sábado, 18 de abril de 2015

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: EL ESPACIO VITAL



       La mayoría de viviendas que se construyen en nuestro País, dentro del sector formal, tienen características de vivienda mínima, y eso significa la existencia de unos servicios urbanos básicos, y de un área de unos 25 metros cuadrados, que es lo más que se puede dar por un precio aún inasequible para muchos. Ni hablar de las condiciones de la vivienda marginal.

       Lo que me llama la atención es que se contemplen unos servicios mínimos, como el agua potable, los drenajes y la energía eléctrica, que, definitivamente son básicos para un bienestar mínimo; y no se plantee un espacio mínimo para los habitantes de las viviendas, que también es básico para un bienestar mínimo. Preocupan solamente problemas de bienestar y salud física, y ello incluye también contemplar un simple techo para no mojarse, y un espacio mínimo donde físicamente quepan las, en promedio, cinco personas que lo van a habitar, porque caber, sí que caben en 25 metros cuadrados, aunque sea paradas.

       Lo que no se suelen plantear son las consecuencias psicosociales de vivir en estos espacios: promiscuidad, incesto, estupro, falta de privacidad, pleitos frecuentes… en definitiva, conflicto permanente por un espacio que se necesita y no se tiene, y que, a falta de él, se busca y encuentra en la calle, con lo que la casa, lejos de ser elemento integrador de la familia, es desintegrador; y la cabeza de la familia difícilmente puede ejercer su papel educador. En la calle no sólo se encuentra el espacio que falta en la casa, sino también la “educación”, aun cuando ésta difícilmente será la que debería ser. Es cierto que hoy por hoy el problema no tiene fácil solución, pero es necesario que quede planteado, e insistir en él para que algún día pueda tenerla. 
              Espacio vital es el mínimo que el ser humano necesita desde el punto de vista físico y psíquico para desarrollar normalmente su vida dentro de la vivienda. Este mínimo es de unos 20 metros cuadrados por persona, y por debajo de él se considera hacinamiento. Donde el hacinamiento es fuerte las puertas de las casas suelen estar abiertas, porque son la válvula de escape de dicho hacinamiento, que convierte a la calle en parte de la casa, y por donde se diluye la integración familiar, y la posibilidad de adecuada educación.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.


Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.

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