Mostrando entradas con la etiqueta Adolesecentes. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Adolesecentes. Mostrar todas las entradas

sábado, 19 de enero de 2013

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: MATRIMONIO DE EMERGENCIA


 


        La cultura ha hecho común la decisión de unir en matrimonio apresuradamente a dos jóvenes cuando ella quedaba embarazada inesperadamente, y quisiera hacer un breve análisis sobre ello. En general, me parece un grave error, forzado por razones religiosas y sociales. Las premisas y las condiciones para la formación de ese nuevo hogar, en principio, son todas completamente adversas y desfavorables; ninguna favorable; y ello es la causa de que la mayoría de los casos termine en fracaso, normalmente, en los primeros años, o incluso meses, de matrimonio.

Y es lógico: normalmente suele suceder con personas demasiado jóvenes,  cuyo nivel de madurez es muy insuficiente para afrontar una responsabilidad de este tipo. Todo tiene su tiempo y su edad, y la responsabilidad que requiere una familia difícilmente se tiene a los 18 ó 20 años. Esa es edad para otras cosas. En segundo lugar, sucede mucho más frecuentemente en parejas que casi se acaban de conocer, y cuya relación es informal e inconsistente, que en parejas de novios con un carácter formal y con un conocimiento mutuo mayor. Ello significa que en la mayoría de los casos ni siquiera se conoce a la persona con quien se supone debe compartirse la vida. Lo más probable es que no sea la persona adecuada.

En tercer lugar, suele surgir un rechazo de ambas parte hacia la situación misma, y un reproche mutuo, consciente o inconsciente, por verse atados, y todo ello se va a proyectar sobre el bebé, quien será “el culpable” de la situación. El resultado de todo ello suele ser la ruptura prematura de la unión, probablemente dos vidas de alguna forma afectadas, sobre todo la de ella, posibles futuros profesionales truncados y lo que es peor, un hijo sin padre, porque frecuentemente el padre se desentiende de su responsabilidad; a veces también sin madre, porque tampoco tiene capacidad para asumirla en forma; y únicamente con abuela-mamá, porque al final suele ser la abuela materna la que se hace cargo de la situación.

       Si el embarazo indeseado sucede, y dejando de lado la opción de continuar con él o no, tema en el que no voy a entrar; en principio, no me parece la mejor opción el matrimonio de emergencia, a no ser, que no sean ya tan jóvenes, y que la relación sea ya muy formal y encaminada al matrimonio, con lo que el embarazo únicamente aceleraría un poquito la unión. Un hijo no debe ser necesariamente el motivo del matrimonio de dos personas. Mi recomendación es que traten de afrontar, en la medida de su capacidad, cada quien su responsabilidad como padre y madre, procurando sustento económico y atención afectiva, emocional y educativa para el hijo, pero desde una posición independiente, sin sentirse atados el uno al otro, sintiendo un compromiso únicamente con el hijo.


Es más probable de este modo que algún día, después de esforzarse por un objetivo común, y sin otro tipo de presiones, lleguen a decidir por su propia voluntad, y con mayor madurez, formalizar la relación familiar en matrimonio. Y si no fuese así, al menos habrá habido un compromiso de ambos hacia el hijo, y éste no habrá sufrido el enorme conflicto que supone el fracaso y la ruptura. La actitud de los padres de los jóvenes es fundamental en estos casos. Frecuentemente toman una actitud de enemigos de la otra parte, al tiempo que presionan para que se casen, poniendo con ello una dificultad más en la ya difícil situación.

Los padres no deberían ejercer presión para el matrimonio, sino orientación, estímulo, motivación y ayuda para que a los jóvenes se les haga más atractivo asumir su responsabilidad para con el hijo, tomando en cuenta que si hay alguien que no tiene ninguna culpa es el propio hijo, y si hay alguien que necesita todo tipo de atención es también el hijo. Suelen ser incluso los padres de los jóvenes quienes toman la decisión de “casarles”, pensando en el “qué dirán” más que en los jóvenes y en el bebé; suelen pensar también, y eso es algo cultural, que con el matrimonio “se lava” la situación, y que los jóvenes ya aprenderán a quererse. Es un error. Es condenarles a un probable fracaso. El hijo necesita unos padres comprometidos más que una pareja fracasada.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro. 




sábado, 28 de julio de 2012

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: EL SUICIDIO EN LA ADOLESCENCIA





La adolescencia es la fase en que el niño empieza a aprender a ser adulto, tomando, por tanto, conciencia de la realidad de los adultos, y empieza a asumir el rol que tendrá que desempeñar en el futuro. A la vez, su nula experiencia en este sentido le llena de inseguridad y temor a no ser capaz de integrarse adecuadamente en su rol, más cuando el éxito es un valor social cada vez más fuerte hoy día. Por ello, es normal que experimenten fuertes sentimientos de estrés, confusión, dudas de si mismos, presión para lograr éxito, incertidumbre financiera y otros miedos mientras van creciendo.
La situación puede complicarse aún más con otras circunstancias en su entorno inmediato. Situaciones como el divorcio de los padres, la formación de una nueva familia, el cambio de colegio, o de ciudad o colonia, una ruptura amorosa, etc. pueden perturbarlos e intensificarles las dudas acerca de sí mismos. Para algunos, el suicidio aparenta ser una solución a sus problemas y al estrés.
La depresión y las tendencias suicidas son desórdenes mentales que se pueden tratar. Hay que saber reconocer y diagnosticar la presencia de esas condiciones. Cuando hay duda en los padres de que el adolescente pueda tener un problema serio, debe buscarse asesoría. Muchos de los síntomas de las tendencias suicidas son similares a los de la depresión. Los padres deben estar conscientes de las siguientes señales que hacen sospechar que el adolescente podría estar contemplando el suicidio:

  •          Cambios en los hábitos de dormir y de comer
  •      Retraimiento de sus amigos, de su familia o de sus actividades habituales
  •         Actuaciones violentas, comportamiento rebelde o el escaparse de la casa
  •          Uso de drogas o de bebidas alcohólicas
  •          Abandono fuera de lo común en su apariencia personal
  •           Cambios pronunciados en su personalidad
  •     Aburrimiento persistente, dificultad para concentrarse, o deterioro en la calidad de su trabajo escolar
  •       Quejas frecuentes de síntomas físicos, tales como: dolores de cabeza, de estómago y fatiga, que están por lo general asociados con el estado emocional del joven
  •           Pérdida de interés en sus pasatiempos y otras distracciones
  •          Poca tolerancia de los elogios o los premios
  •         Sensación de ser una persona mala o de sentirse abominable
  •        Lanzar indirectas como: no les seguiré siendo un problema, nada me importa, para qué molestarse o no te veré otra vez
  •      Poner en orden sus asuntos, por ejemplo: regalar sus posesiones favoritas, limpiar su cuarto, botar papeles o cosas importantes, etc. 
  •              Ponerse muy contento después de un período de depresión
  •   Tener síntomas de sicosis (alucinaciones o pensamientos extraños).



Cuando un niño o adolescente habla de querer suicidarse, debe tomarse en serio y buscar ayuda. Y en cualquier caso, si se observan los síntomas anteriores puede ser muy útil preguntarle al joven directamente si está deprimido o pensando en el suicidio. Una respuesta afirmativa requerirá de una atención inmediata; una respuesta negativa simple, como sin querer hablar del tema también es sospechosa. Una respuesta negativa más explícita e inequívoca es más tranquilizadora, lo cual no significa que no haya que prestar atención a los síntomas. El preguntarle franca y directamente sobre este tema no va a descubrirle ideas que él no pueda haberse planteado ya; por el contrario, le indicará que hay alguien que se preocupa por él y que le da la oportunidad de hablar acerca de sus problemas.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro. 

sábado, 10 de marzo de 2012

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: ADOLESCENTES CON HIJOS

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos

Son muchos los riesgos psicológicos que presenta el futuro de los hijos de madres adolescentes, y en muchos aspectos importantes de la vida, incluyendo el fracaso en la escuela, la pobreza y trastornos físicas o psicológicos. Las propias madres adolescentes también sufren múltiples riesgos que conviene aprender a manejar.

El embarazo durante la adolescencia supone, normalmente, una crisis para la joven y para su familia. Las reacciones más comunes incluyen la ira, la culpabilidad y el negarse a admitir el problema. Precisamente la tendencia a ocultar y a negar el embarazo en su primera etapa puede privarlas de asistencia médica durante la misma, lo que resulta en un riesgo mayor de tener complicaciones físicas.

Es muy difícil que una madre adolescente tenga la madurez suficiente para asimilar su maternidad con un mínimo de responsabilidad, pues aquellas adolescentes que sí tendrían esa madurez, también la tendrían para visualizar la situación que se plantearía y para evitar resultar embarazadas. Esa inmadurez es lógica a esa edad. Es edad de divertirse, de aprender, de sociabilizar... y también de enamorarse, pero todo ello sin compromisos ni ataduras que no pueden asumir, porque la inestabilidad emocional es característica de esta edad.

Las adolescentes embarazadas pueden tener diferentes tipos de reacciones emocionales, algunas pueden no querer el bebé, o lo pueden querer de manera confusa e idealizada, o de manera ambivalente; por fuera sí, porque la sociedad así lo manda, pero por dentro no, porque ha roto su vida. La adolescente puede incluso ver la creación de otra vida como un logro extraordinario; pero sin darse cuenta de la responsabilidad que esto conlleva. Quizás quiere al bebé por tener alguien a quien amar; pero no es consciente de la atención que necesita la criatura, ni física, ni afectiva, ni mucho menos educativa y emocional. Algunas adolescentes se sienten abrumadas por la culpabilidad, la ansiedad y el miedo al futuro. La depresión es muy común entre las adolescentes embarazadas.

La forma más segura de prevenir estas situaciones es la educación de la sexualidad desde niños, tanto a ellas como a ellos; y la información de los riesgos y las responsabilidades que conllevan las relaciones sexuales y el embarazo; y eso es tarea de padres de familia más que del colegio. Lamentablemente, los padres suelen estar poco o nada preparados para este tipo de educación; en parte por el tabú cultural que aún persiste, y en parte porque nunca tuvieron oportunidad de aprender a educar.

Es necesario fomentar programas en la escuela sobre la vida en familia y la educación de la sexualidad, y, sobre todo, programas dirigidos a padres para enseñarles a manejar la situación adecuadamente, e insisto en lo de “adecuadamente” porque es un tremendo error, en el que muy frecuentemente se cae, entender que la educación de la sexualidad consiste simplemente en enseñar cómo evitar el embarazo.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

www.dramendozaburgos.com

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma. Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después. Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.

domingo, 1 de enero de 2012

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: EL INICIO EN EL USO DE SUSTANCIAS TOXICAS

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos



El uso de sustancias tóxicas suele iniciarse en la adolescencia con las sustancias socialmente aceptadas, como el alcohol o el tabaco; son como una puerta de entrada a otro mundo; como un punto de partida. Muchos nunca llegan a pasar de ahí; otros llegan a usar esporádicamente alguna de las consideradas “drogas menos peligrosas”; y otros llegan a usarlas habitualmente. Parte de éstos últimos pueden llegar a usar esporádica o habitualmente drogas más duras. El por qué un adolescente se inicia en el uso de sustancias tóxicas, o el por qué salta al consumo de sustancias más fuertes, o llega incluso al abuso de las drogas más duras, tiene múltiples respuestas.

En general, tres suelen ser las razones argumentadas por los adolescentes que se inician con el alcohol o el tabaco: por curiosidad, por sentirse mayor; o por imitación (los demás también lo hacen). Tanto el deseo de sentirse mayor, como la curiosidad y la tendencia a la imitación de conductas, son normales, característicos, y prácticamente inevitables en la adolescencia; pero el hecho de que trasciendan a lo que es nocivo para sí mismos, pone de manifiesto un modelo inadecuado, y una insuficiente orientación. El modelo inadecuado no necesariamente se refiere al modelo familiar; muchas veces es el propio modelo social el que invita a iniciarse en prácticas inconvenientes. Pero ahí es donde se hace necesaria la orientación familiar adecuada.

Una orientación familiar adecuada no consiste en dictar prohibiciones al respecto y pretender que nunca vayan a consumir alcohol o tabaco, o, en muchos casos, ir un poco más allá. Muchas veces esta actitud conduce a resultados completamente opuestos a los que se esperan, porque magnifica la importancia del tema y hace que aumente la curiosidad por lo prohibido, de modo que si en algún momento, como es probable, se traspasa esa “puerta a otro mundo”, el adolescente tendrá la sensación de estar al margen de una norma rigurosa, y de que, de la misma manera que la puerta estaba cerrada para salir, estará cerrada para regresar de nuevo.

La orientación familiar adecuada consiste en dar a conocer al hijo, y hacerle consciente de la realidad que hay detrás de esa puerta, y sobre la que hay aún más allá. Debe hacerse sin deformaciones; sin ocultar nada, pero sin exagerar ni poner tintes trágicos. Y, como siempre recomiendo, debe empezar a hacerse desde antes incluso de la adolescencia. La tragedia puede estar en el consumo habitual o abuso de esas sustancias y en las que hay más allá, pero no en simplemente probar el alcohol o el tabaco, o incluso alguna otra hierba, siempre y cuando el adolescente sea consciente del riesgo que entraña, porque se ha hablado con él de ese tema.

Y se le debe dejar esa puerta abierta con toda confianza. Es posible que el adolescente la traspase en alguna ocasión para echar un vistazo al otro lado y satisfacer su curiosidad característica, pero si el adolescente tiene estabilidad y atención en su familia, casi con toda seguridad eso será todo, y probablemente, en su vida de adulto, ni le apetezca andar rondando por sus cercanías. Si no goza de esa estabilidad, el riesgo es bastante mayor, pero entonces el problema no son las sustancias tóxicas, sino la inestabilidad. Las sustancias tóxicas son solo el vehículo para canalizar su problema.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

www.dramendozaburgos.com

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma. Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después. Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.

domingo, 24 de julio de 2011

Embarazo + adolescencia una pesada mezcla que dificulta el progreso

Tomado de El Tiempo

Por su impacto negativo en el desarrollo, su reducción es ahora una política de Estado.

Cerca de 20 de cada 100 adolescentes colombianas entre los 15 y los 19 años de edad han estado embarazadas. El porcentaje es tan alto, que hasta supera el promedio de 18 por ciento de mujeres en este rango de edad que son mamás en América Latina.

El dato preocupa, y no solo porque este fenómeno ha crecido en el país en las últimas décadas, también por el impacto que tiene sobre las mujeres, sus hijos y sus familias.

De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), buena parte de estas niñas "se ven obligadas a interrumpir sus estudios, lo cual limita su desarrollo personal y social y, en el futuro, su progreso económico".

Ginna Vargas, del Centro para Jóvenes de Profamilia Bogotá, es testigo permanente de este drama: "Como estas madres no tienen suficiente desarrollo personal e intelectual, delegan la crianza de sus hijos a los abuelos, pues lo común es que el padre no responda; la familia se recarga con obligaciones, que afectan sus intentos por mejorar su calidad de vida".

Es esto lo que, de acuerdo con la Cepal, "contribuye a perpetuar el círculo vicioso de exclusión, pobreza y desigualdad" de las poblaciones.

'A jugar, no a criar'

El impacto que estos embarazos tiene en materia de desarrollo personal y colectivo es tan grande que todos los países en vías de desarrollo se fijaron, en el marco de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, el propósito de reducirlos.

Colombia, de acuerdo con el presidente Juan Manuel Santos, va rezagada en su propósito de que ese porcentaje baje al 15 por ciento para el 2015. Por esa razón, esta semana encabezó la firma de un compromiso histórico entre todos los partidos y movimientos políticos del país, mediante el cual se busca llegar, como mínimo, a esa meta.

El acuerdo suscrito compromete a los candidatos que ganen las próximas elecciones a incluir en sus planes de desarrollo estrategias, metas, tareas, responsables y recursos para atender efectivamente el tema.

Esta es también una forma de buscar que todos los niños que nazcan en el país sean deseados y recibidos en un entorno que garantice su protección y crianza adecuada.

Hoy, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Demografía y Salud, el 64 por ciento de las adolescentes que han pasado por embarazos, manifiestan que estos fueron no deseados, un 12 por ciento más que el promedio general.

Durante la firma del acuerdo, el Presidente reconoció la gravedad del panorama e insistió en que la promoción de la salud sexual y reproductiva "significa romper el círculo de pobreza y de falta de oportunidades para la juventud (...) los jóvenes deberían estar estudiando, jugando, aprendiendo y no trabajando para criar un hijo".

'La estrategia será integral'

Cristina Plazas, gestora del acuerdo suscrito entre los partidos, asegura que se trata de un hito en materia de política social, "es la primera vez que en torno a este tema un presidente se pone decididamente la camiseta y los partidos llegan a un acuerdo".

¿Cómo puede hacer la diferencia este compromiso?

Estamos elaborando un documento Conpes que compromete a los entes territoriales y a todas las instituciones del Estado a promover la prevención del embarazo adolescente desde su competencia. Es decir, sus proyectos y programas deben dirigirse a fortalecer la familia y a brindar nuevas oportunidades para los jóvenes. Se trata de un abordaje integral del tema, que no se restringe solo a la anticoncepción.


¿Cómo funcionaría?

Minas, por ejemplo, debe buscar la forma de reducir impactos negativos de minería, como la prostitución; Vivienda no solo debe ocuparse de entregar subsidios, sino de brindar acompañamiento real a las familias; Icbf, de fortalecer programas de prevención del abuso; Educación, de integrar el tema a la enseñanza.

¿Quién garantiza que se cumplirá?

La Alta Consejería se va a ocupar de hacer el seguimiento.

Los subsidios condicionados ayudan a reducir embarazos

Estimular a las jóvenes a tener éxito en sus estudios para renovarles la entrega de un subsidio educativo contribuye a disminuir el embarazo adolescente, afirma un estudio hecho por las facultades de Economía y Ciencias de la Salud de la Universidad del Rosario, que comparó el efecto de las políticas educativas en el embarazo juvenil.

Seleccionaron a cerca de 1.400 jóvenes de Bogotá entre 14 y 19 años beneficiarias y no beneficiarias del subsidio educativo de la Secretaría Distrital de Educación y del programa Familias en Acción.

"El subsidio del Distrito reduce en dos puntos porcentuales la incidencia de embarazo adolescente, pero el de Familias en Acción no tiene ninguna incidencia. El primero exige tener éxito en el colegio para renovarlo, el segundo no", dice Darío Maldonado, uno de los investigadores.

Un subsidio sin la condición del éxito escolar es casi un 'seguro contra todo riesgo' que aumenta la existencia de comportamientos riesgosos.

Cuatro mamás adolescentes cuentan su experiencia:

'Me preocupa mi niña: tiene tiene 14 años y será mamá'

"Me duele mucho ver a mi hija, embarazada y tan desorientada", cuenta la madre de la niña de 14 años de edad y 7 meses de embarazo. "Es muy pequeña para saber lo que le conviene en la vida", sigue la mujer, al contar que su hija se enamoró de un joven mayor que ella (22 años, carpintero de oficio), y se fue a vivir con él.

"Aunque soy muy pobre, he soñado para mi hija un futuro mejor que el que yo tuve, nunca le ha faltado nada; quería que estudiara y fuera profesional", cuenta esta madre soltera, esteticista de oficio. La jovencita, por su parte, admite que no tiene edad para ser madre pero afirma que no se arrepiente, y que pese a las necesidades, luchará darle a su hijo una buena crianza.
"Quedé embaraza por un descuido, pero ahora quiero formar mi hogar con el papá de mi niño", dice esta estudiante de noveno de un colegio distrital del sector de Suba, en Bogotá.

Tiene una hermana menor, de 12 años, con la que dice que no tiene una buena relación. Sin embargo, le aconseja que no le siga los pasos. "Si quiere tener novio, que lo tenga, pero que se cuide. Es mejor ser madre cuando uno sea profesional. Lo único que me preocupe es que voy a tener que depender totalmente del papá del niño, porque soy muy joven y no sé hacer nada".

'El papá del niño me dejó porque no quise abortar'

"Tengo 16 años y soy la madre de un hermoso niño de cinco meses. Lo amo con mi corazón, es lo más maravilloso del mundo, aunque me toca muy duro con él. El papá del niño tiene 17 años y me terminó cuando tenía tres meses de embarazo, porque no quise abortar; eso ya no me importa, no me importa que no me quiera, lo que me duele es que no me ayude y que le haya negado al apellido al niño. Es mariachi y gana muy bien, pero no me da nada.

"Por ahora estoy lactando, pero no sé cómo voy a alimentarlo más adelante. Vivo con mis abuelos y mi papá es el que me ayuda con todo; es plomero, pero dura varios meses sin trabajo y sin plata. A veces no tengo para los pañales y no puedo comprarle ropita al bebé. Hay días en los que paso sólo con una comida: si tengo para el almuerzo, no tengo para la comida. Me angustia la alimentación de mi niño.

"Estudié hasta noveno y en el colegio me negaron el cupo, pero como sea voy a volver a estudiar. Mi hijo es el que me da fuerzas para seguir luchando".

'Me duele mucho no ser una buena mama'

"Tengo 20 años y un niño de tres; quedé embarazada a los 16, en una noche de tragos. Nunca planee ser mamá, no estaba preparada, estaba en el colegio, en noveno grado. Reconozco que quise abortar; me fui de la casa con el papá del niño, que me pegaba y me daba una mala vida. Con el tiempo logré separarme y ahora tengo una pareja que me apoya, aunque somos muy pobres. Volví al colegio, este año me gradúo de bachiller y quiero empezar a trabajar.

"Claro que quiero a mi hijo, pero me quedó un trauma psicológico muy fuerte que intento remediar con la ayuda profesional: mi niño es idéntico al papá, y cuando lo veo, recuerdo la mala vida que él me daba, cuando me pegaba estando embarazada. Lo veo, y sus gestos son iguales, y eso me hace recordar tantos momentos tan dolorosos. Por eso no puedo ser una buena mamá; a veces, incluso, siento ganas de maltratarlo.

"Espero poder solucionar este problema emocional, porque el niño no tiene la culpa. A las adolescentes les recomiendo que tomen la sexualidad en serio, que no se dejen presionar. Y sobre todo, que se fijen con quién se meten, que no anden con cualquier tipo que les pueda dañar la vida.

'Me falló mi método de planificación'

"Llevaba un año con mi novio. Planificaba con inyección, por eso estaba tranquila. Al día siguiente de graduarme del colegio, descubrí que estaba embarazada. El mundo se me vino encima, tenía muchos planes. Tenía 18 años y quería empezar a estudiar.

"Mi mamá casi se muere cuando se enteró de la noticia, pero ahora me apoya como puede. La próxima semana nacerá mi niño y estoy muy feliz, voy a luchar por él, mis sueños no se han acabado. Quiero estudiar mecánica de aviones.

"El papá del niño me ayuda como puede, pero no es el hombre de mi vida. Es una persona que no tiene iniciativa; yo necesito alguien que me impulse, no que me frene. Yo les digo a las niñas que no hay necesidad de empezar la vida sexual tan temprano y que ser madre no es un juego, es una gran responsabilidad no sólo con uno sino con los niños. Uno no puede estar trayendo niños al mundo si no les puede dar una buena vida. Por eso, hay que tomarse muy en serio la sexualidad.

*Estas madres adolescentes reciben apoyo en la Fundación de la Embarazada Adolescente (Fundea), que ayuda a menores de edad en esta condición. www.fundeacolombia.org