirse en alcohólicos, que están en alto riesgo de sufrir problemas emocionales, y que la mayor parte de ellos han experimentado alguna forma de negligencia o abuso. Los problemas que el alcoholismo de los padres puede ocasionar en los hijos pueden ser muy diversos en función de las circunstancias de cada familia, pero podemos generalizar sobre algunos problemas típicos que pueden surgir en los hijos de hogares de alcohólicos:

       Inestabilidad. El hijo se decepciona profundamente y pierde al padre alcohólico como guía y referencia fundamental en su desarrollo y educación. Se sentirá confundido por los continuos cambios de humor y de criterio del padre alcohólico. La ausencia de referencia y de criterio le hará tener un comportamiento inestable y errático, no tendrá unos hábitos ordenados en su vida, no sentirá estímulo para afrontar su futuro y, en general, no confiará en las personas. Probablemente sufrirá o verá violencia doméstica.

       Probable fracaso escolar; desinterés en asistir a clase, e interés en andar en la calle. Posible comportamiento antisocial, desde agresividad generalizada, hasta robo o violencia. Probable pensamiento suicida.

       Culpa. El hijo sentirá vergüenza por la situación familiar, y una profunda tristeza, y no se desempeñará con normalidad fuera del hogar; en algunos casos tenderá a aislarse de los demás junto con su problema, y puede caer en depresión; en otros casos puede tener un comportamiento opuesto, tratando de compensar esa tristeza profunda con comportamientos lúdicos desmedidos y fuera de tono. En uno u otro caso hay alto riesgo de caer en el consumo de alcohol o drogas. La confusión en el hijo puede hacerle interpretar que su comportamiento inadecuado es la causa del alcoholismo de su padre o madre, y se sentirá culpable por ello.

       Excepcionalmente, algunos hijos de alcohólicos pueden actuar como "padres" responsables dentro de la familia y entre amigos. Pueden enfrentarse al alcoholismo haciéndose "sobrecumplidores", y mostrando un comportamiento hipermaduro, impropio de su edad. Sin embargo, el drama va por dentro, y los problemas emocionales pueden aparecer cuando sean adultos. Aunque el niño trate de mantener el alcoholismo en secreto, profesores, familiares y amigos pueden detectar que algo no está bien.

       Es común que el cónyuge, habitualmente la mujer, se vea obligada a un sobreesfuerzo para compensar la situación, que el daño no sea tan acusado, y que los hijos no pierdan el interés por su futuro y no caigan en conductas de riesgo, lo cual es bastante. Conseguir más que eso no es imposible, pero no es fácil sin apoyo. Ello supone un desgaste emocional enorme.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.



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