domingo, 1 de enero de 2012

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: EL INICIO EN EL USO DE SUSTANCIAS TOXICAS

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos



El uso de sustancias tóxicas suele iniciarse en la adolescencia con las sustancias socialmente aceptadas, como el alcohol o el tabaco; son como una puerta de entrada a otro mundo; como un punto de partida. Muchos nunca llegan a pasar de ahí; otros llegan a usar esporádicamente alguna de las consideradas “drogas menos peligrosas”; y otros llegan a usarlas habitualmente. Parte de éstos últimos pueden llegar a usar esporádica o habitualmente drogas más duras. El por qué un adolescente se inicia en el uso de sustancias tóxicas, o el por qué salta al consumo de sustancias más fuertes, o llega incluso al abuso de las drogas más duras, tiene múltiples respuestas.

En general, tres suelen ser las razones argumentadas por los adolescentes que se inician con el alcohol o el tabaco: por curiosidad, por sentirse mayor; o por imitación (los demás también lo hacen). Tanto el deseo de sentirse mayor, como la curiosidad y la tendencia a la imitación de conductas, son normales, característicos, y prácticamente inevitables en la adolescencia; pero el hecho de que trasciendan a lo que es nocivo para sí mismos, pone de manifiesto un modelo inadecuado, y una insuficiente orientación. El modelo inadecuado no necesariamente se refiere al modelo familiar; muchas veces es el propio modelo social el que invita a iniciarse en prácticas inconvenientes. Pero ahí es donde se hace necesaria la orientación familiar adecuada.

Una orientación familiar adecuada no consiste en dictar prohibiciones al respecto y pretender que nunca vayan a consumir alcohol o tabaco, o, en muchos casos, ir un poco más allá. Muchas veces esta actitud conduce a resultados completamente opuestos a los que se esperan, porque magnifica la importancia del tema y hace que aumente la curiosidad por lo prohibido, de modo que si en algún momento, como es probable, se traspasa esa “puerta a otro mundo”, el adolescente tendrá la sensación de estar al margen de una norma rigurosa, y de que, de la misma manera que la puerta estaba cerrada para salir, estará cerrada para regresar de nuevo.

La orientación familiar adecuada consiste en dar a conocer al hijo, y hacerle consciente de la realidad que hay detrás de esa puerta, y sobre la que hay aún más allá. Debe hacerse sin deformaciones; sin ocultar nada, pero sin exagerar ni poner tintes trágicos. Y, como siempre recomiendo, debe empezar a hacerse desde antes incluso de la adolescencia. La tragedia puede estar en el consumo habitual o abuso de esas sustancias y en las que hay más allá, pero no en simplemente probar el alcohol o el tabaco, o incluso alguna otra hierba, siempre y cuando el adolescente sea consciente del riesgo que entraña, porque se ha hablado con él de ese tema.

Y se le debe dejar esa puerta abierta con toda confianza. Es posible que el adolescente la traspase en alguna ocasión para echar un vistazo al otro lado y satisfacer su curiosidad característica, pero si el adolescente tiene estabilidad y atención en su familia, casi con toda seguridad eso será todo, y probablemente, en su vida de adulto, ni le apetezca andar rondando por sus cercanías. Si no goza de esa estabilidad, el riesgo es bastante mayor, pero entonces el problema no son las sustancias tóxicas, sino la inestabilidad. Las sustancias tóxicas son solo el vehículo para canalizar su problema.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

www.dramendozaburgos.com

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma. Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después. Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.

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